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quién mató a boris weisfeiler


Weisfeiler, el crimen que desafía al FBI. La situación del ‘Missing II’ es tema pendiente en la agenda EEUU-Chile. Quienes hicieron desaparecer en las cercanías de Colonia Dignidad al estadounidense Boris Weisfeiler en 1985 han guardado celosamente el secreto de su destino.
[Jorge Escalante y Javier Rebolledo] Chile. El desconocido apostado en el andarivel le dijo al campesino Gilberto Apablaza: "Te cruzo al otro lado del río, pero te vái cascando de acá". El hombre obedeció y partió su caminata desde la cordillera hacia San Fabián de Alico, en la VIII Región. Pero la duda fue más fuerte. No entendía por qué esa persona extraña controlaba el cruce público por sobre el río Los Sauces, si el encargado era Marcial Sandoval, otro campesino del lugar. Mucho menos la presencia de un vehículo militar, ubicado en la ribera sur donde él llegó después de cruzar. Luego de avanzar unos 200 metros, se escondió tras un gran árbol para observar. Todavía era día claro. Miró hacia la otra ribera y vio a siete hombres a caballo. Cinco vestían uniforme policial. A los otros dos los conocía de sobra. Eran Manuel Antonio ‘Toño’ Concha y su tío Juan Sandoval, sobrino y hermano de Marcial, respectivamente. También reconoció una mula "rosilla" y un caballo blanco de propiedad de los Sandoval. Vio que la mula cargaba un bulto parecido a un cuerpo cubierto por una manta. El grupo avanzaba hacia el andarivel, ubicado a un costado de la casa de Marcial.
El antecedente, obtenido por LND en la cordillera, registrado además en el proceso por la desaparición en enero de 1985 del ciudadano ruso nacionalizado estadounidense Boris Weisfeiler, es el primero en 29 años que relata un hecho directo vinculado a lo que pudo ocurrir con este misterioso científico, al que se vincula con servicios secretos del nivel de la Central de Inteligencia Americana (CIA) y el israelita Mossad.
En todo este tiempo, la causa, que ha contado desde 1985 con cuatro jueces, está plagada de mentiras, evasivas y decenas de contradicciones, aún no resueltas por el actual juez instructor Jorge Zepeda, quien asumió el proceso en 2003.
La extraña desaparición del matemático ruso de origen judío se convirtió en el última aparente violación de los derechos humanos a un estadounidense tras el golpe militar de 1973, luego de los asesinatos de Charles Horman y Frank Teruggi. Fue el crimen de Horman el que dio origen a la película ‘Missing’ (de Costa Gavras). El cuerpo de Horman, al igual que el de Teruggi, fue finalmente hallado semanas después del golpe y devuelto a Estados Unidos.
Ha sido precisamente la desaparición de Weisfeiler la que ha congregado la mayor movilización del mundo político estadounidense, demandando su esclarecimiento al Estado chileno. En marzo de 2006, 27 senadores y diputados republicanos y demócratas, entre ellos Edward Kennedy, John Kerry, Arlen Spencer y Rick Santorum, enviaron una carta a la Presidenta Michelle Bachelet, manifestándole su preocupación por la extensa dilación en Chile del caso Weisfeiler. En esa carta le expresaron que "a pesar de la investigación hecha por cuatro jueces en forma separada, ha habido pocos avances en el caso". A comienzos de marzo de 2006, la entonces secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, trató con Bachelet esta materia cuando viajó a Chile para la toma del mando de la nueva Mandataria. En Washington, los congresistas Dennis Hastert (republicano) y Nancy Pelosi (demócrata) trataron también el tema con la Presidenta Bachelet cuando ésta viajó a esa ciudad en 2006. En Santiago, agentes del Federal Bureau Investigation (FBI) han intensificado sus tareas en los últimos dos meses, tendientes a colaborar con la justicia chilena para aclarar la desaparición de Weisfeiler.

El Encuentro
La ruta.- Junto al río Ñuble, este es el sendero que recorrió Weisfeiler camino al andarivel para cruzar y llegar a San Fabián de Alico.
El punto -acreditado en la investigación judicial- donde se concentran los hechos acontecidos esa tarde del viernes 4 de enero de 1985 es el tramo de unos 400 metros comprendido entre la casa del campesino Marcial Sandoval Concha, ubicada por la ribera sur del río Los Sauces, casi frente al andarivel que lo cruza, y el sector conocido como el Vado Viejo, donde Los Sauces se junta con el río Ñuble para descender al mar. Hasta esa zona llegó el matemático entre las cuatro y las cinco de la tarde, luego de una larga caminata de dos días proveniente desde los alrededores del Nevado de Chillán por el sur.
En el trayecto, alrededor de las tres de la tarde del mismo día 4, se cruzó con el campesino Luis Alberto López Benavides, a quien saludó en forma amable y "de buen ánimo", como éste lo declaró en el proceso. Luis Alberto se dirigía, arreando unos animales, en dirección al retén fronterizo El Roble, más hacia la cordillera. Como los campesinos tenían orden policial de dar aviso sobre la presencia de cualquier persona extraña, cuando llegó reportó el encuentro al sargento Estorgio Soto Vásquez, segundo jefe del cuartel. Cerca de las cuatro de la tarde, Soto y el suboficial Jorge Cofré Vega, jefe del retén, ensillaron sus caballos y partieron en dirección al lugar más lógico donde el extranjero podría intentar cruzar el río Los Sauces para seguir camino a San Fabián de Alico, como era su intención: el andarivel junto a la casa de Marcial Sandoval.
La noche anterior, Weisfeiler pernoctó en el sector Valle Hermoso junto a otro campesino, José Aníbal López Benavides, hermano de Luis Alberto. Luego de pescar y compartir juntos, éste le indicó el lugar exacto por donde debía seguir descendiendo para hallar el andarivel y cruzar el río Los Sauces. Cerca de las cinco de la tarde del 4 de enero, Soto y Cofré llegaron hasta la casa de Marcial Sandoval, siguiendo las huellas de Weisfeiler. Es precisamente en torno a lo que sucedió en esta casa donde comienzan las falsedades y contradicciones entre quienes estuvieron ahí ese día.
Los antecedentes que LND recopiló tanto en el lugar mismo de la desaparición y alrededores, como los pertenecientes al expediente judicial, nunca han sido revelados hasta ahora. El único testigo que se cruzó con Weisfeiler esa tarde en el trayecto, Luis Alberto López, apareció colgado meses más tarde en el mismo andarivel, en un extraño suicidio.

Las Huellas del Matemático
El sargento Soto declaró en la causa que, junto al suboficial Cofré, tocaron la puerta de Marcial Sandoval y le consultaron si había visto un extraño en los alrededores.
Ambos policías sostienen en el proceso que la respuesta del campesino fue negativa. La respuesta negativa de Marcial habría motivado que enfilaran unos doscientos metros más abajo al sector de Vado Viejo, un lugar que en verano tiene menos profundidad, pero aun así es torrentoso, y donde el extraño podría haber intentado cruzar el río, al no lograrlo a bordo del carro del andarivel por algún motivo.
Cofré y Soto, junto a un tercero que se encontraba en ese momento en casa de Marcial, el cabo José Arias Suazo, también del retén El Roble, llegaron hasta el Vado Viejo y observaron huellas de bototos que, mientras se acercaban al río, se transformaban en marcas de pies descalzos. Esto motivó a que, por lo menos Soto cruzara en el andarivel para comprobar si las pisadas continuaban al otro lado del río. Como no se divisaban, entonces según los policías se habrían convencido de que el extraño se ahogó. Esa hasta ahora es la versión oficial de todos los carabineros que servían en El Roble. También la de todos los campesinos del sector que forman parte del círculo más estrecho de Marcial Sandoval, una especie de Vito Corleone (el protagonista de ‘El Padrino’) de la zona y sus alrededores al cual le temen.
Encontramos al carabinero Soto en San Carlos, donde vive con su mujer y un hijo. El sospechoso del crimen dice estar cansado de declarar. Con una lengua veloz y marcado acento sureño, confirmó a LND que para él "el gringo se ahogó nomás, si estaba muy re’ hondo". Lo que no pudo explicar Soto es por qué en la corta investigación judicial que se inició sólo a fines de enero de 1985 en el Juzgado de Letras de San Carlos y se cerró en marzo de ese mismo año, tanto él como sus compañeros carabineros omitieron la presencia de una patrulla militar en la casa de Marcial ese mismo día 4 de enero, a la misma hora en que ellos pasaron buscando al extranjero, como lo acreditan los documentos desclasificados del Departamento de Estado norteamericano.
Ese 4 de enero arribó poco después del mediodía al sector Los Sauces una patrulla militar proveniente de Concepción. La integraban los subtenientes Antonio Cortés Aravena, jefe del grupo, y Luis Pardo Fernández, el suboficial de inteligencia Gabriel Díaz Morales, y el sargento Héctor Aedo Toro, conductor del vehículo en que se movilizaban. Los integrantes de esta patrulla fueron identificados en una investigación que inició personal consular de Estados Unidos en la época, pero el director de Inteligencia del Ejército en 1988, general Gustavo Abarzúa, quien además fue después el último jefe de la Central Nacional de Informaciones (CNI) negó al agregado militar en la embajada de Estados Unidos, coronel George Carpenter, la posibilidad de que personal de esa embajada entrevistara a cada uno de los integrantes de la patrulla. Debido a la reapertura de la investigación judicial en 2000, gracias a la querella interpuesta por la hermana del matemático, Olga Weisfeiler, representada por el abogado Hernán Fernández, la policía civil ubicó a los miembros de esta patrulla militar para interrogarlos.

Contradicciones Vitales
Bajo sospecha.- El sargento Estorgio Soto, uno de los principales sospechosos en los hechos de ese día 4 de enero de 1985.
La versión oficial relatada por todos los militares es que debían subir a la cordillera para controlar el estado de algunos hitos fronterizos y fotografiarlos. Ese es el único punto en que todos ellos coinciden, pues sus testimonios están también marcados por serias contradicciones. Esta patrulla se encontraba presente alrededor de la casa de Marcial Sandoval cuando los carabineros Soto y Cofré llegaron al lugar preguntando si habían visto a algún extraño. Al igual que todos los policías uniformados de El Roble, niegan en el proceso haber visto al extranjero.
El jefe de la patrulla, Luis Cortés, declaró que su misión duró cerca de doce días, pero dos de sus subalternos señalan algo diferente. El entonces subteniente Luis Pardo testificó que sólo estuvieron una semana, mientras que el suboficial Gabriel Díaz dijo que pernoctaron tres noches.
Además, Cortés señaló que ese día 4 de enero se encontraron con carabineros que les consultaron por la presencia de Weisfeiler en el lugar, contradiciendo a Pardo, quien declara que no se encontraron con los carabineros. También contradijo al suboficial Díaz, quien afirmó escuchar las consultas policiales, pero sólo desde el interior de la casa de Marcial Sandoval, donde habrían alojado esa noche.
Recién en 2006 fue encontrado por la policía civil el cuarto integrante de la patrulla militar, el chofer del vehículo Héctor Aedo. Pero para enredar más la madeja, sus declaraciones contradicen todos los testimonios de sus compañeros.

La Fiesta de Marcial
LND habló telefónicamente con Héctor Aedo en dos oportunidades. Al principio accedió a una entrevista, pero al momento de concretarla se negó manifestando que estaba cooperando con la justicia. Hasta ahora no se sabe por qué no testificó judicialmente antes. Sin embargo, a partir de su hallazgo, cuenta ya con tres declaraciones. Según él, el 4 de enero la patrulla militar llegó hasta el andarivel "alrededor de las 13 ó 14 horas", para luego ser cruzados a la ribera sur por Marcial Sandoval. Aedo sostiene que los dos subtenientes y el suboficial sólo permanecieron allí cerca de la casa de Marcial "unos 15 minutos", y después alistaron sus mochilas partiendo por el estrecho camino cordillera arriba, hacia el sector de Pichirrincón a fotografiar los hitos. Dice que por ello se quedó sólo en el lugar en casa de Marcial. Relató que, poco más tarde, llegó hasta la casa de Marcial un "sargento" de Carabineros preguntando por el sospechoso extranjero. O sea, según su testimonio, carabineros y los otros tres militares nunca se encontraron, lo que desmienten a sus compañeros de armas.
A partir de ese momento su relato judicial destila alcohol, ambiente fiestero, un asado y nuevas contradicciones. Según su declaración de marzo de 2007, luego de beber unas copas, junto al hijo de Marcial, Osmán y al carabinero Cofré, tomaron dos caballos y se dirigieron a una casa en las cercanías del retén El Roble. "Compramos 5 litros de vino, tomándonos en la casa un par de vasos. Al regresar, pasamos al cuartel de Carabineros (El Roble), donde bebimos otras copas con los policías".
Sin embargo, en una declaración posterior de diciembre de 2008, señaló en cambio que durante esa tarde no bebieron en la casa de Marcial, sino arriba, en El Roble, y justamente con el carabinero que en su declaración de 2007 lo ubica tomando con él y Osmán en la casa de Marcial. Se refiere al suboficial Cofré.
En su declaración de 2008, dice que regresaron a la casa de Marcial cerca de las 23 horas y que Cofré se les unió a la fiesta hasta la madrugada.
Cofré, por su parte, expresó que nunca participó en fiesta alguna en casa de Marcial, y que jamás tomó con Aedo en el retén. Además, contradijo a Aedo al declarar que los integrantes de la patrulla militar no subieron a la cordillera ese mismo día que llegaron, porque no traían caballos propios y él no se los prestó como se lo solicitaron, porque debían ocuparse en la "búsqueda del extranjero".
Cerca de las dos de la mañana del día 5 de enero, Aedo sostiene que volvieron a cruzar el andarivel junto a Cofré y a Osmán, para dirigirse a la subcomisaría de San Fabián de Alico donde Cofré habría dado cuenta al mayor Guillermo Fernández Catalán de que el extranjero se habría ahogado al tratar de cruzar hacia la ribera norte, en Vado Viejo, donde se juntan El Sauce y el Ñuble.
Sin embargo, a partir de este momento de la historia las contradicciones vuelven a multiplicarse. ¿Por qué Aedo insiste en librar a sus superiores militares señalando que sólo él estuvo en el lugar con Marcial y un carabinero? ¿Por qué los carabineros insisten en declarar que los militares sí estuvieron en casa de Marcial y que no pudieron irse esa noche debido a que no tenían caballos? Y, finalmente, ¿qué motiva a Marcial Sandoval, en contra de la mayoría de los testimonios, a señalar que ese día no hubo militares en su casa, ni una fiesta, ni que los vio?

Los Secretos
En San Fabián hallamos al único testigo que, sin haber estado esa tarde-noche del 4 de enero en el lugar de los hechos, desmiente judicialmente a Marcial Sandoval."
Me contó medio borracho que el gringo llegó esa tarde a su casa a pedirle agua caliente y que intercambiaron unas pocas palabras y gestos (hablaba muy mal castellano). Dijo que tenía un montón de plata", contó Pablo Jiménez, nombre ficticio en este reportaje para proteger su identidad.
El testimonio aporta un dato fundamental respecto de la presencia de Weisfeiler esa tarde en casa de Marcial, ya que concentra tanto a la víctima como a los posibles asesinos, el mismo día y en el mismo lugar.
Recorremos la zona para conversar con los campesinos. Por ahí, el comentario es prácticamente uno solo: que a Weisfeiler lo mataron los carabineros o los militares, y que lo enterraron, exhumándolo días después para hacer desaparecer el cuerpo. Que el extranjero jamás se pudo ahogar al cruzar el río. Esto último coincide con el testimonio de Gilberto Apablaza, quien días después de la desaparición vio pasar a la comitiva de siete jinetes rumbo a la casa de Marcial.
Hallamos también a Juana Contreras, nombre ficticio para resguardar su identidad, y nos relata otro antecedente declarado judicialmente: que la señora Rosalía Roa Constanzo, ya fallecida, le contó que esa tarde-noche del 4 de enero, vio que los carabineros de El Roble llevaban sobre la parte delantera de la montura de uno de sus caballos "un bulto cruzado al que se le veían colgando los pies o las manos, y que lo llevaban hacia arriba, como para El Roble".

’Daniel’ y la Colonia Dignidad
En 1987, un testigo protegido por el FBI, a quien llaman ‘Daniel’, militar en servicio activo, relató que el 4 de enero Weisfeiler fue detenido por su patrulla en las cercanías de la casa de Marcial, pero en la ribera de enfrente, vale decir, ubica al matemático como si ya hubiese cruzado el río. Según ‘Daniel’ lo cruzaron de vuelta y lo desnudaron, le dieron golpes, y revisaron el contenido de su mochila. Encontraron, entre otras cosas, mapas detallados del área y unas antiparras infrarrojas de visión nocturna. Primero pensaron que era un espía argentino, luego ruso y cuando mostró su pasaporte norteamericano, de la CIA.
Dice "Daniel" que por esos días la patrulla custodiaba las inmediaciones de Colonia Dignidad, donde llegaría, desde Brasil, vía Paraguay, "un señor Schmidt", nombre encubierto que correspondería al criminal de guerra nazi Josef Mengele.
Siguiendo órdenes superiores, ‘Daniel’ sostiene que llevaron a Weisfeiler a la Colonia, donde habría confesado bajo tortura que era agente del Mossad, probablemente en la búsqueda del criminal alemán.
Nada de esto está acreditado, ya que en sus cuatro testimonios prestados entre 1987 y 1990 en la oficina del abogado Máximo Pacheco, en presencia de los funcionarios norteamericanos, se encuentran afirmaciones que coinciden con los hechos más ajustados a lo que hasta ahora se ha establecido en el proceso, pero también contradicciones evidentes con ellos.
Si Weisfeiler llegó a Colonia Dignidad vivo o muerto, y si realmente ése fue su destino final, no está resuelto judicialmente. Sin embargo, coincidiendo con lo que presenció Gilberto Apablaza, fuentes vinculadas a la investigación dijeron a LND que el conductor del vehículo militar que vio Apablaza ese día, sería el mismo que habría sacado el cuerpo de Weisfeiler del sector y que ya estaría identificado.
En una de sus declaraciones, ‘Daniel’ dijo a los funcionarios norteamericanos que "la clave principal de todo esto son un sargento y los dos cabos de servicio ese día en el retén en El Roble", aludiendo los carabineros Cofré, Soto y Arias.
Hasta ahora, el ministro Jorge Zepeda no ha realizado careos para dilucidar las verdades y mentiras acumuladas en la investigación. 

El Séptimo Luto
Apartada un poco de todo el entramado de declaraciones, pero siempre presente, se encuentra la hermana de Boris Weisfeiler, Olga, quien junto a su hija Anna arribaron a Chile el pasado domingo por séptima vez para hacer lo mismo que repiten cada año: presionar para que el caso se solucione de una vez. Como de costumbre ambas fueron de un lado a otro. Entrevistas con autoridades, integrantes de comisiones de derechos humanos, y el mismo ministro Jorge Zepeda. "Sé que hay evidencias nuevas, pero yo ya no sé qué debo creer y qué no. Lo que anhelamos es que se ubique a los responsables y tratar de encontrar el cuerpo de Boris", dijo a LND en su complicado inglés con marcado acento ruso.
El martes, Olga y Anna dejarán nuevamente Chile, llevándose en su equipaje la ilusión de hallar justicia para este crimen.

19 de julio de 2009
©la nación 
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