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murió moshe landau


Jurista israelí escapó de joven de la Alemania nazi y presidió más tarde el juicio del criminal de guerra nazi Adolf Eichmann.
[Edmund Sanders] Murió el domingo en Jerusalén, tras sufrir un ataque al corazón, el respetado jurista israelí Moshe Landau, que escapó joven de la Alemania nazi y presidió más tarde el histórico juicio del capturado criminal de guerra Adolf Eichmann. Tenía 99 años.
El antiguo presidente de la Corte Suprema israelí guió a la naciente nación a través de un juicio profundamente doloroso y finalmente catártico después de la captura y entrega del oficial de las SS fugitivo a cargo de espías israelíes en Argentina.
Los fallos de Landau fueron útiles para limitar la censura oficial y proteger los derechos civiles, mientras que su estilo seco y serio lo convirtieron en el abanderado de la calma y compostura judicial.
El ex presidente de la Corte Suprema, Aharon Barak, dijo que Landau había sido una "estrella guía", mientras que el retirado juez de la Corte Suprema, Meir Shamgar, dijo que Landau era uno de los "titanes que dieron forma y fundaron la ley del estado de Israel."
Landau murió el día que Israel conmemora el cincuenta aniversario del juicio que presidió y en vísperas del Día de Conmemoración del Holocausto.
"El estado de Israel lo recordará por un modelo de liderazgo y coraje, dijo el presidente israelí Shimon Peres.

Landau nació el 29 de abril de 1912 en lo que era Danzig, Alemania, y es ahora Gdansk, Polonia. Después de estudiar derecho en la Universidad de Londres, emigró a Palestina y fue admitido en la abogacía en 1937. Fue nombrado en la Corte Suprema de Israel en 1953.
Imágenes de Landau luciendo una toga negra interrogando a Eichmann en la cabina de cristal están fijas en la memoria de muchos israelíes. En uno de los momentos más dramáticos del juicio, Landau mantuvo una postura fría e imperturbable después de que un sobreviviente del campo de concentración de Auschwitz se desmayara en el estrado de los testigos y la sala del tribunal estallara conmovida. Sobre el tumulto, la voz suave pero segura de Landau se puede oír en el metraje almacenado, diciendo primero "Calma. calma", y luego, en una amonestación algo más alta: "Vuelvan a sus sillas".
El historiador y escritor israelí Tom Segev dijo que Landau estaba determinado a mantener el sentido de orden y objetividad durante el juicio, incluso si eso implicaba discutir a veces con fiscales y políticos que veían el juicio como una oportunidad para informar al mundo sobre el Holocausto y fomentar el nacionalismo israelí. A veces, Landau restringió testimonios y evidencias que no se relacionaban directamente con el papel de Eichmann.
"Minimizó el drama y los elementos del espectáculo", dijo Segev. "Trató meticulosamente de mantenerlo, lo más posible, como un drama real y le dio un tremendo prestigio y respetabilidad".
Landau se convirtió en presidente de la Corte Suprema en 1980, trabajando dos años antes de alcanzar la edad de jubilación.
A veces sus fallos dejaron a observadores haciendo conjeturas sobre sus convicciones políticas personales, y era un declarado crítico del activismo judicial, advirtiendo que los jueces con agendas políticas amenazaban con minar la confianza pública en el poder judicial.
En un caso, Landau revocó una decisión del gobierno de cerrar por un tiempo dos diarios -uno asociado con el Partido Comunista y otro una publicación en árabe- por publicar artículos críticos del gobierno. Creó una normativa de la libertad de prensa libre que todavía se utiliza hoy.
Al mismo tiempo, como director de la Comisión Electoral Central, descalificó a un partido socialista árabe-israelí para participar en unas elecciones porque resolvió que era una plataforma "subversiva" y amenazaba la existencia del estado.
Similarmente, como director de una pesquisa de una comisión oficial sobre la agencia de seguridad nacional israelí Shin Bet en 1987, Landau criticó su corrupción, perjurio y uso excesivo de fuerza. Sin embargo, la Comisión Landau también emitió directrices para el uso permisible de una "dosis moderada de presión física" durante los interrogatorios, que fueron más tarde desacreditados porque de hecho legitimaban la tortura.
Anita Shapira, historiadora e investigadora del Instituto Democracia Israelí, elogió a Landau por su independencia y disposición para aceptar ideas nuevas.
"No tenía miedo de cambiar radicalmente de punto de vista", dijo Shapira. "Estaba dispuesto a aprender y a cambiar de opinión de un modo tal que ya no se ve entre la gente con personalidades y opiniones fuertes".
8 de mayo de 2011
3 de mayo de 2011
©los angeles times
cc traducción mQh


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