Blogia
mQh

se desboca ministro ultraderechista


[Egbert Kalse y Guus Valk] Nadie controla a Rita Verdonk. El gabinete y el VVD han colocado a Rita Verdonk en cuarentena para evitar males peores. La pregunta es si acaso no es demasiado tarde. Muchos militantes del ultraderechista VVD la apoyan ciegamente.
La Haya, Holanda. La ministro está acorralada. La ministro Rita Verdonk (Extranjería, VVD) ya no tiene espacio de maniobra, ahora que el primer ministro Balkenende (CDA) le prohibiera ayer en su Torre hacer nada por propia iniciativa. Debe acatar y llevar a cabo las dos mociones de la Cámara. El tema de la naturalización de Ayaan Hirsi Ali no puede explicarlo más en beneficio propio.
La ira en el VVD, la Cámara y el gabinete por la actuación de Verdonk se ha traducido en la creación de un cordón sanitario en torno a la ministro. Toda falta que cometa ahora, será castigada inmediatamente. Los detractores de Verdonk han utilizado el caso de Hirsi Ali como un punto de referencia, pero la Cámara y la dirección del VVD tienen un interés adicional para refrenar a Verdonk. Tratan de este modo de llevar a aguas más tranquilas la lucha por la candidatura de la lista electoral del VVD, que en estas semanas ha dividido fuertemente al partido. La pregunta es si la cuarentena llega a tiempo, pues está claro que las actuaciones de Verdonk conllevan grandes riesgos para el VVD y posiblemente el gabinete mismo. El daño ya está hecho.
Triunfalistas apariciones en helicóptero en programas de televisión un día después del dramático debate, una carta a Hirsi Ali que no contaba con la aprobación del primer ministro y las banalizantes declaraciones en una reunión del partido fueron los detonantes de que ayer fuera llamada dos veces al orden. Los malentendidos en el gabinete pertenecen de momento al pasado. Al término Verdonk emitió una declaración, literalmente bajo la custodia del primer ministro. Y ayer tarde la directiva del VVD repitió la expedición de castigo. En la consulta semanal de personeros de gobierno los funcionarios del VVD se quejaron "serenos y precisos" (vice-primer ministro Zalm) sobre la situación. Verdonk pudo, bajo tutela de Zalm, repetir que implementaría la moción porque había surgido una "nueva realidad política".
Verdonk está bajo fuego desde tres direcciones. La Cámara presta atención a todas las formulaciones de Verdonk sobre este asunto. Los miembros del gabinete no aceptan que Verdonk, en su campaña, se distancie de las medidas del gabinete. Incluso en la directiva del VVD el apoyo de Verdonk se ha desmoronado completamente. Prominentes que apoyan a Verdonk no están en casa. Se han pasado al campo de Rutte, o tratan de pasar desapercibidos.
Lo que complica la cuarentena es que entre la dirección del partido y la base ha surgido una brecha. Cualquiera que asista a sus reuniones de campaña se dará cuenta que muchos militantes del VVD la apoyan a ciegas.
Aparentemente no se trata tanto de porqué es candidata, sino de qué es lo que propone. De los sondeos de opinión se desprende que la posición de Verdonk en el debate sobre Hirsi Ali cuenta con gran apoyo de la población. Esa preferencia es explotada hábilmente por Verdonk, para irritación de la dirección del VVD.
Característico del completo descalabro de las relaciones es la riña sobre los métodos de votación que estalló ayer. Los miembros que han votado por correo, pueden invalidar su voto si vuelven a votar por correo electrónico. Malas intenciones, dicen en el equipo de campaña de Verdonk. Medida con la intención de empujar hacia el campo de Rutte a los que se arrepienten de su primera opción.
Verdonk puede haberse ganado muchos críticos, pero sus verdaderos rivales políticos en el VVD, Mark Rutte y Jelleke Veenendaal, se mantienen sorprendentemente silenciosos. Rutte no hace más que llamar a la calma en el partido. Con ello deja Rutte en claro que la lucha gira entretanto sobre mucho más que con colocar a un nuevo muñeco al timón. El riesgo de daños irreversibles es grande ahora que miembros y dirección del partido son manipulados hacia la división por Verdonk. Si Verdonk gana las elecciones internas, muchos militantes ya no se sentirán en casa en el partido, como Rutte, Zalm, Hoogervorst y una gran parte del grupo parlamentario en la Cámara. El grupo parlamentario, a excepción de algunos, votó por Rutte. Y los parlamentarios que apoyan a Verdonk, como Anton van Schijndel, están enfadados con la ministro.
El mismo riesgo se corre si gana Rutte. Verdonk ha probado el éxito en las últimas semanas y a medida que avanza la campaña parece que se ha convertido en una adicta a él. Llama fantástica a toda atención que recibe. Si pierde, existe la posibilidad de que -aunque ella lo niega- empiece con su propio partido, llevándose a sólo algunos dirigentes del VVD pero a una parte considerable de los votantes del VVD.
El pánico que han causado las elecciones dentro del VVD parece haberse extendido a todo el gabinete. El primer ministro Balkenende expresó ayer en una entrevista en el programa de actualidades de televisión Netwerk sus dudas sobre la continuación de la coalición actual después de las elecciones parlamentarias. Como argumento mencionó la inseguridad sobre la política futura del VVD. Además el intento de involucrar más a los miembros de las elecciones de políticos, para la coalición ha redundado sobre todo en peligros.
Y todavía debe empezar la lucha interna por la candidatura en el D66, otro de los partidos de la coalición gobernante.

19 de mayo de 2006
©nrc-handelsblad
©traducción mQh
rss

0 comentarios