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acusan a alcalde de asesinato


[P.J. Huffstutter] El asesinato a balazos de una striptisera hace casi cinco años está emergiendo como una historia clave en un culebrón cívico actual.
Detroit, Estados Unidos. En una ciudad con más de cuatrocientos homicidios al año, el asesinato en 2003 de Tamara ‘Strawberry' Greene fue un crimen fácilmente ignorado.
Inicialmente poca gente tomó nota cuando se encontró a la striptisera de veintisiete años derrumbada sobre el volante de su Buick Skylark verde. Pero pronto la ciudad se inundó de rumores de que había estado en una fiesta en la residencia del alcalde -una historia que todavía no ha sido probada.
La investigación de la comentada fiesta y del asesinato de la mujer ayudaron a lanzar la avalancha de actuales problemas del alcalde demócrata Kwame M. Kilpatrick, pero casi cinco años más tarde, la muerte de Green ha sido eclipsada por recientes revelaciones de una aventura entre el alcalde y Christine Beatty, que era entonces su jefe de personal.
El escándalo, completo con declaraciones de amor en mensajes de texto, se ha visto alimentado por informes de que Kilpatrick y Beatty mintieron sobre la aventura cuando declararon el año pasado.
Ahora el asesinato a balazos de Greene en abril de 2003 está emergiendo como una pista clave en el culebrón cívico de la ciudad.
Los abogados del hijo de catorce años de Greene han interpuesto una demanda civil por 150 millones de dólares contra el alcalde y el ayuntamiento, argumentando que ellos impidieron la investigación sobre su muerte.
Hace poco presentaron una declaración de un ex agente de policía de Detroit que dice que su unidad de homicidio recibió presiones para que abandonara el caso, aunque había evidencias de que el asesinato de Greene era un crimen por encargo -y posiblemente llevado a cabo por otro agente de policía. También presentaron un montón de mensajes de texto entre funcionarios del ayuntamiento, incluyendo aquellos enviados entre la una y media y las cinco y media de la mañana del día en que Greene fue asesinada.
El ayuntamiento pide que el caso sea desechado. Un juez federal ordenó que SkyTel y el ayuntamiento salvaguarden algunos mensajes de cuarenta y dos buscapersonas del ayuntamiento, incluyendo el de Kilpatrick, así como los mensajes enviados el día que murió Greene.
La historia del asesinato de Greene gira en torno a la comentada fiesta en la Manoogian Mansion, la residencia oficial del alcalde. Documentos judiciales describen la siguiente secuencia de eventos:
Un agente de la Unidad de Protección Ejecutiva del alcalde informó que se había celebrado una fiesta del alcalde con sus amigos y que "en la fiesta actuaron bailarinas desnudas", de acuerdo a un memorándum de asuntos internos encargado por el entonces subdirector del departamento de policía, Gary Brown.
Cuando la esposa del alcalde, Carlita Kilpatrick, llegó inesperadamente a la residencia, sorprendió a su marido y las striptiseras, de acuerdo a Harold Nelthrope, el agente que informó sobre la fiesta.
Nelthrope, que no estuvo presenta en la fiesta sino que se enteró al día siguiente, "dijo además que se produjo un altercado entre la señora Kilpatrick y una bailarina, y que la bailarina recibió lesiones que exigían atención médica". Nelthrope no dice quién le contó lo que había ocurrido en la fiesta.
La bailarina -que se cree era Greene- fue trasladada un hospital "y la Unidad de Protección Ejecutiva confiscó las hojas de la bitácora sobre esa actividad" a la comisaría de policía que respondió al llamado, dijo Nelthrope.

El alcalde, que se negó a hacer comentarios para este reportaje, ha negado repetidas veces que la fiesta o que una agresión hayan ocurrido. Carlita Kilpatrick también se negó a hacer comentarios. También se han negado los agentes de policía de Detroit -al menos en público. La investigación del estado a cargo del fiscal general de Michigan, Mike Cox, concluyó en que esas acusaciones eran una leyenda urbana.
"No hay testigos, no hay proveedores, no hay ni una sola persona de la que se diga que estuvo en esa fiesta", dijo el abogado Mayer Morganroth, que defiende al ayuntamiento y al alcalde en la demanda interpuesta a nombre del hijo de Greene, Jonathan Bond.
Norman Yatooma, abogado de Jonathan, dijo: "Se sabe que el alcalde es un mentiroso y un perjuro. Ni la fiesta ni el asesinato de Tammy son mitos urbanos. Ese es otro encubrimiento, y es legendario".
Brown, que llevaba veinticinco años en el departamento de policía, también revisó las acusaciones de que agentes del séquito de seguridad del alcalde falsificaron la planilla de pagos por horas extras, bebieron durante la fiesta y ocultaron accidentes con coches del ayuntamiento.
Fue repentinamente despedido después del memorándum de 2003 -en parte, dice Brown, por haber investigado la fiesta y porque el alcalde y Beatty temían que su relación quedara al descubierto.
La investigación del asesinato de Greene, entretanto, estaba siendo saboteada discretamente, dicen documentos judiciales.
En una declaración jurada presentada a principios de mes en relación con la demanda del hijo, el ex teniente de policía Alvin Bowman -veterano con 31 años de servicio que dirigió la unidad que investigó el asesinato de Greene- dijo que funcionarios policiales de alto rango hicieron descarrilar su investigación para evitar que se investigara la fiesta.
Bowman dijo que los archivos y notas sobre el asesinato fueron borrados de los ordenadores de los detectives y que los informes fueron retirados de los archivos. En un momento, el expediente fue colocado en una caja fuerte con cerradura de combinación a la que Bowman y otros no tuvieron acceso. "El centro de nuestra investigación era resolver el asesinato de Greene, no investigar la fiesta en la Manoogian Mansion", dijo Bowman en su declaración. "Sin embargo, debido a la persistencia y credibilidad de los rumores sobre su participación en esa fiesta y la supuesta agresión de que fue objeto por parte de la esposa del alcalde, Carlita Kilpatrick, mi investigación exigía que mi unidad siguiera la pista e investigara esos rumores".

Esta semana la jefe de policía de Detroit, Ella Bully-Cummings, dijo a periodistas que las acusaciones de Bowman eran "censurables" y que "este departamento de policía no está encubriendo la muerte de la señorita Greene".
Llamado el ‘alcalde hip-hop' de la ciudad, Kilpatrick tenía un promisorio futuro político. Muchas personas -especialmente su madre, la representante Carolyn Cheeks Kilpatrick (demócrata de Michigan)- auguró que el carismático abogado podía ganar un escaño en el Congreso, o ser el primer presidente negro.
Pero su reputación fue eclipsada por el escándalo, incluyendo una serie de demandas de informantes al interior de la policía.
El año pasado, después de que un jurado tomara partido contra el ayuntamiento en una de las demandas, Kilpatrick convenció al Consejo del Ayuntamiento que aprobara un acuerdo de 8.4 millones de dólares con tres informantes de la policía.
El acuerdo que el Consejo no llegó a conocer, pero que fue aprobado por el abogado del ayuntamiento: que los mensajes de textos que mostraban que el alcalde y Beatty habían mentido bajo juramento sobre su relación romántica debían ser desconocidos.
La aventura fue dada a conocer primero en la Detroit Free Press en enero, después de que periodistas obtuvieron casi catorce mil mensajes de texto enviados desde y recibidos por el buscapersonas de Beatty del ayuntamiento en 2002 y 2003.
El fiscal del condado de Wayne, Kym Worthy, inició una investigación sobre el posible perjuro y otros cargos contra el alcalde.
La investigación, que se espera sea redondeada la próxima semana, y los problemas del alcalde han galvanizado a esta ciudad de cuello azul.
En una reunión del Consejo del Ayuntamiento esta semana, enfadados vecinos con discursos manuscritos en sus manos entraron al ayuntamiento para expresar sus opiniones sobre el alcalde.
"Ha desgraciado a mi raza, y ya no es capaz de funcionar como alcalde de esta ciudad", dijo un vecino, el maestro jubilado Hattie Massey, 73.
Jonathan Bond tenía diez años cuando mataron a su madre. El padre de Jonathan, Ernest Flagg, presentó una demanda en nombre de su hijo. Su familia le ha pedido que deje de lado el caso.
Flagg se mudó hace poco fuera de Detroit, después de que su casa fuera robada y destrozada.
"Tuve que mudarme", dijo Flagg, 35, consultor comercial. "Tengo que hacer esto. ¿Qué clase de hombre le estaría diciendo que debe ser, si no peleo?"

9 de marzo de 2008
p.j.huffstutter@latimes.com
©los angeles times
cc traducción mQh
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