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murió owsley stanley


‘El Rey del Ácido’ de la era psicodélica de los años sesenta.
[Elaine Woo] Casi todos los que están familiarizados con la historia de los años sesenta han oído hablar sobre Timothy Leary y Ken Kesey, los bromistas que difundieron el evangelio de la psicodelia entre la generación de la contracultura. Pero muchos no recuerdan a Owsley Stanley.
Se podría decir que Stanley, que murió el sábado a los 76 años, fue tan fundamental como Leary y Kesey para alterar la mente en los turbulentos años sesenta. Entre las legiones de jóvenes vividores era conocido como un copioso productor de lo que Rolling Stone llamó alguna vez "el mejor LSD del mundo..., el genuino Owsley." Se dice que produjo más de tres millones de dosis de la droga, gran parte de la cual sirvió para los notorios Tests de Ácidos de Kesey: traviesas fiestas con todo tipo de substancias psicodélicas, luces estroboscópicas y música. Tom Wolfe inmortalizó a Stanley como ‘el Rey del Ácido’ en el clásico de la contracultura, ‘Ponche de ácido lisérgico’ [The Electric Kool-Aid Acid Test; Gaseosa de ácido eléctrico] (1968).
La música que se tocaba en los eventos de Kesey la producían los Grateful Dead, la icónica banda de rock de la época que también lleva la impronta de Stanley. Su principal efecto en la banda se derivaba no meramente de proporcionar a sus músicos con LSD de alta calidad, sino de su talento técnico: como el primer ingeniero de sonido de los Dead, Stanley, apodado ‘el Oso’ [Bear], elaboró un radical sistema que bautizó "muralla de sonido", en lo esencial un sistema de megafonía que reducía la distorsión y permitía que los músicos hicieran mezclas en el escenario y supervisaran su música.
"Owsley fue realmente importante al sentar el ejemplo de alguien que haría casi cualquier cosa, iría más allá de lo que cualquiera pensaría que es razonable, para acercarse al objetivo de la perfección..., la perfección sónica, la más fina en la historia del planeta Tierra", dijo el lunes el publicista de Grateful Dead, Dennis McNally. "Sin el Oso eso no habría pasado nunca. Además, la escena más grande de San Francisco no habría sido nunca lo que fue sin la oportunidad para que miles de personas experimentaran con psicodélicos, lo que no habría pasado sin el Oso".
Stanley, que se marchó a Australia hace más de treinta años, estaba conduciendo su coche en una tormenta cerca de la ciudad de Mareeba, en Queensland, cuando perdió el control del vehículo y se estrelló, contó Sam Cutler, un amigo de toda la vida y antiguo gerente de giras de los Grateful Dead. Murió en el lugar. Su esposa, Sheilah, sufrió heridas leves.
Descrito por Cutler como un hombre que "creía firmemente en desastres que podrían ocurrir", Stanley se mudó a Australia porque creía que era el lugar más seguro a la hora de evitar una nueva edad del hielo. Era un carnívoro fanático que dijo una vez que comer brécol pudo haber contribuido a un ataque al corazón que había sufrido hace unos años. En sus últimos años se dedicó principalmente a la escultura y a la orfebrería, y sus creaciones eran solicitadas por muchos en la industria de la música, incluyendo a Keith Richards, de los Rolling Stones -contó Cutler.
"Era un hombre muy sofisticado", dijo Cutler. "Una amalgama entre científico e ingeniero, entre químico y artista".
Con el artista Bob Thomas, Stanley diseñó el distintivo logo de los Dead: una calavera engalanada con un rayo. También grabó cerca de cien espectáculos de la banda, muchas de los cuales fueron producidas como álbumes. Dijo una vez que consideraba la conservación de los conciertos en vivo como uno de sus logros más importantes.

Nacido en Kentucky como Augustus Owsley Stanley III el 19 de enero de 1935, era nieto de un gobernador de Kentucky e hijo de un comandante de la Armada. Se dice que su apodo, el Oso, lo inspiró su profuso pelo en el pecho que le brotó durante su adolescencia.
Estudió brevemente ingeniería en la Universidad de Virginia y se enroló en la Fuerza Aérea, donde fue adiestrado como operador de radio. Después de completar su servicio militar en 1958, se marchó a California y trabajó en una serie de oficios, incluyendo un periodo en el Jet Propulsion Laboratory en La Cañada Flintridge. También estudió ballet, ruso y francés.
Se inscribió en la Universidad de California en Berkeley en 1963 cuando el Movimiento Libertad de Expresión estaba irrumpiendo y empezaban a fluir drogas como el LSD. Su primer encuentro con el LSD lo tuvo en abril de 1964. "Recuerdo la primera vez que tomé ácido y salí afuera", contó a Rolling Stone en 2007. "Los coches estaban besando a los parquímetros".
Esa experiencia lo convenció de que necesitaba un suministro estable y fiable. Encontró una fórmula en la biblioteca de la universidad. Entonces, con una chica licenciada en química, Melissa Cargill, empezó un laboratorio para preparar una forma pura de la droga.
Su laboratorio fue allanado dos veces. Stanley pasó dos años en la cárcel. De acuerdo a ‘A Long Strange Trip’, la historia de los Grateful Dead escrita por McNally, Stanley calculaba que había producido suficiente LSD como para fabricar 1.25 billones de dosis entre 1965 y 1967.
Tras salir de prisión en 1972, volvió a los Dead y empezó a trabajar en un nuevo sistema de sonido, una monolítica colección de altavoces y micrófonos que canalizaban la música a través de un solo equipo. La banda lo introdujo en 1974 en el Cow Palace de San Francisco, pero era demasiado caro de mantener y más tarde Stanley regaló una gran parte del sistema. Pero más tarde sus ideas también fueron adoptadas por los fabricantes de equipos para conciertos.
No todos andaban locos con el sistema. "No funcionaba nunca bien", dijo en una entrevista el lunes Country Joe McDonald, de la banda psicodélica de los años sesenta, Country Joe & the Fish. "Los Grateful Dead y su familia extendida eran como una unidad, una hidra de nueve cabezas. Hacían las cosas a su modo. A la gente le encantaba. Era parte de su mística". Stanley, al que McDonald sólo conocía superficialmente y lo recordaba como una "persona insoportable", que "encajaba muy bien".
Durante un breve periodo Stanley fue el principal financista de los Grateful Dead y los puso a vivir en una casa de estuco rosada en Watts, donde había instalado su laboratorio de LSD. Un retrato de Los Angeles Times de 1966 describía a Stanley en su moto, rugiendo por el Sunset Boulevard, con fajos de billetes asomando de su casco, bolsillos y botas. Las versiones del Times y otras lo describían como el millonario del LSD, una descripción que Stanley rechazaba. Pero inspiró una canción de los Dead, ‘Alice D. Millionaire’. También fue inmortalizado en una composición de Steely Dan, ‘Kid Charlemagne’, en la que se puede oír a Hendrix gritando: "Owsley, ¿me puedes oír ahora?"
Stanley minimizaba su influencia en la explosión psicodélica explicando que había empezado a producir LSD solamente para estar seguro de la calidad de lo que él ingería.
"Simplemente quería controlar la dosis y la pureza de lo que me metía en el cuerpo. Antes de que me diera cuenta de lo que estaba pasando, todo este asunto se me escapó de las manos. Estaba montado en un semental mágico. Un Pegaso", dijo a Rolling Stone. "Yo no era responsable de las alas, pero me llevaron a un montón de sitios".
Además de su esposa, le sobreviven sus hijos Pete y Starfinder; sus hijas Nina y Redbird; ocho nietos; y dos biznietos.
5 de abril de 2011
15 de marzo de 2011
©los angeles times

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