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el franquismo en el banquillo


La batalla por juzgar los crímenes del franquismo enfrenta numerosos obstáculos.
[Rocío Magnani] España. La causa para investigar los crímenes del franquismo fue impulsada por Rivas y otros familiares de personas asesinadas, a principios de 2010, con el respaldo de organismos defensores de los derechos humanos de Argentina y España, entre ellos, la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de España, Abuelas de Plaza de Mayo, el CELS, el Serpaj y Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora.
Basado en los convenios de justicia internacional que permitieron al juez Baltasar Garzón investigar los delitos de la última dictadura argentina y detener a Augusto Pinochet en Londres en octubre de 1998, la querella denuncia directamente al Estado español solicitando a la jueza federal María Servini de Cubría que recabe una lista de los ministros, los mandos de las Fuerzas Armadas, la Guardia Civil, la Policía Armada y dirigentes de la Falange en actividad entre el 17 de julio de 1936 y el 15 de junio de 1977, fecha de las primeras elecciones tras la muerte de Franco. También se requiere que se remita un listado con el número de desaparecidos, asesinados y torturados; otro de las fosas comunes halladas en España; un censo de los menores apropiados ilegalmente y los nombres de "las empresas beneficiadas del trabajo forzado y esclavo de los presos republicanos".
El 14 de octubre de 2010 Cubría libró un exhorto en que solicita que la Justicia de España responda una pregunta aparentemente sencilla. ¿Se están investigando los crímenes del franquismo?
"Ya está preparada la contestación a lo que nos dicen desde España, que es completamente falso. Afirman que sí, que se está investigando en las causas iniciadas por Baltasar Garzón. Pero a él se lo procesó por ‘prevaricato’ y fue suspendido por haber intentado juzgar los crímenes de la Guerra Civil. Es decir que en España no hay justicia, no del momento en que los criminales enjuician al juez. Por eso, rechazaremos su respuesta", explica Rivas.
En su respuesta, la Fiscalía General de España aseguró que en ese país "se han tramitado y se están tramitando" procedimientos judiciales relativos a los crímenes del franquismo. Sin embargo el equipo legal, integrado por abogados de Argentina y España, rechaza esa afirmación y adelanta a Página/12 que en los próximos días enviarán una presentación al juzgado argentino para desmentir lo expuesto por España y pedir a la jueza que ordene medidas de prueba para verificar si es que son ciertos los puntos argumentados. El abogado Ricardo Daniel Uñiz, que integra la querella, explicó a este diario que los informes enviados son incompletos y constituyen una contestación "bastante elíptica que quiere salir elegantemente del asunto, sin contestar la verdad".
El informe destaca en el punto número uno de sus conclusiones que "en España se han tramitado y se están tramitando en la actualidad numerosos procedimientos judiciales relativos a hechos delictivos cometidos durante la Guerra Civil española y la posterior dictadura, tanto en la eliminación física de los ciudadanos partidarios de la República y de la forma democrática de gobierno, como la desaparición de menores, a los que se refiere la Comisión Rogatoria".
Esa respuesta, "más que insatisfactoria, no es completa", señaló Uñiz. "Los juzgados en que, dicen, se está investigando son los que recibieron las denuncias de la causa madre iniciada por el juez Baltasar Garzón", criticó en primer término el abogado. Garzón había iniciado la megacausa en diciembre de 2006 en base a las denuncias presentadas por la Asociación de Recuperación de la Memoria Histórica. Luego, explicó su colega del equipo legal Máximo Castex, Garzón se inhibió de actuar en los hechos pertinentes a la "recuperación del cadáver (de las víctimas del franquismo) o (la) constatación de la inexistencia del mismo" y empezó a distribuir la investigación en las distintas provincias de España.
Sin embargo, en 2008, fue procesado por prevaricato –aplicar incorrectamente la ley en forma intencional– y quedó suspendido en su cargo. "Después de lo que le pasó a él, un juez de reconocimiento internacional, que quiso investigar y terminó procesado, ¡qué le espera a un juez ignoto de una provincia de España!", reflexionó Castex. Entonces, "el problema está en que cuando llegan esas causas se archivan automáticamente: en algunos casos por prescripción o por una cuestión de competencia, ya que los jueces de turno buscan que se haga cargo el Tribunal Superior de España", describió.
Además, el pedido de la querella, conformada por Darío Rivas, Inés García Holgado y Silvia Carretero junto a la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, excede el conocimiento de dónde están los restos. "Pedimos que se juzgue a los responsables, porque aunque son pocos los que quedan vivos, todavía andan sueltos". Con precisión, la jueza había solicitado que se informe si en España "se está investigando la existencia de un plan sistemático, generalizado, deliberado y planificado para aterrorizar españoles, a través de su eliminación física, la desaparición ‘legalizada’ de menores de edad con pérdida de su identidad, entre 1936 y 1977".
"Es al menos llamativo cómo se utiliza, de acuerdo a la propia estrategia, un argumento u otro", resaltó Castex en referencia a la actuación de Garzón. "Aparte, a nivel político no hay voluntad de investigar los crímenes de franquismo en España, eso se ratificó en julio (último), cuando no se derogó la Ley de Amnistía de 1977", señaló.
Por esos, entre otros argumentos, Uñiz adelantó que la querella hará "una presentación en los próximos días para que Cubría constate si las causas están avanzando o si han quedado cajoneadas". Castex, por su parte, expresó su confianza en que la Justicia argentina, que "demostró ser un faro a seguir a nivel mundial respecto de la temática de delitos de lesa humanidad", superará estas trabas.
[Foto: una de los cientos de fosas comunes con víctimas del franquismo. Viene del blog Infierno Rojo.]
13 de noviembre de 2011
©página 12

quijote de la memoria


La historia del español que inició la demanda por los crímenes del franquismo. Darío Rivas tiene 92 años. Llegó de niño a la Argentina y a los años se enteró de que su padre, alcalde en la provincia de Lugo, había sido fusilado por los fascistas. Hace un año inició una causa que pretende llevar a la justicia universal, ahora al otro lado del Atlántico.
[Rocío Magnani] Argentina /España. Darío Rivas se despidió de su padre a los nueve años, cuando lo subieron a un barco rumbo a Buenos Aires. Lo volvió a perder a los 17, fusilado por oficiales franquistas, según le comunicaron en una carta; y le dijo adiós, por tercera vez, hace seis años, en el cementerio de Loentia, Galicia, donde logró enterrarlo tras décadas de búsqueda. Pero el hombre, gallego de raza, no se conforma ni olvida. Tiene casi 92 años y encabeza en la Argentina, donde vivió casi toda su vida, una denuncia para que los crímenes del franquismo no queden impunes. Pide justicia por su padre, Severino Rivas, que fue alcalde del ayuntamiento Castro de Rei, en la provincia de Lugo, cuando lo detuvieron y luego fusilaron "por traición a la patria", el 29 de octubre de 1936.
El sol deslumbra la casita de rejas verdes de la calle Caxaraville, en Ituzaingó. Cruzando los primeros dormitorios, Darío Rivas espera en un banco de piedra del jardín, con la vista perdida o, quizás, la memoria aferrada a algún recuerdo. Viste de traje, corbata celeste y chaleco de lana. Acaba de regresar del centro porteño y, a pesar de los casi 92 años que cumplirá en febrero, lo hizo en tren. Sobre una mesa ratona de su living, amontona algunos artículos sobre su último viaje, en agosto pasado, a España, para participar de un foro en la Universidad de Salamanca. Además, aprovechó la visita para sumarse a la Ronda de la Dignidad en Puerta de Sol, que se hace cada jueves, en simultáneo con la que realizan las Madres de Plaza en torno de la Pirámide de Mayo. En esa manifestación denunció que a más de 75 años del inicio de la Guerra Civil, "los culpables no han sido juzgados, el gobierno de España no busca a sus desaparecidos y muchos niños secuestrados no conocen su verdadera identidad". "Eso es una vergüenza, no de España sino de la humanidad –cree Rivas–. Es dejar vivo el antecedente de un genocidio impune que van a pagar las generaciones futuras. Por eso, si no lo hacen ellos, como debería ser, lo haremos desde aquí", desde Argentina. "Lo haré yo, un viejo, desde Ituzaingó", se ríe.
"(Francisco) Franco prometió antes de morir que detrás de él todo iba a quedar ‘bien atado’. Y así fue. En España siguen viviendo la dictadura franquista. El hizo las leyes, nos impuso el tipo de gobierno que quiso (monarquía parlamentaria) y nombró al rey (Juan Carlos de Borbón) como su sucesor. Dos años después de su muerte, en 1977, los funcionarios de la Falange sancionaron la Ley de Amnistía, que establece que nadie puede ser juzgado por crímenes políticos cometidos en esa época. Y desde entonces no cambió nada", asegura Rivas a Página/12.

Usted vino de muy chico a Buenos Aires...
Cuando tenía nueve años.

¿Qué recuerdos tiene de su padre?
Y... de él me acuerdo mucho. Recuerdo que era un padre excepcional para esa época. Me ha llevado al teatro cuando yo era sólo un niñito de aldea para que conociera algo del mundo. Vivíamos bien. Yo era el más chico de nueve hermanos, mi madre había muerto cuando tenía cinco. Por ese tiempo, además de labrador, mi padre hacía durmientes para el ferrocarril. De todos modos, él sabía que mi futuro en España iba a ser malo y como acá tenía tres hermanos, me subió al barco. Cuando llegué al país, no había pisado nunca una escuela.

Su padre, ¿ya era alcalde cuando usted emigró?
No, eso fue unos años después, pero mi padre ya era un hombre de respeto. Cuando la República ganó las elecciones, lo primero que él hizo como gobernante fue traer un maestro del Estado y habilitar nuestra casa para poner la escuela. No cobraba ni alquiler, ni nada. En una oportunidad en que llego a España, un amigo mío me dice: "Oye, yo estudié en tu casa". Y yo: "Mira qué negocio, tú estudiaste en mi casa, y yo tuve que hacer 12 mil kilómetros para ir al colegio". Cuando llegó Franco, a los primeros que mataban era a los maestros, porque como daban un poco de inteligencia, los calculaban comunistas, rojos o lo que sea.

Y él era socialista, ¿no?
No. Ahí te equivocás, nena. A él le gustaba ayudar a los pobres y practicaba el socialismo del corazón, no como estos caudillitos de la sociedad española que dicen que son socialistas y no lo son. ¿Qué es ser socialista? ¿Zapatero es socialista? ¿El, que no hace nada para que se juzguen los crímenes de Franco? El socialismo hay que practicarlo con el corazón, no hablando. Si no, es una farsa. Hace algunos años, el ayuntamiento de Castro de Rei decidió ponerle el nombre de mi padre a una calle en homenaje a sus actos. Entonces, hicieron una evaluación de su gestión y lo que descubrieron es que le sobraban méritos. Así que allá está, la Rua Severino Rivas.

¿Por qué actos lo distinguieron?
Mi padre le daba algo de propiedad (de tierras) a la gente que no tenía nada que comer para que sembraran. Porque España fue un país feudal y se pasó hambre, aunque no lo dice nadie. Los únicos que comían eran los curas, los militares y los señores feudales. Estaba lleno de gente con tuberculosis. A mi padre primero lo procesaron por revolucionario porque no permitió que la gente pagara impuestos en una feria. El recaudador le preguntó por qué se metía y él respondió: "Pero si esta gente no vendió nada, ¡cómo le vas a pedir los impuestos y encima aumentados!". Entonces el recaudador llamó a la Guardia Civil, que llegó a caballo, montando de a dos, y para reprenderlo, lo atropellaron. Mi padre no era hombre que se dejara tratar de esa forma, así que los bajó de la montura a los golpes. La conclusión del asunto: lo llevaron a la cárcel.

¿Cómo se enteró de su asesinato?
A los 17, por carta. Yo sabía que algo así podía pasar porque los militares en España siempre son los mismos: estudian para matar y casi toda la vida se les concreta la idea. Es un defecto de nacimiento, y no sólo de los españoles. Peor, si después no se condenan sus crímenes. En la Universidad de Salamanca me preguntaron si yo perdonaba a España... Y si perdonar significa callar u olvidar, no, yo no perdono. Yo acuso. Porque a España no le debo nada y porque si hago esto es por esperanza, jamás por rencor. Por eso, si el juicio no fuera bien o hubiera problemas, yo voy a renunciar a la ciudadanía española con una declaración por la permanente injusticia que se vive todavía.

Buscar Verdad
"Papá, descansa en paz, te lo pide tu hijo mimado." Esas palabras fueron las que, tras décadas de incertidumbre sobre el paradero de los restos de su padre, Darío logró grabar el 19 de agosto de 2005 sobre la lápida de la tumba de Severino Rivas Barja, a quien "asesinaron el 29 de octubre de 1936 los falangistas". La placa concluye: "Volvió a casa para descansar en Paz". Para ello, primero hubo que rastrear y exhumar sus restos.

¿Cómo los encontró?
Estaba de viaje en España en 2004, cuando entramos con mi sobrina a una casa de recuerdos en Portomarín. La mujer que atendía me contó que de muy joven había visto un hombre asesinado y tirado en la carretera, el cuerpo estaba tapado con un gabán. Yo recordaba que mi hermana le había regalado uno por esa época. Enseguida fui a ver al carnicero, que me llevó a ver a otro viejito que vivía al lado del cementerio y tenía enterrado a su padre allí. Pero mi padre resultó que estaba escondido detrás de una capilla de Cortepezas, a tres kilómetros de Puerto Marín.

Empezó a investigar...
Claro. Empecé con los viejos de esa zona y, entre ellos, uno recordaba haber visto su cuerpo tirado en la carretera y le tocó velarlo. El sabía dónde lo habían enterrado. El procedimiento de los falangistas era matemático para todo el mundo. Secuestraban, iban y sacaban a la persona de la casa, lo llevaban y lo mataban. Después, lo tiraban en la cuneta de la carretera boca arriba para escarmiento del pueblo. Y como no podía quedar el cuerpo allí, le avisaban a cualquiera para que después lo enterraran donde ellos decían.

¿Hubo que reunir pruebas para que se autorizara la excavación?
Sí, pero para eso estaban los registros del Archivo Histórico, que decían que lo fusilaban por "oposición a la autoridad" y "traición a la patria". Están todas las constancias con las firmas de los falangistas, cuando le pedían al ejército y rogaban a Su Señoría que condenaran a Severino Rivas por traición a España. Cinco tiros le dieron los falangistas a mi padre, que por entonces tendría 58 años. Yo pensaba: "¡Pero cómo es que juzgan (así) a mi padre, si es que los traidores de la patria eran Franco y toda su camarilla!". Finalmente, y con la ayuda de la Asociación de la Memoria, pudimos exhumar sus restos y enterrarlo en el panteón de la familia, en Loentia.

Pasó casi dos tercios de su vida buscando a su padre, ¿cómo vivió las horas de exhumación?
Tenía una gran ansiedad porque los restos habían quedado justo donde caía el agua desde la pendiente de un techo, fue muy poco lo que se recuperó y se tardó mucho tiempo. Pero sentí un gran alivio, estaba cumpliendo con mi padre. Mucha gente puede preguntarse para qué llevar flores al cementerio, si el muerto ni se entera. Pero soy yo el que necesito llevar las flores, no el muerto. Yo necesitaba encontrar algo de mi padre. Era como un mandato y una necesidad humana mía.

¿Desde chico sentía esa necesidad?
No, no te olvides que una cosa es cuando sos joven. Sabía que no me gustaba lo que había pasado y no pensaba volver a España nunca más. Era odio con el país porque me había tenido que ir para poder vivir, porque España no me mandaba al colegio, no me daba de comer y porque España me había robado a mi padre. Pero cuando fueron pasando los años, viajé a España y empecé a querer saber. Allá nadie me hablaba de mi padre. Había un silencio no cómplice, pero sí temeroso.

¿Cómo es eso?
Mis hermanos sabían dónde estaba y se llevaron el secreto a la tumba porque temían que yo hiciera algo y que me mataran a mí también. Recuerdo que la primera vez que volví a España fue en 1952, por pedido de mi mujer, que quería ver a una tía que tenía allá. Desembarcamos en el puerto de La Coruña y lo primero que vi fue a las mujeres de luto. Todas las mujeres y algún hombre de negro también, parados en la acera. Y es que iba a pasar un personaje, el mismísimo Franco, el animal ese en su coche blindado, rodeado de moros con capas de lujo haciéndole escolta. Ostentando, entre toda esa gente que había perdido a sus seres queridos. Todo era luto en España. Había mucho miedo.

Buscar Justicia
Ahora, Darío Rivas quiere que los crímenes del franquismo no queden impunes. Aunque España no los juzgue, la causa que impulsó, que ya suma una decena de querellantes, apelará a los principios universales que impiden que los crímenes de guerra, por ser de lesa humanidad, prescriban.

¿Por qué España nunca logró juzgar los crímenes de la Guerra Civil?
Durante la dictadura, el pueblo no se animó a reclamar porque literalmente te cortaban la cabeza, ¿pero hoy? Por un lado, está la complicidad de ciertos sectores. Muestra de eso es que en el Parlamento se hayan negado en julio pasado a derogar la Ley de Amnistía de 1977 o que le hayan iniciado un prevaricato al juez (Baltasar) Garzón por tratar de investigar. Ni siquiera la Real Academia Española quiere reconocer a Franco como dictador.

¿Y por la otra parte?
Hay una idiotez del pueblo. En España se han perdido los sentimientos: los jóvenes no protestan por la impunidad y, a los viejos, Franco les puso tanto pánico que todavía algunos le temen hoy, en democracia.

¿Qué quisiera que se logre con esta denuncia?
Hay 113 mil cuerpos desaparecidos, 30 mil niños secuestrados, 2500 fosas sin abrir en las que se acumulan los cuerpos a montones. En el cementerio de Zaragoza se fusilaron 1500 contra el paredón. Es una vergüenza. Quiero que se juzgue al franquismo. Eso sería agarrar a los que queden vivos y hacer que Franco quede en la historia como un dictador y un criminal de lesa humanidad, y no en un mausoleo turístico del "Valle de los Caídos". Que los cadáveres se recuperen para ser entregados a sus familias como héroes, y no como víctimas, porque no murieron producto de un accidente, fueron asesinados por un dictador. Muchos españoles piensan que si hay cuerpos en fosas comunes, "por algo será". Yo no quiero que ese pensamiento exista. Me recuerda lo que escuchábamos acá en la dictadura: "Algo habrán hecho".
13 de noviembre de 2011
©página 12

encuentran fosa en andalucía


En la zona operó un centro de detención, tortura y ejecución utilizado por las fuerzas de Franco. La Federación Estatal de Foros por la Memoria y el Foro por la Memoria del Campo de Gibraltar presentaron las conclusiones de un estudio en el que encontraron restos de personas fusiladas durante la Guerra Civil Española.
[Adrián Pérez] España. Con ánimo perplejo, la audiencia mundial asistió en el último tiempo a cientos de entierros colectivos descubiertos en tierras tan distantes como Colombia, Ruanda o Kosovo. La semana pasada, la Federación Estatal de Foros por la Memoria y el Foro por la Memoria del Campo de Gibraltar presentaron las conclusiones de un estudio sobre la mayor fosa común encontrada en Andalucía. Y, tal vez, una de las más importantes de España. Desde noviembre de 1936 hasta marzo de 1937, el Cortijo de Marrufo funcionó como cuartel del Ejército, la Guardia Civil y la Falange y fue utilizado como campo de concentración, donde se detuvo, torturó y ejecutó a hombres, mujeres y niños. Testimonios de antiguos pobladores indican que las fuerzas de Franco habrían enterrado entre 300 y 600 cuerpos en ese sitio.
El Cortijo de Marrufo se abre paso entre un frondoso bosque ubicado en el valle de la Sauceda, en el límite entre las provincias de Cádiz y Málaga. En 1936 su población se estimaba en 2 mil personas. En tiempos de la República, antes del alzamiento de los franquistas, muchos creían que en esa región se realizaría la reforma agraria. Pero con la llegada de los militares golpistas, las tropas nacionales –encabezadas por el ejército sublevado, falangistas, carlistas y la Guardia Civil– avanzaron a fines de octubre de ese año desde el sur de Cádiz hacia el norte y nordeste de la provincia.
Fernando Sigler es doctor en Historia y profesor de la Universidad Nacional de Educación a Distancia de Olvera. Como coordinador de la investigación histórica, señala que en su intento por escapar de las tropas sublevadas, mil personas huyeron hacia la zona donde se encontró la fosa. El investigador estima que una cantidad similar permaneció detenida en el Cortijo de Marrufo, convirtiendo a esa finca en un centro de detención, tortura y exterminio masivo. Se cree que entre ocho y diez personas fueron detenidas a diario en un lapso de seis meses. "Los refugiados estuvieron en el valle de la Sauceda, último reducto de resistencia republicana en la provincia de Cádiz, hasta el 1º de noviembre de 1936, cuando la zona fue completamente ocupada", apunta. Los bombardeos de la aviación nazi también dejaron su impronta, arrasando la Sauceda.
En Marrufo, una pequeña iglesia ofició de prisión para mujeres y niños. Los hombres fueron encerrados en otros edificios. Por la cantidad de ajusticiamientos practicados sin juicio previo, Sigler afirma que el período que se extiende entre noviembre del ’36 y marzo del ’37 se conoce como la época del "terror caliente". "A través de testimonios y documentos históricos llegamos a la conclusión de que en Marrufo se produjo una matanza masiva, donde fueron asesinadas entre 300 y 600 personas", calcula. "La propia documentación oficial del bando sublevado dice que hubo ‘una limpieza’ en la zona", agrega.
Concretamente, la fosa común se encontró en una meseta, en forma de pendiente, situada a 250 metros de un caserío libre de vegetación. Según los testimonios, cuando finalizaban los fusilamientos se colocaban piedras encima de las fosas y cruces de hierro para señalar el lugar, pero con el tiempo fueron desapareciendo. La investigación demandó diez años de trabajo. El proceso de excavación se dividió en dos fases, señala Jesús Román, coordinador arqueológico de la búsqueda. En junio y agosto se hizo una exploración electromagnética de terreno con detectores de metales.
"Testimonios de familiares y testigos de la época indicaron que allí estaban enterradas personas fusiladas por las tropas franquistas durante la Guerra Civil", sostiene el arqueólogo. En esta etapa, el objetivo fue localizar evidencias de presencia balística (vainas y proyectiles, tanto de armas largas como de armas cortas) que pudieran haber estado relacionadas con los fusilamientos. Entre casquillos y vainas se hallaron 70 piezas correspondientes a rifles máuser. También pirotecnia sevillana y de fabricaciones de Toledo, munición utilizada por el Ejército y las fuerzas sublevadas. El terreno explorado fue de cinco hectáreas, espacio similar al que podrían ocupar diez canchas de fútbol profesional.
Con los proyectiles y vainas a mano, se procedió a la apertura del terreno –a través de excavaciones de un metro por dos– para verificar la existencia de restos humanos. De cinco sondeos, dos dieron positivo. En ambos casos se encontraron restos humanos pertenecientes a cuatro personas, enterrados a una profundidad de 30 a 50 centímetros. Los arqueólogos también dieron con cráneos perforados por impactos de bala.
El proyecto finalizó una vez comprobada la existencia de la fosa común. No obstante, resta un proyecto de exhumación de mayor envergadura, que los investigadores estiman podría comenzar en junio de 2012. "Hace falta que en esta etapa el gobierno de España y la Junta de Andalucía se involucren más, pero con la mano y el corazón abiertos, para que los familiares cierren un duelo que ya lleva 75 años", advierte el arqueólogo español. En diálogo telefónico con Página/12, el contador José María Pedreño no duda del uso que se le dio a la hacienda andaluza en el pasado. En este sentido, traza una comparación con los delitos cometidos por el terrorismo de Estado y las dictaduras en América latina: "Entre noviembre de 1936 y marzo de 1937, el Cortijo de Marrufo fue un centro de detención, tortura y ejecución utilizado como cuartel general de los golpistas. Las vejaciones que allí se cometieron podrían compararse con las aberraciones que tuvieron lugar tanto en Argentina como en Chile. Ha sido un lugar tan tétrico como la ESMA o Villa Grimaldi".
4 de octubre de 2011
3 de octubre de 2011
©página 12