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se ablanda corazón de bush


[Tom Hamburger y Peter Wallsten] Tras conversaciones de Bush con refugiados aumentan admisiones en Estados Unidos.
Washington, Estados Unidos. Después de oír dramáticas historias directamente de jóvenes perseguidos que huyeron a Estados Unidos, el presidente Bush intervino personalmente para aumentar fuertemente el número de refugiados admitidos en el país -ignorando los severos límites impuestos a esas admisiones por razones de seguridad tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.
La decisión de volver a implementar el programa de asistencia a refugiados más grande del mundo, y el papel del presidente en él, ha pasado en gran parte desapercibida entre las recientes riñas en el Partido Republicano sobre cuestiones relacionadas con las políticas de inmigración y asilo post-11 de septiembre.
Pero los detalles se hicieron visibles en una contundente propuesta presupuestaria dada a conocer la semana pasada por la Casa Blanca. El ministerio de Asuntos Exteriores, muestran los documentos, admitirá a 20.000 refugiados adicionales el próximo año -llevando al total de admisiones al nivel de 70.000 admitidos en los años previos a los atentados terroristas.
La intervención de la Casa Blanca durante los últimos meses ha ayudado a superar preocupaciones por la seguridad, dijeron abogados de los refugiados. Y señalan a un encuentro del presidente en junio -organizado por la Oficina de Iniciativas Comunitarias y Religiosas de la Casa Blanca- como lo que motivó que el presidente ejerciera presión donde era necesaria.
"Esos encuentros iniciaron un serio esfuerzo del gobierno para aumentar las admisiones el año pasado", dijo Sarah Petrin, enlace del gobierno de una importante organización de ayuda a los refugiados, el Comité para Refugiados e Inmigrantes de Estados Unidos.
En una reunión a puertas cerradas con el presidente, organizada por James Towey, un importante asesor de Bush y director de la oficina de iniciativas comunitarias, participaron dos jóvenes refugiadas que llegaron hace algunos años y contaron sus historias de sangre y escape.
Una liberiana de 21 años, Veronica Braewell, rompió a llorar cuando le contó a Bush sus experiencias a los 13 años cuando fue dejada por los militantes por muerta sobre una pila de cadáveres, después de haber visto como abrían los estómagos de las embarazadas y mataban a colegiales desarmados.
Cuando sollozaba, el presidente le pasó a Braewell un pañuelo y la abrazó, recordó Braewell en una dolorosa entrevista en su casa en Allentown, Pensilvania.
Le contó al presidente sobre sus planes de estudiar para asistente de enfermería y le agradeció que la hubiera rescatado.
"Agradecéle al pueblo norteamericano", dijo ella que dijo el presidente. "Montones de gente hacen que esto sea posible", dijo, y mencionó específicamente el trabajo de organizaciones como los Servicios Sociales Luteranos y Catholic Charities, dos grupos religiosos que ayudan a refugiados en Estados Unidos.
Esas y otras organizaciones, como la Sociedad de Ayuda a los Inmigrantes Hebreos, han instando a Estados Unidos durante largo tiempo a conservar el liderazgo en el rescate de refugiados.
En los meses posteriores al 11 de septiembre de 2001, Estados Unidos restringió severamente todas las entradas al territorio no sólo a inmigrantes sino a todos los que tenían un "fundado temor de ser perseguidos" sobre la base de sus creencias políticas o religiosas, raza o etnia. Algunos refugiados de Oriente Medio cuyas peticiones habían sido aprobadas en Estados Unidos en 2001 están recibiendo recién ahora la comunicación de que pueden establecerse aquí.
Los retrasos se deben a una variedad de razones. En los ministerios de Justicia, Asuntos Exteriores y Seguridad Interior, los funcionarios instaron al gobierno a disminuir el ritmo para ser capaces de checar mejor a los refugiados y asegurarse de que no tenían vínculos con terroristas.
En 2002 y 2003 las admisiones disminuyeron en picado a menos de 29.000 personas. Tuvo un efecto desastroso sobre los campamentos de refugiados y puso las cosas muy difíciles para las organizaciones que se ocupan de los refugiados en Estados Unidos, dijeron abogados. La disrupción obligó a algunas organizaciones de refugiados norteamericanas a despedir personal y desmantelar programas de re-asentamiento que había estado construyendo durante más de 25 años. Al mismo tiempo, refugiados de todas las edades de una África asolada por la guerra y de otros lugares quedaron empantanados en los campamentos.En junio, cuando Bush se encontró con la joven que huyó de Liberia, también habló con un estudiante universitario de 22 años, de Sudán, Elijah Anyieth, que le contó sobre los siete años que pasó en un campamento de refugiados de Kenia -a menudo comiendo apenas una mazorca de maíz al día- y describió su fuga a pie de su país asolado por la guerra tras la muerte de sus padres.
"Me dijo: ‘Elijah, fue bueno oír tu historia'", dijo Anyieth, que dijo que su madre fue asesinada en Sudán por militantes y que su padre murió de cólera. Ahora un estudiante de segundo año en ingeniera mecánica en la Virginia Commonwealth University, Anyieth encontró seguridad en Estados Unidos cuando Catholic Charities lo ayudó a instalarse en Richmond, Virginia.
"Dijo que mi historia demuestra por qué al pueblo norteamericano le gusta ayudar a la gente", dijo Anyieth. "Desde que me dijo eso, supe que él iba a hacer algo".
La reunión con los refugiados tomó lugar en un hotel de Washington antes de que el presidente dirigiera la palabra en un congreso sobre la iniciativa basada en la fe. La reunión privada debía durar unos 20 minutos, de acuerdo a un participante, pero se extendió durante más de una hora.
Casi al mismo tiempo que Bush hablaba con los refugiados, el Consejo Nacional de Seguridad inició reuniones para evaluar el aumento de las admisiones de refugiados. La semana pasada, la Casa Blanca hizo pública su propuesta presupuestaria, llamando a gastar unos 154.4 millones de dólares adicionales para admitir y reasentar a refugiados en Estados Unidos.
Una buena parte del dinero se destinará a programas en California, que ha sido históricamente el primer o segundo destino de refugiados.
El apoyo del presidente a los refugiados conlleva pocos riesgos políticos, a pesar de las preocupaciones sobre la seguridad y los costes financieros en una época de recortes presupuestarios, dicen expertos y abogados.
La ayuda a los refugiados es uno de los pocos tópicos en Washington que une a cristianos, judíos, liberales e incluso conservadores que tienen a favorecer drásticas restricciones sobre la inmigración. El aumento de las admisiones de refugiados de África es una postura popular entre líderes religiosos afro-americanos -un grupo político al que corteja la Casa Blanca en un esfuerzo por ganar una parte clave del electorado demócrata.
El problema es también importante para grupos religiosos y de bienestar social que son parte esencial del intento de Bush de incrementar la ayuda gubernamental a grupos religiosos -un objetivo compartido por los evangélicos, que son cada vez más un poderoso componente de la base del Partido Republicano.
"No es un principio conservador del mismo modo que no es liberal ni demócrata", dijo Gideon Aronoff, cabildero de Washington para la Sociedad de Ayuda a Inmigrantes Hebreos. "Proteger a refugiados es un principio estadounidense, y es un principio basado en la fe".
Dos de los más conservadores republicanos en el Congreso ocupados de temas de inmigración -el presidente del Comité Judicial del Congreso, F. James Sensenbrenner Jr. (Wisconsin) y Thomas G. Tancredo (Colorado), presidente del Inmigration Reform Caucus- no tienen la intención de oponerse a Bush sobre el tema del aumento de las admisiones, dijeron ambos portavoces el viernes.
El senador Edward M. Kennedy (demócrata, Massachusetts), el más importante demócrata en el subcomité que supervisa asuntos de inmigración y un críticos frecuente de la política del gobierno con respecto a los refugiados, elogió el plan de Bush de aumentar las admisiones.
Kennedy y el senador Sam Brownback (republicano, Kansas) había pedido al ex ministro de Asuntos Exteriores, Colin L. Powell repetidas veces desde 2002 restaurar la cifra de admisiones de refugiados a los niveles previos. Powell, desde entonces remplazado por Condoleezza Rice, expresó gran interés en hacerlo -pero hasta este año las preocupaciones sobre los costes y la seguridad obstaculizaron sus esfuerzos.
Abogados de refugiados criticaron las complicaciones del "letargo burocrático", como dijo uno de ellos, observando que algunos funcionarios de las agencias se habían opuesto al incremento de admisiones a pesar del apoyo político de alto nivel.
Un informe publicado el año pasado por un ex funcionario del ministerio de Asuntos Exteriores, David A. Martin, ahora profesor de derecho en la Universidad de Virginia, dijo que se creía ampliamente que el sistema de refugiados estaba en crisis debido a desacuerdos burocráticos y otras ineficiencias que estaban contribuyendo a reducir admisiones.
Hubo algún progreso cuando el ministerio de Asuntos Exteriores aumentó las admisiones de 28.000 en 2003 a cerca de 52.000 en 2004. Para 2005 se espera que el gobierno admita a un número similar, pero el presupuesto de 2005 no tiene suficiente dinero para financiar ese nivel.Grupos pro-refugiados están tratando de que el Congreso aumente los fondos, con una infusión adicional este año.

15 de febrero de 2005
©los angeles times
©traducción mQh

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