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en la cacería de bin laden


[Katherine Shrader] Dudas sobre fondos y capacidades.
Washington, Estados Unidos. Osama bin Laden sigue siendo el enemigo público número uno, pero desarrollos recientes plantean preguntas sobre la capacidad de las fuerzas norteamericanas de seguir las huellas del elusivo terrorista y los recursos destinados a la cacería más de tres años después de los atentados del 11 de septiembre.
Fresco recordatorio de la infructuosa cacería es que funcionarios de inteligencia indicaran esta semana que bin Laden ha estado en contacto con Abu Musab al-Zarqaei, el más importante personaje de Al Qaeda en Iraq, solicitando su ayuda para planear atentados en Estados Unidos.
En una rara mención de su nombre ayer, el presidente Bush dijo que bin Laden espera volver atacar a Estados Unidos en suelo americano y "detenerlo es el reto más importante de hoy".
"Estamos constantemente detrás de bin Laden. Estamos manteniendo la presión sobre él, obligándolo a esconderse", dijo Bush en la ceremonia de juramento de ministro de Seguridad Interior, Michael Chertoff.
Actuales y antiguos funcionarios de gobierno dicen que no hay ninguna duda de que el gobierno de Bush quiere capturar a bin Laden "muerto o vivo", como dijo el presidente poco después del 11 de septiembre de 2001. Pero la capacidad y los dólares dejaron mucho de desear.
El general del Ejército, John Abizaid, jefe del Comando Central estadounidense, dijo al Comité de las Fuerzas Armadas del Senado, esta semana, que bin Laden y la directiva de Al Qaeda han sido "nuestros principales blancos" desde el 11 de septiembre, aunque agregó: "Es importante para todos nosotros que sepamos que las fuerzas militares están haciendo lo mejor que pueden para atacar a la red en su conjunto, en contraste con buscar a personas específicas".
El presidente Pervez Musharraf de Pakistán dijo en diciembre que "la pista se ha enfriado", y los funcionarios norteamericanos están en gran parte de acuerdo.
Se cree que bin Laden ha evadido su captura primero durante la batalla de Tora Bora en 2001 en Afganistán y luego ocultándose en la frontera afgano-paquistaní con sus principales encargados y un círculo de partidarios que lo protegen a riesgo de sus vidas. Algunos especialistas dicen que creen que puede estar pasando un tiempo en ciudades paquistaníes.
Personal de Estados Unidos, incluyendo a paramilitares de la CIA, guardias privados y algunas fuerzas especiales altamente adiestradas, han participado en la cacería. En un informe reciente, el Servicio de Investigaciones Parlamentarias dijo que 18.000 tropas norteamericanas siguen en Afganistán, cazando a Al Qaeda y los talibanes, respaldados por miles de fuerza paquistaníes.
Sin embargo, un antiguo funcionario de inteligencia, hablando a condición de preservar su identidad, se preguntó sobre decisiones recientes de Estados Unidos sobre los fondos disponibles. El funcionario dijo que el capital militar fue trasladado de Afganistán a Iraq para las elecciones del 30 de enero allá, y no está claro si han vuelto.
Interrogado para confirmar el cambio, el portavoz del Pentágono, el teniente coronel Barry Venable, dijo: "Por razones de seguridad, no comentamos asuntos operacionales".
El Pentágono gasta un 80 por ciento del presupuesto para inteligencia clasificada, calculado en 40 billones de dólares.
El comandante número dos en Afganistán, el general de división Eric Olson, dijo hace poco que estaba preocupado de que los funcionarios norteamericanos se aferraran a una aparente recaída de los ataques de los militantes para impedir que las tropas de la coalición aligeren la presión sobre fuerzas estiradas por su despliegue en Iraq. Olson agregó que él no anticipaba ningún decaimiento en la misión de encontrar a bin Laden.
Desde fines de los años noventa, el gobierno ha debatido sobre cómo encontrar al cabecilla terrorista y qué valor tiene su captura. En la Ley Patriótica de 2001, los legisladores autorizaron al ministerio de Asuntos Exteriores, a través de su Programa Judicial de Recompensas, a pagar más de 5 millones de dólares.
En noviembre, el Congreso autorizó aumentar la recompensa por datos que conduzcan a la muerte o captura de bin Laden a 50 millones de dólares. Pero la ministro de Asuntos Exteriores, Condoleezza Rice, no ha subido la recompensa.
El portavoz del ministerio del Relaciones Exteriores Lou Fintor dijo que los funcionarios están constantemente evaluando sus programas. "En este momento no tenemos planes de subir la recompensa. Es una decisión a discreción de la ministro", dijo.
El parlamentario Mark Kirk, republicano de Illinois, que estuvo detrás de las leyes de recompensa más recientes, dijo que el ministerio está avanzando rápidamente -"para la velocidad normal del ministerio de Asuntos Exteriores"- en su estudio de las leyes de noviembre.
James Pavitt, director del servicio clandestino de la CIA hasta el verano pasado, dijo que él apoyaba cualquier cosa para encontrar a bin Laden. "Dicho eso, en general para mí y usted es difícil entender de qué tipo de dinero es", dijo. "Imagínese que está en la posición de una persona que puede dar el dato. ¿Saben la diferencia que hay entre 1 millón, 5 o 10 millones de dólares?" Agregó que "el problema es una red, y es una red más difusa que hace tres años y medio".
Entretanto, bin Laden continúa operando. En las últimas semanas, dicen funcionarios estadounidenses, bin Laden ha estado en contacto con Zarqawi, que juró lealtad a bin Laden en octubre.
Sin embargo, Vince Cannistraro, ex director del centro de contra-terrorismo de la CIA, dijo que el mensaje era una buena noticia. "Si tienes que pedirle a Zarqawi que lleve a cabo operaciones en Estados Unidos, es que estás muy desesperado".

4 de marzo de 2005
©boston globe
©traducción mQh

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