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revive antiguo rap asiático


[Peter Finn] En Asia Central, revive antigua forma de rap. El arte del verso improvisado sobre la historia oral atrae a nuevos practicantes en la era post-comunista.
Bishkek, Kirguistán. Dad a Tuuganba Abdiyev una palabra para empezar y se pone a dar saltos, si el léxico del hip-hop puede aplicarse a un músico de Kirguistán de 68 años que acostumbraba a hacer versos improvisados en honor del Partido Comunista y ahora, acompañado de una tormenta de risas, canta sobre Bush, Putin y fideos.
Abdiyev es un ‘akyn', un título dado a los maestros de una forma de improvisación musical que se remonta a más de un milenio. Fue usurpado por los comunistas, y casi murió después de la caída de la Unión Soviética, y está ahora viviendo un renacimiento a medida que jóvenes de Kirguistán y músicos kazakos descubren sus propias y antiguas formas de rap.
En una de sus formas más populares, llamada ‘aitysh', la música es una contienda entre dos artistas sentados a varios metros de distancia que se disputan cantando versos, cada uno guiándose por las palabras e ideas del otro en una mezcla de cantos rítmicos y exclamaciones.
"Se trata de improvisar sobre cualquier tema que aparezca", dijo Alagushev Balai, que co-escribió un libro sobre la música. "¿Quién canta los versos más agudos con la mayor musicalidad y ritmo, sabiduría e ingenio?"
Los akyns comenzaron como transmisores orales de historia, mito y filosofía de los nómades pre-literatos de Asia Central. Y son conocidos por versificar durante horas de una vez sobre temas que van desde la belleza del universo hasta el placer de tomar una taza de té. Los akyns de Kirguistán tocan un instrumento de tres cuerdas llamado ‘komuz', hecho de madera de albaricoque, mientras los kazakos tienen un instrumento de dos cuerdas para acompañar sus espontáneos ritmos.
También cantan el poema épico de Kirguistán, el ‘manas', que tiene cerca de medio millón de versos, con lo que es el más grande del mundo. El manas, que gira sobre un superhéroe del siglo 9, es una oda a la determinación del país de ser independiente. Otros artistas, llamados ‘manaschis', se dedican exclusivamente a recitar o cantar partes del manas; cantarlo de una vez llevaría meses.
Sin embargo, los akyns eran también predicadores improvisados que daban sermones en versos cantados sobre temas políticos y morales del día, adaptando antiguas leyendas o claves para el último gobernante del país.
"En el período soviético se prestaba un montón de atención al akyn y los comunistas lo usaron como un altavoz de propaganda", dijo Balai. "Los akyns cantaban sobre Lenin y la revolución, y los logros del partido".
Para cuando se derrumbó la Unión Soviética y Madonna arrasaba en esta montañosa república con casetes de contrabando, el arte akyn estaba en sus últimas, desacreditado por su asociación con el comunismo y simplemente formalidad. Quedaban en el país cuatro akyns.
"Éramos artistas olvidados", dijo Abdiyev, que empezó a tocar a los 6 años y lanza su komuz -como Jimi Hendrix- cuando toca. "Pero nuestros jóvenes lo han redescubierto y la música se está moviendo en nuevas direcciones". El renacimiento del arte popular fue respaldado por la creación de la Aitysh Foundation hace cuatro años y la inauguración de una escuela para jóvenes akyns donde siguen lecciones de veteranos como Abdiyev. También las escuelas del nuevo país independiente empezaron a enseñar el manas, creando un nuevo interés en las artes populares del país.
"Ahora tenemos cerca de 60 estudiantes", dijo Sadyk Sher-Niyaz, un empresario que creó la fundación y la escuela.
También hay torneos anuales entre artistas de Kirguistán y kazakos en los que los cantantes intercambian suaves insultos sobre unos y otros y sus países mientras arrojan ingeniosas digresiones a la audiencia. Los elevados y tradicionales sombreros de Kirguistán son un blanco predilecto de los kazakos.
Cantados en la lengua kazaka o de Kirguistán, es casi imposible entender la expresividad de los versos traducidos.
"Durante un aitysh, los akyns cantan sus canciones por turno", dijo Balai. "Es un diálogo musical, como un debate. Otro forma de diálogo es llamado ‘alym sabak', que significa ponerse a tono. Esto es cuando un akyn empieza un argumento, el otro debe continuar y empezar un nuevo ritmo o seguir al rival".
Durante el último mes, muchos de los akyns han estado participando en las campañas parlamentarias del país, llevando su versión de la vida política de aldea en aldea.
Interrogado si los akyns apoyaban al presidente titular y a los partidos de gobierno, dijo Sher-Niyaz: "Ah, no, ahora estamos en la oposición".

6 de marzo de 2005
©washington post
©traducción mQh

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