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escuincles se roban película


[Traci Carl] Perros lampiños se roban el escenario en Exposición Mundial Canina.
Ciudad de México, México. La estrella de la Exposición Mundial Canina no es el tierno labrador, el bulldog de personalidad testaruda ni tampoco el maníaco chihuahua. Este año los lampiños xoloitzcuintles se están robando la película en México, su país de origen.
Lustroso, con orejas como de murciélago, esta rara raza parece más un personaje de cómic que un can. Pero su historia se remonta a los aztecas, y tiene especial encanto para los asmáticos o para los que no les gusta barrer después de recortarle el pelo al perro.
Apodados xolos por los criadores y conocidos en México como itzcuintles, la raza todavía tiene que demostrarse. Pero los perros se están haciendo populares en todo el mundo. Pueden alcanzar precios de hasta dos mil quinientos dólares, y amos del pasado incluyen a los artistas mexicanos Diego Rivera y Frida Kahlo.
Los criadores dicen que los xolos estaban al borde de la extinción en los años cuarenta cuando un grupo de mexicanos empezó a buscar a los perros en remotos pueblos de la montaña y en olvidados puestos fronterizos en el desierto, desarrollando una raza que llega hoy en día a los cinco mil en todo el mundo.
Patty Hoover, una criadora de Selah, Washington, contó que empezó a criar xolos hace veinte años porque se casó "con un hombre al que no le gustaba ver pelo de perro en el suelo".
Cuando ella empezó no había muchos amos de xolos, pero eso está cambiando.
"Están empezando a ser reconocidos", dijo, filmando a los xolos que hacían cabriolas en el centro de conferencias en Ciudad de México. "Los criadores están trabajando mucho para promoverlos".
Stephanie Mazzarella, una asmática de 44 años, de Loxahatchee, Florida, empezó a criarlos después de que su doctor le dijera que no podría tener nunca una mascota, a menos que esta no tuviera pelos. Ahora, pasa su tiempo libre tratando de interesar a otros en sus perros.
"Los pongo en un cochecito de perro y los llevo al mall a ver si puedo interesar al público", contó, mientras su cachorro de nueve meses, Chabella, miraba a sus competidores.
En la época de la conquista española, los xolos estaban extendidos por todo México. Eran considerados sagrados por los aztecas, que a veces comían su carne como una cura para todo tipo de enfermedades y enterraban a los perros con sus amos para que ayudaran a guiar a las almas humanas en el más allá. Todavía creen muchos que los perros poseen cualidades curativas.
Brenda Armstrong, que tiene cuatro xolos en su casa en Vancouver, British Columbia, dijo que tenía una amiga cuyo xolo había sido adiestrado para que la despertara si el nivel de azúcar en la sangre de su marido diabético caía durante la noche.
"Las mujeres mayas todavía aprietan a los perros contra sus estómagos para curar los retortijones", dijo, jugando con la correa del xolo de su amiga en la exposición.
Unos setenta xolos están compitiendo este fin de semana en la Exposición Mundial Canina. Todavía está por verse si los xolos seleccionados como mejor raza puede hacerse valer entre los más de cinco mil perros de trescientas razas que competirán el domingo para ser declarada la mejor raza de la exposición.
Incluso si no ganan, los xolos se han colocado en el centro del escenario en un mar de perros gran danés, pastores alemanes y peludos perros falderos.
Los perros han sido siempre populares en las exposiciones de perros raros, y se los puede encontrar haciendo de mascotas en todo el mundo. Los rusos los visten con abrigos, mientras que los mexicanos untan a los claros xolos en bronceador.
Los perros tienen una piel suave y tibia, y mantienen su piel aceitosa con unas glándulas que se encuentran entre sus dedos del pie.
Algunos tienen un hirsuto mechón encima de la cabeza, y un 25 por ciento nace en realidad con una gruesa capa de pelo, una peculiaridad genética.
En peso, los xolos van desde los cuatro kilos y medio, hasta los de veintidós kilos, y los hay de tres tamaños: mini, que es un poco más grande que un chihuahua; medianos, del tamaño de un beagle; y normales, más o menos como un labrador.
Armstrong dice que la raza es fuerte, ya que ha sobrevivido durante miles de años en México. Una vez, su perro se engulló dos biznagas.
"Pensé: ‘Oh, esto va a salir caro'", dijo. "Pero no tenía ninguna espina en su hocico, y una hora más tarde escupió todas las espinas y no tuvo ningún problema en digerir el cactus".

25 de mayo de 2007
©los angeles times
©traducción mQh
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