ocaso del sheriff de américa
[Christine Hanley, H.G. Reza y Paul Pringle] La acusación menciona años de corrupción, que Carona niega.
Según la acusación federal presentada ayer martes, Michael S. Carona, sheriff del condado de Orange, empezó a violar la ley incluso antes de ser elegido, al participar en una amplia estratagema para enriquecerse a sí mismo y a su ex amante otorgando acceso a su departamento a cambio de un constante flujo de dinero y obsequios.
La acusación describe un plan que echó raíces en marzo de 1998 y se prolongó hasta agosto de este año, cuando Carona presuntamente intentó impedir que uno de sus principales acusadores -un ex ayudante de policía- declarara ante un jurado. Los fiscales federales también acusaron a la mujer de Carona y a Deborah V. Hoffman, a la que identificaron en documentos judiciales como la "amante de toda la vida" del sheriff.
Documentos judiciales describen un desenfrenado afán por hacerse con dinero, prebendas y caras bagatelas, incluyendo más de doscientos mil dólares en pagos y préstamos, una lancha, vacaciones en el Lago Tahoe, butacas de lujo para la World Series, plumas Mont Blanc y relojes Cartier para mujeres. Carona, 52, está también acusado de ayudar a otros cómplices a obtener un acuerdo por una muerte por negligencia que la familia de un ayudante de policía ganó en un pleito.
Carona dijo en una entrevista con el Times que era inocente y que no renunciaría a la posición de director del segundo departamento de policía del estado. Se negó a comentar sobre detalles específicos de las acusaciones.
"Me quedo porque me gusta mi trabajo y yo lo hago bien", dijo. "Y lo más importante: yo no he cometido ningún delito".
En una declaración escrita, Deborah Carona dijo: "Esta acusación no tiene ningún mérito, y la estrategia del gobierno de utilizarme como una palanca contra mi marido no tendrá ningún éxito".
Hasta que se convirtiera en el objetivo de varias investigaciones federales y del estado, Carona parecía estar en camino hacia el poder político y la prominencia. Larry King, el famoso presentador de televisión, lo apodó ‘el Sheriff de América', fue cortejado por el ex gurú político de la Casa Blanca Karl Rove y fue preparado para su candidatura a teniente de gobernador. En 2002 alcanzó un reconocimiento nacional por su postura dura, frente a las cámaras, durante la cacería del secuestrador de la niña Samantha Runnion, de cinco años, que fue asesinada.
La acusación de diez cargos pinta un retrato muy diferente, sosteniendo que Carona y sus colaboradores empezaron sus actividades delictivas al recaudar fondos para ganar las elecciones de 1998, y luego, tras asumir el cargo, utilizando sus atribuciones como sheriff para enriquecerse a sí mismos.
En total, Carona hace frente a un cargo de conspiración, cuatro de fraude en la venta por correo y dos de acosar a un testigo del jurado. Su esposa está acusada de un solo cargo de conspiración. Hoffman está acusada de conspiración, cuatro cargos de fraude en la venta por correo y tres de quiebra fraudulenta.
Una figura central en la presunta conspiración es Donald Haidl, un hombre de negocios del condado de Orange, dueño de un negocio que generaba cien millones de dólares al año vendiendo coches policiales excedentes y bienes requisados por las agencias policiales.
Los fiscales dicen que Haidl forraba los bolsillos de Carona con la regularidad de una planilla de pago. A cambio, Carona nombró a Haidl ayudante del sheriff y ayudó al hijo de este a conseguir trato preferente en un caso de drogas y daba insignias y armas a sus familiares y amigos.
Haidl, en realidad, le compró a Carona una tarjeta ‘Salga de la cárcel sin pagar', dicen los fiscales.
El sheriff, dicen, también ejerció influencia en dos intentos fútiles de procesar al hijo de Haidl como delincuente juvenil cuando fue acusado de violación en 2002.
Haidl, que se declaró culpable en un caso relacionado, se ha vuelto ahora contra Carona y se espera que declare contra el sheriff. Cerró un trato para eludir las acusaciones más graves, entró en la clandestinidad y grabó conversaciones con Carona.
De acuerdo a la acusación, los pagos que hizo Haidl a Carona y Hoffman iban desde un ‘préstamo' de 110 mil dólares al bufete de abogados de Hoffman hasta un estipendio de mil dólares mensuales que Carona recibía por su posición como miembro de la dirección de la compañía asociada a Haidl.
Otro conspirador fue George Jaramillo, que también era uno de los ayudantes del sheriff. También él se declaró culpable en el caso y ha estado colaborando con los fiscales.
Los abogados de Haidl y Jaramillo se han negado a comentar sobre el caso.
La acusación proporciona el siguiente informe sobre la supuesta conspiración:
La estratagema empezó durante la candidatura al cargo de Carona en 1998 cuando Haidl canalizó varios cheques de mil dólares a la campaña, cada uno de diferentes ‘contribuidores'. Haidl reembolsó ilegalmente a esos donantes no identificados.
El día previo a la votación de 1998, Haidl dio al bufete de abogados, que fue fundado por Hoffman y Jaramillo, 110 mil dólares en un cheque bancario. Tras ganar Carona, Haidl pagó un viaje al Lago Tahoe a Carona, Jaramillo y sus esposas y dio al nuevo sheriff seis mil dólares en efectivo.
Poco después de ganar las elecciones en diciembre de 1998, Carona insistió ante la Comisión de Supervisores para que cambiaran el reglamento para poder nombrar a Haidl en el cargo de ayudante del sheriff, aunque el hombre de negocios no tenía la experiencia necesaria.
Al año siguiente, Carona se las arregló para que varios familiares, amigos y socios de Haidl -muchos de ellos contribuidores de la campaña del sheriff- fueran nombrados agentes de la reserva, entregándoles insignias y armas. Esa trama fue revelada más tarde por el Times.
Ese otoño, Carona, Haidl y Jaramillo conspiraron para referir los casos que implicaran a los empleados del sheriff al fiscal del condado de Orange, Joseph G. Cavallo, un tercer cómplice, a cambio de dinero. En la acusación no se menciona a Cavallo y no ha sido acusado.
Haidl dio a Carona doce mil dólares en efectivo para su uso personal ese año. El empresario dio la misma cantidad al sheriff en 2000 y 2001, y luego seis mil en 2002.
A petición de Carona, un montón de dinero estaba siendo desviado hacia Hoffman. En total, recibió más de 170 mil dólares, a menudo en importes de cinco mil y diez mil dólares, a intervalos bastante regulares.
A principios de 2000, Hoffman inició una financiera con el nombre asombrosamente inusual de Bersagliere of Pacoima. En esa misma época, Carona pidió a los asesores del entonces gobernador Gray Davis que nombrara a Hoffman en una comisión del estado; fue nombrada en el Consejo de Justicia Criminal de California.
Debido a su función en el estado, Hoffman estaba obligada a presentar formularios de información financiera. Pero no informó sobre sus holdings en Bersagliere (el sobrenombre viene del nombre de un cuerpo del ejército italiano).
Entretanto, Carona conspiraba con Jaramillo y Cavallo para ayudar a dos empresarios del condado de Orange a adquirir tierras para construir un local de paint-ball. En abril de 2000, los empresarios pagaron a Cavallo veinticinco mil dólares en efectivo.
La conspiración se extendió ese año para incluir a Deborah Carona, que recibió de Haidl un vestido St. John Knits de mil quinientos dólares.
En mayo de 2001, Carona usó sus contactos para que su esposa fuera nombrada en la Comisión de Ferias del condado de Orange. Ese mismo mes, envió a la viuda de un ayudante del sheriff a Cavallo, que la representó en una demanda por un caso de muerte por negligencia contra un hospital. Cómplices no mencionados de Carona obtuvieron más tarde una parte del acuerdo de 340 mil dólares que Cavallo obtuvo para los herederos del ayudante.
También hacia mayo de 2001, Haidl dio a Carona una lancha Sea Ray y una caravana. El sheriff le pasó a Haidl un cheque por cinco mil 150 dólares para presentar la transacción como una compra, pero Haidl le reembolsó la misma cantidad de dinero. Deborah Carona depositó parte de ese dinero en su cuenta personal.
En los meses siguientes, Carona devolvió los favores a Haidl y a otro empresario del condado de Orange, Ed Grech, que en la acusación sólo fue identificado por sus iniciales.
Le dio a Grench, ilegalmente, un permiso para portar armas, aunque el empresario había sido condenado por porte ilegal de armas. En septiembre de 2001, Carona usó sus conexiones para que una hermana de Haidl, Peggy, fuera nombrada en la comisión de ferias del condado.
Los intentos de encubrimiento de Carona no terminaron sino el trece de agosto, cuando pidió a Haidl que no declarara. La acusación dice que esa conversación fue grabada.
Las acusaciones contra Hoffman se extienden a su quiebra, que solicitó en 2001. La acusación alega que hizo declaraciones falsas para ocultar 65 mil dólares que recibió de Haidl; sus valores en varias cuentas bancarias, de ahorro y de su cuenta de corretaje; sus participaciones en la compañía Bersagliere; el recibo de 110 mil dólares de préstamo y el bufete de abogados.
Si lo declaran culpable por todos los cargos, Carona podría ser condenado hasta 105 años de cárcel.
La acusación describe un plan que echó raíces en marzo de 1998 y se prolongó hasta agosto de este año, cuando Carona presuntamente intentó impedir que uno de sus principales acusadores -un ex ayudante de policía- declarara ante un jurado. Los fiscales federales también acusaron a la mujer de Carona y a Deborah V. Hoffman, a la que identificaron en documentos judiciales como la "amante de toda la vida" del sheriff.
Documentos judiciales describen un desenfrenado afán por hacerse con dinero, prebendas y caras bagatelas, incluyendo más de doscientos mil dólares en pagos y préstamos, una lancha, vacaciones en el Lago Tahoe, butacas de lujo para la World Series, plumas Mont Blanc y relojes Cartier para mujeres. Carona, 52, está también acusado de ayudar a otros cómplices a obtener un acuerdo por una muerte por negligencia que la familia de un ayudante de policía ganó en un pleito.
Carona dijo en una entrevista con el Times que era inocente y que no renunciaría a la posición de director del segundo departamento de policía del estado. Se negó a comentar sobre detalles específicos de las acusaciones.
"Me quedo porque me gusta mi trabajo y yo lo hago bien", dijo. "Y lo más importante: yo no he cometido ningún delito".
En una declaración escrita, Deborah Carona dijo: "Esta acusación no tiene ningún mérito, y la estrategia del gobierno de utilizarme como una palanca contra mi marido no tendrá ningún éxito".
Hasta que se convirtiera en el objetivo de varias investigaciones federales y del estado, Carona parecía estar en camino hacia el poder político y la prominencia. Larry King, el famoso presentador de televisión, lo apodó ‘el Sheriff de América', fue cortejado por el ex gurú político de la Casa Blanca Karl Rove y fue preparado para su candidatura a teniente de gobernador. En 2002 alcanzó un reconocimiento nacional por su postura dura, frente a las cámaras, durante la cacería del secuestrador de la niña Samantha Runnion, de cinco años, que fue asesinada.
La acusación de diez cargos pinta un retrato muy diferente, sosteniendo que Carona y sus colaboradores empezaron sus actividades delictivas al recaudar fondos para ganar las elecciones de 1998, y luego, tras asumir el cargo, utilizando sus atribuciones como sheriff para enriquecerse a sí mismos.
En total, Carona hace frente a un cargo de conspiración, cuatro de fraude en la venta por correo y dos de acosar a un testigo del jurado. Su esposa está acusada de un solo cargo de conspiración. Hoffman está acusada de conspiración, cuatro cargos de fraude en la venta por correo y tres de quiebra fraudulenta.
Una figura central en la presunta conspiración es Donald Haidl, un hombre de negocios del condado de Orange, dueño de un negocio que generaba cien millones de dólares al año vendiendo coches policiales excedentes y bienes requisados por las agencias policiales.
Los fiscales dicen que Haidl forraba los bolsillos de Carona con la regularidad de una planilla de pago. A cambio, Carona nombró a Haidl ayudante del sheriff y ayudó al hijo de este a conseguir trato preferente en un caso de drogas y daba insignias y armas a sus familiares y amigos.
Haidl, en realidad, le compró a Carona una tarjeta ‘Salga de la cárcel sin pagar', dicen los fiscales.
El sheriff, dicen, también ejerció influencia en dos intentos fútiles de procesar al hijo de Haidl como delincuente juvenil cuando fue acusado de violación en 2002.
Haidl, que se declaró culpable en un caso relacionado, se ha vuelto ahora contra Carona y se espera que declare contra el sheriff. Cerró un trato para eludir las acusaciones más graves, entró en la clandestinidad y grabó conversaciones con Carona.
De acuerdo a la acusación, los pagos que hizo Haidl a Carona y Hoffman iban desde un ‘préstamo' de 110 mil dólares al bufete de abogados de Hoffman hasta un estipendio de mil dólares mensuales que Carona recibía por su posición como miembro de la dirección de la compañía asociada a Haidl.
Otro conspirador fue George Jaramillo, que también era uno de los ayudantes del sheriff. También él se declaró culpable en el caso y ha estado colaborando con los fiscales.
Los abogados de Haidl y Jaramillo se han negado a comentar sobre el caso.
La acusación proporciona el siguiente informe sobre la supuesta conspiración:
La estratagema empezó durante la candidatura al cargo de Carona en 1998 cuando Haidl canalizó varios cheques de mil dólares a la campaña, cada uno de diferentes ‘contribuidores'. Haidl reembolsó ilegalmente a esos donantes no identificados.
El día previo a la votación de 1998, Haidl dio al bufete de abogados, que fue fundado por Hoffman y Jaramillo, 110 mil dólares en un cheque bancario. Tras ganar Carona, Haidl pagó un viaje al Lago Tahoe a Carona, Jaramillo y sus esposas y dio al nuevo sheriff seis mil dólares en efectivo.
Poco después de ganar las elecciones en diciembre de 1998, Carona insistió ante la Comisión de Supervisores para que cambiaran el reglamento para poder nombrar a Haidl en el cargo de ayudante del sheriff, aunque el hombre de negocios no tenía la experiencia necesaria.
Al año siguiente, Carona se las arregló para que varios familiares, amigos y socios de Haidl -muchos de ellos contribuidores de la campaña del sheriff- fueran nombrados agentes de la reserva, entregándoles insignias y armas. Esa trama fue revelada más tarde por el Times.
Ese otoño, Carona, Haidl y Jaramillo conspiraron para referir los casos que implicaran a los empleados del sheriff al fiscal del condado de Orange, Joseph G. Cavallo, un tercer cómplice, a cambio de dinero. En la acusación no se menciona a Cavallo y no ha sido acusado.
Haidl dio a Carona doce mil dólares en efectivo para su uso personal ese año. El empresario dio la misma cantidad al sheriff en 2000 y 2001, y luego seis mil en 2002.
A petición de Carona, un montón de dinero estaba siendo desviado hacia Hoffman. En total, recibió más de 170 mil dólares, a menudo en importes de cinco mil y diez mil dólares, a intervalos bastante regulares.
A principios de 2000, Hoffman inició una financiera con el nombre asombrosamente inusual de Bersagliere of Pacoima. En esa misma época, Carona pidió a los asesores del entonces gobernador Gray Davis que nombrara a Hoffman en una comisión del estado; fue nombrada en el Consejo de Justicia Criminal de California.
Debido a su función en el estado, Hoffman estaba obligada a presentar formularios de información financiera. Pero no informó sobre sus holdings en Bersagliere (el sobrenombre viene del nombre de un cuerpo del ejército italiano).
Entretanto, Carona conspiraba con Jaramillo y Cavallo para ayudar a dos empresarios del condado de Orange a adquirir tierras para construir un local de paint-ball. En abril de 2000, los empresarios pagaron a Cavallo veinticinco mil dólares en efectivo.
La conspiración se extendió ese año para incluir a Deborah Carona, que recibió de Haidl un vestido St. John Knits de mil quinientos dólares.
En mayo de 2001, Carona usó sus contactos para que su esposa fuera nombrada en la Comisión de Ferias del condado de Orange. Ese mismo mes, envió a la viuda de un ayudante del sheriff a Cavallo, que la representó en una demanda por un caso de muerte por negligencia contra un hospital. Cómplices no mencionados de Carona obtuvieron más tarde una parte del acuerdo de 340 mil dólares que Cavallo obtuvo para los herederos del ayudante.
También hacia mayo de 2001, Haidl dio a Carona una lancha Sea Ray y una caravana. El sheriff le pasó a Haidl un cheque por cinco mil 150 dólares para presentar la transacción como una compra, pero Haidl le reembolsó la misma cantidad de dinero. Deborah Carona depositó parte de ese dinero en su cuenta personal.
En los meses siguientes, Carona devolvió los favores a Haidl y a otro empresario del condado de Orange, Ed Grech, que en la acusación sólo fue identificado por sus iniciales.
Le dio a Grench, ilegalmente, un permiso para portar armas, aunque el empresario había sido condenado por porte ilegal de armas. En septiembre de 2001, Carona usó sus conexiones para que una hermana de Haidl, Peggy, fuera nombrada en la comisión de ferias del condado.
Los intentos de encubrimiento de Carona no terminaron sino el trece de agosto, cuando pidió a Haidl que no declarara. La acusación dice que esa conversación fue grabada.
Las acusaciones contra Hoffman se extienden a su quiebra, que solicitó en 2001. La acusación alega que hizo declaraciones falsas para ocultar 65 mil dólares que recibió de Haidl; sus valores en varias cuentas bancarias, de ahorro y de su cuenta de corretaje; sus participaciones en la compañía Bersagliere; el recibo de 110 mil dólares de préstamo y el bufete de abogados.
Si lo declaran culpable por todos los cargos, Carona podría ser condenado hasta 105 años de cárcel.
christine.hanley@latimes.com
hgreza@latimes.com
paul.pringle@latimes.com
Joe Mozingo y Scott Glover contribuyeron a este reportaje.
8 de diciembre de 2007
31 de octubre de 2007
©los angeles times
cc traducción mQh
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