Blogia
mQh

por no aceptar un trabajito


Ocurrió en la cárcel de San Nicolás, provincia de Buenos Aires. Según denunció el detenido, le habían ofrecido eliminar a otro preso, denunciante de violaciones a los derechos humanos. Como se negó, lo molieron a palos. También violaron a su esposa.
[Horacio Cecchi] Argentina. Ricardo Javier Martínez Báez, detenido en la U3 de San Nicolás, pasó por la incómoda experiencia de recibir protección de parte del Servicio Penitenciario Bonaerense. La comprobación la recibió in situ e in corpus propio: el 14 de abril pasado lo molieron a palos. Había llegado al penal cuatro días antes con una orden judicial de protección porque arrastraba una serie de amenazas por haberse negado a asesinar en dos oportunidades a otro preso, Ricardo De Angelis Baccarini, en otros penales del SPB. Además de las amenazas de muerte, de que le enviaran a otro interno a matarlo, y de la picadora de carne por la que pasó, Martínez Báez supo de hasta dónde llega el largo brazo de la institución: al día siguiente de rechazar el último trabajito, en una calle de Los Polvorines violaron a su mujer.
El 15 de abril pasado, Martínez Báez presentó una denuncia ante el defensor general de San Nicolás, Gabriel Ganón (quien presentó un hábeas corpus). Allí, el interno relató que el año pasado, estando alojado en la U29 de Melchor Romero, curiosamente de máxima seguridad, "el jefe de la unidad (durante todo 2007 y hasta la fecha figura como director Jorge Alvarez) me dio una faca y me pidió que apuñalara a De Angelis Baccarini".
El 29 de julio de 2006, Baccarini había sido emboscado en los baños por al menos nueve penitenciarios, pateado hasta partirle el hígado en cuatro, luego arrojado por las escaleras y abandonado hasta casi desangrarse (ver aparte) por una diferencia con los jerarcas del penal. Baccarini sobrevivió y denunció con nombre y apellido a nueve penitenciarios.
En su denuncia, Báez sostuvo que rechazó el encargo del capanga y presentó una denuncia ante la fiscalía 5 de La Plata.
Por lo visto, la investigación fiscal no prosperó lo suficiente: el 15 de marzo pasado, Báez fue trasladado desde la U21 de Campana hasta la U28 de Magdalena, donde ingresó el 17 de marzo. Fue curioso que allí mismo se encontrara alojado su pretendido objetivo, el masacrado Baccarini. También fue curioso que la Justicia hubiera prohibido el envío de Báez a la U28 porque ya había denunciado a los jefes del penal. "El director (Juan Medina) me preguntó ‘¿ahora vas a hacer lo que tenés que hacer?’", denunció Báez. Y para demostrar que, después de todo, no hay presión sobre los detenidos, ubicaron a Martínez Báez celda de por medio con su objetivo Baccarini. A lo mejor, quién te dice.
Pero el obstinado de Báez volvió a rechazar el encargo de la superioridad y empezó, rápidamente, a labrar su historial hospitalario. Después del frustrado intento de convencerlo, pocos días después, Martínez Báez fue enviado a la U35 de Olmos. Antes de salir, tuvo noción del alcance del largo brazo de la ley (interna) y la capacidad de castigar como modo de brutal advertencia: supo que ese día habían violado a su mujer, en una calle de Los Polvorines.
Martínez Báez presentó la denuncia en la unidad descentralizada de Los Polvorines. Por lo visto, la investigación no avanzó. De allí, fue trasladado a la U3 de San Nicolás, donde hizo su ingreso el 12 de abril pasado. "Me extrañó que me alojaran y al rato me metieran otro preso en la celda, porque yo tenía medida de seguridad de la fiscalía 23 de Los Polvorines (a cargo de Tamara Vainman)", dijo Báez. Dijo que no pudo cerrar los ojos, porque "estaba seguro que lo mandaron a atacarme". El 14 de abril, lo llevaron a una audiencia con el director, Miguel Libares, pero antes de llegar un grupo de guardias lo destrozó a golpes, "incluyendo uno de los jefes del penal que gritaba ‘en la cara no le peguen’".

24 de abril de 2008
©página 12
rss

0 comentarios