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mascotas entrampadas


En Montana, dueños de perros sostienen que las trampas para animales salvajes ponen en peligro a sus mascotas.
[Jim Robbins] Missoula, Montana. Lo primero que se debe hacer cuando se libera a un perro cogido en una trampa, dice Anja Heister, es colocar un palo en su hocico.
"No importa cuánto te quiera, puede tratar de morderte", explicaba Heister a un grupo de personas reunidas en una cafetería aquí la semana pasada.
La demostración fue una de varias realizadas en toda Montana por Footloose Montana, una organización sin fines de lucro dirigida por la señora Heister. El grupo está enseñando a la gente a liberar mascotas cogidas inadvertidamente en trampas instaladas legalmente para atrapar a animales peleteros.
Las trampas son comunes en muchas partes del país. Pero en los estados occidentales como Montana, muchas trampas se instalan en tierras nacionales, donde estallan conflictos, cada vez con mayor frecuencia, entre tramperos y usuarios recreativos a medida que crece el número de jubilados y propietarios de casas de campo.
Las recientes muertes de animales para los que no estaban destinadas las trampas, entre ellos un perro y un águila dorada, y las heridas de otros han agudizado las tensiones y contribuido a reforzar el movimiento para restringir la instalación de trampas para animales peleteros en Montana. Cuatro estados occidentales -Arizona, California, Colorado y Washington- ya prohíben o limitan ciertos tipos de trampas, conocidas como trampas conibear.
Footloose ha colocado anuncios en televisión y en YouTube advirtiendo a los dueños de perros sobre los peligros de las trampas. El grupo, formado el año pasado como reacción ante la frecuencia de casos de perros entrampados, está en las primeras fases de planificación de una iniciativa electoral que prohibirá colocar trampas en tierras nacionales.
Los tramperos dicen que las restricciones propuestas, así como las implementadas en otros estados, son apoyadas por gente que no reconoce el papel que juegan las trampas en la regulación demográfica de animales peleteros, incluyendo castores, coyotes y glotones.
También se quejan de que las restricciones son un ataque contra el modo de vida occidental. Montana concedió más de cuatro mil permisos de caza con trampas el año pasado, y calcula que en 2006 fueron capturados por sus pieles unos 47.600 animales.
"Las trampas son una parte importante del control de la fauna", dijo Dave Miller, director de asuntos nacionales e internacionales de la Asociación Nacional de Tramperos, que reclama tener diez mil afiliados. "Cuando se hace bien, es un método eficiente y humano para controlar la fauna".
No hay modo de saber cuántos animales quedan atrapados sin querer, porque a menudo los incidentes no son denunciados y algunos de los animales desaparecen. Este año, Footloose Montana ha recogido las historias de doce perros en el occidente de Montana que quedaron entrampados; tres de ellos murieron.
"La naturaleza misma de la trampa es como la de una mina terrestre", dice Wayne Pacelle, presidente de la Sociedad Protectora de Animales de Estados Unidos, que ha hecho campañas contra las trampas en varios estados. "Es indiscriminado. Cae todo tipo de animal suficientemente desafortunado como para pisar o jalar el disparador".
Según los tramperos parte de la culpa por la muerte de los perros la tienen los dueños de perros.
"Muy a menudo se trata de perros que deberían estar amarrados", dijo Miller, de la asociación de tramperos. "Los dueños de perros tienen parte de la responsabilidad".
Gran parte del debate se ha concentrado en tres tipos de trampas, llamadas colectivamente trampas conibear. Uno de ellos, el cepo, aprieta y retiene al animal hasta que aparece el trampero para matarlo. Otra trampa, la trampa de lazo, se hace con cables de avión. Coge al animal, a menudo por el cuello, y lo retiene o estrangula. La tercera trampa, conibear, está diseñada para cerrarse de golpe sobre el cuello del animal y matarlo instantáneamente.

Fue la muerte de Cupcake, un mestizo de border collie, en una trampa conibear en el invierno pasado la que primero provocó la campaña contra las trampas. El dueño del perro, Filip Panusz, estaba haciendo una caminata cerca de Missoula en una ruta popular en un parque nacional cuando el perro se desvió hacia la ribera. Panusz dijo que oyó un ruido seco; encontró al perro muriendo, cogido en una trampa conibear que había sido instalada en un arroyo.
Brian Giddings, un trampero que es el coordinador de animales peleteros del Departamento de Pesca, Fauna y Parques de Montana, dijo que esos accidentes son desafortunados, pero no la norma. Las trampas conibear (llamadas así por su inventor, un trampero canadiense llamado Frank Conibear) deben ser colocadas en terrenos cerrados que se suponen impiden la entrada de perros. Las trampas colocadas sin esa precaución, dijo, son trampas instaladas ilegalmente.
"Hay algunos tramperos que son ilegales", dijo Giddings. "Y son las colocaciones ilegales las que cogen a los perros. Siempre hay gente que viola la ley".
Se han conocido otros incidentes recientes. Una mujer de Missoula, cuyo perro fue cogido por una conibear durante un paseo, luchó para liberar al animal, pero no pudo. Luego se tendió junto a su perro mientras este moría. Mientras cazaba, un doctor de urgencias en Missoula vio caer en trampas a sus dos perdigueros. Sobrevivieron. En enero, un águila dorada quedó cogida en una trampa y se rompió la pata. Tuvo que ser eutanasiada.
Generalmente es fácil liberar a los perros cogidos en cepos, dijo Giddings, y esas trampas normalmente no causan lesiones muy severas. Pero debido a que los tramperos de Montana no están obligados a revisar sus trampas a ciertos intervalos, los críticos dicen que un perro u otro animal puede pasar horas e incluso días en una trampa y puede romperse los dientes, dislocarse un hombro y sufrir desgarros de ligamento tratando de liberarse.
"Muchos de los animales heridos representan enormes cuentas de veterinarios", dijo Jerry Black, miembro de la directiva de Footloose Montana. "A la gente no le reembolsan esos gastos".
El renovado debate sobre las trampas también ha girado sobre el prolongado desacuerdo sobre si las trampas son el mejor método para matar animales.
"Contradice la ética del cazador en cuanto a una muerte limpia y rápida", dijo Pacelle, de la Sociedad Protectora. "Es la forma más inhumana de caza".
Los tramperos dicen que las trampas son humanas si se las usa responsablemente.
"Están diseñadas para retener al animal hasta que llegue el trampero y lo despache", dijo Giddings. "Si usas el tamaño correcto, retendrán al animal hasta que aparezca el trampero".
La trampa conibear en particular, dijo Giddings, "es muy humana porque el animal muere en menos de un minuto".
La Asociación Americana de Medicina Veterinaria emitió hace poco su opinión sobre los cepos, determinando que las versiones con pinzas o tenazas acolchadas -lo que significa que las dos tenazas no aprietan demasiado fuerte- son humanas.
"Ciertamente pueden causar lesiones, pero reducen su posibilidad", dijo la doctora Gail Golob, directora de bienestar animal de la organización. Los cepos no adaptados no son consideradas humanos; la reseña de la organización no incluye trampas de lazo ni trampas conibear.

7 de junio de 2008
30 de abril de 2008
©new york times
cc traducción mQh
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