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un sobreviviente de guantánamo


Lakhdar Boumediene pasó siete años de su vida en la cárcel de la base naval estadounidense en Cuba. Hace pocos días que este argelino de 43 años recuperó su libertad y viajó a Francia, luego que un juez de Estados Unidos lo exculpó de las acusaciones de terrorismo que lo mantuvieron años en prisión.
París, Francia. Pizza y jugo de naranja: la felicidad necesita poca cosa. Hace siete años y siete meses que Lakhdar Boumediene no había comido así. Siete años y siete meses que no se había sentado en un restaurante a comer en familia.
El lunes 25 de mayo, bajo un sol a plomo, en un suburbio de París, Lakhdar Boumediene, de 43 años, goza de su primer día de libertad. "Soy un hombre normal", repite.
El 20 de noviembre de 2008, un juez estadounidense lo exculpó de las acusaciones de terrorismo que le valieron estar encerrado en el campamento de Guantánamo de enero de 2002 al 15 de mayo de 2009. Matrícula 10005: "Ese era mi número allá. Así me llamaban. Nunca Lakhdar o Boumediene. Para ir más rápido, los guardias abreviaban 10K5".
Él fue entregado a los estadounidenses en diciembre de 2001 por las autoridades de Bosnia, que sospecharon que quería cometer un atentado contra la embajada de Estados Unidos en Sarajevo.
De rostro agotado, playera gris de manga corta, pantalones blancos y los ojos negros hundidos, Lakhdar Boumediene es un sobreviviente de 58 kilos de peso.
El 15 de mayo desembarcó de un avión de la fuerza aérea de Estados Unidos en la base aérea de Evreux, procedente de Cuba. Fueron nueve horas de viaje, con pies y manos encadenados, con dieciséis guardias que hicieron relevos en grupos de cuatro durante toda la duración del vuelo. La obsesión de Lakhdar era sufrir una necesidad apremiante.
"Recuerdo que en el vuelo de ida no teníamos derecho de ir al baño. Así que esta vez tomé mis precauciones; no comí ni bebí nada antes de salir", explicó.
De nacionalidad argelina, Lakhdar fue recibido en Francia. Su esposa y sus hijas, que después de su arresto regresaron a Argelia, se reunieron con él gracias a la intervención del Gobierno francés.
Por ahora, la familia Boumediene decidió vivir en Francia. Lakhdar tiene familia aquí y se dice apegado a la cultura francesa. Quizá algún día regrese a Argelia pero, por lo pronto, no es el momento de hacer castillos en el aire.
Tras salir del Hospital Militar Percy de Clamart, Lakhdar pasea libremente del brazo de su esposa Abassia; de Radjaa, de 13 años, y de Raham, de 8 años, sus dos hijas a las que él no vio crecer. "Claro, no las reconocí", se disculpa.

Años de Terror
A su regreso del infierno, él se dedica a reanudar los gestos simples de la existencia. Deshacerse de Guantánamo, de donde, sin embargo, se trajo su uniforme de prisionero: un pantalón y una chaqueta kaki. Escapar del campo número 6, donde el día nunca llegaba y el frío en la celda congelaba los huesos. Relata: "Despertar a las 5 de la mañana para la oración matutina. Después regresar a la celda. A las 6, los guardias venían a buscarme y llevarme a una sala. Me sentaban en una silla, manos y pies atados, y me alimentaban por la fuerza por intubación a través de las fosas nasales".
Lakhdar no hablaba con nadie. Respiraba el aire del exterior una vez al día, menos de una hora; "a veces en el día, a veces en la noche; cada uno tenía su turno". Jamás se cruzó con otro detenido.
Durante más de tres años, desde febrero de 2006 hasta su salida, él se negó a comer, salvo en dos ocasiones: el día de la victoria de Barack Obama, en noviembre de 2008 -"Yo estaba contento pues evitamos lo peor con John McCain"- y el día en que lo jueces lo exoneraron. Perdió poco más de 20 kilos.
La prueba más difícil fue en febrero de 2003, cuando los guardias lo interrogaron sin descanso. "Querían informes sobre las organizaciones caritativas musulmanas en Bosnia y los árabes establecidos en Sarajevo, pero yo no sabía nada de eso", afirma.
Fue sometido a interrogatorios durante 16 días y 16 noches. "Empezaba a medianoche y seguía hasta casi las 5 de la mañana. Descansaban unas horas y después seguían. Se relevaban en grupos de seis o siete. Al cabo de la tercera o quinta noche, fui examinado por un médico que dijo que yo estaba bien y que podía continuar".

Peligrosa Sospecha
Lakhdar Boumediene fue detenido en Sarajevo en octubre de 2001, en compañía de otros cuatro argelinos. Llegó a Bosnia en abril de 1997, para trabajar con la Media Luna Roja, el equivalente musulmán de la Cruz Roja. Había salido de Argelia en 1990. "Quería ir a trabajar a los países del Golfo Pérsico, pues en Argelia era empleado de un cementerio y eso era malo para mi salud", relata.
Después de una estancia en Sanaa, en Yemen, se instaló dos años en Pakistán -en 1991 y 1992-, no lejos de Peshawar, donde atendía a los huérfanos de una escuela. Después regresó a Yemen, donde lo sorprendió la guerra de 1994, entre Yemen del Norte y Yemen del Sur. Él aprovechó para inscribirse en la Universidad de Sanaa, al tiempo que tomaba clases en el Centro Cultural Francés. De ahí se fue con un amigo a Albania, donde empezó a trabajar con la Media Luna Roja, que finalmente lo envió a Sarajevo.
En diciembre de 2000, cuando fue a visitar a su familia en Argelia, fue interrogado por la policía al pasar por la aduana en el aeropuerto de Argel. Se le confiscó el pasaporte y se le requirió que permaneciera en la capital, mientras los investigadores realizaban verificaciones.
En ese tiempo, para salir de Argelia e incorporarse en la yihad (guerra santa), numerosos combatientes del Grupo Islámico Armado iban a los campamentos de entrenamiento afganos a través de Pakistán. Las autoridades sospechaban que él era uno de ellos.
Al cabo de cinco o seis días se le devolvió el pasaporte, pero después de expedirle un certificado de amnistía, como los que entregan las autoridades argelinas a los islamistas arrepentidos. "Jamás he sido islamista", jura.

UE Analiza Condiciones para Aceptar a Ex Presos
La UE examina con Estados Unidos las condiciones para acoger a ex detenidos de la base de Guantánamo, al tiempo que considera pedir a Washington garantías de que abandone la guerra contra el terrorismo de George W. Bush, dijeron ayer diplomáticos.
Los embajadores de los 27 países de la Unión Europea (UE) examinaron ayer por primera vez un proyecto de declaración conjunta con EEUU que fijaría los principios de esta colaboración, como el compromiso mutuo de respetar los derechos humanos o la indemnización que Washington podría pagar a los ex detenidos.
El objetivo de esta declaración es "obtener garantías" de que Washington "abandonará la guerra contra el terrorismo", cuyos excesos bajo la administración Bush han sido repetidamente criticados, y que adoptará un "talante más europeo", respetuoso con el derecho internacional, según un diplomático europeo.

28 de mayo de 2009
©new york times
©la nación 
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