piden perpetua para genocidas
20 de junio de 2009
Mazea recordó que por el caso 103 Iris Pereyra de Avellaneda, los tormentos, la privación ilegal que sufrió y el robo de sus bienes, fue condenado el dictador Jorge Rafael Videla en el Juicio a las Juntas. En su alegato, que desplegó con puntillosa precisión las argumentaciones estrictamente jurídicas, la abogada destacó que la Convención para la Prevención y Sanción del crimen de Genocidio fue ratificada por ley en 1958 y aún no se incorporó a la legislación interna el delito de genocidio, entendido como el ataque "discriminado" a determinados grupos de una población para lograr su destrucción, lo que produce con su ausencia la transformación de la sociedad de acuerdo a los valores que querían implantar los represores. Algo que se aplica, según Mazea y el abogado Carlos Slepoy, al caso argentino donde "un grupo nacional decidió la destrucción de otro, que era la mayoría del pueblo en cuanto a su oposición a la dictadura y sus concepciones filosóficas".
Por su parte, el representante de la Secretaría de Derechos Humanos hizo reflexiones de carácter histórico y destacó que "no hubo absolutamente ninguna guerra, ni tampoco dos bandos equivalentes enfrentados o ‘dos demonios’, si no baste preguntarse ¿qué clase de peligroso guerrero demoníaco implicaría un joven de 14 años como fue Floreal Edgardo Avellaneda?". Agregó Annicchiarico que "no existió causal legal alguna de justificación para los aberrantes delitos cometidos por el Estado", y que estos crímenes "son y serán siempre perseguibles mientras vivan sus responsables porque ya en el momento de su comisión las conductas aquí enjuiciadas formaban parte del concierto de delitos de lesa humanidad". El abogado afirmó que "todos los autores responsables, por la índole de las torturas infligidas, o por el conocimiento de que ellas le serían aplicadas han tenido plena determinación y cabal conocimiento sobre el destino fatal que le esperaba a Floreal Avellaneda", y por lo tanto pidió la pena de reclusión perpetua para los seis genocidas, "en cárcel común". Lo mismo habían solicitado Mazea y el resto de los querellantes.
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susana -