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no reconocieron la casita


En Santa Fe, testigos no reconocieron ‘La Casita’. Inspeccionaron dos propiedades.
Argentina. El Tribunal Oral Federal que juzga a los represores santafesinos inspeccionó ayer dos propiedades a la vera de la ruta 19, en la búsqueda de centros clandestinos de detención. Primero, una quinta que pertenece a parientes lejanos del ex juez federal de la dictadura, Fernando Mántaras y luego lo que queda del viejo casco de la estancia ‘La Matilde’. Pero sólo uno de los testigos que participaron del acto, el abogado Jorge Pedraza dijo que la ubicación de ‘La Matilde’ podía ser "compatible" con el lugar donde fue torturado en 1975. Los demás testigos no reconocieron ninguna de las dos casas, lo que se entiende porque fueron secuestrados en marzo de 1977. "Esto significa que ’La casita’ como las víctimas llamaban al centro clandestino no era una sola sino varias y operaron en distintas etapas de la dictadura", señaló el abogado querellante Horacio Coutaz.
La inspección de las casas había sido ofrecida incluso por la defensa de los imputados. Pero el hecho de que la mayoría de los testigos no las haya reconocido no pesa en el juicio, interpretó Coutaz. "La búsqueda de los centros clandestinos tiene valor para la superación de la verdad histórica, pero como prueba del juicio, encontrarlos o no encontrarlos, no tiene mayor valor jurídico y probatorio porque la privación ilegal de la libertad y los tormentos tienen la misma estructura típica del delito se hagan en ’La Casita’ o en el medio de una calle", explicó.
Pedraza participó en la inspección de ‘La Matilde’ y dejó constancia en el acta que "la ubicación del inmueble resulta compatible con el lugar donde yo sufrí tormentos la madrugada que va del 12 al 13 de noviembre de 1975, cuando me traen tabicado, encapuchado, en el piso del asiento de atrás de un Renault 6 blanco, junto con la docente María Cristina Boidi", dijo a Rosario/12.
"Estos datos los saco por la distancia que existe desde el cruce ferroviario de la ruta 19 hasta el viejo casco de estancia, donde hoy funciona un club nocturno. "Yo viví diez años en Santo Tomé, del ’60 al’ 70, entonces de alguna manera (cuando lo traían secuestrado a bordo del Renaul) trataba de concentrarme en la ruta que seguía el auto", explicó Pedraza.

29 de octubre de 2009
©página 12
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