otro día para el orgullo gay
9 de noviembre de 2009
Esta marcha, la número 18, fue algo especial para ella y para muchos de los que se concentraron en Plaza de Mayo y bailaron hasta el Congreso siguiendo alguna de las carrozas. Aunque no se pudo festejar que las comisiones del Congreso aprobaran el proyecto de ley para incluir el matrimonio entre parejas del mismo sexo, algo que podría pasar la semana que viene, con chances por primera vez de que se enmiende el código civil. Bien dicen Mirta y Amelia, Stella Maris y Víctor, su compañeros de grupo, "todo amor es bueno".
"Muchos padres sienten que tener un hijo gay puede ser la tragedia de sus vidas, pero todos deberían tener la posibilidad de ser padres o adoptar en pareja. Para nosotros éste era un tema desconocido, pero aprendimos de nuestros hijos", dice Amelia. Hoy a las charlas se suman familiares de travestis y transexuales. El slogan de los panfletos que reparten dice: "No sólo se trata de aceptar, se trata de compartir su vida".
Las carrozas que desfilaron por Avenida de Mayo llevan escenografías que mezclan sueños y reclamos. Hay un altar donde una travesti va vestida de novia con un ramo entre sus brazos que amaga a tirar, también una cabina de DJ que promociona un boliche y lleva una bandera que dice: "Sr. Scioli, controles sí, límites horarios no" y Adanes y Evas que reparten manzanas junto al suplemento Soy, de Página/12, bajo una marquesina que reza: "A imagen y semejanza de mis deseos".
Mientras se pasea gente ataviada como geishas, monjas o colegialas y de las carrozas se oye salsa, cumbia, rock o punchi punchi, Lohana Berkins, de la asociación ALITT, y Diana Sacayán, de MAL, lideran una contramarcha. "Queremos radicalizar nuestra lucha", dice Berkins, la dirigente travesti más experimentada. La noche anterior, cuenta Sacayán, intentaron junto a varias agrupaciones acampar en la Plaza de Mayo y lograron quedarse hasta las 3, lo necesario para homenajear a las cientos de compañeras travestis muertas, muchas veces asesinadas, otras tantas abandonadas en medio de una enfermedad. "Queremos que traten la ley de Identidad de Género, no queremos ser las olvidadas de la democracia", comenta otra activista, Marcela Romero, de ATTA.
En la plaza, donde se armó una pequeña feria con publicaciones y bufettería, María Rachid, de la Falgbt, reparte volantes informativos sobre el proyecto de matrimonio para parejas del mismo sexo que permitía a miles de personas en todo el país cobrar pensión por viudez o compartir la obra social o la prepaga, heredar; además, de poner por escrito, la relación afectiva de dos personas, el germen de cualquier unión familiar, como señalan los familiares de gays y lesbianas. "El otro gran reclamo es derogar los códigos de faltas y contravencionales", dice Rachid. En este país se puede ir preso por una simple y privada elección sexual.
La celebración de sueños y reclamos comenzó a las 18 y se prolongó hasta el cierre de esta edición. Fueron miles de personas. No hubo quejas de taxistas ni automovilistas, ni un gran despliegue policial por tratarse, como dijo el activista español Tony Poveda, de "la marcha más grande que se convoca anualmente en Argentina".
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