mucho tiempo después
9 de noviembre de 2009
Indagan a Víctor Manuel Montti, de la "patota judicial". El ex secretario del juzgado federal de Santa Fe presionaba. a las víctimas para que firmen lo declarado bajo tortura. Ahora, deberá dar explicaciones ante un juez por esos hechos.
[Juan Carlos Tizziani] Santa Fe, Argentina. Durante la dictadura, Victor Manuel Montti era secretario del juez federal Fernando Mántaras, un activo colaborador de la represión. En 1983, un ex preso político, Orlando Barquín lo acusó por haberlo presionado para que firme una declaración arrancada bajo torturas en la comisaría 4ª, en 1977. Pero otro juez al que secundaba en la reapertura democrática, Héctor Tripicchio, lo sobreseyó y archivó la causa el 4 de abril de 1984. Casi un cuarto de siglo después, el 9 de mayo de 2008, un tercer magistrado, Ricardo Lazzarini, desarchivó el expediente y anuló el sobreseimiento porque descubrió que Montti nunca había sido investigado y ni siquiera indagado por lo que consideró un delito de lesa humanidad. Tuvieron que pasar otros quince meses para que la Cámara Federal de Rosario ratifique que no había cosa juzgada. La serie seguirá el jueves, a las 9 de la mañana, cuando Lazzarini amplíe la indagatoria de Montti y le pida explicaciones por esa denuncia que pesa en su contra desde hace 26 años y por la que nunca fue molestado. Hasta ahora.
Montti ya había sido indagado en la causa que instruye Lazzarini hace dos años, cuando actuaba como conjuez el abogado Leandro Corti, quien lo acusó por no dejar constancia en un acta judicial de las torturas que había denunciado otro ex detenido político, Roberto Cepeda y no requerir asistencia médico. Fue el 18 de octubre de 2007, cuando el ex secretario de Mántaras ingresó al Juzgado Federal por una puerta y salió por la otra.
El jueves, Lazzarini lo interrogará por la denuncia de Barquín, pero también por dos hechos que denunciaron otros ex presos políticos: Francisco Klaric y José Villarreal.
La investigación de Lazzarini es un desprendimiento del juicio a los represores santafesinos, en la que ya procesó por "asociación ilícita" a siete acusados: los seis que juzga el Tribunal Oral (Víctor Brusa, los comisarios Juan Calixto Perizzotti, Héctor Romero Colombini y Mario Facino, la ex carcelera María Eva Aebi y el ex oficial de inteligencia de la Policía, Eduardo Ramos), más el ex jefe del Destacamento de Inteligencia Militar 122, coronel Domingo Manuel Marcellini, que zafó del juicio por problemas de salud. El octavo imputado en la causa es Montti, pero sobre él no pesan los cargos de los demás.
El nombre de Montti comenzó a sonar en el juicio a Brusa y compañía ya desde el arranque, el 14 de setiembre, cuando declararon Barquín y Klaric. Un mes después, el 14 de octubre, lo señalaron Cepeda y José Villarreal.
Barquín ratificó que Montti lo presionó para que firme una declaración que le habían arrancado en una sala de tormentos en la comisaría 4ª. "Me dijo: ’ya viste que mal la pasaste, si no ratificas esto ante mi presencia, volvés y te va a pasar exactamente lo mismo", contó ante el Tribunal. Mientras que Klaric lo definió como un integrante de la "patota judicial". "Sabíamos quiénes eran Mántaras, Montti, Brusa y (el ex juez federal ya fallecido Miguel Angel) Quirelli. Era la patota judicial", precisó.
Cepeda dijo que el 14 de junio de 1977, cuando estaba detenido en la comisaría 4ª. denunció ante Mántaras, Montti y Brusa las torturas que había sufrido en dos centros clandestinos de Córdoba: La Perla y La Rivera, de donde lo habían trasladado a Santa Fe. "Tenía olor a muerto. Estaba muy mal, con cicatrices, golpeado, con una perforación en el pie que me habían hecho con un soplete. Me faltaba una parte del cuero cabelludo. Estaba podrido en vida", dijo. Entonces, preguntó cómo le podían tomar una declaración judicial en ese estado. "Mántaras y Montti se chocaron para decirme que tenía suerte, que otros no habían tenido esa oportunidad. Que la había sacado barata", recordó.
Villareal también relató un interrogatorio de Montti y Brusa. Estaba con otros detenidos. "Fuimos pasando de a uno. Montti estaba con Brusa y un escribiente, no muy alto, peinado para atrás. Tuvimos una discusión con Montti por los términos de la declaración. Intervino Brusa, que dijo: ’Si se pone en duro lo bajamos/matamos y ya’. Después, nos llevaron de nuevo a la 4ª, donde había un régimen de abandono, no nos daban de comer, ni nos sacaban para ir al baño", dijo.
La jueza Lidia Carnero le preguntó entonces cuál había sido la reacción de Montti. "En todos los interrogatorios había una complicidad entre los que nos golpeaban y los jueces", respondió Villarreal.
Uno de los laderos de Mántaras en la dictadura era Montti. El otro, Brusa. Los dos se reciclaron en la democracia. Brusa ocupó el mismo cargo de Mántaras hasta su remoción, en marzo de 2000. Mientras que Montti se desempeñó como juez federal Nº 2 de Santa Fe durante un año -desde setiembre de 1983 hasta octubre de 1984 , después se radicó en la provincia de Santa Cruz, donde ocupó altos cargos judiciales en el gobierno de Arturo Puricelli. Y finalmente, se instaló en Mar del Plata, donde se retiró como fiscal general, en 2002.
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