la patota no debe quedar impune
15 de marzo de 2010
El testimonio de Adriana Arce en el juicio contra el represor Horacio Barcos. La sobreviviente de la Fábrica de Armas Domingo Matheu declaró sobre el secuestro de su colega José Alberto Tur. Pidió que la población denuncie al Personal Civil de Inteligencia que actuó en la dictadura, para avanzar en la justicia.
[Juan Carlos Tizziani] Santa Fe, Argentina. La sobreviviente de Fábrica Militar de Armas, Adriana Arce vinculó su martirio y el de su colega José Alberto Tur, en mayo de 1978, con la militancia gremial de ambos en el Sindicato de Trabajadores de la Educación de Santa Fe. "Estábamos bajo la mira del aparato de inteligencia de la dictadura", dijo después declarar en el juicio al ex agente civil del Ejército, Horacio Américo Barcos, acusado por el secuestro y torturas a Tur y a su ex esposa, Amalia Ricotti. Arce estuvo en Santa Fe el 11 de mayo de 1978 para reunirse con Tur, preocupados por los docentes desaparecidos en el gremio. Dos represores a bordo de un Fiat 1500 rojo la siguieron en el viaje de ida y de vuelta a Rosario. Ya cuando Tur la despidió en la estación de ómnibus de Santa Fe se dio cuenta que otros cuatro sujetos lo seguían a él, de cerca. Allí tuvo un mal presentimiento: "Nos van a secuestrar", pensó. Y así fue. Cuando llegó a Rosario, a la noche, un grupo de tareas la secuestró en la Fabrica Militar de Armas y cinco días después, el 16 de mayo, otra patota de la dictadura secuestró a Tur y Ricotti durante dos semanas en otro centro clandestino de Santa Fe -que aún no fue localizado pero al que los represores también llamaban "Fábrica".
¿Qué pasó en esa reunión con Tur, en mayo de 1978? Porque después los secuestran a los dos -preguntó Rosario/12.
El Sindicato de Trabajadores de la Educación estaba bajo la mira de la dictadura -dijo Adriana. "Y eso tiene que ver con el plan sistemático de exterminio para imponer un modelo económico. Los militares lo escriben en 1975 y lo aplican en 1976. Después sacan una directiva complementaria que apunta contra la Coordinadora de Gremios en Lucha, la CGT de los Argentinos y la Comisión Intersindical. También contra los docentes porque los consideran ’generadores de la ideología subversiva’. La misma noche del golpe del 24 de marzo allanaron la sede del gremio en Rosario y se llevaron los registros de afiliados y los nombres de los delegados departamentales, entre ellos los datos de Tur (que era delegado el departamento Las Colonias)".
"En 1978, vine a ver a Tur porque a pesar de que teníamos prohibida la actividad sindical, nos reuníamos con los delegados de los departamentos para ver los compañeros desaparecidos que teníamos. Había docentes desaparecidos por todas partes y de todos los niveles. Por eso vengo a Santa Fe y me reúno con Alberto en su casa. Ya cuando salí de la escuela en Rosario veo en la calle un automóvil con dos hombres. Era un Fiat 1500 rojo. Y cuando llego a Santa Fe y Alberto me busca en la terminal de ómnibus y vamos a su casa, vuelvo a ver el mismo autos con esas dos personas", recordó Arce.
¿Pudo identificar a esas dos personas que la siguieron a Santa Fe?
A uno de ellos lo tenemos preso en Rosario y es uno de los imputados en el juicio (oral al ex comandante del Segundo Cuerpo de Ejército, general Ramón) Díaz Bessone que comienza el 27 de abril. Es "Armando" (Alberto Pelliza). Y el otro es "Rébora" (Eduardo Rebecchi) que está prófugo. Eran los mismos que me siguieron a Santa Fe -reveló Adriana.
Otro hecho que Arce relató en el juicio es que Tur también era seguido por los represores. Después de la reunión en la casa de su colega, éste la acompañó hasta la estación de colectivos de Santa Fe. Ella subió al micro que la llevaría de vuelta a Rosario y desde la ventanilla puede ver que cuatro sujetos seguían de cerca de Tur. Y en entonces, pensó: "Van a secuestrar a Alberto". "Y después, cuando yo llego a Rosario me secuestran a mí. Esa la tuve clara. Nos secuestraron a los dos, a mí esa noche (del 11 de mayo de 1978) y a Alberto lo secuestran unos días después (el 16 de mayo)", precisó.
En el juicio le preguntaron a Adriana si ella había podido identificar a quienes seguían a Tur. "No", contestó. "La imagen que tengo (en la memoria) es Alberto que regresa hacia su auto Citroen y los cuatro hombres que lo siguen. Allí presentí que lo iban a secuestrar. El colectivo arrancó, y no supe más nada. Creo que Alberto ni siquiera se dio cuenta de la presencia de esta gente".
¿Ambos secuestros están vinculados?
Sí. El Segundo Cuerpo de Ejército daba esas directivas a todos los que estuvieron unidos en la represión. Los grupos operativos estaban integrados por miembros de todas las fuerzas y también por civiles. Lo sé porque ellos me lo dijeron. Cuando me secuestraron me dijeron: "¿Vos sabés donde estás? Estás chupada. ¿Y sabés quiénes somos nosotros? Un grupo de tareas de fuerzas conjuntas integrados por civiles y militares de todas las fuerzas". Y evidentemente, yo pensé que eran alrededor de 30, pero si analizamos las listas (de los PCI) que fueron desclasificadas y publicadas, vemos que coinciden perfectamente. De esos, muchos andan aún por la calle. Y es importante que aquellos que los tienen de vecinos y los conocen, colaboren para que se pueda esclarecer todo lo que ha pasado en la dictadura y hacer justicia. Porque ellos han hecho un pacto de silencio que nos impide conocer la verdad, aplicar la justicia y seguir adelante como país. Durante tantos años de impunidad, ellos instalaron una dinámica en la que parece que todo vale.
Usted ofreció en el juicio un informe de inteligencia de la Policía de Rosario sobre usted y que menciona a Tur.
Si, me dediqué a investigar esto y a denunciarlo en cuánto lugar he podido. En el año 2000, logré denunciarlo en la Argentina ante el (ex fiscal y hoy camarista) Eduardo Freiler, en Comodoro Py. Freiler pidió información al Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas y le mandaron (el expediente con) todo. Y entre esas cosas, había un informe que le envían al ex juez (federal de Rosario, Pedro) Tiscornia, a quien el Comando de Segundo Cuerpo manda el penal de Villa Devoto para que nos abra una causa federal. A mi ya me habían hecho un Consejo de Guerra y ahora me hacían una causa federal con las mismas acusaciones. En ese momento, nosotros sabíamos que si eso sucedía era la manera de legalizar la condena (del Consejo de Guerra). Yo le dije a Tiscornia: "Mire, a mí me han secuestrado y torturado". Y él me contestó: "Yo no vengo a escuchar eso". Y se fue. Y después le mandó una nota informándole al general Leopoldo Galtieri. El juez Tiscornia tendrá que rendir cuentas de todo esto porque aún vive: él le informó al Segundo Cuerpo que yo había intentado denunciar (el secuestro y las torturas). Y eso es muy grave.
Usted dijo que ese informe de inteligencia fue hecho con datos que aportaban los infiltrados en el gremio y en otros sectores sociales.
Así fue. Lamentablemente. Y a partir de la lectura de las listas (de los PCI) uno sabe que fue así.
¿Pudo detectar algunos nombres de los agentes que operaban como PCI?
No se podían saber tantas cosas (de la actividad sindical) si los datos no salían de adentro. Ellos mandaban a los infiltrados a hacer tareas, a levantar datos en las asambleas.
©rosario 12
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