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el olvido no existe


Acto en la ex ESMA a 34 años del golpe. Marcos Weinstein, uno de los Padres de la Plaza homenajeados con el premio Azucena Villaflor, eligió esa frase de Jorge Luis Borges para resumir los sentimientos por el reconocimiento y renovar el pedido de juicio y castigo para los represores.
Argentina. El encuentro se llevó a cabo en el predio del Espacio de la Memoria, ubicado en el barrio porteño de Núñez, y donde entre 1976 y 1982 funcionó el principal centro clandestino de detención la última dictadura militar.
Tras la lectura realizada por la actriz Florencia Peña de poemas del detenido desaparecido Jorge Caffatti y de la militante por los derechos humanos Matilde Herrera, madre de cuatro hijos detenidos desaparecidos, la jefa de Estado entregó el premio Azucena Villaflor a los cuatro Padres de Plaza de Mayo.
La primera mandataria destacó que el premio que recibieron Julio Morresi, Bruno Palermo, Marcos Weinstein y los familiares de Emilio Mignone, fundador del CELS, fallecido en 1998, era en reconocimiento a su "permanente actividad en la lucha contra la impunidad".
Weinstein habló en representación de los Padres y criticó a "ese poder que vuelve a insinuarse ahora políticamente y que nos debe alertar, porque quiere promover el modelo de la impunidad", en referencia a la propuesta del ex presidente Eduardo Duhalde de someter a una consulta popular el destino de los juicios a los represores de la dictadura militar.
Tras recibir "la azucena", definió al grupo de Padres de Plaza de Mayo como la "retaguardia asociada a la vanguardia ética que significaron las Madres de Plaza de Mayo", y recordó que ellos estaban en "un segundo y distante círculo en las recovas de la plaza" para protegerlas.
"Nuestra fe renació en 2003 cuando el Gobierno del doctor Néstor Kirchner y el de su continuadora, la doctora Cristina Fernández, promovió las leyes para la nulidad de las leyes de impunidad, y permitieron las condenas a los asesinos de nuestros hijos en trámites judiciales limpios y no en la clandestinidad", afirmó.
Luego, la Jefa de Estado agradeció "en nombre de todos los argentinos" y de "la condición humana" a todos los que lucharon en estos años por llegar a la verdad y la justicia, al tiempo que destacó "la esperanza, la alegría y el amor" demostrado por las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo en su labor humanitaria.
Cristina pidió que "finalmente que se aplique la Justicia con los jueces de la Constitución, que finalmente termine este capítulo tan trágico de los argentinos y podamos dar vuelta esa página de la historia, pero con verdad y con justicia".
"No quiero vivir en un país donde como mandataria, cuando una va a visitar a un mandatario extranjero, le reclaman por ciudadanos que fueron desaparecidos aquí, en la República Argentina", aseveró.
"Recuerdo que cuando fui a Francia, (el primer ministro) Jacques Chirac, lo primero que dijo fue que la sociedad francesa no puede entender que todavía quien fue responsable de la desaparición de ciudadanos franceses siga en libertad", en alusión al ex capitán de la Armada Alfredo Astiz.
"Acá nadie está juzgando el pasado, lo que estamos juzgando son delitos concretos cometidos por hombres concretos, nada más que eso, ni nada menos", sostuvo la jefa de Estado.
Finalmente, elogió a la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, por haber reconvertido su lucha en una búsqueda incesante "por los que sí sabemos que están".
"Cada nieto que aparece es una victoria sobre el olvido y la muerte, y es esencialmente una victoria del Estado de Derecho de la calidad institucional , porque no puede haber Estado de Derecho y calidad institucional si no hay identidad", expresó Cristina Fernández.
Y, seguidamente, se comprometió: "Si no encontramos justicia en la Argentina, yo como Presidenta la voy a acompañar a otros tribunales internacionales a buscarla. Pero tengo confianza en que no vamos a tener que llegar a esa situación", confió.

24 de marzo de 2010
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