murió devra g. kleiman
13 de mayo de 2010
Bióloga que ayudó a cambiar los zoológicos.
[Margalit Fox] Murió el 29 de abril en Washington, Devra G. Kleiman, bióloga conservacionista que reintrodujo en su hábitat natural al diminuto mono en peligro de extinción conocido como mono tamarino león dorado y que aprendió tanto sobre la vida de los pandas gigantes que más tarde los científicos pudieron ayudarles a reproducirse en cautiverio. Tenía 67 años y vivía en Chevy Chase, Maryland.
La causa de su muerte fue un cáncer, informó su esposo Ian Yeomans.
Kleiman se desempeñaba como científico jefe emérito en el Zoológico Nacional de Washington, al que estuvo asociada durante casi cuatro décadas.
Especialista en reproducción y etología de los mamíferos, Kleiman fue una de las primeras científicas en salvar el largo cisma entre zoólogos y zoológicos. Su trabajo -que incluye el diseño de un programa de crianza cooperativa de monos tamarinos entre zoológicos de todo el mundo y el estudio minucioso de la vida social, sexual y gastronómica de los pandas- contribuyó a ampliar la función del zoológico moderno desde la mera exhibición a la conservación concertada y basada científicamente.
El trabajo de Kleiman también incluye la siempre pública, siempre estresante y generalmente ingrata tarea de tratar de obtener crías sanas en el zoológico de Washington de sus reluctantes pandas gigantes, Ling-Ling y Hsing-Hsing, y tener que explicar año tras año a un público decepcionado por qué no estaba naciendo ninguna.
Devra Gail Kleiman nació el 15 de noviembre de 1942 en el Bronx. Cuando estudiaba en la Universidad de Chicago tuvo la oportunidad de trabajar en el Zoológico Brookfield cercano y quedó impactada.
Después de licenciarse en biopsicología en la Universidad de Chicago en 1964, Kleiman obtuvo su doctorado en zoología en la Universidad de Londres en 1969. En 1972 se incorporó al personal del Zoológico Nacional, parte de la Smithsonian Institution; dirigió el departamento de investigación zoológica de 1978 a 1995 y se retiró del zoológico en 2001.
Poco después de incorporarse al zoológico, Kleiman participó en la protección del mono tamarino león dorado, un mono brasileño con cara de viejo y una melena de pelo castaño, que estaba entonces en peligro de extinción.
A los escasos zoológicos con monos tamarinos, les propuso algo radical: renunciar a la propiedad del animal y considerarlo como un préstamo a largo plazo de Brasil. El acuerdo, que se logró tras años de negociaciones, hizo más fácil enviar a monos tamarinos a todo el mundo para crianzas óptimas.
Con la ayuda de un ordenador, Kleiman empezó entonces un proyecto de cría que tomaba en cuenta todas las relaciones familiares entre tamarinos de zoológico.
"El apareamiento se hace para maximizar la diversidad genética o para minimizar la endogamia", dijo Steven L. Monfort, director del Smithsonian Conservation Biology Institute, el programa de ciencias del Zoológico Nacional. "Es como eHarmony para especies en peligro".
Los tamarinos que nacieron en el proyecto fueron más tarde reintroducidos en Brasil. El trabajo de Kleiman se convirtió en el modelo para más de cien programas de cría para especies en peligro -incluyendo el cóndor de California y el hurón de pata negra- en Norteamérica hoy, dijo Monfort.
La asociación de Kleiman con los pandas empezó en 1972, después de que el gobierno chino obsequiara Ling-Ling y Hsing-Hsing a Estados Unidos. Alojados en el Zoológico Nacional, se convirtieron en una atracción terriblemente popular.
Ahora como entonces, el panda gigante estaba en peligro, y los conservacionistas, el zoológico y el público clamaban por crías. El problema era, como casi todo con los pandas, desde su dieta hasta sus hábitos de apareamiento, no se sabía nada de los pandas. Kleiman lo tuvo que descubrir sola.
"Son una especie que llegó al zoológico inesperadamente y era funcionalmente una caja negra", dijo Monfort. "La cogió y separó los diferentes componentes que hacían a la especie y trató de entender cómo se integraban en el contexto de una reproducción exitosa".
Kleiman reclutaba voluntarios para registrar los movimientos de los pandas durante veinticuatro horas. ("Durmiendo", dicen muchas de las entradas de la bitácora). Durante años su vida social se ordenó en torno al ciclo estral de los pandas. Pese a sus esfuerzos, la pareja no parecía inclinada a aparearse. Cuando lo hicieron tampoco fue una buena noticia: Ling-Ling parió cinco crías, ninguna de las cuales vivió más de unos días.
Pero el largo estudio de Kleiman sobre la biología reproductiva del oso panda dio sus frutos más tarde. En 2005, un cachorro, producto de inseminación artificial, nació como hijo de los nuevos pandas del Zoológico de Washington, Mei Xiang y Tian Tian. Según un acuerdo previo, el joven panda, conocido como Tai Shan, fue más tarde enviado a China.
El primer matrimonio de Kleiman, con John Eisenberg, terminó en divorcio. Además de su marido, Yeomans, con quien se casó en 1988, le sobreviven su madre, Molly Kleiman; un hermano, Charles; tres hijastras, Elise Edie, Joanna Domes y Lucy Yeomans; y cuatro nietos.
También le sobreviven los herederos de su trabajo científico. Cuando Kleiman empezó a trabajar con los tamarinos dorados no había más de doscientos en todo el mundo. Hoy, según el Zoológico Nacional, viven libres en Brasil cerca de mil quinientos.
8 de mayo de 2010
©new york times
cc traducción mQh
0 comentarios