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la espía de uribe en la corte suprema


SEMANA revela quién fue la persona del DAS que se infiltró en las entrañas de la Corte Suprema de Justicia como parte de la estrategia de asedio y espionaje contra los magistrados. La información confidencial que la infiltrada recolectaba de la corte suprema iba para el das y palacio.
Colombia. Hace poco más de un mes, el espionaje del que habían sido objeto los miembros de la Corte Suprema de Justicia tuvo un interesante y grave desarrollo. Durante una audiencia de imputación de cargos contra varios ex funcionarios del DAS, un fiscal delegado ante la Corte reveló el testimonio de la detective Nancy Romero, quien afirmó que había desgrabado, y posteriormente destruido, un audio sobre una reunión privada de un grupo de magistrados en la Corte Suprema.
Romero le contó a la Fiscalía que en el segundo semestre de 2008 su jefe, Gustavo Sierra, quien trabajaba en la Subdirección de Análisis, le entregó un CD y le dijo que quienes hablaban en esa grabación eran magistrados y le dio palabras claves como "’reelección’ y ’extradición’ en información relacionada con el Presidente". Según Romero, Sierra le recomendó también que debía entregar el trabajo el lunes siguiente a primera hora, "debido a que se necesitaba para que la señora María del Pilar Hurtado, directora para la época, lo entregara al señor Presidente en una reunión previa a un consejo de seguridad".
La grave revelación de la Fiscalía dejaba en evidencia que fuera de ’chuzadas’, seguimientos y rastreo de bienes de forma ilegal contra miembros de la Corte, también se había llegado al extremo de infiltrar gente en las reuniones del alto tribunal. Como ha ocurrido desde que SEMANA destapó el escándalo, la primera reacción de sectores cercanos al gobierno fue la de tratar de desvirtuar el hecho. Algunos afirmaron que el testimonio de la detective no tenía valor ya que no había pruebas, pues el CD con las grabaciones de la sesión de los magistrados no existía y por lo tanto no había "prueba reina" de tal acto. El argumento era por lo menos ingenuo, pues es bien conocida la estrategia de miembros del DAS de destruir ese tipo de evidencia que los pueda incriminar. Lo que vino después de la revelación de la Fiscalía fue una cadena de especulaciones, con el fin de minar el caso de la infiltración. Se esparcieron rumores que afirmaban que los infiltrados eran las señoras de los tintos, los vigilantes etcétera. Todo con el objetivo de crear historias inverosímiles que le restaran credibilidad al tema de la infiltración. Sin embargo, la realidad no solo es que sí se penetró a la Corte, sino que el hecho fue mucho más ’hollywoodesco’ de lo que se conoce hasta ahora.

La Infiltrada
SEMANA supo de primera mano la identidad y la historia de la funcionaria del DAS que fue comisionada para espiar a los magistrados. Su segundo nombre es Luz, y esta revista se abstiene de revelar el resto de su identidad por razones de seguridad y para no entorpecer las investigaciones. Se trata de una curtida detective que llevaba un poco más de 10 años en el organismo de inteligencia y quien desde 2007 hasta hace un poco menos de dos meses fue la encargada de espiar para el DAS y el gobierno a la Corte Suprema de Justicia en su propia sede.
Con 1,70 metros de estatura, piel canela, ojos verdes, cabello castaño y un cuerpo llamativo, esta mujer que no llega a los 40 años, divorciada y con un pequeño hijo, siempre se ha caracterizado por ser amigable y muy "entradora", como la definen quienes la conocieron en la Corte y sus compañeros del DAS, quienes cariñosamente la llamaban ’la Gata’, por sus ojos verdes un poco rasgados.
Una de las últimas áreas en las que trabajó Luz fue en la Dirección de Protección del DAS, que es la dependencia encargada de prestar seguridad a personalidades y altos funcionarios del país. Para el año 2007, las investigaciones por parapolítica empezaron a generar enfrentamientos entre el Palacio de Nariño y la Corte. Conocer información de primera mano sobre lo que pasaba con los magistrados se había convertido en una prioridad para algunos miembros del gobierno y para el organismo de inteligencia de la presidencia, el DAS.
Unos grupos, siguiendo instrucciones, se dedicaron a ’chuzar’ y seguir a magistrados. Aunque esa estrategia permitía conocer algo de información para el gobierno, era indispensable saber qué discutían los magistrados en privado, algo a lo que no tenían acceso simplemente ’chuzando’ teléfonos. Era crucial tener a alguien adentro de la Corte. La elegida para esa misión fue Luz. Con el conocimiento de la dirección del DAS, la dirección de inteligencia y contrainteligencia, ella fue asignada a hacer parte de los esquemas de protección de miembros de la Corte.
Esto le permitiría no solo convertirse en la sombra de algunos de ellos sino tener acceso sin levantar sospechas a prácticamente cualquier lugar de las instalaciones de la Corte. Podía ver con quiénes se reunían, qué testigos iban, quiénes eran los investigadores de la Corte. Su personalidad le permitía entrar rápidamente en confianza con gente clave en el alto tribunal.
En lugares claves de la Corte se realizan inspecciones de rastreo para verificar que no haya micrófonos ocultos. Eso no fue un problema para Luz. Como se movía como ’Pedro por su casa’, registraba las reuniones que eran de interés en una grabadora que instalaba y retiraba sin dejar huella. Luz también lograba conseguir apartes claves de expedientes. Le entregaba esa información a Gustavo Sierra, funcionario de la dirección de análisis, quien a su vez se encargaba, según el material, de llevar los datos a sus jefes en el DAS o a miembros de la Casa de Nariño.
Luz estuvo en esas misiones hasta hace menos de dos meses. Durante los casi dos años en que estuvo infiltrada le tocó estar cerca de procesos que se adelantan en la Corte como parapolítica, yidispolitica, las ’chuzadas’, etcétera. El testimonio de la detective Romero, a quien le tocó desgrabar uno de esos CD, permitió descubrir la infiltración y encendió las alarmas en el DAS, ya que era obvio que se investigaría el caso.
Para tratar de lavarse las manos ante la inminencia del escándalo, la actual administración del DAS usó la facultad discrecional para sacar de la entidad a Luz, con el fin de poner distancia con el tema. Una jugada que de nada servirá. Entre otras razones porque el viernes de la semana pasada Gustavo Sierra, el hombre que recibía la información de Luz, decidió acogerse al principio de oportunidad y contará, entre otras cosas, a qué funcionarios les entregaba la información que recolectó la Mata Hari del DAS.

16 de mayo de 2010
©semana
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