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los vendió como falsos positivos


Desmovilizados contaron como entregaban "falsos positivos" al batallón La Popa. La Unidad de Justicia y Paz de la Fiscalía logró documentar por versiones de desmovilizados del Bloque Norte varios casos de paramilitares y civiles que supuestamente fueron entregados vivos a miembros del Ejército para presentarlos como muertos en combate.
Colombia. Hombres de ’Jorge 40’ entregaron a varias personas vivas que supuestamente fueron asesinadas y que después fueron presentados como muertos en combate.
El Bloque Norte de Rodrigo Tovar Pupo, alias ‘Jorge 40’ y miembros del Batallón de Artillería No. 2 La Popa con sede en Valledupar, Cesar, presuntamente coordinaron para que paramilitares le entregaran al Ejército decenas de civiles y miembros de las autodefensas vivos que después fueron presentados como muertos en combates.
El despacho 3 de Justicia y Paz logró documentar estos casos después de varias versiones libres de John Jairo Hernández Sánchez, alias ‘Centella’, Randys Julio Torres Maestre, alias ‘El Niño’, Adolfo Guevara Cantillo, alias ’101, en las que los desmovilizados narraron cómo realizaron estos crímenes en supuesta complicidad con miembros de ese batallón militar.
Los ex ‘paras’ dijeron que el coronel Hernán Mejía, ex comandante del Batallón La Popa, fue clave en la realización de estos crímenes. Hoy en día el coronel Mejía enfrenta un juicio acusado de vínculos con paramilitares.
Uno de los casos de los llamados falsos positivos es la masacre de 18 miembros de las autodefensas el 27 de octubre de 2002 entre Mariangola y Los Venados, veredas de Bosconia, caso fue presentado como un combate entre el ejército y el Eln, y que es investigado por la unidad de Derechos Humanos de la Fiscalía.
Según un informe del sargento Perea, del Batallón La Popa, el 27 de octubre a las 5 y media de la mañana el Ejército se enfrentó con el Frente 6 de diciembre del ELN, que realizaban un retén en una carretera en las estribaciones de la Sierra Nevada. Según el suboficial después de un combate 18 guerrilleros murieron.
John Jairo Hernández Sánchez , alias ‘Daniel Centella’, que fue chofer del ex jefe ‘para’ David Hernández Tojas, alias ‘39’, contradijo el testimonio del sargento. En versión libre dijo que los muertos eran de las autodefensas, que una parte estaba bajo el mando de alias ‘El Alacrán’ y que el resto del grupo eran de alias ‘611’ o ‘Patricia’. El desmovilizado dijo que el hecho "también fue una entrega que se le hizo al coronel Mejía, para beneficios del coronel Mejía, para poder trabajar en concordancia con ‘39’ (David Hernández, la mano derecha de ‘Jorge 40’)".
Según relató ‘Daniel Centella’, él vio cuando alias ‘28’ le entregó brazaletes del Eln a alias ‘611’ para darle credibilidad al supuesto operativo. Añadió que entre los supuestos guerrilleros muertos estaba el ‘comandante 90’ y una mujer que acaba de tener un hijo. Después del asesinato de la madre, alias ‘400’ o ‘Salomón’ se hizo cargo del bebé pero no lo pudo cuidar suficientemente y este murió.
El ex ‘para’ se dio cuenta de que era un falso positivo unos meses después "ya que la legalización se la habían entregado a La Popa, para legalizarlos a todos, para que dejaran trabajar a la gente". Según ‘Daniel Centella’ el coronel Mejía le devolvió a los ‘paras’ parte de las armas incautadas en el operativo.
Varios parientes de las víctimas sostienen además que unos días antes del supuesto combate desconocidos vinieron a ofrecerles trabajo en una finca. Volvieron a saber de ellos cuando ya los habían asesinado y presentado ante la prensa como guerrilleros del Eln.
Otro de los hechos que documentó la Fiscalía sucedió el 9 de junio de 2004 en la zona rural de Valledupar, Cesar. Allí José Rafael Bula, un campesino de 24 años, fue presentado por tropas de la contraguerrilla Zarpazo del Batallón de la Popa como un supuesto paramilitar, muerto después de un presunto combate con la guerrilla.
Sin embargo, la madre de la víctima le reportó a la justicia que un día antes de la desaparición de Bula, desconocidos fueron a su casa y se llevaron a la fuerza a su hijo. Al día siguiente este apareció reportado como muerto en combate por tropas del batallón La Popa.
En versión libre John Jairo Hernández Sánchez, alias ‘Daniel Centella’, dijo que él y Rodolfo Lizcano Rueda, alias ‘38’ le entregaron José Rafael Bula vivo al Gaula del Ejército para que el comandante de la unidad los "dejara mover por ese corredor". Después asesinaron al joven en una finca, lo uniformaron y lo presentaron como guerrillero, pero el desmovilizado confirmó "que ese muchacho no era guerrillero ni nada".
Otro de los casos que presuntamente compromete tropas del Batallón La Popa con falsos positivos es la muerte de Ronald José Blanquicet, Cristian Alberto Bustamante y Rafael Ignacio Puerta, quienes fueron asesinados el 9 de septiembre de 2004 en la zona rural de Valledupar.
Según los miembros del Ejército implicados, ese día en la madrugada salieron a patrullar en la zona de Puente Callao y se encontró con un grupo de civiles que no obedeció la orden de "alto", a lo que se dio un tiroteo que dejó los tres civiles muertos. En el reporte del Ejército estas tres personas fueron presentadas como supuestos miembros de las autodefensas, lo que confirmó un presunto documento con membrete del Bloque Norte de las Accu, en el que se reportan los nombres de los muertos.
‘Daniel Centella’ confirmó que los jóvenes hacían parte de las autodefensas, sin embargo dijo que no murieron en un enfrentamiento sino que se los entregaron al sargento Rueda para que los presentara como muertos en combate. El desmovilizado dijo además que "le entregaba 2 millones de pesos por mes al suboficial del Ejército y que además le entregó fusiles R 15, unas granadas y pistolas para que fuera más verosímil la versión de un combate."
 ‘Daniel Centella’ también dijo que Jaider Valderrama, Iván Navarro e Iván Alvernia, todos menores de 25 años, no eran paramilitares muertos en combate como los presentaron miembros del Batallón La Popa el 22 de marzo de 2003.
Según los militares, las tres víctimas murieron tras la operación Marcial, en La Mesa, un corregimiento de Valledupar, en el amanecer del 22 de marzo después de un combate contra las autodefensas. Familiares de Iván Navarro dijeron que el 21 de marzo la víctima se fue a una finca a trabajar, pero que dos días después apareció en el periódico como paramilitar muerto en combate.
‘Daniel Centella’ dijo que las autodefensas le entregaron los tres jóvenes al coronel Hernán Mejía, ex comandante del Batallón La Popa, para que los presentara como "positivos". El desmovilizado contó que él los llevó un carro amarrados en hasta un río en la vía a El Palmar, cerca de Valledupar. Dijo que después en el Ejército "les pusieron unas cosas para que aparecieran que fueron en combate (sic)" y que los cadáveres fueron presentados a la prensa como miembros de las autodefensas.
Randys Julio Torres Maestre, alias ‘El Niño’, del Bloque Norte, también relató varios casos de falsos positivos que contaron con la supuesta complicidad directa del coronel Hernán Mejía. El desmovilizado relató un caso donde él y dos ‘paras’ se reunieron con el oficial el 15 de julio de 2003 en el Batallón La Popa para planear una operación entre Guatapurí y Chemesquema, veredas de Valledupar.
Dijo que salieron en camiones del Ejército a las diez de la noche y después de caminar toda la noche en la madrugada se toparon con presuntos guerrilleros que capturaron vivos. Contó que poco después les dispararon a diez o quince metros de distancia, subieron los cadáveres a los camiones y después, según relata "los presentaron de manera oficial ante el país y las autoridades como dos subversivos dados de baja, pero la verdad es que se trató de dos homicidios".
La justicia tendrá que investigar la veracidad de lo dicho por los desmovilizados en sus versiones libres.

22 de junio de 2010
©20 de junio de 2010
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