xenofobia en egipto
Enfrentados a crecientes dificultades y nuevos disturbios, el gobierno interino egipcio ha recurrido a una vieja táctica: echarle la culpa a los extranjeros.
Las fuerzas de seguridad han detenido a varios extranjeros -incluyendo al menos a cinco estadounidenses-, acusándolos de espiar para Israel u Occidente. Los generales en el gobierno egipcio también han criticado ofertas recientes de ayuda extranjera y denunciado lo que llaman intentos de Estados Unidos y otros países de inmiscuirse en la naciente democracia de Egipto.
"Es el tipo de retórica que resuena muy fuertemente en Egipto", dijo Heba Morayef, investigador de Human Rights Watch en El Cairo. "Los egipcios están muy orgullosos de ser egipcios."
Los funcionarios de inteligencia del derrocado presidente Hosni Mubarak recurrieron a menudo a la retórica xenófoba para desviar las críticas domésticas, dijo Morayef. Las recientes tácticas son más persuasivas y rotundas.
Activistas egipcios dicen que los intentos de exacerbar la xenofobia pueden ser un pretexto para aplastar a los grupos que se han hecho cada vez más críticos del gobernante Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas.
"El consejo militar está creando deliberadamente un clima de profundas sospechas y hostilidad hacia cualquiera que se atreva a criticar su desempeño", dijo Hossam Bahgat, director de la Iniciativa Egipcia por los Derechos Personales.
Jefes militares en particular han tratado de desacreditar el movimiento 6 de Abril, uno de los más activos en el mosaico de organizaciones que derrocaron a Mubarak en febrero. Oficiales del ejército han dicho que los miembros de la organización recibieron adiestramiento militar en Serbia y son financiados por Estados Unidos -acusaciones que la organización rechaza y los militares no han demostrado públicamente.
Toda organización que pida ayuda a Estados Unidos, corre el riesgo de ser tratada como sospechosa.
"Hay seiscientas organizaciones que han pedido ayuda en la embajada estadounidense aquí en Egipto", dijo en una reciente entrevista por televisión el general Hassan Roweini, miembro del consejo militar. "Todo ha sido documentado por el aparato de seguridad del estado, con nombres y fechas y para qué se están adiestrando y el dinero que reciben del extranjero."
El fin de semana pasado, cuando miles de críticos del consejo militar intentaron marchar desde la Plaza Tharir hasta el ministerio de Defensa, estallaron violentos enfrentamientos entre manifestantes y partidarios del gobierno militar.
El activista Amr Gharbeia, miembro de la organización Bahgat, fue detenido por un equipo de militantes pro-militares que lo golpearon, lo pasearon por la calle exhibiéndolo como espía y trataron de entregarlo a personal de la inteligencia militar, dijo Bahgat. Los militares no hicieron nada para liberarlo de manos de sus captores.
Otra manifestante, la guía turístico egipcio, Yasmin Abdul Razik, dijo que fue detenida por agentes de la policía militar.
Soldados y policías de paisano la golpearon, la arrastraron jalándola por el cabello, la torturaron aplicándole descargas eléctricas en sus brazos y espalda y revisaron furiosamente su bolso. En su interior encontraron doce dólares. Los soldados se subieron al techo del vehículo a mostrar que habían encontrado dólares estadounidenses en su poder, contó. La interrogaron durante cinco horas sobre el dinero, y la fotografiaron con los billetes en la mano, acusándola de utilizar dinero extranjero para pagarle a los manifestantes.
"El liderazgo militar está muerto", dijo Razik, 26, cuyos moretones son todavía visibles. "Están usando las mismas tácticas, llamándonos agentes extranjeros porque no entienden que estamos protestando porque queremos a nuestro país."
Funcionarios de la seguridad egipcia también han detenido a varios extranjeros, acusándolos de espionaje.
Cuatro de los cinco estadounidenses detenidos en las últimas semanas fueron liberados el 11 de julio, después de días de interrogatorio, informó en una declaración la embajada de Estados Unidos.
Ilan Grapel, 27, estudiante de derecho que tiene la doble nacionalidad israelí y estadounidense, sigue detenido. Funcionarios egipcios han dicho que Israel lo envió a El Cairo a provocar tensiones religiosas y para incitar a los egipcios contra el consejo militar -acusaciones que su familia y el gobierno israelí han rechazado como ridículas.
Diplomáticos occidentales dijeron que están alarmados por la creciente xenofobia, que dicen que podría potencialmente poner en peligro los fondos extranjeros que llegan a Egipto. El consejo militar vetó hace poco un préstamo negociado de tres mil millones de dólares del Fondo Monetario Internacional que podría haber aliviado las necesidades más urgentes del país, diciendo que Egipto podía vivir sin ayuda extranjera.
Los generales también se han quejado de que Wasghington está tratando de inmiscuirse en la política egipcia financiando y formando candidatos y espías. Funcionarios estadounidenses dicen que sus actividades son imparciales.
Irónicamente, un diplomático occidental dijo que ninguna institución egipcia ha sido más dependiente de la ayuda internacional que las fuerzas armadas, que han recibido durante largo tiempo el grueso de los casi dos mil millones de dólares anuales de ayuda estadounidense.
"Creo que nunca anticiparon que serían considerados responsables de todo lo que pasara", dijo el diplomático en El Cairo, hablando a condición de conservar el anonimato, mencionado el protocolo diplomático. "Es mucho más fácil tener a alguien a quien echarle la culpa."
24 de agosto de 2011
30 de julio de 2011
©washington post
cc traducción c. lísperguer
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