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[S. Mitra Kalita] Estrellas del subcontinente iluminan el mundo del cine.
Atlantic City, Estados Unidos. Los miles de fans reunidos aquí para los galardones anuales de Bollywood Awards sabían que no lograrían más que echar una mirada a la estrella Rani Mukherjee.
Pero los que se colaron a los camerinos el sábado noche tenían algo más de esperanzas.
Seguro, sus maquilladores actúan a veces como guardaespaldas, y la actriz exige honorarios de seis cifras -altos para normas indias- por película, aparición en escenarios o comerciales de Pepsi. Sin embargo, ¿no podría quizás brindar para sus hermanos expatriados una sonrisa, firmar un autógrafo, dejar que le toquen su sari verde-limón?
Hasta llegó una estrella de Broadway armado con una frase de ligue, con la esperanza de conocerla.
"Nuestros horóscopos coinciden", dijo Manu Narayan, el protagonista de la efímera ‘Bombay Dreams'. "Sólo que todavía no lo sabe".
Pero mientras Narayan satisfacía las peticiones de sus propios fans de fotos y autógrafos, Mukherjee seguía encerrada en su camerino, con hasta media docena de
ayudantes guardando la puerta. Salió para recibir el premio para la mejor actriz secundaria, y luego nuevamente para entregar a David Hasselhoff -sí, el que desnudó su alma y más en ‘Los vigilantes de la playa' de un modo que provocó la ira de los censores de Bollywood- el premio Estrella Internacional del Año. Pero todos aquí sabían que David no era un partido para Mukherjee, la Goliat de la noche.
Mukherjee salió nuevamente a recoger su estatuilla para mejor actriz y, finalmente, para una danza final de 12 minutos. Pero cada vez desapareció rápidamente en su camerino, flanqueada por un hombre sosteniendo su trofeo o su botella de agua y dos más agitando los brazos para impedir que las hordas rozaron codos, hombros o cualquier cosa con la mujer que, a los 27 años, ha sido protagonista de unas tres docenas de películas.
Esos fueron los efectos teatrales del séptimo Bollywood Awards, montado apropiadamente en el Trump Taj Mahal Casino Resort. A unas zancadas del zumbido de las ruedas de ruleta y el pitido de las tragaperras debajo de techos de espejos y recargadas bóvedas, una sala agotada de 5.500 personas aplaudió y vitoreó por sus propios chillones y escapistas dramas. Muchos confesaron que no les preocupaba en realidad los premios, pero habían pagado entre 35 y 200 dólares para ver bailar y cantar sincronizadamente a sus actores favoritos las bandas sonoras de Bollywood.
India produce unas 900 películas al año, y cerca de un cuarto de ellas -la mayoría musicales indios- son agrupados en la categoría conocida como Bollywood. (El epicentro de la industria, conocido antes como Bombay, es llamado ahora Mumbai). Las películas de Bollywood tienden a ser largos musicales (de tres o más horas) y los guiones son previsibles y simples: Chico conoce a niña, la pierde y supera obstáculos de casta y competencia para reconquistarla. En el camino, en buenas y malas épocas, el chico y la niña -y todos los demás- estallan frecuentemente en canciones.

Las películas de Bollywood ya no están relegadas a las tiendas de alimentación étnicas, borrosos videos pirateados balanceándose en estanterías entre el comino en polvo y samosas congeladas. Están cada vez más disponibles en Blockbuster y a través de Netflix, el servicio de alquiler de películas online. Comcast ha empezado Bollywood on Demand como una de sus ofertas digitales por cable en la región de Washington. Y aunque fue un fracaso, ‘Bodas y prejuicios', una adaptación india de la novela de Jane Austen, intentó casar a Hollywood con Bollywood como una película de números musicales interrumpidos por un guión casi enteramente en inglés.
Sin embargo, para los fieles reunidos aquí, Bollywood no es una moda pasajera que desaparecerá tan pronto como los tatuajes de gena de Madonna. Representa una intensa, nostálgica conexión con casa, sin importar cuántas veces sean retirados.
Eso es lo que hizo Ameela Rasul, con seis meses y medio de embarazo, atiborrada en un coche con otros cinco parientes de Queens para el trayecto de cuatro horas. Emigró desde Guyana hace 12 años y no habla hindi, así que revisa los subtítulos y los paisajes de Bollywood para entender mejor sus raíces.
"Nuestros antepasados eran indios", dijo la madre ama de casa mientras avanzaba hacia adelante en la cola de la boletería. "Así que, seguro somos indios".
Su película favorita, dijo, fue el éxito de 1998, ‘Kuch Kuch Hota Hai' [Algo Está Pasando], en la que Mukherjee hacía de hija de un director de escuela sorprendido en un triángulo amoroso en el campus.
El sábado noche Mukherjee fue galardonada por sus papeles más recientes: Fue llamada para mejor actriz por ‘Hum Tum' [Tú y Yo] y mejor actriz secundaria por ‘Veer-Zaara' (por uno de los personajes principales), que también se llevó los honores de mejor película.
En ‘Tú y yo' Mukherjee se enamora de un dibujante de Mumbai, una relación que los lleva a Europa, Estados Unidos e India. Que la película gire en torno a un romance internacional no es accidente. Cada vez más los guiones de Bollywood incluyen a expatriados indios.
"Las audiencias en el extranjero son realmente importantes. Los ingresos de boletería significan quizás incluso más debido al cambio", dijo Monika Mehta, que enseña un curso sobre películas de Bollywood en la Universidad de Texas, Austin. "La comunidad de la diáspora actúa como intermediario, como traductora, así que la industria puede hacer incursiones más allá de la audiencia de la diáspora".
Dependiendo de quién haga los cálculos, los beneficios de Bollywood van de 1.5 a 4 billones de dólares. Pero casi todos están de acuerdo en que los emigrantes son responsables de casi la mitad de la ventas totales de películas y música. Esa parte del mercado es conocida usualmente como INRs, por Indios No-Residentes, y de vez en vez, con sorna, No Realmente Indios.
Espectáculos como las Bollywood Awards pueden ayudar a formar una base de fans, al mismo tiempo que sirven como lucrativos proyectos para promotores y artistas por igual. El organizador de Bollywood Awards, Kamal Dandona, estimó que el espectáculo genera un millón de dólares en ingresos, y confirmó que las grandes estrellas reciben "fácilmente miles de dólares por minuto".
Para los actores de Bollywood los premios muestran funciones similares a las People's Choice Awards (un honor otorgado a Hasselhoff en 1983). En sus años iniciales, los fans depositaban sus papeletas en tiendas de alimentación étnicas en todo el país. Ahora votan online. Los actores de Hollywood reciben un reconocimiento de los organizadores si su trabajo tiene alguna resonancia entre los fans de Bollywood. El año pasado Sharon Stone fue galardonada como ‘Mujer de Conciencia' por sus obras de caridad en el Tíbet. Este año, Hasselhoff fue encontrado meritorio debido a su ‘Knight Rider' en televisión y ‘Baywatch', que son muy populares en India, dijo Dandona. La jurado de ‘American Idol', Paula Abdul, recibiría un galardón por la coreografía y la música, pero canceló su aparición medio de acusaciones de que tuvo un romance con un participante de la contienda y uso de drogas. Ella ha negado las acusaciones.
Algunos en la audiencia dijeron que no se molestaban en votar porque piensan que la contienda es amañada. Así lo dijo Mikey Krishum, que compra y vende propiedades en Nueva York, mientras se mecía al ritmo de un número musical en el que aparecen hombres y mujeres vestidos con las brillantes ropas negras de una dominatrix.
"Creo que dan los premios a cualquiera que esté a la mano", dijo Krishum, llevando él mismo una chaleco de cuero y gruesas cadenas colgando del cuello. "Está bien. Es divertido".
Los organizadores rechazan la acusación, pero dicen que la han oído antes.
"Mucha de la gente que ganó no estaba presente. Shah Rukh Kahn no estuvo", dijo Dandona, refiriéndose al ganador de la categoría mejor actor por ‘Veer-Zaara'.
Esa película, sobre una relación amorosa de décadas entre una mujer paquistaní y un indio, presentó un tema que se ha hecho cada vez más común en Bollywood.
"En los últimos ocho meses del año, en cada espectáculos en Pakistán dicen: ‘Te queremos'", dijo Ashni Parekh, un abogado de espectáculos de Mumbai. "Creo que están tratando de crear unidad a través de la diversión. Los paquistaníes se vuelven locos por las estrellas indias, así que esas estrellas se han transformado en un medio".
El escenario de las Bollywood Awards lo reflejaba; el cantante paquistaní Amir Jamal recibió un galardón por mejor banda sonora masculina. Jamal, que también trabaja como contable en Ernst & Young, lo comparó a los recientes acercamientos entre los dos países, que se dividió violentamente en 1947, diciendo que era "aire fresco para los dos lados".
Además de Mukherjee, la otra gran estrella en el escenario era Lana Dutta, que fue Miss Universo en 2000. Pero ninguna de las dos quiso hablar con la prensa el sábado noche. Peticiones repetidas con uno en el séquito de Mukherjee produjo cinco minutos con el maquillador Bharat Godambe, hijo de un molinero, que dijo que ha viajado por todo el mundo con Mukherjee, y hace mucho más que espolvorearle la cara y pintarle los labios. "Tengo que estar con ella", dijo. "Tengo que protegerla. Alguna gente se quiere acercar demasiado a ella".
Como Narayan, la estrella de ‘Bombay Dreams', por ejemplo. Un leo, tuvo su oportunidad después del fin del espectáculo y las luces volvieron a ser encendidas, iluminando los bastidores cubiertos de pañuelos de seda extraviados, latas de Red Bull y las listas de galardonados antes secretas.
Interrogado sobre cómo le había ido con la astrología, Narayan dijo: "Sonrió. Así que quizás es un quizás".
Su sueño de Bombay continúa.

2 de mayo de 2005
©washington post
©traducción mQh

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