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veteranos con problemas mentales


[Shankar Vedantam] Casi un tercio de los soldados que vuelven de Iraq buscan ayuda.
Más de uno de cada tres soldados y marines que han servido en Iraq, han buscado más tarde ayuda para problema mentales, de acuerdo a una comprehensiva instantánea de expertos del ejército en la psique de los hombres y mujeres que vuelven de la guerra en Iraq, Afganistán y otros lugares.
Los informes de más de 300 mil soldados y marines que vuelven de varios teatros de guerra pintan un panorama inusualmente detallado del impacto psicológico de los varios conflictos. Los que retornan de Iraq informaron sistemáticamente más problemas psíquicos que los que vuelven de Afganistán y otros conflictos, como los de Bosnia o Kosovo.
Es más probable que los veteranos de Iraq hayan presenciado a gente herida o muerta, hayan combatido, y tengan ideas agresivas o suicidas, dice el informe del ejército. En comparación con las tropas que vuelven de Afganistán, casi dos veces más de los soldados que vuelven de Iraq informaron tener problemas mentales -o fueron hospitalizados debido a trastornos psíquicos.
En cuestionarios rellenados después de sus despliegues, más de la mitad de todos los soldados y marines que vuelven de Iraq informaron que habían "experimentado gran peligro de ser matados" allá, y 2411 informaron tener ideas suicidas, dice el informe. No tenía datos comparables de conflictos anteriores.
Investigaciones previas sugieren que de un 12 al 20 por ciento de veteranos de guerra desarrollan un trastorno de estrés post-traumático PTSD, que produce flashbacks, pesadillas e ideas intrusivasque interrumpen sus trabajos y sus vidas. El nuevo estudio constató que los veteranos de Iraq presentan trastornos mentales diagnosticados a una tasa de 12 por ciento al año.
Sin embargo, los expertos advirtieron que no tienen modo de predecir cuánta gente necesitará ayuda en el futuro. Los investigadores han constatado que casi dos tercios de los veteranos de Iraq que "dieron positivo" en análisis de PTSD y otros trastornos psiquiátricos no reciben tratamiento.
El nuevo informe se publica en momentos en que las restricciones presupuestarias están causando preocupaciones sobre los costes de cuidar de grandes cantidades de veteranos que necesitan ayuda para sus problemas mentales; el Departamento de Asuntos de Veteranos ya tiene que vérselas con una creciente demanda de ayuda de soldados con PTSD cuyas experiencias de combate se remontan hasta la Guerra de Vietnam o la Segunda Guerra Mundial.
La guerra en Iraq también ha provocado un debate sobre cómo definir el trauma mismo, y si es adecuado distinguir a los que viven la guerra de primera mano de los que no. La definición tradicional de estrés post-traumático, una diagnosis que formuló en las secuelas de la Guerra de Vietnam, implicaba la experiencia directa o haber presenciado un acontecimiento horrible, aunque algunos expertos se están preguntando si el constante temor de morir en lugares como Iraq puede crear problemas tanto para la gente que no deja las bases como para los que salen de ellas.
"En Iraq no hay un frente", dijo el coronel Charles W. Hoge, de la división de psiquiatría y neurología del Instituto de Investigación del Ejército Walter Reed, el principal autor del informe publicado ayer en el Journal of the American Medical Association. "Los individuos que patrullan las calles corren más riesgos de ser arrastrados al combate, pero la gente que está en gran parte estacionada en una base es también blanco de morteros y artillería, y en los convoyes todo el mundo es un blanco".
Hoge dijo que es más importante tratar los problemas sobre los que informan las tropas y evaluar cómo funcionan, antes que argumentar sobre si los acontecimientos que provocaron los traumas son nítidos, como lo exige la definición de PTSD.
Otros expertos en salud mental están en desacuerdo. El psicólogo de Harvard, Richard J. McNally dijo que aunque el mero hecho de estar en Iraq puede causar estrés crónico, no es el tipo de experiencia repentina y espeluznante que se cree que lleva a un estrés postraumático.
"Estar en una zona de guerra no constituye una exposición a traumas", dijo McNally, que ayudó a escribir la definición de PTSD para el manual de diagnósticos de la Asociación Psiquiátrica Americana. "Es simplemente estresante".
Michael J. Kussman, subsecretario para la salud en el Departamento de Asuntos de Veteranos, dijo que el departamento gasta 3.2 billones de dólares al año en asistencia sanitaria mental. Aunque un gran número de soldados y marines están buscando ayuda, Kussman enfatizó que la mayoría de ellos no reciben inmediatamente un diagnóstico psiquiátrico.
"Problemas de ajustes y reintegración son muy comunes entre los militares que vuelven de la guerra", dijo. "Una enorme cantidad de gente sufre de este tipo de reacción temporal. Son reacciones normales a situaciones anormales y no se las considera enfermedades mentales".
El presidente de la Asociación Psiquiátrica Americana, Steven S. Sharfstein, dijo que pensaba que era demasiado pronto como para decir cómo o si el conflicto en Iraq puede cambiar las ideas sobre la PTSD -el Instituto de Medicina está actualmente renovando su diagnosis de PTSD, tratamientos y procedimientos para la compensación por invalidez para veteranos-, no se sorprende de la cantidad de gente que busca ayuda.
Algunos incluso piensan que el número mencionado en el estudio es demasiado bajo. Steve Robinson, que dirige el Centro Nacional de Recursos de la Guerra del Golfo [National Gulf War Resource Center], una organización sin fines de lucro que defiende a los veteranos, dijo que los militares habrían encontrado cifras mucho mayores de soldados y marines con problemas si hubiesen hecho un mejor trabajo de extensión.
"Hasta un 85 por ciento de los soldados allá han presenciado o sido parte de un evento traumático, que van desde enfrentarse a los enemigos, matar a gente o haber sufrido, ellos mismos o amigos, atentados con bomba", dijo. "En Vietnam, había áreas seguras donde la gente podía descansar y recuperarse. Eso no pasa en Iraq: todo es zona de guerra".

1 de marzo de 2006
©washington post
©traducción mQh
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