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asesino al corredor de la muerte


Acusado por asesinato de diez mujeres.
Los Angeles, Estados Unidos. Un repartidor de pizza fue sentenciado el martes a muerte por el asesinato de diez mujeres y un feto en los años ochenta y noventa en vecindarios de Los Angeles plagados una epidemia de crack de cocaína. En mayo un jurado recomendó la pena de muerte para Chester Turner, y el juez del Tribunal Superior, William R. Pounders, aceptó este martes.
"No creo que otro jurado llegue a una conclusión diferente. Y los jurados también pedirían en otros tribunales que se aplique la pena de muerte", dijo Pounders.
Turner, 40, mostró poca emoción cuando fue sentenciado y se negó a hablar después de que hablaran los familiares de varias de las víctimas. Fuera del tribunal, el abogado de Turner, John Tyre, dijo que no se lograba nada con mandar a su defendido al corredor de la muerte.
"California gasta un montón de dinero cuando se condena a alguien a muerte", dijo Tyre. "Ese dinero podría ser mejor empleado educando a la gente (sobre la delincuencia), de modo que cosas como estas pueden ser evitadas".
El caso recurrirá automáticamente.
Los fiscales dijeron que Turner atacaba a prostitutas y otras mujeres pobres, algunas con problemas con las drogas, que vivían fundamentalmente en Los Angeles Sur.
Fue condenado el 30 de abril por diez cargos de homicidio en primer grado, más un cargo de homicidio en segundo grado por la muerte del feto de una de las víctimas. Ese víctima, Regina Washington, 27, tenía seis meses y medio de embarazo cuando Turner la estranguló con un cable eléctrico detrás de una casa vacía en septiembre de 1989.
La hermana de Washington, Elgedine Rudolph, era una de los ocho familiares de las víctimas que asistieron el martes a la audiencia, que contó sobre la rabia y el dolor que compartían. Aunque Turner miró a todos los familiares, Rudolph dijo que ella no podía mirarlo paar decirle que extrañaba profundamente a Washington.
"Estoy tratando de recuperar algo de paz para mí y mi familia, pero es difícil", dijo Rudolph, 43. "Estoy contenta de que se haga justicia, de modo que no vuelva a matar a nadie".
Turner estaba cumpliendo una pena de prisión de ocho años por la violación en 2002 de una mujer de Skid Row cuando su ADN lo relacionó con los asesinatos, cometidos entre 1987 y 1998. Sus víctimas tenían edades de 21 a 45 años.
Los fiscales creen que Turner abordaba a la mayoría de sus víctimas, para violarlas luego y estrangularlas y deshacerse posteriormente de los cuerpos. El fiscal de distrito Robert Grace sugirió durante el juicio que Turner mataba porque quería controlar a sus víctimas.
Jerri Johnson-Tripplett, cuya hija de 29, embarazada, Andrea Tripplett, fue asesinada en abril de 1993, llamó a Turner un "diablo, una persona demoníaca". Dijo que todavía le cuesta creer que su hija ya no esté.
"Todavía no podemos creer que su preciosa vida nos fue arrebatada", dijo una afligida Johnson-Tripplett. "La herida en nuestro corazón no cerrará nunca".
Turner no fue acusado del asesinato del feto de Triplett porque la ley californiana especifica que en la época un feto de cinco meses y medio no era considerado viable.
Una de las víctimas -Paula Vance, 38, asesinada en el centro de Los Angeles el 3 de febrero de 1998- fue asesinada mientras era violada.
No hubo testigos de ninguno de los crímenes, pero una cámara de seguridad grabó el asesinato de Vance, y la filmación fue mostrada a los jurados.
También se sospecha de que Turner cometió otros cuatro asesinatos, por los cuales no fue acusado. David Allen Jones, un conserje retardado, fue condenado por tres de ellos pero dejado en libertad después de que un análisis de ADN no reivindicara, dijeron los fiscales. Jones, 44, fue dejado en libertad en 2004 después de pasar once años en la cárcel y recibió 720 mil dólares en compensación.

12 de julio de 2007
©associated press
©traducción mQh
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