suprema bloquea ejecución
[Ralph Blumenthal] Corte Suprema impide ejecución de asesino demente.
Houston, Estados Unidos. Extendiendo su prohibición de ejecutar a personas dementes, en voto dividido la Corte Suprema de Estados Unidos revocó el martes la sentencia de muerte de un asesino demente de Texas, que insistió en que estaba siendo castigado por predicar el Evangelio.
En un rechazo de los tribunales inferiores, los jueces resolvieron en votación de 5 a 4 que el acusado, Scott Louis Panetti, no había mostrado suficiente comprensión de por qué había sido condenado a muerte en el caso del asesinato de los padres de su esposa en 1992.
La corte, resolviendo en el último día de su término de 2006-2007, se negó a definir una nueva norma de imputabilidad en casos capitales. Pero determinó que las garantías existentes no habían sido aplicadas.
El juez Anthony M. Kennedy se encargó del voto decisivo, acompañado por el ala liberal de la corte: los jueces John Paul Stevens, David H. Souter, Ruth Bader Ginsburg y Stephen G. Breyer.
Los jueces refirieron el caso al tribunal de distrito federal para revaluar los reclamos de demencia de Panetti. Dijeron que el tribunal de distrito, las cortes tejanas y la Corte de Apelaciones de Estados Unidos para el Quinto Circuito, en Nueva Orleans, no consideraron propiamente esos reclamos.
En una mordaz opinión disidente, el juez Clarence Thomas calificó la decisión de "opinión mal concebida que deja los detalles de la definición de demencia en manos de los tribunales de distrito". Compartió su opinión en la minoría el juez presidente John G. Roberts Jr. y los jueces Antonin Scalia y Samuel A. Alito Jr.
Gregory W. Wiercioch, abogado del Servicio Jurídico de Texas, acogió la decisión como "una reafirmación y fortalecimiento de las bases para demostrar inimputabilidad" y dijo que "reintroduce la norma que el Quinto Circuito había esencialmente privado de significación".
Larry Cox, presidente de Amnistía Internacional, sección Estados Unidos, dijo que "la Corte Suprema ha dado un paso muy necesario hacia un país más humano".
Pero el procurador de Texas, Ted Cruz, que había defendido la sentencia ante la corte, dijo que el estado continuaría tratando de ejecutar a Panetti.
"Desgraciadamente, la decisión de 5 a 4 de hoy es una invitación a que los asesinos condenados a la pena capital abusen del sistema, sometan a las cortes a numerosos reclamos de inimputabilidad falsos e incluso a mayores retrasos en impartir justicia para las familias de las víctimas", dijo Cruz.
"Texas", agregó, "volverá a los tribunales inferiores para los otros procedimientos, donde continuaremos trabajando para llevar a cabo la sentencia unánime de pena de muerte de Scott Louis Panetti por homicidio doble premeditado".
Panetti, 49, se encuentra en el corredor de la muerte en la ciudad de Livingston, en Texas del Este. Ha logrado periódicos retrasos de la ejecución -estuvo a un día de ser ejecutado con una inyección letal en 2004-, pero decisiones de los tribunales contra sus apelaciones han aumentado las protestas contra la pena capital en Texas, donde 397 personas, más que en cualquier otro estado, han sido ejecutadas desde que la Corte Suprema reintrodujera la pena de muerte en 1976.
Panetii, que es esquizofrénico y se defendió a sí mismo en el tribunal, montando a menudo una defensa incoherente, afirmó que su cuerpo había sido ocupado por un alter ego llamado Sarge Ironhorse [Sargento Caballo de Hierro, Sargento Ironhorse] y que los demonios estaban empecinados en matarlo por sus creencias cristianas.
En una entrevista en la cárcel en noviembre pasado, Panettu, asiéndose a versos de las Escrituras, declaró: "El demonio está tratando de impedir que predique". Trató de quitarse su uniforme de recluso para mostrar las cicatrices de las quemaduras que dijo que John F. Kennedy le había curado con leche de coco después del naufragio del torpedero de Kennedy en el Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial.
En abril, la Corte Suprema revertió por estrecho margen otras tres sentencias de muerte en Texas como contrarias a su jurisprudencia sobre la pena capital. Como en esos casos, la resolución del jueves encontró errores reversibles en las cortes tejanas y en el Quinto Circuito.
En 1986, la Corte Suprema determinó en el caso de Ford contra Wainwright que la Constitución prohibía la ejecución de los enfermos mentales. Pero la norma para determinar la imputabilidad no fue explicada más allá de la opinión concurrente del juez Lewis F. Powell, de que la prohibición de la Octava Enmienda de infligir castigos crueles o inhumanos exigía que el acusado que ha sido condenado a muerte sea capaz de reconocer la relación entre su crimen y la sentencia.
El Quinto Circuito determinó que Panetti comprendía mínimamente esa relación. Pero los jueces dijeron que era tan demente que una comprensión mínima no era suficiente, y que se le habían negado oportunidades de presentar cabalmente su defensa basada en la demostración de demencia.
El juicio que lo sentenció "no siguió el procedimiento al que el peticionario tiene derecho según la Constitución", dijo la mayoría, calificando los procedimientos de la corte "tan deficientes que no se pueden reconciliar con ninguna interpretación razonable de la ‘regla de Ford'".
El caso de Panetti tiene una larga y retorcida historia que se remonta al día en que hace quince años en que Panetti, con la cabeza rapada, vestido con uniforme de combate y frente su esposa separada y su hija de tres años, mató a balazos a los padres de su mujer, Joe y Amanda Alvarado, en el pueblo de Fredericksburg, en Hill Country.
Durante la década anterior, según muestran archivos médicos, Panetti había sido hospitalizado catorce veces por esquizofrenia, depresión maníaca, alucinaciones y delirio de persecución. Diciendo que había tenido visiones del demonio, claveteó las cortinas de su casa, enterró los muebles y amenazó con matar a su familia.
Un jurado de Texas llegó a punto muerto en cuanto a su imputabilidad, pero un segundo jurado lo encontró suficientemente cuerdo. Proclamándose curado por Dios como un ‘tonto de abril renacido', se negó a aceptar medicamentos antipsicóticos, despidió a sus abogados y en 1995 le fue conferido, por el juez Stephen B. Ables, el derecho a defenderse a sí mismo ante el tribunal.
Compareció con un sombrero de vaquero Tom Mix colgado sobre su espalda, con una camisa western de color púrpura y botas de cowboy. Trató de citar a declarar a Jesús e ignoró repetidas veces las admoniciones del juez Ables. Pero fue su interrogatorio a menudo brutal de su ex esposa, Sonja, obligándola a revivir en detalle los asesinatos, lo que claramente aterró a los jurados, que lo condenaron, tras noventa minutos de deliberación, a la pena capital.
Después de eso, el doctor F.E. Seake, un psiquiatra que también trató a Panetti en 1986, expresó su repulsión por la pena.
"Pensé: ‘Dios mío, ¿cómo puede un sistema legal permitir que un loco se defienda a sí mismo?'", dijo Seale. "‘No puede estar bien'".
En un rechazo de los tribunales inferiores, los jueces resolvieron en votación de 5 a 4 que el acusado, Scott Louis Panetti, no había mostrado suficiente comprensión de por qué había sido condenado a muerte en el caso del asesinato de los padres de su esposa en 1992.
La corte, resolviendo en el último día de su término de 2006-2007, se negó a definir una nueva norma de imputabilidad en casos capitales. Pero determinó que las garantías existentes no habían sido aplicadas.
El juez Anthony M. Kennedy se encargó del voto decisivo, acompañado por el ala liberal de la corte: los jueces John Paul Stevens, David H. Souter, Ruth Bader Ginsburg y Stephen G. Breyer.
Los jueces refirieron el caso al tribunal de distrito federal para revaluar los reclamos de demencia de Panetti. Dijeron que el tribunal de distrito, las cortes tejanas y la Corte de Apelaciones de Estados Unidos para el Quinto Circuito, en Nueva Orleans, no consideraron propiamente esos reclamos.
En una mordaz opinión disidente, el juez Clarence Thomas calificó la decisión de "opinión mal concebida que deja los detalles de la definición de demencia en manos de los tribunales de distrito". Compartió su opinión en la minoría el juez presidente John G. Roberts Jr. y los jueces Antonin Scalia y Samuel A. Alito Jr.
Gregory W. Wiercioch, abogado del Servicio Jurídico de Texas, acogió la decisión como "una reafirmación y fortalecimiento de las bases para demostrar inimputabilidad" y dijo que "reintroduce la norma que el Quinto Circuito había esencialmente privado de significación".
Larry Cox, presidente de Amnistía Internacional, sección Estados Unidos, dijo que "la Corte Suprema ha dado un paso muy necesario hacia un país más humano".
Pero el procurador de Texas, Ted Cruz, que había defendido la sentencia ante la corte, dijo que el estado continuaría tratando de ejecutar a Panetti.
"Desgraciadamente, la decisión de 5 a 4 de hoy es una invitación a que los asesinos condenados a la pena capital abusen del sistema, sometan a las cortes a numerosos reclamos de inimputabilidad falsos e incluso a mayores retrasos en impartir justicia para las familias de las víctimas", dijo Cruz.
"Texas", agregó, "volverá a los tribunales inferiores para los otros procedimientos, donde continuaremos trabajando para llevar a cabo la sentencia unánime de pena de muerte de Scott Louis Panetti por homicidio doble premeditado".
Panetti, 49, se encuentra en el corredor de la muerte en la ciudad de Livingston, en Texas del Este. Ha logrado periódicos retrasos de la ejecución -estuvo a un día de ser ejecutado con una inyección letal en 2004-, pero decisiones de los tribunales contra sus apelaciones han aumentado las protestas contra la pena capital en Texas, donde 397 personas, más que en cualquier otro estado, han sido ejecutadas desde que la Corte Suprema reintrodujera la pena de muerte en 1976.
Panetii, que es esquizofrénico y se defendió a sí mismo en el tribunal, montando a menudo una defensa incoherente, afirmó que su cuerpo había sido ocupado por un alter ego llamado Sarge Ironhorse [Sargento Caballo de Hierro, Sargento Ironhorse] y que los demonios estaban empecinados en matarlo por sus creencias cristianas.
En una entrevista en la cárcel en noviembre pasado, Panettu, asiéndose a versos de las Escrituras, declaró: "El demonio está tratando de impedir que predique". Trató de quitarse su uniforme de recluso para mostrar las cicatrices de las quemaduras que dijo que John F. Kennedy le había curado con leche de coco después del naufragio del torpedero de Kennedy en el Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial.
En abril, la Corte Suprema revertió por estrecho margen otras tres sentencias de muerte en Texas como contrarias a su jurisprudencia sobre la pena capital. Como en esos casos, la resolución del jueves encontró errores reversibles en las cortes tejanas y en el Quinto Circuito.
En 1986, la Corte Suprema determinó en el caso de Ford contra Wainwright que la Constitución prohibía la ejecución de los enfermos mentales. Pero la norma para determinar la imputabilidad no fue explicada más allá de la opinión concurrente del juez Lewis F. Powell, de que la prohibición de la Octava Enmienda de infligir castigos crueles o inhumanos exigía que el acusado que ha sido condenado a muerte sea capaz de reconocer la relación entre su crimen y la sentencia.
El Quinto Circuito determinó que Panetti comprendía mínimamente esa relación. Pero los jueces dijeron que era tan demente que una comprensión mínima no era suficiente, y que se le habían negado oportunidades de presentar cabalmente su defensa basada en la demostración de demencia.
El juicio que lo sentenció "no siguió el procedimiento al que el peticionario tiene derecho según la Constitución", dijo la mayoría, calificando los procedimientos de la corte "tan deficientes que no se pueden reconciliar con ninguna interpretación razonable de la ‘regla de Ford'".
El caso de Panetti tiene una larga y retorcida historia que se remonta al día en que hace quince años en que Panetti, con la cabeza rapada, vestido con uniforme de combate y frente su esposa separada y su hija de tres años, mató a balazos a los padres de su mujer, Joe y Amanda Alvarado, en el pueblo de Fredericksburg, en Hill Country.
Durante la década anterior, según muestran archivos médicos, Panetti había sido hospitalizado catorce veces por esquizofrenia, depresión maníaca, alucinaciones y delirio de persecución. Diciendo que había tenido visiones del demonio, claveteó las cortinas de su casa, enterró los muebles y amenazó con matar a su familia.
Un jurado de Texas llegó a punto muerto en cuanto a su imputabilidad, pero un segundo jurado lo encontró suficientemente cuerdo. Proclamándose curado por Dios como un ‘tonto de abril renacido', se negó a aceptar medicamentos antipsicóticos, despidió a sus abogados y en 1995 le fue conferido, por el juez Stephen B. Ables, el derecho a defenderse a sí mismo ante el tribunal.
Compareció con un sombrero de vaquero Tom Mix colgado sobre su espalda, con una camisa western de color púrpura y botas de cowboy. Trató de citar a declarar a Jesús e ignoró repetidas veces las admoniciones del juez Ables. Pero fue su interrogatorio a menudo brutal de su ex esposa, Sonja, obligándola a revivir en detalle los asesinatos, lo que claramente aterró a los jurados, que lo condenaron, tras noventa minutos de deliberación, a la pena capital.
Después de eso, el doctor F.E. Seake, un psiquiatra que también trató a Panetti en 1986, expresó su repulsión por la pena.
"Pensé: ‘Dios mío, ¿cómo puede un sistema legal permitir que un loco se defienda a sí mismo?'", dijo Seale. "‘No puede estar bien'".
30 de junio de 2007
28 de junio de 2007
©new york times
©traducción mQh
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