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página roja

horror repetido


Una joven murió tras 66 días de agonía: su pareja la golpeó, la roció con aguarrás y le prendió fuego. El había sido condenado por la muerte de otra mujer, y le conmutaron la pena.
[Mariana Carbajal] Argentina. Otro femicidio conmueve a la ciudad de Trelew, provincia de Chubut. Yanina Mabel Treuquil, de 27 años y madre de tres hijos, fue quemada luego de recibir un fuerte golpe con una sartén que la dejó inconsciente en el comedor de la casa que compartía con su pareja. La joven falleció luego de 66 días de agonía en la terapia intensiva del Hospital Zonal local. El único detenido e imputado por el hecho es su concubino. El hijo mayor de la mujer, de apenas 9 años, fue testigo del salvaje ataque que recibió su mamá y describió a la Justicia –en Cámara Gesell– cómo el hombre la roció con aguarrás cuando ella yacía en el piso y le prendió fuego, luego de que mantuvieran una discusión. El caso tiene una arista que lo hace aún más dramático y pone de relieve la desaprensión de ciertos sectores del poder político y judicial frente a la violencia machista: el acusado, Daniel Eugenio Ruiz, de 46 años, tenía una condena anterior, de 1991, por haber estrangulado y descuartizado a otra ex pareja, de 19 años, pero la pena que se le impuso en aquel momento fue leve: apenas 11 años de prisión, y cumplió solo la mitad en la cárcel debido a que el entonces gobernador radical de Chubut, Carlos Maestro, lo benefició con tres sucesivas reducciones de pena por decreto, y en 1997 accedió a la libertad condicional. La fiscal general de Trelew, que investiga el femicidio de Yanina, podría pedir ahora cadena perpetua.
El viernes 25 de noviembre, en el Día Internacional contra la Violencia hacia las Mujeres, hubo una nutrida marcha por el centro de Trelew que pasó por el Hospital Zonal –donde estuvo Yanina agonizando– y por la comisaría segunda –donde está detenido el único imputado—, y que reclamó justicia frente al nuevo femicidio. En la movilización participaron integrantes de la Asociación Docentes Universitarios y del Sindicato de Amas de Casa, que acompañaron a familiares de la joven asesinada, entre ellos su mamá, Olga Obreque, y una hija. "Mi hija murió sin piel. Ese hombre la desfiguró. La quemó viva", contó Olga a Página/12. La mujer, de condición humilde, relató que hacía "como un año" que su hija estaba en pareja con Ruiz, que ya había habido otros episodios de violencia pero que Yanina no los había querido denunciar: "Un día le pegó en la cara y le rompió la nariz. Nosotros le preguntábamos si quería denunciarlo pero ella no quería". Yanina trabajaba "en el barrido" y recibía subsidios por sus hijos, agregó su mamá. Ruiz "hacía changas", pero "siempre le sacaba la plata que ganaba mi hija y el salario que cobraba por los chicos". Dijo que la noche en que Yanina fue quemada, Ruiz habría ido al casino "y cuando volvió a la casa, le pidió más plata y ella no se la quiso dar".
El hijo mayor de Yanina, de 9 años, fue testigo del ataque. Según consta en el expediente judicial, declaró en Cámara Gesell. Contó que estaba durmiendo y que se despertó al escuchar que su mamá discutía "con Dany". El nene describió que "su mamá se defendía porque le estaba pegando, le arrojó una botella de coca cola, luego Dany se la lleva, la tira al piso, y le pega con el sartén, y la aturdió. La roció cuando (estaba) en el piso, la tomó de la mano y le prendió fuego". Dijo que luego lo hace acostar en la cama con ella, para luego llevarla al hospital.
El caso quedó en manos de la fiscal general de Trelew, Mirta del Valle Moreno, quien en la acusación destacó que el relato del niño se corresponde con los rastros encontrados en el lugar de los hechos. "En principio se secuestran trozos de vidrios de una botella de coca cola, también una sartén con presuntas manchas de sangre, observándose también cabellos en la cama", dice la acusación de la fiscal. El brutal ataque contra Yanina ocurrió el 13 de agosto, en la casa que compartía con la pareja, en el barrio Tiro Federal de Trelew. Moreno señaló además que el testimonio del hijo de Yanina también es corroborado con una llamada al Comando Radioeléctrico que dio cuenta de una discusión en esa vivienda, ubicada en la calle Fagnando 961.
Ya en la madrugada, Ruiz le pidió a un vecino que lo llevara con su auto al hospital porque su mujer se había quemado en un accidente. El imputado dejó a Yanina en el hospital y se fue. Cuando la policía llegó esa misma mañana a la vivienda, encontró frente a ella un sillón completamente quemado. Ruiz abrió la puerta: presentaba en ambas manos restos de hollín y tenía la cara también manchada de negro. En el piso –describe la acusación fiscal– había rastros de hollín mezclado con agua y signos de haberse producido un foco ígneo. Ruiz fue demorado y quedó luego detenido.
Yanina sufrió quemaduras de distinta consideración en el 90 por ciento de su cuerpo. Para poder soportar el dolor debió ser sedada constantemente y por la extensión de las heridas sufrió infecciones generalizadas. Estuvo internada en la terapia intensiva del Hospital Zonal. Finalmente, murió el 4 de noviembre, luego de 66 días de agonía. Había comenzado a recibir injertos cadavéricos en las semanas previas para intentar cubrir de piel sus extremidades inferiores.
Antes del fallecimiento de la joven, la fiscal le imputó al acusado la figura de "tentativa de homicidio agravado por haber sido cometido con ensañamiento". El 7 de diciembre está prevista una audiencia en la que pedirá el cambio de carátula por la de "homicidio calificado por ensañamiento", cuya pena máxima es la prisión perpetua.
4 de diciembre de 2011
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la muerte de san la muerte


Juicio oral y público al hijo que mató de cinco balazos al padre. El hombre era un parapsicólogo que decía tener poderes sobrenaturales sobre las personas. Su hijo, que trabaja con él, lo asesinó luego de que el padre amenazara con ofrecer en sacrificio a su hijito de pocos meses.
[Lorena Panzerini] Argentina. "Me venía diciendo que iba a terminar con cinco tiros por parte de su propia sangre", dijo Marta Aguirre, la mujer que le alquilaba el consultorio a Juan Carlos Abramor, el parapsicólogo devoto de San La Muerte, que fue asesinado en abril de 2010. El hombre, de 50 años, era conocido como "Antonio" o "el ángel de la muerte" entre sus clientes. Con ayuda de su hijo y su pareja, tiraba las cartas y hacía "sanaciones" en nombre de San La Muerte, en barrio Itatí; actividad que convocaba a mucha gente, y de la que vivía toda la familia. Por el delito está acusado su hijo Juan Gabriel, de 25 años, quien declaró haber matado a su padre porque éste lo amenazó con ofrecer en sacrificio a su hijito de pocos meses. Aguirre, que de lunes a sábados veía a Juan Carlos atender pacientes en su casa, desmintió que se hicieran ese tipo de rituales con humanos o animales, aunque aclaró: "Al menos no sucedía en el consultorio de mi casa". En tanto, el informe psicológico de Juan Gabriel indica que el chico "tiene signos de haber sido abusado sexualmente por su progenitor", cuando era chico.
La noche del 6 de abril de 2010, Gabriel discutió con su padre porque su pequeño hijo no dejaba de llorar, y éste lo amenazó con que "lo iba a sacrificar si no se calmaba". Al día siguiente, Gabriel vio un papel con el nombre de su bebé en el altar de San La Muerte, que tenían en la casa. Se bañó, se vistió, salió del dormitorio con un arma y le disparó cinco veces a su padre.
Ayer, durante la segunda jornada del juicio oral y público que se sigue en los Tribunales Provinciales, Natalia, la mujer de la víctima, relató lo sucedido esa mañana ante el juez José Luis Mascali: "Gabriel salió de la pieza después de bañarse y escuché el impacto; me di vuelta y mi marido estaba tirado en el suelo de la cocina; él se acercó y le dio otro tiro. No dejó de disparar hasta que vació el arma". Natalia, que tiene una nena de cinco años fruto de su relación con Juan Carlos, señaló que Gabriel ayudaba a su padre con el trabajo de la parapsicología, y contó que varias veces le dijo que le estaba enseñando a tirar las cartas para que Juan Gabriel "fuera su sucesor"; aunque no negó que las discusiones eran continuas. "El quería que su hijo progresara: le compró computadora, y hasta tres motos", dijo.
Además, el hombre tenía un programa de radio al que la gente llamaba para dar su nombre y fecha de nacimiento, y "Antonio" les adivinaba el futuro, o los contactaba con un familiar fallecido. Gabriel era operador musical de ese programa, donde sacaba unos 200 pesos semanales para mantener a su mujer (Bárbara) y a su bebé. Sin embargo, Natalia aseguró que todas las ganancias de su marido eran compartidas con Gabriel.
Ambas parejas --con sus hijos-- vivían bajo el mismo techo, pero tenían dos cocinas y dos heladeras en la cocina de la casa. Bárbara, la ex mujer de Gabriel --de quien se separó hace poco tiempo, cuando el chico fue trasladado a la cárcel de Coronda-- relató que tenía "miedo" mientras vivía con la familia de su marido. "Prendían velas negras, blancas y rojas", afirmó. Además, aseguró que Juan Carlos no la trataba bien: "Le decía a Gaby que cómo podía comer lo que yo cocinaba, que era un asco, y me trataba de boluda". La chica señaló que mientras estaba embarazada bajó diez kilos y su hijo nació prematuro. "Después que pasó todo y yo volví a la casa de mi mamá, mejoré", aseguró.
Aunque no definió claramente qué actitudes o acciones le causaban temor, Bárbara contó que la cuñada de su hermana fue una vez a ver a "Antonio" en su consultorio para que su hija se alejara de un novio adicto, y señaló que el parapsicólogo le cobraría 1500 pesos por ese "trabajo" de alejamiento del joven, pero que "si querían, podía matarlo". También relató la misma historia que contó Juan Gabriel: "Una mujer fue a ver a Antonio para que hiciera que se muera la madre así ella se quedaba con un terreno; al tiempo volvió pidiendo que revirtiera el trabajo, porque se estaba cumpliendo, y él le dijo que ya no podía hacer nada".
Aguirre la desmintió: "Nosotros no hacíamos trabajos malos. En el consultorio no teníamos velas negras porque son malas". Ante la pregunta de la defensora Marta Macat, Aguirre negó que se hicieran "imposición de manos" con pacientes desnudas, aunque habría declaraciones que lo afirman. También desmintió que se hicieran sacrificios con animales o humanos. "Al santo le ofrecemos cigarrillos, cosas de oro, golosinas o dinero", contó la mujer.
Según el relato de Bárbara, Gabriel vino a vivir a Rosario desde Buenos Aires, donde convivía con su madre. La mudanza se debió a "problemas de adicciones", que el chico reconoció en su declaración. Desde que vivía con su padre, trabajaba con él. "Yo lo quería sacar de todo eso, le decía que él era inteligente y que podía estudiar o trabajar de cualquier otra cosa. Para mí no era normal lo que hacían en esa familia. El siempre me decía que no se podía ir", dijo la chica.
En tanto, el informe psicológico firmado por la profesional Olga Carlstein Wilson, confirma que Gabriel fue abusado sexualmente por su padre --que estuvo preso en Coronda, al parecer, acusado de asesinar a un comisario en Buenos Aires--; y habla de "trastornos en su identidad sexual". Además, se refiere a una "relación perversa" entre padre e hijo. El progenitor "pudo haber manipulado su conciencia al punto de creer que su padre tenía poderes sobrenaturales, poder de vida o muerte sobre las personas". "Es factible que (Gabriel) sintiera que su padre era dueño de su cuerpo generando sentimientos de amor y odio", agrega el texto.
4 de noviembre de 2011
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ejecutan a asesino racista


Supremacista blanco fue ejecutado en Texas.
Huntsville, Tejas, Estados Unidos. El militante de una organización de supremacistas blancos, Lawrence Russell Brewer, fue ejecutado el miércoles en la noche por el infame asesinato de un hombre negro de Tejas Este, James Byrd Jr., arrastrándolo por el suelo.
Byrd, 49, fue encadenado a la parte de atrás de una camioneta y arrastrado violentamente por un camino de asfalto lleno de baches en uno de los crímenes de odio más espantosos ocurridos en la historia reciente de Tejas.
Le preguntaron a Brewer, 44, si quería decir sus últimas palabras, y respondió: "No. No tengo nada que decir."
Miró a sus padres que lo observaban desde una ventana cercana, suspiró varias veces profundamente y cerró sus ojos. Una solitaria lágrima colgaba al borde de ojo derecho cuando fue declarado muerto a las 6:21 p.m., diez minutos después de que fármacos letales fueran inyectados en sus brazos, ambos cubiertos por intrincados tatuajes negros.
En un cuarto adyacente, las hermanas de Byrd se encontraban entre los testigos.
"La ejecución hoy de Brewer debe hacernos recordar a todos que el odio y el prejuicio racial tienen terribles consecuencias para las víctimas, las familias de las víctimas, para el perpetrador y para la familia del perpetrador", dijo Clara Taylor, una de las hermanas de Byrd.
Dijo sobre el castigo que era "un paso en la dirección correcta."
"Estamos progresando", dijo Taylor. "Yo sé que era culpable, así que no tengo reparos sobre la pena de muerte."
Brewer agotó las apelaciones a las cortes y no hubo intentos de última hora para salvar su vida.
Además de Brewer, también fue condenado -por homicidio- a la pena capital, John William King, ahora de 36 años, y enviado al corredor de la muerte por el asesinato de Byrd, que por su brutalidad causó conmoción en el país. La condena de King y la sentencia de muerte fueron recurridas. Un tercer acusado, Shawn Berry, 36, fue condenado a reclusión perpetua.
"Todavía falta uno", dijo Billy Rowles, el sheriff jubilado del condado de Jasper que fue el primero en investigar la horrible escena. "Es cruel, pero es la realidad."
Eran cerca de las 2:30 a.m. del domingo 7 de junio de 1998 cuando testigos vieron pasar caminando a Byrd, no muy lejos de su casa en Jasper, un pueblo de no más de siete mil habitantes a unos doscientos kilómetros al nordeste de Houston. Muchos sabían que vivía de una pensión de discapacidad, no tenía coche y caminaba donde tuviera que ir. Otro testigo lo vio luego en la parte trasera de una camioneta oscura.
Seis horas más tarde y a dieciséis kilómetros de distancia en el Huff Creek Road, se creyó al principio que los restos ensangrentados que fueron encontrados después del amanecer eran los de un animal atropellado. Rowles, ex policía montado de Tejas que había asumido como sheriff el año anterior, creían que la víctima había sido arrollada [por un conductor que se había dado a la fuga], pero las evidencias no correspondían con las de alguien atrapado debajo de un vehículo. Había partes de cuerpo desparramadas en el lugar y el rastro de sangre empezaba con huellas de lo que parecía haber sido el lugar de una refriega.
"No bien me adentré en ese camino, supe que el asunto olía mal", dijo en el juicio de Brewer.
Huellas digitales tomadas del torso sin cabeza identificaron a la víctima como Byrd.
Según declaraciones de testigos, los tres hombres y Byrd se adentraron en el condado unos dieciséis kilómetros y pararon junto a un camino maderero aislado. Estalló una pelea y Byrd, superado por los tres hombres, fue amarrado al parachoques de la camioneta con una gruesa cadena. Cinco kilómetros más allá, lo que quedaba de su cuerpo despedazado fue arrojado entre una iglesia negra y un cementerio donde termina el pavimento en un remoto camino.
Brewer, King y Berry fueron detenidos a final del día siguiente.
El crimen puso a Jasper en el centro de la atención en todo el país y atrajo a grupos como el Ku Klux Klan y los Panteras Negras, entre otros, que quieren explotar la notoriedad del caso, que continúa -muchos dicen, injustamente- estigmatizando a Jasper más de diez años después.
El primero en ser juzgado fue King, en Jasper. El juicio de Brewer fue trasladado a Bryan, a 241 kilómetros. Berry fue juzgado en Jasper. Las muestras de ADN mostraron sangre de Byrd en sus tres asesinos.
Brewer era de Sulphur Springs, a unos 290 kilómetros al noroeste, y había sido condenado por posesión de cocaína. Conoció a King, un ladrón convicto de Jasper, en una cárcel de Tejas donde se incorporaron a una facción disidente del KKK conocida como los Caballeros Confederados de Estados Unidos, y se adornaron con tatuajes. Las evidencias muestran que Brewer había violado su régimen de libertad vigilada y estuvo implicado en varios robos en el área de Jasper.
King trabó amistad con Berry y se mudó a casa de Berry. La evidencia muestra que Brewer viajó a Jasper para quedarse con ellos.
23 de septiembre de 2011
21 de septiembre de 2011
©new york times
cc traducción c. lísperguer

joseph son condenado a perpetua


El actor esbirro de Austin Powers fue sentenciado a reclusión perpetua por secuestro, violación y torturas.
Para millones de cinéfilos, era el esbirro Random Task del Doctor Evil.
Pero ahora el actor de cuarenta años del condado de Orange,
famoso por su aparición en la película ‘El agente internacional del misterio’ [Austin Powers: International Man of Mystery] pasará el resto de su vida en prisión tras ser condenado por la violación colectiva y tortura, en vísperas de la Navidad de 1990, de una mujer que había salido de casa para ver las luces de Navidad.
El 25 de agosto pasado Joseph Hyungmin Son fue declarado culpable de torturas, un delito penado con reclusión perpetua sin posibilidad de salir con libertad condicional. El actor fue originalmente acusado hace tres años de numerosos delitos sexuales, pero debido a la prescripción de los delitos, la fiscalía finalmente sólo consiguió una condena por torturas.
El delito fue cometido hace siete años, antes de la película ‘El agente internacional del misterio’, de 1997.
Según la fiscalía, una mujer que volvía a su departamento sola con su perro después de mirar las luces de Navidad con un familiar y un amigo fue interrumpida por Son a eso de las doce y media de la noche en vísperas de la Navidad de 1990. Son le pidió ayuda con unas direcciones y luego, con otro hombre, la arrastró hasta su coche, la arrojó al asiento trasero y se marchó.
Son y su cómplice le dijeron que se dirigían a Compton, la golpearon con un revólver y la amenazaron repetidas veces con asesinarla. La fiscalía dijo que después Son la violó varias veces, la sodomizó y la obligó a tener sexo oral con él en el asiento trasero del coche. También la torturó con un revólver. El cómplice de Son, Santiago López Gaitán, 40, de San Antonio, también violó a la mujer.
Después Son amenazó con matar a la víctima y contó las balas en voz alta mientras ella suplicaba por su vida. Son y Gaitán finalmente dejaron marcharse a la mujer, identificada sólo como Jane Doe, desnuda y con sus bragas amarradas sobre los ojos. La víctima estaba en Huntington Beach y llamó en una casa cercana donde los dueños llamaron a la policía.
Mientras se recogían evidencias físicas en el caso de agresión sexual, el caso fue archivado. Son, sin embargo, fue condenado en mayo de 2008 por vandalismo en otro caso no relacionado y fue obligado a entregar una muestra de ADN. Esa muestra fue entonces cotejada con el ADN recogido en el caso de 1990, declaró la fiscalía.
En enero, Gaitán se declaró culpable de secuestro, sodomía, violación y violación oral con el agravante de violación bajo amenazas con un revólver. Fue sentenciado a diecisiete años y cuatro meses en una prisión del estado.
La víctima contó al juez antes de la sentencia el viernes que todavía sufre de trastorno de estrés postraumático.
"Siento un miedo que me paraliza y siento que una mano volverá a atacarme por detrás", dijo ante la corte. "Mis cicatrices emocionales son intensas. Perdí mis veinte años mientras aprendía a caminar, mirar, oír y aceptar de nuevo al mundo exterior. Joseph Son me quitó no solamente mi trabajo en mi salón, sino también mis ahorros para la universidad... para no decir nada del impacto emocional que significa para mí celebrar Navidad todos los años."
10 de septiembre de 2011
9 de septiembre de 2011
©los angeles times
cc traducción c. lísperguer

murió randall dale adams


Fue acusado injustamente de asesinar a un agente de policía. Estuvo doce años preso y nunca recibió indemnización por los años perdidos.
[Carla Rivera] Murió Randall Dale Adams, el ex recluso del corredor de la muerte que recobró su libertad después de que los errores cometidos en su condena por el asesinato de un agente de policía de Dallas quedaran al descubierto en un documental ahora famoso que fue crucial para su liberación. Tenía 61 años.
Adams murió el 30 de octubre de 2010, por un tumor cerebral, de acuerdo a su abogado Randy Schaffer, que dijo que había sido informado por familiares de Adams. Adams llevaba una vida retirada en la ciudad Washington Court House, de Ohio. Su muerte no se conoció ampliamente sino el viernes, cuando la informó el diario The Dallas Morning News.
Adams, que pasó más de doce años en una cárcel de Texas, fue el tema de ‘La delgada línea azul’ [The Thin Blue Line], dirigida por el famoso documentalista Errol Morris. La película de 1988 expuso evidencias ocultadas y testimonios falsos.
La Corte de Apelaciones de Texas ordenó un nuevo juicio, pero la fiscalía de Dallas declinó presentar nuevos cargos, y Adams fue liberado en 1989.
"Fue uno de los primeros en ser exonerado en este país que tuvo ese tipo de publicidad", dijo Schaffer en una entrevista el domingo.

Adams nació el 17 de diciembre de 1948, de acuerdo a los archivos públicos. El más pequeño de cinco hermanos, creció en Grove City, Ohio. Su padre trabajaba como minero del carbón.
Las penurias para Adams empezaron en noviembre de 1976, cuando se marchó a Dallas a buscar trabajo.
El 27 de noviembre se quedó sin gasolina e hizo autostop con David Harris, un chico de dieciséis años con una extensa hoja de antecedentes que conducía un coche robado.
El dúo pasó el día juntos, bebiendo cerveza y fumando marihuana y terminaron en un cine al aire libre, donde finalmente se separaron.
Temprano la mañana siguiente, el agente de policía de Dallas, Robert W. Wood, fue asesinado a balazos después de detener a un coche por una falta de tráfico. La investigación llevó a Harris, que dijo que Adams era el asesino. Adams, que no tenía antecedentes, fue condenado en 1977 y sentenciado a la pena capital.
A tres días de la ejecución en mayo de 1979, la Corte Suprema de Estados Unidos desechó su sentencia de muerte por un error en la selección de los miembros del jurado. La sentencia fue conmutada por prisión perpetua.
Morris se enteró del caso de Adams cuando fue a Dallas a buscar trabajo en un documental sobre un psiquiatra cuyo testimonio contribuyó a la condena de Adams y otros.
Morris localizó a tres testigos cuyos testimonios habían ayudado a condenar a Adams y los persuadió para que hablaran ante la cámara. Todos entregaron versiones dramáticamente diferentes.
"Creo que me he convertido en una suerte de director detective", contó Morris al Times en 1988. "He trabajado muy duro para probar que Randall Adams era inocente y todavía sigo trabajando muy duro. No me rendiré sino cuando sea liberado o exonerado."
La película llevó a un juez a realizar una nueva audiencia en la que Harris se retractó de sus declaraciones anteriores, aunque no confesó el asesinato del agente. Harris fue más tarde ejecutado por otro asesinato.
Adams hablaba frecuentemente con los medios y proclamaba que no le amargaban sus experiencias. Eso pareció cambiar después de que fuera despedido de un trabajo en Texas cuando su empleador se enteró de su condena. Nunca recibió ninguna reparación por todos los años que pasó en prisión, dijo Schaffer, y más tarde demandó a Morris para recuperar su derecho a contar su propia historia.
"Después de su liberación le dijo a todo el mundo que no sentía resentimientos y que estaba feliz de haber salido de la cárcel, y ese fue un mantra que repitió durante mucho tiempo, pero después de que lo despidieran, se resintió", dijo Schaffer.
Los filmes posteriores de Morris incluyen ‘La niebla de la guerra’ [The Fog of War: Eleven Lessons from the Life of Robert S. McNamara], de 2003, que ganó un Oscar.
Le sobreviven dos hermanas, informó Schaffer. Adams se casó con la hermana de un hombre que está actualmente en el corredor de la muerte en Texas, pero Schaffer no sabía si ya se habían casado para cuando Adams murió.
6 de julio de 2011
27 de junio de 2011
©los angeles times
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asesinó a golpes a su hijo de 3


Tras descubrir que había comido mermelada sin su autorización. La causa del deceso del niño de 3 años fue por rotura de vaso y hemorragias abdominales. Valentín, el otro mellizo, fue dado de alta. El padre -un colectivero de la ciudad cercana a Santa Fe- y su concubina quedaron detenidos.
Argentina. Un hombre asesinó a golpes a uno de sus hijos de tres años e hirió a otro, mellizo del niño asesinado,la ciudad de Santo Tomé, aparentemente cuando descubrió que habían comido una pote de mermelada "sin autorización". Tras el hecho, tanto el padre de los niños como su concubina -la madre de los mellizos estaría viviendo en Córdoba- quedaron ayer detenidos. Según indicaron fuentes policiales, el hombre habría confesado ser el autor de los golpes que terminaron con la vida del pequeño. Los cinco hijos del hombre, que trabaja como chofer en una empresa de colectivos, están todos juntos luego que se montara un operativo institucional de resguardo. "Tomamos una medida excepcional, hasta tanto se evalúe la posibilidad de la convivencia de ellos con la familia ampliada", dijo Carolina Galcerán, directora provincial de Derechos de la Niñez, Adolescencia y Familia. En este sentido, la funcionaria confió a Rosario/12 que ya tuvieron contactos con varios familiares que manifestaron que quieren hacerse cargo de ellos.
El crimen de Ignacio, uno de los mellizos de tres años que fueron golpeados por su padre, se produjo en la vivienda familiar de 3 de Febrero al 2000, en el barrio San Martín de Santo Tomé. Fuentes de la investigación dijeron que el supuesto motivo de la acción violenta del padre habría sido que los niños tomaron un frasco de mermelada sin autorización. Por lo que pudieron determinar los investigadores, el agresor comenzó a golpear a los mellizos. A los gritos de terror de los mellizos se sumaron sus cuatro hermanos, de 2, 9, 14, y 15 años, por lo cual los vecinos llamaron al Comando Radioeléctrico. Poco después se presentó en el lugar un móvil policial que detuvo a la pareja y sacó a los chicos de la vivienda.
Los mellizos fueron trasladados por una ambulancia al Hospital Orlando Alassia. La directora del efector, Raquel Cosiglio, dijo que el niño ingresó en "coma extremo", y luego de realizarle obras de reanimación fue derivado a terapia intensiva por un cuadro de hipotermia, pero falleció horas más tarde.
La causa del deceso fue un "shock hipovolémico por rotura de vaso, hemorragias abdominales y aparentemente hemorragias en tórax". Valentín, el otro mellizo, fue dado de alta. "El hermano está bien, tiene lesiones leves", señaló Cosiglio, quien además aclaró que "nunca estuvo en terapia intensiva".
Horacio Quinteros, el padre de los mellizos agredidos, tiene 33 años y trabajaba como chofer de colectivos de la empresa de media distancia Continental. Tiene la custodia de todos los hijos porque la madre lo abandonó hace tiempo para trasladarse a la provincia de Córdoba donde reside. En la sede policial, el colectivero habría confesado ser el autor de los golpes que recibieron los chicos. "Se me fue la mano", habría manifestado a los médicos según relataron algunos testigos.
El comisario Mayor Miguel Albanese, jefe de Orden Público, aseguró en declaraciones radiales que el colectivero no contaba con antecedentes penales y tampoco se registraban denuncias contra la familia por violencia.
En este marco, la subsecretaria provincial de Derechos de la Niñez, Adolescencia y Familia afirmó que "nunca hubo una denuncia previa sobre situaciones de violencia en ese grupo familiar, en ningún organismo público", pero igualmente, se tomó "intervención sobre todos los niños" que habitaban en el hogar. Galcerán adelantó que está trabajando un equipo interdisciplinario de los ministerios provinciales de Desarrollo Social y de Salud para abordar la situación.
Igual se tomaron algunas medidas "de urgencia" como la separación de los chicos de su grupo familiar. Además, se estaban "buscando lugares alternativos de convivencia hasta tanto se esclarezca el hecho".
26 de junio de 2011
25 de junio de 2011
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coció a su bebé en el microondas


Detectives investigaron evidencias forenses para explicar las extrañas lesiones sufridas por su bebita de seis semanas.
[Robert J. López] Sacramento, Los Angeles, Estados Unidos. Una madre de Sacramento fue arrestada el martes por sospechas de haber asesinado a su hija de seis semanas, cociéndola en un horno microondas, informaron las autoridades.
Mirabelle Thao-Lo fue encontrada muerta el 17 de marzo cuando un equipo de paramédicos llamó a la policía, informó el Departamento de Policía de Sacramento.
El martes, los funcionarios dijeron que todavía estaban tratando de entender los acontecimientos que condujeron a lo que describieron como un crimen horrendo.
Después de revisar la casa, los detectives concluyeron que las quemaduras de la bebé no eran explicables y se dieron cuenta de que tenían un caso poco común entre manos, dijo el sargento Norm Leong. Dijo que los detectives aproximaron a expertos forenses y otros profesionales médicos para pedir asesoría.
"Esto es definitivamente único", dijo al Times. "Los detectives se dieron cuenta de que tenían que buscar más allá de lo que hacen normalmente... y encontraron expertos que dijeron que las lesiones parecían haber sido provocadas por un microondas."
Las "lesiones térmicas", dijo la policía, eran consistentes con las documentadas en casos de Dayton, Ohio; el condado de New Kent, Virginia, y Galveston, Texas. Los detectives investigaron esos casos y esperaron las conclusiones del servicio médico forense del condado de Sacramento.
"Sobre la base de esa investigación y de los resultados de la autopsia", dijo el departamento en una declaración, "los detectives creen que las lesiones se produjeron como resultado de que la niña fue quemada en un horno microondas."
Ka Yang, 29, fue arrestada en su casa en el bloque 800 de Rood Avenue. Fue acusada de homicidio.
"No sabemos que la llevó a cometer el crimen", dijo Leong. "No sabemos qué fue lo que la llevó a hacerlo."
23 de junio de 2011
22 de junio de 2011
©los angeles times
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a agente de la dina lo mató un puto


Dos detenidos por crimen del ex DINA Arancibia Clavel. Según informa La Nación de Buenos Aires, los arrestados serían un taxi boy y su pareja, ambos de unos 20 años. Las detenciones se concretaron en horas de la tarde en céntrica avenida de la capital trasandina.
Buenos Aires, Argentina. Un ‘taxi boy’ (prostituto) y su pareja serían los 2 detenidos por el crimen del ex agente de la DINA, Enrique Arancibia Clavel, asesinado por múltiples puñaladas en abril pasado en su departamento de Buenos Aires.
De acuerdo a lo informado por la prensa argentina, los dos jóvenes, uno de ellos paraguayo y el otro argentino, fueron arrestados en horas de la tarde en el barrio porteño de Barracas. Ambos tendrían unos 20 años.
Los dos fueron aprehendidos durante allanamientos realizados en un hotel en el que se arriendan habitaciones a extranjeros, situado en avenida de Mayo, a la altura del 1385.
En el lugar se incautó una sevillana, un arma blanca originaria de la ciudad andaluza, caracterizada por ser plegable y con filo curvo. Los efectivos policiales también encontraron un celular que podría corresponder a uno de propiedad del asesinado Arancibia Clavel.
El operativo lo realizó personal de Investigación Federal de Organizaciones Criminales (Difoc) de la Policía Federal trasandina, en el marco de la causa que lleva el Juzgado de Instrucción número 45, a cargo de la María Fontbona de Pombo.
El 28 de abril pasado, Arancibia Clavel fue hallado muerto en su vivienda, con puñaladas en el pecho y la espalda. Según los primeros datos policiales, en el departamento "no había signos de robo o violencia" y la puerta de entrada "tampoco estaba violentada" lo que hace presumir que hubo autorización de ingreso el o los asesinos. Desde un comienzo, quedó develada la condición homosexual del ex agente, para explicar un supuesto crimen pasional.
El ex agente era el único procesado por la muerte del ex comandante en jefe del Ejército, Carlos Prats, y su esposa, Sofía Cuthbert, en un atentado en la capital argentina en 1974.
18 de mayo de 2011
©la nación