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página roja

mató a su marido


Asesinó a su marido, que la golpeó y maltrató durante cinco años y ahora esta sentada en el banquillo. Se inicia hoy el juicio oral en Trelew contra Mirta Gil, acusada de haber matado a su marido. Podría tocarle cadena perpetua por homicidio calificado por el vínculo.
[Mariana Carbajal] Argentina. Mirta Irene Gil es ama de casa y madre de tres hijos. Tiene 46 años y está detenida con prisión domiciliaria en la ciudad de Trelew. A partir de hoy será juzgada por un tribunal oral por el asesinato de su esposo y podrían aplicarle la pena máxima de reclusión perpetua y mandarla a la cárcel por el resto de su vida. La fiscalía mantuvo la acusación de "homicidio agravado por el vínculo", aunque durante la investigación judicial del hecho se ventiló –según varios testimonios, entre ellos los de los hijos de ambos– que Mirta era víctima de violencia familiar desde hacía casi cinco años, que ella sabía que él le era infiel, y que atacó con un cuchillo a su marido, José Luis Quiroga, en el marco de una discusión, como otras que habían tenido, en la que ella resultó golpeada, con magullones y moretones, según constataron pericias forenses. El defensor público que la asiste, Sergio Rey, dijo a Página/12 que "la imputación es completamente injusta" y justificó la reacción de Mirta en el marco de una agresión hasta ese momento contenida. "Durante cinco años vivió un calvario. Tanta agresión explota y es la agredida quien termina agrediendo", consideró Rey. Organizaciones vinculadas con la Universidad Nacional de la Patagonia se están movilizando en apoyo a Mirta.
El defensor oficial sostuvo que la mujer, de acuerdo con pericias incorporadas a la causa, sufría el "síndrome de indefensión adquirida", típico de víctimas de violencia sistemática, donde la persona aprende a creer que no puede defenderse y que cualquier cosa que haga es inútil. Como en otros casos de violencia machista, el marido la fue aislando de su círculo, cortando sus vínculos con familiares y amigos, apuntó Rey.
El hecho por el cual está acusada Mirta ocurrió el 28 de marzo de 2010 por la mañana en la casa en la que vivían juntos, en el barrio Amaya, en las afueras de Trelew, provincia de Chubut. Quiroga, de 44 años, trabajaba como sereno en obras en construcción. Estaban casados hace casi treinta años. Sus tres hijos tienen 22, 23 y 27 años. Los tres declararon en la Justicia. Contaron que lo querían mucho a su papá, pero que le decían a su mamá que se separara de él, por los maltratos que le propinaba. Aseguraron que él le era infiel, que ella lo sabía, que incluso llegó a engañarla con la hermana de Mirta –unos siete años atrás– y que cuando se enteró trató de suicidarse arrojándose al río. Pero que ella siempre les decía que lo amaba, y tenía una actitud completamente sumisa frente a sus agresiones, que se manifestaban como insultos y golpes. Mirta testificó ante la Justicia que Quiroga, incluso, la forzaba a tener relaciones sexuales cuando ella no quería. Sus hijos afirmaron que el padre era alcohólico y se ponía más violento con su madre bajo los efectos de la bebida, describieron que la celaba, que una noche "fría" la hizo dormir fuera de la casa y no la dejó entrar porque se enojó con ella, y que todos los viernes se iba a la casa de un primo, soltero, donde hacían reuniones y fiestas con mujeres y regresaba los domingos. Y que Mirta sabía que tenía otras mujeres, porque se lo insinuaba el pariente y amigos de Mario, que lo cargaban sobre sus amantes delante de ella. Incluso, Mario recibía mensajes de texto amorosos en su celular.
Según contó el defensor público a este diario, fue en la mañana de un domingo que regresó de una de sus juergas cuando se desató la discusión que terminó con la reacción de Mirta, que tomó un cuchillo de la cocina y le dio una puñalada en el rostro. Según declaró ella, Quiroga llegó a las 8.30 y al verla despierta a esa hora montó en cólera porque imaginó que Mirta le había sido infiel. Juan Alberto, el menor de sus hijos, estaba en la casa durmiendo. Dijo que cuando se despertó por los gritos de su madre, la encontró abrazando a su padre pidiéndole perdón. "El hijo declaró que la ambulancia demoró en llegar unos cuarenta minutos y el hombre murió desangrado", agregó Rey. Mirta quedó detenida y luego se le dictó prisión preventiva. "Al día siguiente vinieron los hijos desconsolados llorando para decirme que habían visto a su madre en la Alcaidía y le habían visto lesiones en los brazos. Ni siquiera ella había declarado que él la había agredido esa mañana. Pedí que la revisara un médico forense y se constató que había sido golpeada por el marido", señaló a este diario el defensor oficial. A pesar de que a lo largo de la investigación del hecho fueron surgiendo elementos que corroboraron que el homicidio se dio en el marco de una discusión, en un contexto de violencia de género, donde Mirta hacía unos cinco años venía sufriendo humillaciones, insultos, y golpes, la fiscal Claudia Ibáñez mantuvo la acusación de homicidio agravado por el vínculo. En Trelew, desde el Gremio Asociación de Docentes Universitarios, la Federación Universitaria de la Patagonia y el Consejo Social de la Universidad Nacional de la Patagonia (que reúne a diferentes organizaciones de la ciudad) se están movilizando en apoyo a la mujer.
Unos meses atrás, el defensor oficial solicitó la prisión domiciliaria para Mirta. En la audiencia ante la jueza de Garantías Patricia Asaro, la fiscal se opuso y alegó que estaba en condiciones de presentar pruebas de que "había agresiones recíprocas" entre Mirta y su esposo. La magistrada finalmente otorgó el beneficio de la prisión domiciliaria. Tuvo en cuenta "las condiciones sociales y los síntomas de violencia familiar, aun sin dejar de ponderar el grave daño causado, manifestando que el encierro iría en contra de su persona y sería más nocivo", según informó la oficina de prensa del Ministerio Público Fiscal. Primero Mirta vivió con un hermano y posteriormente la jueza la autorizó a regresar a su casa, donde actualmente vive con sus hijos Paola, de 23 años, y Juan Alberto, de 22. Paola es la responsable del cumplimiento del encierro.
A partir de hoy, Mirta estará sentada en el banquillo de los acusados. Contará su drama a los jueces del Tribunal Oral de Trelew. Como en otros casos similares, su representante es probable que alegue que actuó en legítima defensa o bajo emoción violenta, delitos que tienen una pena de uno a 4 años, y que aun recibiendo condena le permitirían recuperar pronto la libertad, dado el tiempo que lleva presa.
26 de abril de 2011
25 de abril de 2011
©página 12

mató a su hijo por error


Dos muertos en un enfrentamiento entre el padre de un joven asaltado y ladrones. A Lucas Renna intentaron asaltarlo cuando paró a cambiar una cubierta, ayudado por su padre, que buscó su pistola 11,25 y hubo tiroteo. Murieron Lucas y un ladrón. Se investiga si los dos disparos mortales salieron el arma del padre.
[Lorena Panzerini] Argentina. Lucas Renna, de 28 años, viajaba anteanoche con su esposa, Julieta Santiso, hacia Roldán, en el kilómetro 292 de la autopista a Córdoba cuando reventó una de las ruedas de su Ford Fiesta. Al bajarse del auto, lo primero que hizo fue llamar a su padre, Oscar, para pedirle que fuera a auxiliarlo. El hombre llegó, se paró atrás del auto y divisó que venían dos personas que no le gustaron. Justamente, los dos hombres quisieron aprovechar la oportunidad para robarle. El padre buscó su pistola 11.25 de su camioneta Chevrolet, que exhibió para intimidar. Los delincuentes tenían al menos una 9 milímetros. Hubo cruce de disparos, aunque no se sabe quién abrió fuego. Lucas murió, y también uno de los asaltantes, de apellido Castaño, de 25 años. Julieta recibió una herida superficial en la cabeza y también en el hombro, estuvo pocas horas internada en el Heca y le dieron el alta. Oscar Renna, de 52 años, quedó detenido y ayer al mediodía recuperó la libertad, aunque no pudo declarar porque sufría un estado de shock. La tragedia no ahorró ninguna arista: los informes preliminares de autopsia indican que el disparo que mató a Lucas partió del arma de guerra de su padre. El juez de instrucción Juan José Pasos determinó el secreto de sumario y la fiscal Adriana Camporini afirmó que los asaltantes eran por lo menos dos, ya que no pudo encontrarse la pistola que llevaban, aunque sí los proyectiles que dispararon.
Si bien hasta anoche no se había establecido de qué arma salió el disparo que mató a Lucas, la versión más fuerte era que el proyectil perteneció a la pistola 11.25 de su propio padre. Lucas y su esposa viajaban hacia Roldán cuando en medio de la ruta se les reventó un neumático del Ford Fiesta, que les obligó a detener la marcha. Fue un reventón accidental y los asaltantes quisieron aprovechar la oportunidad cuando vieron el auto parado, y sus ocupantes ocupados en cambiar la cubierta.
El juez Pazos subrayó a Rosario/12 que la causa está bajo secreto de sumario, por lo que no confirmó ni descartó la versión de que fue un disparo de Oscar el que mató a su hijo Lucas. Por su parte, Camporini aclaró: "Es indudable que eran dos los ladrones, porque falta el arma 9 milímetros, cuyas balas fueron encontradas en el lugar". Sin embargo, la fiscal no contaba con los informes de las autopsias, que esperaba recibir a última hora de ayer.
Además, subrayó la importancia de la declaración de Oscar y Julieta. "Resta tomar testimonio a los dos testigos, que serán claves", dijo; y comentó que el ladrón que murió en el tiroteo "tenía muchísimos antecedentes, entre ellos tres condenas por robo calificado". Sin embargo, Camporini aclaró que no hay datos oficiales sobre la versión de que el padre mató al hijo: "Yo no tengo información oficial que diga eso, pero es una de las hipótesis, una posibilidad".
Óscar Renna quedó detenido, y ayer al mediodía fue liberado tras negarse a declarar por encontrarse en "estado de shock". Su testimonio y el de Soledad --que se tomarán en las próximas horas-- serán claves para entender la mecánica de lo ocurrido.
Las primeras versiones atribuían a los asaltantes el disparo que mató a Lucas. Sin embargo, con el transcurso de las horas se supo que las balas encontradas en ambos cuerpos pertenecerían a la 11.25 de Oscar Renna.
Por su parte, el secretario de Seguridad provincial, Horacio Ghirardi, instaló la discusión en un punto neurálgico, al reiterar los peligros de circular armado. Sin confirmar la versión, se limitó a decir que "no es bueno para la familia" tener armas en casa.
La pistola de Renna fue el único arma que la policía pudo secuestrar. Los investigadores consideran que fueron al menos dos los ladrones, porque no pudieron hallar la 9 milímetros, aunque sí hallaron balas incrustadas en el capot del vehículo y tiradas en la calzada. Pero al parecer, no se encontraron estos proyectiles en los cuerpos.
Lucas recibió un disparo en la zona del tórax, bajo la tetilla izquierda, y quedó tirado al costado del vehículo. Murió en forma instantánea. En tanto, el joven que intentaba el asalto, identificado como Castaño, recibió un tiro con orificio de entrada y salida bajo la axila, y lo encontraron a 200 o 300 metros del coche. Minutos después, murió en el Hospital de Emergencias Clemente Alvarez (Heca), adonde llegó trasladado por el Sies.
21 de abril de 2011
20 de abril de 2011
©rosario 12

katsav condenado a 7 años


Ex presidente israelí Katsav condenado a 7 años de prisión por violación. Fue declarado culpable por dos violaciones de una ex funcionaria del Ministerio de Turismo; por abuso y acoso sexual a dos funcionarias de la Presidencia; y por otros delitos menores como abuso de poder, obstrucción a la justicia y acoso a testigos.
Israel. El ex presidente de Israel, Moshé Katsav, ha sido condenado este martes por el Tribunal de Distrito de Tel Aviv a siete años de prisión por violación y agresión sexual.
Tras la lectura de la pena, Katsav rompió a llorar y comenzó a gritar al juez: "¡Te equivocaste, has permitido que gane la mentirosa!", según el relato del periodista del canal 10 de la televisión local presente en la sala, donde no se permitió el acceso a camarógrafos.
Katsav afrontaba la posibilidad de ser sentenciado hasta con dieciséis años en cárcel y la Fiscalía había pedido un castigo ejemplar por los delitos de los que había sido declarado culpable en diciembre a la espera de conocer este martes la pena.
Quien fuera Jefe de Estado de Israel entre 2000 y 2007 también ha sido condenado a dos años de libertad condicional y a pagar 100.000 shekels (unos 20.000 euros o 28.300 dólares) a una de las mujeres que violó.
Uno de los tres jueces presentó un voto distinto al estimar que la pena debería reducirse a cuatro años.
Katsav ingresará en prisión el 8 de mayo, que este año coincide con el Día de la Independencia, en el que se celebra la creación del Estado de Israel en 1948.
"La violación es una de las ofensas más serias en la legislación, por lo que el castigo debe ser claro y preciso", manifestó el juez principal, George Karra, al inicio de la lectura de la pena.
Karra subrayó que el ex Jefe de Estado "cometió el delito y debe cumplir el castigo como cualquier otro hombre" porque "nadie está por encima de la ley".
Al concluir la sesión, Katzav abandonó el tribunal para subir a su auto rodeado de periodistas y sin hacer declaraciones.
Katsav fue declarado culpable en diciembre por dos violaciones de una ex funcionaria del Ministerio de Turismo, cargo que ocupó entre 1996 y 1999; por abuso y acoso sexual a dos funcionarias de la Presidencia; y por otros delitos menores como abuso de poder, obstrucción a la justicia y acoso a testigos.
22 de marzo de 2011
©la nación

linchamientos en guatemala


Vecinos lincharon a tres presuntos secuestradores en Guatemala. Una turba sacó a los sujetos del cuartel policial y luego los paseó desnudos, les disparó y los quemó, causándoles la muerte. Espeluznante estallido de justicia vigilante.
Guatemala. Una enfurecida turba linchó a tres hombres a quienes acusaban de haber participado en el secuestro de un vecino de la comunidad, en una población indígena de Huehuetenango, en el oeste de Guatemala.
Un oficial de la Policía Nacional Civil indicó que los supuestos delincuentes fueron sacados por la fuerza del cuartel de la policía por los vecinos, que "los golpearon, les dispararon y los quemaron vivos".
Aseguró que eran más de cinco mil las personas que participaron en el linchamiento.
En ese lugar, un hombre de 25 años había sido secuestrado por un grupo de sujetos y logrado escapar.
Luego denunció el hecho a la policía y también alertó a los vecinos, que se organizaron y empezaron a buscar por su cuenta a los presuntos delincuentes, hasta encontrarlos.
Finalmente, los tres hombres fueron capturados por la policía, pero la turba los sacó del cuartel. Los sujetos fueron desnudados, amarrados y obligados a caminar por las calles del pueblo, mientras eran vapuleados por los vecinos.
Al llegar a un campo baldío en las afueras de la población, fueron heridos de bala y quemados vivos.
Según las estadísticas, durante 2010 se registraron más de un centenar de linchamientos en ese país, en los que murieron 39 personas.
23 de enero de 2011
22 de enero de 2011
©el llanquihue
rss

federales secuestraron a remisero


Dos de los policías fueron detenidos y otros dos, uno de ellos un cabo retirado, están prófugos. Pertenecen a tres comisarías diferentes. Habían secuestrado a un remisero. Le exigieron 20 mil pesos. Pagó primero 7 mil y luego de liberado, 3 mil.
[Horacio Cecchi] Argentina. Cuatro federales contribuyeron con su propio cuerpo a revelar los insondables circuitos que alimentan la ola de inseguridad. Los acusan del secuestro extorsivo de un remisero de origen peruano, a quien le exigieron según el denunciante 20 mil pesos para su liberación, suma que luego se redujo a diez mil en dos cómodas cuotas de 7 mil antes y 3 mil después de la devolución a la calle. De los cuatro, dos están prófugos. Los otros dos fueron detenidos por integrantes de la División Antisecuestros y de Asuntos Internos. Ayer, los dos detenidos, el agente Gastón Eduardo Aragón y el subinspector Mariano Comello Potes, declararon ante el juez federal Norberto Oyarbide y el fiscal federal Patricio Evers. Lo que dijeron es previsible aunque no por ello deja de ser posible: se dijeron inocentes, y se mencionaron como "los perejiles".
¿Cómo se desarrolló el caso? En agosto pasado, para más precisión el miércoles 18, Víctor Michael Lázaro Castillo, se presentó en la División Antisecuestros para decir que lo habían secuestrado uniformados de la Federal y le habían exigido un pago por su libertad. Y pasó a relatar cómo ocurrió. Dijo que es peruano y trabaja con un auto para una remisería. Que el día anterior a las 10 de la mañana, cuando subió a su Renault Mégane para dirigirse a la remisería donde trabajaba, fue interceptado por tres patrulleros de los que aseguró que descendieron ocho personas. Le pidieron que presentara los documentos del auto y su licencia. Dijo que todos sus papeles estaban en orden y que pese a todo lo trasladaron detenido a la comisaría 34ª, en Quilmes y Ferreyra, de Pompeya, a la que pertenece uno de los prófugos, el suboficial mayor Juan Manuel Ferragud Marcucci. Desde allí se comunicó con su madre, Zoila Carmen Castillo López, quien inmediatamente se dirigió a la 34ª. Cuando llegó, según el denunciante, a la mujer le hicieron una exigencia suavizada por una recomendación. La primera consistió en un pedido de "veinte mil pesos". La segunda, en que si no pagaba les iban a plantar droga y los iban a "llevar presos a los dos".
Así las cosas, Zoila Castillo salió a reunir el dinero, pero llegó a la cifra de 7 mil. Acordaron entonces efectuar el pago y lo hicieron en una pequeña plazoleta, Homero Manzi, en Del Barco Centenera y avenida Riestra, cercana a la comisaría 34ª. Claro que para que la otra parte, esto es, los uniformados, cumplieran con lo prometido, al menos la mujer tendría que asumir el pago de otros tres mil apenas su hijo pisara la vereda en libertad. De lo contrario, se sabía, colgaba la espada del Damocles drogón sobre sus cabezas. Para evitar lo que legítimamente sentía como amenazas, el remisero Lázaro apenas liberado, al mediodía, reunió otros tres mil y los desembolsó según las indicaciones.
Al día siguiente, el 18 de agosto, sin embargo, Lázaro Castillo decidió dar vuelta los vectores de la historia y se presentó a hacer la denuncia en la División Antisecuestros de la Federal. El caso no trascendió a los medios, lo que permitió seguir la pista y reunir pruebas. Entre ellas, Oyarbide ordenó realizar escuchas y seguimientos.
Entre las comunicaciones, surgía también un cabo retirado de la Federal, Carlos Daniel Maidana. Según los investigadores, en las escuchas, el cabo retirado pedía a los otros que le liberaran zona para algún golpe, pero también se pudo escuchar en algunas otras comunicaciones que le preguntaban al cabo "¿tenés algún laburo?".
También surgieron datos de que los mismos habían cometido al menos un robo en un supermercado de la zona, siguiendo el sistema de los boqueteros, y se investigaba entre los uniformados del lado de los buenos, que el grupo podría haber cometido más robos a comercios, aunque no estaba probado. Pero además de confirmar en los hechos el sistema de las zonas liberadas, el caso revela que cada uno de los sospechados pertenece a una comisaría diferente. Comello Potes a la 23ª, de Gurruchaga y Santa Fe, en Palermo; Aragón, a la 28ª, de Vélez Sarsfield al 100, en Parque Patricios; Ferragud Marcucci, se dijo, a la 34ª, en Pompeya; y Maidana retirado.
Ayer, los dos detenidos fueron trasladados ante Oyarbide y Evers para ser indagados. Ambos prefirieron como argumentación pasar por bobos antes que por delincuentes. Aseguraron que eran "los perejiles del caso" y que habían sido "engañados por Maidana". Dijeron que Maidana les pidió como favor que interceptaran el vehículo de Lázaro porque se trataba de un procedimiento antidrogas. Y que cuando lo detuvieron Maidana se hizo cargo. Pero si Maidana es retirado, la pregunta es por qué hacerle "un favor". Respuesta: por bobos (o Pérez giles). Está por verse si esa hipótesis cuaja. De todos modos, Castillo habló de ocho. La Federal rápidamente salió a advertir que institucionalmente había reunido pruebas y detenido y que "individuos así serán repudiados".
19 de noviembre de 2010
©horacio cecchi
©página 12
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los enterraron vivos


Campesinos bolivianos torturaron y enterraron vivos a tres hermanos a los que acusaron de haber matado a otro agricultor de una comunidad del departamento central de Cochabamba, informaron  fuentes policiales. Acto de barbarie ponen en entredicho la llamada justicia comunitaria.
Bolivia. Agentes policiales de la localidad de Quillacollo señalaron a la red de televisión ATB que, luego de ser alertados por familiares, recuperaron los cuerpos de los tres hombres el martes en Watallani, pueblo situado a más de cien kilómetros de la ciudad de Cochabamba.
"Hemos podido rescatar tres cuerpos que han sido ejecutados por los comunarios del lugar en un asesinato escalofriante que estamos investigando para llegar a determinar las causas", dijo el subjefe policial de Quillacollo, Boris Mujica.
Los agentes tardaron casi dos horas en desenterrar los cuerpos de una fosa en la que los hallaron maniatados, entre piedras y plantas espinosas, y golpeados en la espalda y la cabeza.
Basilio, Sabino y Bonifacio Espinoza fueron linchados tras ser acusados por los campesinos de haber matado al agricultor Miguelino Delgado, pero la policía señala la posibilidad de que este muriera atragantado con algo mientras bebía con los tres hermanos.
Según la prensa local, los Espinoza fueron retenidos por 60 personas el lunes en la noche, golpeados con piedras, palos y látigos, y arrastrados hasta la fosa donde fueron enterrados vivos.
17 de septiembre de 2010
16 de septiembre de 2010
©cooperativa
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ex dictador preso por exhibicionismo


Detienen a ex presidente boliviano por posesión de drogas. Juan Pereda Asbún también habría realizado actos indecorosos frente a menores de edad en una plaza de Santa Cruz.
Santa Cruz, Bolivia. El ex presidente [dictador] boliviano Juan Pereda Asbún se encuentra detenido tras ser descubierto en posesión de drogas cuando realizaba actos obscenos frente a un grupo de menores el martes en vía pública de un barrio periférico de Santa Cruz, a 1.000 kilómetros al este de La Paz.
Según información de la fiscal Francisca Rivero, de la Unidad de Víctimas Especiales, el ex mandatario fue detenido en primera instancia el pasado martes, por los actos impúdicos a denuncia de padres de las menores, a quienes Pereda Asbún les insinuaba que subieran a su vehículo y además les mostraba sus genitales.
Una vez preso, se le hizo una prueba rápida de narcóticos que dio positivo y después, al hacer una requisa a su automóvil, se encontraron dos cajetillas de cigarrillos mezclados con cocaína, conocidos como pitillos", por lo que fue derivado a la Policía antidrogas para que allí se defina su situación jurídica.
La fiscal Rivero dijo que el ex jefe de Estado, en su declaración inicial, bajo efectos de cocaína, dijo que estaba en el lugar donde fue arrestado dando vueltas porque por ahí vive una de sus amigas".
Pereda Asbún (La Paz, 17 de junio de 1931), fue presidente de facto en 1978. Se graduó como subteniente piloto en el Colegio Militar de Aviación y después siguió estudios de especialización en Italia y Argentina.
Formó parte del gobierno de Hugo Banzer como ministro de Industria y Comercio y luego como ministro del Interior.
También fue candidato a la presidencia de Bolivia en 1978 en elecciones nacionales que fueron anuladas porque se comprobó un gran fraude electoral a su favor. Dos días después de la anulación de esos comicios, dio un golpe de Estado a Banzer y ejerció la presidencia por el lapso de tres meses. Fue derrocado por el general David Padilla y desde entonces se retiró de la vida pública.
18 de agosto de 2010
©la tercera
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en el campo, las espinas


Un chico de 19 años, Marcelo Bernasconi, fue juzgado y sentenciado a prisión perpetua por el asesinato de su mamá y de su hermano. Su confesión permitió esclarecer el hecho y encontrar el arma, pero ni eso ni sus testimonios sobre los tormentos a los que era sometido a diario por su condición homosexual fueron tenidos en cuenta en la causa.
[Flor Monfort] Argentina. Desde la cárcel repasa su infancia y adolescencia en el campo, un espacio donde cualquier sexualidad diversa es condenada sistemáticamente. Lejos de intentar justificar su reacción, Marcelo recuerda lo poco que se sabe de estos sufrimientos silenciosos y perdidos más allá del horizonte, mientras celebra la sensación de libertad que está viviendo ahora en el encierro.

El 16 de marzo, Marcelo Bernasconi fue condenado a prisión perpetua por el asesinato de su mamá y de su hermano mayor. Fue él mismo quien, luego de un primer intento de disfrazar los hechos como un robo, confesó que había sido el autor del crimen, así como también explicó el contexto en el que había sucedido.
Según la causa, el 26 de mayo de 2009, Marcelo les disparó a quemarropa y por la espalda con una carabina 22 semiautomática, en la casa donde vivían los tres. Una casa perdida en la enormidad del campo, en el kilómetro 79 de la Ruta 36, en Oliden. El acusado del homicidio, siempre según la causa, no presentaba "alteraciones pasadas o presentes en sus funciones psíquicas". Si la sentencia quedara efectiva, el pedido de libertad condicional se podrá hacer en 17 años. Por eso su abogado, Nicolás Malpeli, apeló a la Cámara de Casación Penal y elevó el caso a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Según él, la falta de pericias de parte y la indiferencia frente a la confesión de su defendido son claves para plantear la necesidad de revisar la pena.
La noche de ese 26 de mayo, cuando Marcelo llegó a la DDI de La Plata, ya quebrado por el acoso de la policía y sin ganas de detallar el relato sobre un robo que, luego confiesa, nunca existió, pero necesitó inventar en ese momento, escribió una carta de 10 páginas donde cuenta su infancia y adolescencia en ese mar infinito e impune que es el campo y sus pequeñas determinaciones. "A los 10 años, mis compañeritos de escuela estaban enamorados de las chicas y yo de ellos. Como sabía lo que se hablaba de los putos, me agarró terror. En esa época, y ahí, ser homosexual era terrorífico", explica ahora, desde la Unidad Nº 32 del penal de Florencio Varela, donde repasa su vida en el mismo orden en que lo hizo en aquella carta y repite que los jueces nada saben sobre el ámbito rural y las implicancias de tener una sexualidad diferente allí donde los patrones se "pasan" a los chicos si los ven afeminados. "Pero ellos no son putos, los putos somos los que nos hacemos cargo", cuenta. El relato de Marcelo en ningún momento apela a la compasión, ni tampoco a la revancha. Los años de opresión en su casa no aparecen tan vívidos y tan detallados sino hasta el final de esta entrevista, cuando detalla con algo más que alivio lo que es su vida presente dentro de la cárcel.

¿Qué pasaba en tu casa?
Mi hermano se mandaba macanas y los retos los recibía siempre yo. De parte de mi mamá, nunca un abrazo, nunca un beso, nunca nada. A la legua se notaba la afinidad con él. Yo nací y crecí en Magdalena, y tuve una infancia de campo. El campo no es como la ciudad, que tenés amigos para jugar: te arreglás solo. Fue una infancia alegre y triste. Alegre porque, si bien jugaba solo, tuve una niñez normal, pero triste porque nunca tuve el afecto de mi mamá. Eso siempre se notó durante mi vida. Cuando fueron pasando los años, muchas veces pensé si no sería adoptado. Nosotros trabajábamos en el campo donde vivíamos. Todos alrededor de la actividad de papá.

¿Cuáles son tus primeros recuerdos?
Cuando tenía 3 o 4 años, mi mamá me regalaba vestidos, hebillas, zapatos, maquillaje. Me vestía como mujer y yo crecí como si fuera una mujer. A los 6 años me compraba muñecas. Así que en el colegio me gustaron los chicos. Pero me callé y me encerré en el estudio. Trataba de no pensar en nada. Eso me llevó a terminar noveno año con el mejor promedio. En 2004 nos mudamos de campo, papá era siempre el que trabajaba y ahí empecé a trabajar yo también. No quise seguir con la escuela. Mi papá y mi hermano hicieron un pequeño tambo de 10 vacas, pero siempre trabajábamos para una casa grande. De hecho yo estuve con uno de los hijos de mi patrón, que tiene 26 años. El les contó a todos sus amigos del pueblo. Eso llevó a que me gritaran cosas, me llamaran al celular, me mandaran mensajes. Me decían "puto", pero a la vez querían estar conmigo. A mis amigos homosexuales les pasaba lo mismo: nos buscaban, pero nos discriminaban.

¿Cómo te llevabas con tu papá?
Siempre tuve mucha afinidad. Era mamá con mi hermano, y yo con papá. Pero en 2007 se enfermó. Para mayo su estado de salud estaba bastante deteriorado, tenía un tumor en el colon. Una tarde le conté que me gustaban los chicos. Ya para ese entonces yo estaba más enterado de lo que era ser homosexual. Yo dije: "Este me va a pegar una patada en el traste"; pero me dio esa confianza para decírselo y, al contrario, me apoyó. Me dijo que nada iba a cambiar, que yo iba a ser siempre su hijo. Y a partir de ahí nos unimos más. El 7 de noviembre fue operado, y el 24 falleció. La muerte fue inesperada, porque había otro pronóstico.

¿Qué pasó a partir de su muerte?
Me caí en un pozo depresivo. A los 4 o 5 días estaba llorando en mi cuarto y mi mamá me preguntó qué me pasaba. Le conté lo que había compartido con papá, buscando su apoyo. Necesitaba largar. Y me dijo de todo: que era la vergüenza de la familia, que más valía que nadie se enterase. A raíz de eso se lo conté a mi hermano. Pensé que me iba a defender, pero todo lo contrario. Me dijo: "Cuando eras chico, te tendríamos que haber tirado a un chiquero de chanchos". Cuando éramos chicos me decía: "Vos sos el adoptado".

¿Compartiste esa duda con tus padres?
No, nunca me atreví, pero jamás vi fotos de mi mamá embarazada. También me resulta raro que me haya tenido a los 41 años y que no me parezco ni a mi mamá ni a mi hermano, ni en el tono de piel, ni en el tono del pelo, ni en la forma de ser. Al único que me parezco es a papá.

¿Pensás que sos hijo de tu papá y otra mujer?
Sí. Una vez me llegó una historia, que no sé si es verdad o mentira, sobre una pelea de mis papás y un romance de él con otra mujer, que al tiempo de tenerme se enfermó y se murió. Según me contaron, ella llegó a un acuerdo para que mis papás me cuiden y mi mamá me acepte como su hijo.

¿Tenés algún entorno familiar, tíos, primos, que te vengan a visitar, que te ayuden a reconstruir tu historia?
Tengo cuatro familias de tíos por parte de padre, pero no estoy en contacto con ninguno. Los del pueblo se quedaron con todas las cosas de mi casa y nunca aparecieron, no me trajeron ni la ropa. A los otros tres no les interesó el caso. Porque yo estaba en la comisaría 9ª de La Plata y a 20 cuadras estaba mi tío y no me vino a ver. Pero no es por el hecho, yo creo que es porque soy puto.

¿Tenías un círculo social, gente con quien te sentías bien?
Tenía dos o tres amigos homosexuales que también eran muy discriminados en el pueblo y una amiga, pero no mucho más.

¿Qué pasó después de que se lo contaste a tu hermano?
A partir de ese día empezó lo que yo llamo en mi relato "el infierno". Me prohibieron salir solo y tener amigos varones. Me tenía que cortar el pelo una vez por mes, no podía tener las uñas largas, me hicieron agarrar el trabajo de campo de papá y tuve que aprender todo en una semana. Así que me tuve que hacer a los golpes. En octubre de 2008, mi mamá fue operada, yo fui uno de los únicos que sabía que tenía cáncer. A partir de ese momento, además del trabajo de campo, me tuve que ocupar de la casa.

¿Qué hacía tu hermano?
Estaba todo el día jugando a los jueguitos. Cuando venían los patrones, agarraba la pala como si estuviera trabajando. Todos los días me decía: "Puto de mierda". Pero en el verano de 2009 conocí a Matías, mi pareja actual, y me aferré mucho a él.

¿Cómo lo conociste?
Por un amigo en común que le pasó mi número de teléfono. Nos conocimos en los carnavales. En él encontré la fuerza y el apoyo que necesitaba para seguir, porque hasta ese momento hice varios intentos de suicidio. No daba más.

¿No pensaste en irte con él?
No podía porque yo me sentía la cabeza de la familia. Sabía que si me iba, ellos se quedaban en la calle. Y yo no quería eso para ellos. Tampoco podía prohibirle a Matías estar con su familia por mí. El centro de La Plata ni lo conocía, para irme a un lugar tenía que irme lejos, porque si me iba a la casa de algún amigo, tarde o temprano me iban a encontrar. Desde que conocí a Matías hasta que pasó lo que pasó, viví con esas voces detrás mío todo el día, gritándome.

¿Qué recordás de ese día?
Fueron dos días de discusiones. El 25 de mayo fui con una de mis amigas en moto a la casa de una vecina a tomar mate. A la tarde se largó a llover, entonces cuando volvíamos le dije a mi amiga que me deje en la tranquera así evitaba el barro, porque mi casa estaba a nueve cuadras de la calle. Me dejó en la tranquera y fui caminando hasta mi casa. Cuando llegué, pensaron que les había mentido y me había ido con un macho, según ellos. Traté de hacerles entender que no fue así, pero ellos siguieron, buscaban cualquier cosa para hacerme explotar. Ese día los dejé hablando en la cocina y me fui a dormir. Dormíamos los tres en el mismo cuarto, porque no me dejaban dormir aparte. Esa madrugada me desperté a las 3 y no me pude dormir más. A las 5 y media sonó el despertador, me levanté y también se levantó mi mamá, que nunca lo hacía a esa hora. Mientras yo me cambiaba para ir al tambo, siguió hostigándome con mi hermano. Me decían: "Te fuiste con Matías". Y en un momento mi hermano me dijo que la muerte de mi papá había sido por mi culpa, porque yo le había contado que era homosexual. Eso fue lo que me hizo levantarme con rabia. Me acuerdo de que estaba ordeñando, sentí un calor muy fuerte en la cara, como si estuviera colorado. Abrí una tranquera, hice unos pasos... Eso lo recuerdo muy borroso, como si tuviera lágrimas en los ojos y después... no sé. Según la causa, fui adentro y agarré el arma. Yo nunca había tirado con ese arma, así que no sé si estaba cargada o no. Estaría cargada. Y según la causa, maté primero a mi hermano. Yo me acuerdo de que él estaba de espaldas a mí, con un pulóver verde. Recuerdo que lo vi caer a él y el sonido del tiro, pero como si yo hubiera estado como tercera persona. ¿Viste el sonido de un tiro en el monte, ese que hace volar a los pájaros por el retumbe? Eso recuerdo: el aleteo de los pájaros. De mi mamá no me acuerdo nada. Después me corrió un escalofrío por el cuerpo y lo siguiente que me acuerdo es que iba corriendo a cuatro cuadras de casa y tenía el arma en la mano. No me animaba a volver, así que tiré el arma y me fui a la casa de los vecinos más cerca que había. Inventé que nos estaban asaltando, así que llamamos a la policía, yo llamé una ambulancia y me quedé esperando. Llegaron los primeros patrulleros a la casa de mis vecinos y me dijeron que no me preocupara, que mi mamá y mi hermano estaban bien. Pero después me llevaron a la DDI de La Plata a declarar y ahí me dijeron que yo los había matado. Se me cayó el mundo, se me cerró la garganta, no podía hablar y encima tenía quince caras encima que me querían cagar a palos. Cuando llegó el fiscal, me dijo: "Si vos sabés algo, decime, no te va a pasar nada". Cuando me tranquilicé, le conté lo que había sido mi vida, la discusión, lo que me acordaba y que había tirado el arma. A las 6 de la tarde, cuando ya estaba oscuro, fuimos a buscar el arma. Ahí quedé detenido y nunca más salí.

¿Tenías miedo de la cárcel?
Sí, pero sabía que tenía que llegar tarde o temprano. Primero estuve en Magdalena, pero me pusieron en el pabellón evangélico. Los homosexuales y los religiosos no nos llevamos bien, yo era el único homosexual declarado, era la ovejita rosa. Estaban todos tomando mate, iba yo y me dejaban solo. Así que le pedí al abogado que me trasladen acá. Llegué el 3 de marzo y el 10 empezó el juicio. Todo junto.

¿Cómo fue venir acá?
En el pabellón somos 40 que somos todos iguales. Lo primero que me dijeron cuando me vieron entrar fue: "Pero si es una criatura". Soy el más chico del pabellón. Nunca había estado en contacto con travestis, así que para mí fue todo nuevo. Y ahora cambié, ya no soy más Marcelo, ahora soy Marilyn. Ese nombre me lo pusieron en forma ofensiva en mi pueblo y me sirvió para ocultarme en aquel momento, y ahora me sirve para ocultar al verdadero Marcelo Bernasconi.

¿Cómo fue el juicio?
Yo quise estar presente. Hubo testigos, declararon amigos, mis patrones, Matías. Declararon que me maltrataban, pero el hostigamiento era muy íntimo, de la puerta para adentro; cuando iba gente, me trataban como un rey. En el momento que me dieron la sentencia, no la sentí. Después, conversando con las chicas del pabellón, me dijeron que a todas les pasó lo mismo. Me acuerdo de que le pregunté a mi abogado: "¿Ya dieron la sentencia?". Y ya la habían dado hace rato. Veinticinco años. Teniendo esta condena, tengo que cumplir 20 años adentro, que es la condicional de 25. Por buena conducta, podría pedir salidas en 17 años.

¿No imaginaste nunca otra salida?
Yo me quería suicidar. Venía muy deprimido e incluso escribí una carta de despedida que está en la causa. Me despedía de todos, le pedía perdón a Matías y le pedía a mi hermano que cuide a mamá.

¿Qué querés hacer ahora?
Quiero empezar de cero. Yo quería que pase el juicio para eso. Estoy haciendo la secundaria, quiero seguir abogacía, que son seis años. Con Matías no andamos muy bien como pareja. Afuera hay una vida que sigue y acá hay otra. No lo puedo atar a mí 20 años. Acá soy la única que se lleva bien con todo el pabellón. Me cargan, nosotras mismas nos burlamos de la causa de la otra, por ejemplo estamos jodiendo y me dicen: "Bernasconi, dámela acá", y me señalan la espalda. Porque si te ponés a pensar te morís, así que es todo joda. Los homosexuales somos todos jodones, en nuestro pabellón hay música todo el día, bailamos, nos reímos, lloramos. Somos muy unidos. Afuera estaba libre, pero reprimida mi forma de ser. Acá estoy preso de afuera, pero libre en mi forma de ser. Acá no hay nadie que me diga lo que tengo que hacer, dejé fluir mi feminidad, que tanto la había reprimido. Acá soy travesti porque adentro de la cárcel nosotras tenemos beneficios; por ejemplo, ningún chongo le puede pegar a una marica, así que es más fácil.
14 de agosto de 2010
13 de agosto de 2010
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