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dura cara de la miseria


La cara más dura de la miseria.
El frío que marca los primeros días del invierno, que para muchos será el más helado en años, es el compañero indeseado de una pareja de abuelitos que viven en la zona alta de Lebu en la más absoluta pobreza.
Se trata de Emeterio Catril Ulloa y Graciela Campos Lobos, quienes llevan cincuenta años de matrimonio y que a pesar de las penurias han sabido mantenerse unidos. Sin embargo su realidad es inclemente ya que habitan un espacio en precarias condiciones, el piso es de tierra y las paredes que con esfuerzo los cobijan del frío y la lluvia están impregnadas de suciedad producto del humo de una antigua cocina a leña donde entibian sus cuerpos.

Drama
Emeterio quien fue minero del carbón sufre de un problema de invalidez que le impiden a sus 79 años realizar las labores habituales como dueño de casa. Con algo de esfuerzo sale en busca de leña o a un negocio del barrio para adquirir algo de mercadería. En tanto que la señora 'Chelita' (77) debe combatir con una artrosis en sus piernas y otras enfermedades que prefiere no revelar: "teniendo fe en Dios los achaques pasan", relata con una lucidez y fuerza ejemplar esta mujer.
Con toda esa fortaleza Graciela igualmente se siente avergonzada de estar en esas condiciones, recuerda sus dulces años de juventud cuando su padre se preocupó de que tuviera una buena educación: "tratamos siempre de vivir mejor pero no se pudo, los años se nos vinieron encima y así terminamos", comenta con angustia y desconsuelo.

Ayuda
La directiva de la junta de vecinos 'Camarón' que preside Luca Carril conoció de este caso hace más de un año y a partir de ese momento, señala la dirigenta, se han acercado a la municipalidad para buscar alguna ayuda que permita sacarlos del lugar donde están.
Lo que la directiva pide es que se pueda mejorar una mediagua que hace tiempo les instaló el Hogar de Cristo, pero lamentablemente no cuenta con ventanas y se filtra el aire "material de construcción eso es lo que necesitamos, nada más, porque ellos tienen una pensión que les sirve para alimentarse", comenta. Esa permitiría que estos abuelitos pudieran vivir en un lugar más confortable con una habitación donde podrían armar su cama.
Don Emeterio por más de diez años fue dirigente de su sector y hoy sólo clama por ayuda.

1 de julio de 2007
©renacer de arauco
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