pinilla como el fantasma de canterville
[Gabriel López Nieto] "Ahora paso a través de la gente como el fantasma de Canterville" (León Gieco) es probablemente lo que sigue haciendo el colombiano Jairo Pinilla, uno de los cineastas más interesantes de América Latina a la hora de hablar del cine fantástico. Nada se le ha escapado, ni marcianos ni zombies.
Imperturbable, con la serenidad y la modestia que solamente tendrán dos o tres directores de cine en el mundo, Pinilla se pasea de un círculo de personas a otro, de un corrillo de intelectuales que le felicitan a un conjunto de estudiantes que le muestran su respeto. Él habla de lo que sea, de lo que le pregunten. Simplemente se fuma un cigarrillo, como un héroe al que poco ya pueden importarle las burlas o las alabanzas; en su cara se refleja la marca de aquellos que ya están por encima del bien y del mal.
Y es que si el objetivo de un artista es convencer a través de su obra al público, este director de cine caleño ya puede descansar en paz. Durante cuatro días del lluvioso mes de mayo, la Cinemateca La Tertulia se llenó a reventar de personas que dejaban tiradas sus clases o sus puestos de trabajo para ver de qué se trataba eso de "el único director de cine caleño que se ha dedicado a hacer terror". Pinilla solamente habló hasta el último día, cuando sus películas y su silencio ya le habían hecho merecedor de una ovación que tendría una especial particularidad... era honesta.
Entregado a su propio universo fantástico, entre anhelos de realizar nuevos proyectos y remembranzas de su poco terrorífico y más bien divertido pasado, respondió nuestra entrevista; siempre sacándose de debajo de la manga, una anécdota para contestar cualquier interrogación. Al finalizar la charla, quedé convencido de que no existe ningún otro director de cine como él sobre este previsible planeta.
Aunque es paradójico que en una película de terror la gente se muera de risa, este fue el pan diario durante el ciclo de sus películas. Sin embargo hay que tener en cuenta que en Cali no existe una cultura del cine de terror y que incluso la gente se ríe viendo El Exorcista. A mí su obra me pareció llena de ingenio, con un buen manejo del ritmo y un estilo muy propio que parecería estar influenciado por el cine de horror italiano de serie B. Sin embargo, él entiende más bien poco de eso y aunque han llegado a tildarlo de Ed Wood tropical, apenas ahora se desayuna acerca de quién es ese señor.
Una pregunta obligada... ¿Por qué el terror?
Yo tengo una filosofía. A mí no me gusta caminar para adelante sólo porque veo caminar a los demás. Yo me di cuenta de que tenía el interés de hacer vivir lo que tenía en la mente, y por ejemplo a mí me daba mucho miedo ver un cadáver en un ataúd. Y dije: "Como el cine es transmitir lo que uno lleva en la mente, entonces voy a transmitir el miedo y hacer que la otra gente sienta miedo".
¿Cuáles son sus influencias?
Cuando tenía seis años me llevaron a ver El Ladrón de Bagdad y cuando apagaron las luces empecé a ver una pantalla y vi que ahí pasaban cosas que nunca había visto. Vi una alfombra que volaba, un genio inmenso al que el protagonista le daba salchichas en la mano. Eso me pareció fantástico y cuando prendieron las luces me fui a mirar por detrás del telón para entender por qué demonios se veía en la sábana esa vaina. Entonces la parte fantástica la absorbí en ese caso.
¿Y algo del terror que lo haya influenciado?
Sí, cuando yo tenía siete años y estaba en el colegio, resulta que el papá de un compañerito se pegó un tiro y se mató. Entonces nos cogieron a todos y nos llevaron formados al anfiteatro a ver el cadáver y cuando vi a ese hombre pálido y con hueco en la cabeza, esa vaina se me quedó grabada y duré como dos años con esa imagen. A mí ver un muerto en la calle no me importaba pero verlo en un funeral con velas y todo eso sí me daba miedo.
¿Qué opina de la risa de la gente cuando ve sus películas?Ese fenómeno me lo describieron a mí en Bucaramanga. Eso es una risa nerviosa. A mí me parece chévere que si no logro el objetivo de producir miedo, entonces estoy haciendo reír de una forma diferente y no con ciertas ridiculeces como hacen otros.
¿Qué cine le gusta?Me gusta ver películas como Superman, un tipo volando con una capa roja... eso no se ve todos los días. La unica película de terror que me convenció es El Exorcista.
¿Qué le aterra?
Yo me he enfrentado a cosas berracas y no me han causado mucha impresión; de pronto sí me aterro si me meto a un anfiteatro y me cierran la puerta. De resto no le tengo miedo a nada.
EL EXORCISTA
De pequeño, se lo llevaron a vivir a Bogotá, en donde posteriormente estudió Ingeniería Electrónica. Ahí tuvo la oportunidad de viajar a México para hacer un curso; sin embargo terminó conociendo el mundo del celuloide y la farándula que había visto sólo a través de la magia de los proyectores. Después de estar en la colada, entre los sets y las estrellas, decidió regresar a Colombia con una convicción: Hacer cine. De ahí en adelante, su vida es un anecdotario infinito.
Nacido en 1.942, Jairo Pinilla jamás se imaginó que además de hacer terror, iba a tener que presenciarlo; y no me refiero sólo al calvario de hacer cine en Colombia.
¿Qué sucedió cuando filmaba El Brujo?Ah, sí, en esa ocasión llevamos una ouija e hicimos un altar y unas velas y de pronto esa cosa nos trajo un espíritu y hubo una posesión de una de las peladas... eso fue tenaz; yo ahí mismo hice traer un Cristo y como yo vi el exorcista, pues dije: "Hagámosle", y comencé a hacerle el exorcismo.
¿Qué otras dificultades tuvo que afrontar para rodar?
Yo digo que aquí en Colombia, y de acuerdo a lo que yo pasé, uno debe ser primero un escritor el berraco; segundo, una vez tenga eso, uno tiene que ser un vendedor del carajo y tiene que convencer a un tipo que tiene un almacén y vende empanadas que meta su plata en cine. Me pasó con Funeral Siniestro, yo duré como cuatro años detrás de varios tipos que supuestamente tenían plata. Al final termina uno con la palabra NO en la cabeza, pero uno tiene que ser tan testarudo que debe seguir sabiendo que le van a decir no pero que hay que seguir metiendo la cabeza hasta sacarla de ahí. Por ejemplo, yo convencí a un transportador al final para la financiación de esta película.
¿Cómo es la historia de un premio que se ganó en Italia?
Eso comenzó con una fiesta que hicimos en la que la gente pagaba para ir y salir en la película que filmábamos ahí mismo; ahí conocí a un tipo que nos dio una cámara y con ello hice la película Cita Con la Época. Pero por culpa de un chisme él me la quitó luego. Después unos amigos la vieron y luego se aparecieron unas monjas que tenían una distribuidora de cine de educación y ellas financiaron el acabarla con 120 mil pesos y así, después en un encuentro paulino en Italia se presentó y se ganó el premio.
Háblenos de Posesión Extraterrestre, su más reciente trabajo.
Pues unos amigos de la Javeriana y de los Andes de Bogotá me pidieron el favor de ayudarles a hacer una película. Entonces yo les hice el libreto y acordamos meterle algo como de miedo, pero con algo del siglo 21. En dos días les hice el libreto y empezamos a trabajar estilo cine. Al hacer el montaje, y al yo llegar a la Universidad de los Andes, al sentarme al frente de un computador y ver cómo pegaban con el mouse una imagen en otra parte con una facilidad impresionante, se me pusieron los ojos como los de un búho y dije: "Hacer cine así es un juego de niños". Hoy en día se pueden hacer bellezas y por eso quiero hacer producción de televisión aquí... con el computador ponemos a volar al alcalde.
©CaliEsCali
Imperturbable, con la serenidad y la modestia que solamente tendrán dos o tres directores de cine en el mundo, Pinilla se pasea de un círculo de personas a otro, de un corrillo de intelectuales que le felicitan a un conjunto de estudiantes que le muestran su respeto. Él habla de lo que sea, de lo que le pregunten. Simplemente se fuma un cigarrillo, como un héroe al que poco ya pueden importarle las burlas o las alabanzas; en su cara se refleja la marca de aquellos que ya están por encima del bien y del mal.
Y es que si el objetivo de un artista es convencer a través de su obra al público, este director de cine caleño ya puede descansar en paz. Durante cuatro días del lluvioso mes de mayo, la Cinemateca La Tertulia se llenó a reventar de personas que dejaban tiradas sus clases o sus puestos de trabajo para ver de qué se trataba eso de "el único director de cine caleño que se ha dedicado a hacer terror". Pinilla solamente habló hasta el último día, cuando sus películas y su silencio ya le habían hecho merecedor de una ovación que tendría una especial particularidad... era honesta.
Entregado a su propio universo fantástico, entre anhelos de realizar nuevos proyectos y remembranzas de su poco terrorífico y más bien divertido pasado, respondió nuestra entrevista; siempre sacándose de debajo de la manga, una anécdota para contestar cualquier interrogación. Al finalizar la charla, quedé convencido de que no existe ningún otro director de cine como él sobre este previsible planeta.
Aunque es paradójico que en una película de terror la gente se muera de risa, este fue el pan diario durante el ciclo de sus películas. Sin embargo hay que tener en cuenta que en Cali no existe una cultura del cine de terror y que incluso la gente se ríe viendo El Exorcista. A mí su obra me pareció llena de ingenio, con un buen manejo del ritmo y un estilo muy propio que parecería estar influenciado por el cine de horror italiano de serie B. Sin embargo, él entiende más bien poco de eso y aunque han llegado a tildarlo de Ed Wood tropical, apenas ahora se desayuna acerca de quién es ese señor.
Una pregunta obligada... ¿Por qué el terror?
Yo tengo una filosofía. A mí no me gusta caminar para adelante sólo porque veo caminar a los demás. Yo me di cuenta de que tenía el interés de hacer vivir lo que tenía en la mente, y por ejemplo a mí me daba mucho miedo ver un cadáver en un ataúd. Y dije: "Como el cine es transmitir lo que uno lleva en la mente, entonces voy a transmitir el miedo y hacer que la otra gente sienta miedo".
¿Cuáles son sus influencias?
Cuando tenía seis años me llevaron a ver El Ladrón de Bagdad y cuando apagaron las luces empecé a ver una pantalla y vi que ahí pasaban cosas que nunca había visto. Vi una alfombra que volaba, un genio inmenso al que el protagonista le daba salchichas en la mano. Eso me pareció fantástico y cuando prendieron las luces me fui a mirar por detrás del telón para entender por qué demonios se veía en la sábana esa vaina. Entonces la parte fantástica la absorbí en ese caso.
¿Y algo del terror que lo haya influenciado?
Sí, cuando yo tenía siete años y estaba en el colegio, resulta que el papá de un compañerito se pegó un tiro y se mató. Entonces nos cogieron a todos y nos llevaron formados al anfiteatro a ver el cadáver y cuando vi a ese hombre pálido y con hueco en la cabeza, esa vaina se me quedó grabada y duré como dos años con esa imagen. A mí ver un muerto en la calle no me importaba pero verlo en un funeral con velas y todo eso sí me daba miedo.
¿Qué opina de la risa de la gente cuando ve sus películas?Ese fenómeno me lo describieron a mí en Bucaramanga. Eso es una risa nerviosa. A mí me parece chévere que si no logro el objetivo de producir miedo, entonces estoy haciendo reír de una forma diferente y no con ciertas ridiculeces como hacen otros.
¿Qué cine le gusta?Me gusta ver películas como Superman, un tipo volando con una capa roja... eso no se ve todos los días. La unica película de terror que me convenció es El Exorcista.
¿Qué le aterra?
Yo me he enfrentado a cosas berracas y no me han causado mucha impresión; de pronto sí me aterro si me meto a un anfiteatro y me cierran la puerta. De resto no le tengo miedo a nada.
EL EXORCISTA
De pequeño, se lo llevaron a vivir a Bogotá, en donde posteriormente estudió Ingeniería Electrónica. Ahí tuvo la oportunidad de viajar a México para hacer un curso; sin embargo terminó conociendo el mundo del celuloide y la farándula que había visto sólo a través de la magia de los proyectores. Después de estar en la colada, entre los sets y las estrellas, decidió regresar a Colombia con una convicción: Hacer cine. De ahí en adelante, su vida es un anecdotario infinito.
Nacido en 1.942, Jairo Pinilla jamás se imaginó que además de hacer terror, iba a tener que presenciarlo; y no me refiero sólo al calvario de hacer cine en Colombia.
¿Qué sucedió cuando filmaba El Brujo?Ah, sí, en esa ocasión llevamos una ouija e hicimos un altar y unas velas y de pronto esa cosa nos trajo un espíritu y hubo una posesión de una de las peladas... eso fue tenaz; yo ahí mismo hice traer un Cristo y como yo vi el exorcista, pues dije: "Hagámosle", y comencé a hacerle el exorcismo.
¿Qué otras dificultades tuvo que afrontar para rodar?
Yo digo que aquí en Colombia, y de acuerdo a lo que yo pasé, uno debe ser primero un escritor el berraco; segundo, una vez tenga eso, uno tiene que ser un vendedor del carajo y tiene que convencer a un tipo que tiene un almacén y vende empanadas que meta su plata en cine. Me pasó con Funeral Siniestro, yo duré como cuatro años detrás de varios tipos que supuestamente tenían plata. Al final termina uno con la palabra NO en la cabeza, pero uno tiene que ser tan testarudo que debe seguir sabiendo que le van a decir no pero que hay que seguir metiendo la cabeza hasta sacarla de ahí. Por ejemplo, yo convencí a un transportador al final para la financiación de esta película.
¿Cómo es la historia de un premio que se ganó en Italia?
Eso comenzó con una fiesta que hicimos en la que la gente pagaba para ir y salir en la película que filmábamos ahí mismo; ahí conocí a un tipo que nos dio una cámara y con ello hice la película Cita Con la Época. Pero por culpa de un chisme él me la quitó luego. Después unos amigos la vieron y luego se aparecieron unas monjas que tenían una distribuidora de cine de educación y ellas financiaron el acabarla con 120 mil pesos y así, después en un encuentro paulino en Italia se presentó y se ganó el premio.
Háblenos de Posesión Extraterrestre, su más reciente trabajo.
Pues unos amigos de la Javeriana y de los Andes de Bogotá me pidieron el favor de ayudarles a hacer una película. Entonces yo les hice el libreto y acordamos meterle algo como de miedo, pero con algo del siglo 21. En dos días les hice el libreto y empezamos a trabajar estilo cine. Al hacer el montaje, y al yo llegar a la Universidad de los Andes, al sentarme al frente de un computador y ver cómo pegaban con el mouse una imagen en otra parte con una facilidad impresionante, se me pusieron los ojos como los de un búho y dije: "Hacer cine así es un juego de niños". Hoy en día se pueden hacer bellezas y por eso quiero hacer producción de televisión aquí... con el computador ponemos a volar al alcalde.
©CaliEsCali
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Esperanza torres -