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TERRORISTAS EN LA RED - lawrence wright


Se preguntan algunos si acaso los fundamentalistas habrían atacado en Madrid en marzo pasado si España no se hubiese unido a la coalición contra Iraq. Un ejercicio en gran parte académico, pero según algunos autores la lucha de los extremistas es la reconquista de Al Andalus, una empresa tan idiota como imposible. Movimientos sociales de alguna importancia parecen estar dirigidos e inspirados por dementes peligrosos.

Gran parte de la historia moderna de España, la organización que ha definido su experiencia con el terrorismo es ETA (Euzakedi Te Azakatasuna, Patria y Libertad Vascas). La ETA, fundada en 1959, tiene un objetivo político claro: quiere fundar un país separado, comprendido por las provincias vacas del norte de España y partes del sur de Francia. Aunque la ETA ha matado a cerca de 800 personas, goza de la reputación de atacar casi exclusivamente a políticos, funcionarios de seguridad y periodistas. Con los años los terroristas y la policía española han llegado a un rudo entendimiento sobre las reglas de combate. "No atacan a la clase obrera, y siempre llaman antes de la explosión, diciéndonos dónde está la bomba", me dijo hace poco un funcionario de inteligencia de la Policía Nacional española en Madrid. "Si colocan una bomba en una mochila en un tren, dejarán un casete diciendo: ‘Esta bolsa va a explotar. Por favor abandonen los vagones'". Y así el 11 de marzo, cuando se conocieron los primeros informes sobre las masivas bajas que causaron las explosiones en el tren de cercanías funcionarios de inteligencia españoles dieron por sentado que ETA había cometido terrible error.
A las 7:37, cuando el tren estaba a punto de entrar a la madrileña estación de Atoche, estallaron tres bombas que rompieron los vagones de acero, lanzado pedazos de cuerpos a través de las ventanas de los apartamentos cercanos. La estación está en el centro de Madrid, a unas cuadras del Museo del Prado. Dentro de segundos, cuatro bombas estallaron en otro vagón, a 500 metros de la estación. Las bombas causaron la muerte de casi cien personas. Si las explosiones hubiesen ocurrido cuando los vagones estaban dentro de la estación, las bajas habrían llegado a miles; por la estación de Atocha pasa cada día un cuarto de millón de personas. A esa hora los trenes iban llenos de estudiantes y oficinistas jóvenes que viven en casas municipales y en modestos edificios de apartamentos al este de la ciudad. Muchos eran inmigrantes, que habían sido atraídos por el auge económico español.
Cuando los equipos de emergencia se apresuraban hacia la escena, dos otros bombas destruían un vagón en la estación El Pozo del Tío Raimundo, a cinco kilómetros. Para entonces, el primer ministro José María Aznar ya se había enterado de los atentados, que tomaron lugar al término de una desigual campaña política. El conservador Partido Popular, encabezado por Aznar, llevaba a los socialistas cuatro y medio puntos en los sondeos, a pesar de la aplastante oposición de la población española contra la participación del país en la guerra de Iraq. Era jueves por la mañana; las elecciones se celebrarían el domingo.
A las 7:42, un minuto después de la bomba de El Pozo, explotó una última bomba, en un tren en la estación suburbana de Santa Eugenia. Los operativos de emergencia encontraron restos de cuerpos humanos en los rieles. Los españoles no habían visto nunca algo parecido -la peor atrocidad de la ETA, en 1987, mató a veintiún clientes en una tienda de abarrotes de Barcelona. En Santa Eugenia, había tantos heridos que los equipos de rescate rompieron los bancos de las áreas de espera para usarlos como camillas. En total, hubo ciento noventa muertos y 1600 heridos. Fue el acto de terrorismo más devastador de la historia europea, excepto el atentado con bomba contra el vuelo Pan Am 103 en Lockerbie, Escocia.
Aznar, que sobrevivió un atentado con coche-bomba de la ETA en 1995, había hecho de la erradicación del grupo su prioridad más importante. Sus fuerzas de seguridad habían diezmado los rangos de la ETA, aunque estaban conscientes de que los que quedaba en la organización intentarían cometer un ataque de venganza en Madrid. La Noche de Navidad previa, la policía había detenido a dos jefes de ETA que habían colocado mochilas con bombas en trenes, y en febrero la Guardia Civil interceptó una furgoneta de la ETA que se dirigía a la capital con 550 kilos de explosivos. Un alto cargo de la policía española, un protegido político, me dijo que las autoridades planeaban un fuerte golpe contra la ETA para el 12 de marzo, el último día oficial de la campaña. Ese golpe habría dado un impulso al partido de Aznar en los sondeos. Sin embargo, parecía que ETA había golpeado primero.
A las 10:50 la policía de Alcalá de Henares recibió una llamada de un testigo que les señaló un Renault blanco que había sido aparcado esa mañana en la estación de trenes. "Al principio no le prestamos demasiada atención", me contó un detective. "Luego vimos que la matrícula no correspondía con la furgoneta". Incluso esa clave parecía mala. Cuando los operativos de la ETA roban un coche, utilizan matrículas que coincidan con el mismo modelo de coche. Hacía años que la ETA no cometía un error básico semejante.
La falta de advertencia, las enormes bajas, el origen proletario de muchas de las víctimas, y la rápida condena de la ETA del crimen sugería que había razones para cuestionar la autoría de los atentados. La policía ya no consideraba posible que la ETA fuera capaz de llevar a cabo un ataque tan elaborado. Además, los teléfonos de conocidos colaboradores de ETA habían sido pinchados. "Los tipos malos se estaban llamando unos a otros, diciéndose: ‘¿Fuimos nosotros? ¡Es una locura!'", contó un alto funcionario de inteligencia.
Esa tarde los detectives examinaron más detenidamente la furgoneta blanca. Recogieron huellas digitales y debajo del asiento del pasajero encontraron una bolsa de plástico con siete detonadores que correspondían al tipo usado en los atentados. Eran colillas de cigarrillos, una peluca de mujer, y un casete de Plácido Domingo. En la grabadora había otro tipo de casete: estaba escrito en árabe y resultaron ser oraciones para novicios. Para entonces, la policía ya sabía que el explosivo usado en los atentados era Goma-2, que la ETA ya no usaba. "Le dijimos al gobierno que había algo extraño, que era posible que no fuera ETA", me dijo el funcionario de inteligencia.
Sin embargo, esa tarde Aznar llamó a los editores de los diarios españoles. "ETA es responsable de los ataques", les aseguró. Entonces llamó a José Luis Rodríguez Zapatero, su opositor socialista, para contarle lo de la furgoneta con el casete en árabe; al mismo tiempo, le insistió en que "no hay duda sobre quién hizo los ataques".
El caso estalló en mitad de la noche cuando un joven oficial de policía, revisando las pertenencias recuperadas de los trenes, abrió una bolsa deportiva y descubrió 11 kilos de Goma-2, rodeadas de clavos y tornillos. Dos cables salían de un teléfono móvil azul hacia un detonador. No estaba claro por qué la bomba no llegó a estallar.
Los agentes de policía sabían que un chip dentro del teléfono contendría los números llamados recientemente. Trazando las llamadas fueron capaces de delinear rápidamente una red de jóvenes inmigrantes árabes, muchos de los cuales ya eran conocidos por la inteligencia española. Los datos guardados en el chip revelaron que se había comprado un abono en una pequeña tienda de fotocopias y locutorio de Lavapiés, un vecindario de clase obrera cerca de la estación de Atocha. La tienda era propiedad de Jamal Zougam, un marroquí que había estado anteriormente bajo vigilancia debido a sus supuestas conexiones con Al Qaeda. Fue arrestado pronto.
La información comenzó a filtrarse al público sobre la dirección en que apuntaba la investigación. El viernes por la tarde había manifestantes en frente de la estación de Atocha con letreros que asociaban la tragedia con la guerra de Iraq. Estaba claro que la elección dependía de la pregunta de si los atentados habían sido cometidos por terroristas musulmanes o por ETA. Ese día, el ministro del Interior Ángel Acebes insistió públicamente en que la ETA era la principal sospechosa -incluso aunque para entonces la policía estaba segura de que la ETA no estaba directamente involucrada.
Al atardecer alrededor de once millones de españoles se reunieron en todo el país para protestar contra la violencia. En el lluvioso Madrid, los paraguas se extendieron durante kilómetros a lo largo del Paseo del Prado. La rabia y el dolor de los manifestantes se vieron agravados por la confusión en torno a las pesquisas. "Marché junto a un millón de personas en las calles de Madrid", me dijo Diego López Garrido, diputado socialista en el Congreso español. "Mucha gente decía: ‘¿Quiénes son los autores de los ataques?' Y se preguntaban: ‘¿Por qué nos miente el gobierno?'"

El día de los atentados, analistas del Forsvarets Forskningsinstitutt, un laboratorio ideológico noruego cerca de Oslo, bajó de la red un documento que habían observado en una página musulmana en diciembre previo. En esa época, el documento no había causado una gran impresión, pero ahora a la luz de los sucesos en Madrid parecía una hoja de ruta terrorista. Titulado ‘Jihadi Iraq: Esperanzas y Peligros', había sido elaborado por una organización anteriormente desconocida llamada Comité de Medios de Comunicación para la Victoria del Pueblo Iraquí (Centro de Servicios de los Mujahedines).
El documento, de 42 páginas y aparentemente el trabajo de varios autores anónimos, comienza con la proposición de que aunque las fuerzas de la coalición en Iraq, encabezadas por Estados Unidos no podían ser derrotadas por una guerra de guerrillas se podía convencer a aliados individuales de la coalición a salir de Iraq, dejando a Estados Unidos más vulnerable y desmoralizado a medida que subían las bajas y los gastos se hacían insoportables. Tres países -Reino Unido, España y Polonia- formaban la columna vertebral de la coalición. Polonia parecía la más resuelta, debido a que la población apoyó en gran parte la decisión del gobierno de invadir Iraq. En el Reino Unido la guerra fue rechazada. "Antes de la guerra, en febrero, alrededor de un millón de personas llenaron las calles de Londres", observa el documento. "Fue la marcha de protesta política más grande de la historia del Reino Unido". Pero los autores sugieren que los británicos no se retirarán a menos que sus bajas aumenten fuertemente.
Sin embargo, España presentaba una sorprendente oportunidad. La guerra fue rechazada casi por todos. Aznar metió a su país en Iraq sin buscar el consenso, a diferencia de otros líderes de la coalición. "Si la disparidad entre el gobierno y el pueblo tuviera el mismo porcentaje que en el Reino Unido, el gobierno de Blair se habría hundido", observa el autor de esta sección. La razón por la que Aznar aún no ha sido derrocado, dice el autor, es que España es una democracia inmadura y no tiene una tradición firme de llamar a rendir cuentas a sus gobernantes. Los electores españoles de derechas también tienden a ser más leales y organizados que sus contrapartes de izquierdas. Además, las bajas españolas en Iraq eran de menos de una docena. "Para obligar al gobierno español a retirarse de Iraq, la resistencia debe golpear duramente a sus fuerzas", propone el escritor. "Es necesario usar al máximo las próximas elecciones generales en España en marzo del próximo año. Creemos que el gobierno español no aguantará más que dos, máximo tres ataques, después de lo cual se retirará como resultado de la presión popular. Si sus tropas permanecen en Iraq después de estos golpes, la victoria del Partido Socialista está casi asegurada y el retiro de las tropas españolas hará parte del programa electoral". Una vez que España se retire de Iraq, teoriza el autor, la presión sobre Tony Blair, el primer ministro británico, para que haga lo mismo se hará inaguantable -"y por tanto las piezas del dominó caerán rápidamente".
El documento especifica que los ataques deben ser dirigidos contra las tropas españolas en Iraq -no hay una llamada a la acción en España. Sin embargo, la interpretación del autor del calendario político occidental sorprendió a los investigadores noruegos como particularmente aguda. "La relación entre el texto y los atentados es poco clara", me dijo Thomas Heggehammer, del Forsvarets Forskningsinstitutt. "Pero sin el texto, todavía nos estaríamos preguntando si acaso es una coincidencia".
Ese día Hegghammer envió una copia del documento a Haizam Amirah Fernández, un colega del madrileño Real Instituto Elcano. Amirah estaba impresionado. Hasta ahora, los objetivos declarados de Al Qaeda habían sido sobre todo parroquiales, con la intención de purgar el mundo musulmán, especialmente Arabia Saudí, de influencias occidentales; derrocar a los gobiernos árabes establecidos y restaurar el gobierno de los clérigos del antiguo califato; y purificar el islam haciéndolo volver a la época idealizada del Profeta. En un casete emitido por el canal Al Yasira en febrero de 2003, Osama Bin Laden, el líder de Al Qaeda, identificaba a Jordania, Marruecos, Nigeria, Paquistán, Arabia Saudí y Yemen como "las regiones más calificadas para la liberación". (Iraq está notablemente ausente de esta lista). Y sin embargo no ofrecía ninguna plataforma política -ningún plan, por ejemplo, para gobernar Arabia Saudí la mañana después de la revolución. En lo que se refiere al resto del mundo, los objetivos de Bin Laden parecían estar motivados sobre todo por el deseo de venganza. En 1998 decretó que era un "deber de todo musulmán" matar norteamericanos y a sus aliados. La espectacular violencia que caracterizaba los ataques de Al Qaeda no era un medio para alcanzar un objetivo: era el objetivo mismo. El éxito se medía por las bajas, no por los cambios políticos que acarreara.
El documento en la red sugiere que había en operación un nuevo tipo de inteligencia, una racionalidad no vista antes en los documentos de Al Qaeda. El Centro de Servicios Mujahedines, fuera lo que fuere, parecían ser un laboratorio ideológico islamita. "La persona que compiló los capítulos tenía una clara visión estratégica, realista y bien meditada", dice Amirah. Le dijo a Hegghammer: "Esto es ciencia política aplicada a la guerra santa".
Aunque el documento fue publicado en la red en diciembre de 2003, los autores observan que escribieron un borrador en septiembre. En octubre, unos pistoleros asesinaron a agregado militar español en Iraq, José Antonio Bernal Gómez, cerca de su casa, en Bagdad. En páginas islamitas de la red circularon luego fotografías de los asesinos parados junto a los cuerpos de los agentes. Pronto apareció otro documento en la red titulado ‘Mensaje al Pueblo Español', firmado por la Comisión de Información para la Ayuda al Pueblo Iraquí (Departamento de Propaganda en el Extranjero), que amenazaba con más atentados. "Vuelvan a su país y vivan pacíficamente", pedía, o "los batallones de la resistencia iraquí y sus partidarios fuera de Iraq son capaces de aumentar la dosis y eclipsar la memoria de los condenados espías".
Variaciones en las transcripciones árabes de las palabras inglesas en el título ‘Jihadi Iraq' del documento sugiere a Amirah que los escritores son de varias nacionalidades. Por ejemplo, en algunos casos la ‘T' del nombre de Tony Blair fue transcrita con el arábigo ‘ta', pero en la sección sobre España el autor usó ‘dha', que es más común en el dialecto marroquí. También típico del marroquí es el uso de los numerales árabes (al estilo usado en Occidente), en lugar del sistema numérico común desde Egipto al Golfo Pérsico. Esas claves, más algunas preocupaciones políticas particularmente marroquíes sobre el Sahara occidental, sugiere que al menos algunos de los autores pertenecen a la diáspora marroquí, que viven probablemente en España.
Pronto el vínculo entre el documento en la red y los atentados con bomba se haría más clara. Hay una temprana referencia en el documento a Abu Dujana, un compañero del Profeta, que era conocido por su ferocidad en el combate. Su nombre ha sido invocado por otros yihadistas, especialmente en los atentados kamikaze en el hotel J.W. Marriott en Yakarta en agosto de 2003. El sábado por la tarde, una estación de televisión de Madrid recibió una llamada de un hombre que hablaba español con acento marroquí que dijo que había una cinta de video en un tacho de basura cerca de la principal mezquita de la ciudad. "Declaramos nuestra responsabilidad por lo que ha ocurrido en Madrid, exactamente dos años y medio después de los ataques en Nueva York y Washington", decía en el video un hombre enmascarado. Se identificó a sí mismo como Abu Dujan Al-Afgani, "portavoz militar de Al Qaeda en Europa". Continuaba: "Esta es una respuesta a su colaboración con el criminal Bush y sus aliados. Vosotros amáis la vida, nosotros la muerte, lo que os dará un ejemplo de lo que dijo el Profeta Maoma. Si no cesáis vuestras injusticias, correrá más y más sangre".
Hasta que apareció el video, incluso los detectives que pensaban que los atentados habían sido cometidos por terroristas islámicos, no por ETA, tenían problemas por el hecho de que en los ataques no había "mártires". Sacrificar a los asesinos es sin embargo una marca de Al Qaeda. Esta práctica les ha proporcionado un ligera justificación moral por lo que de otro modo no serían más que simples asesinatos en masa. Pero cuando los detectives vieron que el hombre que se llamaba a sí mismo Abu Dujan Al-Afgani llevaba una túnica funeraria blanca, se dieron cuenta de que el suicidio sí había sido considerado.

La célula de Al Qaeda en España es antigua y está bien establecida. Mohammed Atta, el jefe de los atentados del 11 de septiembre, visitó España dos veces en 2001. La segunda vez fue en julio, para una reunión en el balneario costero de Salou, que parece haber sido organizada como la autorización final de los ataques. Después del 11 de septiembre la policía española calculaba que había trescientos radicales islamitas en el país que podrían estar asociados a Al Qaeda. Incluso antes de eso los miembros de la célula española habían sido vigilados por las agencias policiales, como testimonia el abundante uso de intervenciones de líneas telefónicas e información de vigilancia en los cargos que se hicieron en noviembre de 2001, cuando once sospechosos fueron acusados de pertenecer a Al Qaeda -en la primera de varias redadas de terroristas. Y, sin embargo, de acuerdo a agentes de la policía española, para la época de los ataques en Madrid no había en el país ni un solo agente de inteligencia que hablara árabe. Simplemente Al Qaeda no era vista como una amenaza. "Nunca creímos que éramos un blanco", dijo un alto funcionario policial. "Esa es la verdad".
A las cuatro de la tarde del sábado, sesenta horas después de los atentados y el día previo a las elecciones el ministro del Interior, Acebes, anunció la detención de Jamal Zougam y otros dos marroquíes. Sin embargo, continuó señalando a la ETA. Pero para entonces los socialistas estaban acusando públicamente al gobierno de mentir acerca de las pesquisas para seguir en el poder.
Las urnas abrieron a la mañana siguiente, a las nueve. Votaron 35 millones de electores, más del 77 por ciento del electorado, ocho por ciento más de lo esperado. Muchos eran jóvenes que votaban por primera vez, y sus votos pusieron a los socialistas a la cabeza. Cuando José Luis Rodríguez Zapatero declaró la victoria, condenó nuevamente la guerra de Iraq y reiteró su intención de retirar las tropas.
Cuatro días más tarde, las Brigadas de Abu Hafs Al-Masri, un grupo que confiesa su asociación con Al Qaefa, envió un bombástico mensaje al diario londinense ‘Al-Quds Al-Arabi', reclamando responsabilidad por los atentados a los trenes. "¿Quién será el siguiente?", se mofaban los autores. "¿Será Japón, Estados Unidos, Italia, el Reino Unido, Arabia Saudí, o Australia?" El mensaje también tocaba la especulación de que los terroristas tratarían de repetir su éxito político en España interrumpiendo las elecciones norteamericanas de noviembre. "Estamos muy preocupados de que Bush no pierda las elecciones venideras", escriben los autores. "La idiotez y fanatismo religioso" de Bush son útiles, dicen los autores, porque mueven al mundo musulmán a la acción.
El 2 de abril, dos años después de las elecciones, un guardia de seguridad del AVE, el tren de alta velocidad de España, descubrió una bolsa de plástico azul junto a los rieles a 64 kilómetris al sur de Madrid. En la bolsa había 13 kilos de Goma-2. Había ciento cincuenta metros de cables amarrados a la valla de seguridad, que estaban conectados -incorrectamente- a un detonador. Si la bomba hubiera explotado cuando pasaba el AVE -a 550 kilómetros, con 1200 pasajeros- los resultados habrían sido mucho más terribles que los del 11 de marzo. Los españoles se preguntaron: ¿Si con los atentados del 11 de marzo Al Qaeda ya había logrado sus objetivos, para qué se quería cometer el atentado del 2 de abril?

Gustavo de Aristegui es uno de los líderes del Partido Popular en el país vasco español. Ha representado en el Congreso a la región de la capital Donostio-San Sebastián durante años. Aristegui, abogado y antiguo diplomático, ha estado durante muchos años preocupado por el surgimiento del terrorismo islámico. Su padre fue el embajador español en el Líbano, y fue asesinado en Beirut en 1989, cuando las tropas sirias bombardearon su residencia diplomática.
"Al Qaeda tiene cuatro redes diferentes", me dijo Aristegui en Madrid el día después de asumir el poder los socialistas. "Primero, está la red original, la que cometió los atentados del 11 de septiembre, que usa sus propios recursos y gente que ha reclutado y adiestrado. Luego hay una red terrorista ad-hoc, que consiste de organizaciones con franquicias que Al Qaeda creó -a menudo para remplazar a las que no eran suficientemente sangrientas- en países como Filipinas, Jordania y Argelia". La tercera red, dijo Aristegui, es más tenue, "es una unión estratégica de grupos que piensan parecido". Desde febrero de 1998, cuando Osama Bin Laden anunció la creación del Frente Islámico Mundial para la Guerra Santa contra los Cruzados y los Judíos -una organización paraguas para grupos islamitas entre Marruecos y China-, Al Qaeda extendió su dominio haciendo alianzas y ofreciendo fondos. "Hamas está de moda, o casi", dijo Aristegui. "Bin Laden está tratando de convencer a Hezbollah de que se una a ellos, pero son chiís y muchos sunníes se oponen a ellos". Finalmente está la cuarta red: "imitadores y emuladores" que están ideológicamente relacionados con Al Qaeda pero con menos apoyo financiero. "Esos son los que cometieron los atentados de Madrid", dijo Aristegui.
Hasta los atentados de Madrid, las operaciones de Al Qaeda -en Dhahran, Nairobi, Dar es Salaam, Aden, Nueva York, Washington, Jerba, Karachi, Bali, Mombasa, Riyadh, Casablanca, Yakarta y Estambul- habían sido fracasos políticos. Esas masacres cometidas en nombre de la guerra santa alcanzaron poco más que rabia, dolor , y la muerte de miles de personas. Poco después del 11 de septiembre, Al Qaeda perdió su base en Afganistán y, con ella, su peculiar papel en la coordinación del terrorismo internacional. Nuevos grupos, como los de los terroristas de Madrid, estaban actuando a nombre de Al Qaeda, y aunque pueden haber gozado de la aprobación de sus cabecillas, no contaban con los mismos recursos, ni adiestramiento ni contactos internacionales que habían animado a las generaciones anteriores de terroristas. Algunas operaciones, como el ataque en 2003 contra complejos occidentales en Riyadh, que mató principalmente a musulmanes, fueron fracasos tan notorios que parecía que Al Qaeda ya no era capaz de ejercer control.
"Al Qaeda no es una organización jerárquica, y nunca lo fue", me dijo Marc Sageman, psiquiatra y antiguo agente de enlace de la CIA y autor del libro ´Understanding Terror Networks´ (´Cómo Operan las Redes Terroristas´). "Fue siempre un movimiento social". Los últimos conversos a la causa no fueron adiestrados en Afganistán, y enfocan la yihad de otro modo. "Estos tipos locales son despiadados y están menos adiestrados, pero están dispuestos a matarse a sí mismos, mientras que los cabecillas anteriores no lo estaban", dijo Sageman. Además, como demostraron los atentados en España, la nueva generación está más interesada en cometer actos de violencia en función de beneficios políticos inmediatos.
El tipo de estrategia de corto plazo exhibida en el documento ´Jihadi Iraq´ y los atentados con bomba del 11 de marzo está decididamente un paso más allá de la visión tradicional de Al Qaeda, en la que la historia es vista como una lucha infinita entre creyentes e infieles. Es el tipo de mentalidad de los fundamentalistas de todas las religiones. Esa guerra es eterna y durará hasta el Día del Juicio Final, pues no la ganará nadie. En esta contienda el primer objetivo es provocar el conflicto. Actos atrevidos y violentos fijan líneas y despiertan viejos resentimientos, y son útiles incluso si tienen consecuencias imprevistas. La polarización debe ser alentada, ya que la simplicidad extremista es esencial en las guerras religiosas. Una declaración de Al Qaeda publicada en la red después de los atentados del 11 de marzo decía: "Ser el blanco de un enemigo es lo que nos despertará de nuestro adormecimiento". Visto bajo este ángulo, el terrorismo juega un papel sacramental, dramatizando un conflicto religioso otorgándole un telón de fondo de apocalipsis. Y Madrid fue simplemente un paso más en la implacable marcha del islam fundamentalista contra el mundo moderno y secular.
Si la célula de Madrid hubiese reposado después de sus logros del 11 de marzo, Al Qaeda sería propiamente vista como una organización que está siendo dirigida por estrategas políticos -como una entidad más cercana en espíritu a ETA, con objetivos tácticos claros. El 2 de abril arroja dudas sobre esa perspectiva. Había poco que ganar con golpear a un rival que ha satisfecho la demanda principal: el gobierno había declarado que retiraría las tropas de Iraq. El 2 de abril tendría sentido si el objetivo fuera meramente la humillación o la venganza; los terroristas querían más sangre, incluso si un segundo ataque era un bumeran político. (Los socialistas difícilmente seguirían el programa de los terroristas con miles de nuevos cadáveres a lo largo de los rieles). El 2 de abril se comprende sólo si el objetivo real de los terroristas no era Iraq sino España, donde hace quinientos años comenzó el ocaso del imperio musulmán. "España es un blanco porque somos el punto de inflexión histórico", dijo Aristegui. "Después de esto, tratarán de atacar Roma, Londres, París y Estados Unidos con más dureza que antes".
Juan Áviles, profesor de historia de la Universidad Autónoma de Madrid y asesor de la Guardia Civil me dijo: "Desde el punto de vista occidental no tiene sentido que los asesinatos de Atocha no signifiquen nada. En España, esperamos que la ETA se comporte de cierta manera. Con Al Qaeda, la dimensión real de la amenaza es desconocida. Y eso causa inquietud".

En las semanas posteriores a los atentados del 11 de marzo la policía española barrió los barrios de inmigrantes en las afueras de Madrid, llevando fotografías de los sospechosos. "No los teníamos completamente localizados, pero sabíamos que estaban en Leganés", me dijo el agente de policía. Leganés es un suburbio anodino de edificios de apartamentos de ladrillo rojo de cinco pisos. Las anchas calles están bordeadas de robles jóvenes, espaciados a intervalos iguales. En las mañanas las aceras se llenan de oficinistas que corren hacia los trenes; ahora el lugar está vacío, excepto unas abuelas y cochecitos de paseo. En las tardes, los oficinistas vuelven a casa y cierran sus puertas.
A las tres de la tarde el 3 de abril, el día después del descubrimiento de la bomba en los rieles del AVE, la policía se acercó a un edificio de apartamentos en la calle de Carmen Martín Gaite. Vieron a un joven marroquí con una gorra de béisbol hacia atrás sacando la basura. Gritó algo en árabe y escapó a una velocidad impresionante. (Resultó ser un campeón de atletismo; la policía no lo atrapó). Un momento más tarde se oyeron voces gritando: "¡Allahu Akhbar!" y disparos de ametralladora desde el segundo piso de un apartamento rastrillaron la calle, dispersando a los agentes. Durante las siguientes horas una unidad táctica de la policía, el Grupo Especial de Operaciones, evacuó a los vecinos de los apartamentos aledaños. Llegaron tanques y helicópteros y comenzó el asedio de Leganés.
En el apartamento había siete jóvenes. La mayoría de ellos eran inmigrantes marroquíes que habían llegado a Europa en búsqueda de oportunidades económicas. Habían pasado por un largo período de "occidentalización" -es decir, habían sido borrachos, vendedores de drogas y donjuanes. Pasaban el tiempo en cybercafés. Se fundían en el contexto étnico diverso del Madrid urbano. Pero también hacían aprte del movimiento europeo del radicalismo islamita, cuyos miembros eran reclutados más frecuentemente en prisiones que en campos de adiestramiento de Afganistán.
Su cabecilla era Sarhane Ben Abdelmajid Fakhet, que tenía 35 años y una cara redonda y gorda, y una barba desigual. Era corredor de propiedades y había llegado a Madrid ocho años antes con una beca para estudiar Económicas. Su jefe contó a la prensa española que Fakhet era "un vendedor maravilloso", que conservaba el récord del número de apartamentos vendidos en un mes. Sin embargo, no hablaba con sus colegas ni tenía amigos españoles; estaba secuestrado en su mundo musulmán.
"Era muy suave y educado", me dijo Moneir Mahmoud Aly El-Messery, el imán de la principal mezquita de Madrid. La mezquita -una masiva estructura de mármol, construida con dinero saudí- es el centro de la vida cultural musulmana de la capital española. Da a la M-30, una de las principales autopistas que alimenta Madrid. Cuando Fakhet era estudiante, trabajó en el restaurante asociado a la mezquita, y asistía a veces a las clases de religión semanales de Fakhet. Al principio el imán observó que Fakhet se dirigía familiarmente tanto a hombres como mujeres. "Luego, tres o cuatro años después, parecía que tenía algunas ideas extremistas", recordó Messery. Después de clases Fakhet haría contundentes preguntas, tales como si el imán creía que los líderes de los países árabes eran verdaderos creyentes o si el islam autorizaba el uso de la fuerza para promover la religión. El año pasado, se casó con una chica marroquí de diecisiete, que cubrió su cara con un velo y se vistió completamente de negro, incluyendo los guantes. Su prestación en el trabajo decayó, y finalmente dejó de aparecer. De acuerdo a la policía asistió a reuniones con un pequeño grupo de otros musulmanes en una barbería en Madrid, donde los hombres bebían agua bendita de la Meca. La policía cree que este ritual tenía como propósito absolver a los hombres del pecado del suicidio, que el islam condena.
Poco después de los atentados del 11 de septiembre el imán tuvo un sueño sobre Fakhet. "Sarhane estaba en la cocina, cocinando en el horno", recordó. "Vi que lo que cocinaba era una gran cacerola de gusanos. Trató de darme un plato para que comiera. Le dije que no. Le dije: ´¡Por favor, limpia la cocina!´" Días más tarde el imán se encontró con Fakhet. "¡Es un mensaje de Dios!", le dijo el imán. "La cocina es lo que piensas, y lo que piensas es sucio!" Fakhet no respondió. "Era una persona muy fría", me contó el imán.
Fakhet no era el único joven en la mezquita de la M-30 en haber dado un giro hacia el extremismo. Amer Azizi, un marroquí de 36 años que era veterano de la yihad en Bosnia y Afganistán, había sido acusado en España de ayudar a planificar los atentados del 11 de septiembre. (Fue acusado de organizar la reunión de julio de 2001 entre Atta y los otros conspiradores en Salou). Entre la gente que frecuentaba la mezquita, Azizi tenía la reputación de ser un drogadicto, aunque asistió a algunas clases de religión con Fakhet. En junio de 2000, cuando los embajadores de los países árabes en España llegaron a la mezquita para lamentar la muerte del dictador sirio Hafez Al-Assad, Azizi los insultó gritando: "¿Por qué vienen a rezar por un infiel?" La policía lo acusó de ser un miembro importante de Al Qaeda y el cabecilla del Grupo de Combate Islámico Marroquí, que fue responsable de los cinco atentados con bomba en Casablanca en mayo de 2003. Huyó de España justo antes de su procesamiento.

Otro amigo de Fakhet era Jamal Ahmidan, un vendedor de droga que según dice la policía financió los atentados del 11 de marzo con varios kilos de hachís. Messery culpó al clérigo musulmán londinense Abu Qatada, un extremista palestino de Jordania que emigró al Reino Unido como refugiado en 1994. Después del 11 de septiembre la policía de Hamburgo encontró dieciocho casetes con los sermones de Abu Qatada en el apartamento de Mohammed Atta allí. Las autoridades británicas lo detuvieron en octubre de 2002, pero todavía goza de gran respeto entre los islamitas de todo el mundo. El imán me dijo: "Era como si hubiera una mano negra empujando a los jóvenes desde detrás de las cortinas".
A las seis de la tarde del 3 de abril, tres horas después de comenzar el sitio de Leganés, un fax manuscrito en árabe, firmado por Abu Dujan Al-Afghani, llegó al ABC, el diario conservador de Madrid. Refiriéndose a la bomba encontrada junto a los rieles del AVE el día anterior, el autor dice que no explotó porque "nuestro objetivo era solamente advertirles y mostrarles que teníamos la capacidad y los medios para atacarlos cuándo y cómo quisiéramos, con la venia de Alá". La carta exigía la retirada de las tropas tanto de Iraq como de Afganistán para el domingo siguiente. De otro modo, "transformaremos España en un infierno y haremos vuestra sangre corra hacia los ríos". Aparentemente, el fax representaba otro giro de una estrategia política; más probablemente era un intento de salvar una operación torpe.
La policía trató de iniciar negociaciones fuera del apartamento de Leganés, pero los acorralados terroristas gritaron: "¡Moriremos matando!" Las llamadas que hicieron a familiares durante el asedio confirmaron sus intenciones. También intentaron llamar a Abu Qatada en la prisión de Belmarsh, de Londres, aparentemente para pedirle una fatwa que sancionara moralmente su suicidio.
En lugar de cortar la electricidad y esperar a que salieran, la policía decidió irrumpir en el apartamento. Ordenaron a los terroristas que salieran "desnudos y con las manos en alto". Uno de los ocupantes respondió: "Entren; hablaremos aquí". A las 9:05 de la noche la policía hizo volar el cerrojo de la puerta y lanzó granadas de gases lacrimógenos en su interior. Casi inmediatamente una explosión destrozó el apartamento, matando a los terroristas y a un agente de policía. La explosión fue tan intensa que tomó días para que las autoridades pudieran determinar cuánta gente había en el apartamento. El cuerpo de Jamal Ahmidan fue lanzado a través de las paredes a la piscina. Uno de los siete cadáveres todavía no ha sido identificado.
En los escombros la policía encontró 11 kilos de Goma-2 y doscientos detonadores de cobre, detonadores que eran similares a los usados en los atentados a los trenes. También encontraron los restos despedazados de un video. Los fragmentos fueron meticulosamente vueltas a montars, hasta el punto que la policía pudo ver la declaración final de Fakhet y dos otros miembros de la célula diciendo: "Somos la brigada situada en Al Andalus". Los hombres declaraban que si las tropas españolas no abandonaban Iraq en un plazo de una semana "continuaremos con nuestra yihad hasta el martirio en la tierra de Tariq Ibn Ziyad".
Al Andalus es el nombre árabe de la parte de España que cayó en manos musulmanas después de la invasión del general bereber Tariq Ibn Ziyad de 711. Incluía no solamente la parte sur de Andalucía, sino la mayor parte de la península ibérica. Durante los siguientes ochocientos años Al Andalus estuvo en manos islámicas. "Has oído hablar de la cruzada española contra los musulmanes, y sabes que ha no pasado mucho tiempo desde la expulsión de Al Andalus y los tribunales de la Inquisición", dice Fakhet en el video. Se refiere a 1492, cuando los reyes Fernando e Isabel completaron la reconquista de España, obligando a los judíos y a los musulmanes a convertirse al catolicismo o abandonar la Península Ibérica". Grita: "¡Sangre por sangre! ¡Destrucción por destrucción!"
¿Eran estos los verdaderos objetivos de Al Qaeda? ¿Estaban los terroristas sitiados en Leganés luchando para que España abandonara Iraq, o también luchaban para reconquistar las perdidas colonias del islam? En otras palabras, ¿eran terroristas que podrían responder a un intento de negociación o apaciguamiento o eran soldados de una guerra religiosa hasta el final después de una pausa de quinientos años?
Menos de un mes después del 11 de septiembre Osama Bin Laden y su principal lugarteniente el doctor Ayman Al-Zawahiri apareció en Al Yasira. "No aceptaremos que la tragedia de Al Andalus se repita en Palestina", dijo Zawahiri, trazando una analogía entre la expulsión de los moros de Iberia y la grave situación de los palestinos. El uso del nombre arcaico Al Andalus dejó perplejos a los españoles. "Lo vimos como una cosa folclórica", me dijo Ramón Pérez-Maura, redactor de ABC. "Probablemente hasta nos reímos". Ese enero Bin Laden emitió un ´Mensaje al Pueblo Musulmán´, que fue dado a conocer por Al Yasira. Lamentaba el ocaso del mundo islámico: "Es suficiente saber que la economía de todos los países árabes es más débil que la economía de un país que fue alguna vez parte de nuestro mundo cuando adheríamos de verdad al islam. Ese país es el perdido Al Andalus".
Los musulmanes que fueron expulsados de Al Andalus se refugiaron principalmente en Marruecos, Argelia y Tunesia. Se dice que algunas familias todavía tienen las llaves de sus casas en Córdoba y Sevilla. Pero el legado de Al Andalus persistió también en España. Hasta la era victoriana, el país fue considerado más bien parte de Oriente que de Europa. La lengua, la comida y la arquitectura fueron profundamente influidas por el pasado musulmán -un rival del pasado que la católica España, en todo su esplendor, jamás podría ocultar. "En la literatura árabe moderna Al Andalus es vista como un paraíso perdido", me dijo Manuela Marín, profesora en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas de Madrid. "Para España la historia del Al Andalus tiene un significado completamente diferente. Después de todo, lo que conocemos como España se formó en oposición a la presencia musulmana en la península. Es solamente hace poco que la gente ha comenzado a aceptar que el islam fue parte de España".
Aunque muchos historiadores españoles han pintado a la España mora como algo diferente al paraíso de judíos y cristianos, para los musulmanes sigue siendo no solamente el símbolo de la desaparecida grandeza sino una especie de visión alternativa del islam -una en que todos los males de las sociedades islámicas de hoy desaparecerían. Los turistas musulmanes, incluyendo a muchos jefes de estado, viajan a España a imaginar la época en que el islam estaba el centro del arte y la ciencia, y no en la periferia. "El Alhambra es el monumento histórico número uno", me dijo hace poco Malik A. Ruíz Callejas, el emir de la comunidad musulmana de España y presidente de la nueva mezquita de Sevilla. "En la época en que a la gente de París y Londres se la comían viva las ratas, en Córdoba todo el mundo leía y escribía. La civilización de Al Andalus fue probablemente la más justa, la más unificada y la más tolerante de la historia, procurando un gran nivel de seguridad y el más alto nivel de vida".
A veces los imanes invocan la gloria de Al Andalus en las oraciones de los viernes como un recordatorio del precio que han pagado los musulmanes por desviarse de la verdadera fe. Cuando le pregunté a Moneir El-Messery, de la mezquita de la M-30, me miró fijamente y me dijo: "Yo puedo hablar de los sentimientos de los árabes. Era parte de nuestra historia. Estuvimos aquí durante ocho siglos. No se puede olvidar, nunca".
El temor de que los "moros" vuelvan algún día y reclamen su paraíso perdido -sea a través de la conquista o de la emigración- ha creado una especie de paranoia en la política española. La construcción de la mezquita de Granada fue postergada durante 22 años debido a la ansiedad sobre la creciente presencia musulmana. En 1986 España ingresó a la Unión Europea; los generosos subsidios de la Unión generaron un auge económico que atrajo a miles de jóvenes de África del Norte. "Los musulmanes son jóvenes, y vienen por sí solos", Mohammed El-Afifi, director de relaciones de prensa de la mezquita de la M-30, me dijo hace dos años, cuando lo visité. "No hablan español, y no saben mucho sobre España. Y llegan con una religión diferente". En la época, Afici calculaba los inmigrantes árabes en España en trescientos mil. Ahora los inmigrantes de lengua árabe numeran quinientos mil, sin incluir a medio millón de ilegales. El gobierno español ha estimulado la inmigración oficial de sudamericanos a expensas de los norteafricanos, pero las lanchas de alta velocidad de los contrabandistas realizan viajes nocturnos a la accidentada costa española y el frecuente hallazgo de cadáveres que son arrojados a las playas dan fe de la desesperación de los que no lograron llegar a la costa.
La inmigración musulmana está transformando toda Europa. Casi 22 millones de personas de la Unión Europea se considera a sí misma musulmana. Esta población es desproporcionadamente joven, masculina y desempleada. Las sociedades que estos hombres dejaron atrás son pobres, religiosas, conservadores y dictatoriales; las sociedades en las que viven son opulentas, laicas, liberales y libres. Para muchos, el intercambio es tonificante, pero para otros Europa se transforma en un manicomio. La experiencia musulmana de la inmigración puede ser explicada en parte por cómo ve a su patria adoptiva. La filosofía musulmana en general divide la civilización en dar al-Islam, la tierra de los creyentes, y dar al-Kufr, la tierra de los impíos. Francia, por ejemplo, es un país secular, en gran parte católico, pero ahora también el hogar de cinco millones de musulmanes. ¿Debería ser considerada parte del mundo islámico? La pregunta es central para el debate sobre si los musulmanes en Europa se pueden integrar en sus nuevas comunidades o deben seguir aparte. Si se considera a Francia parte de dar al-Islam, entonces los musulmanes podrían formar alianzas y participar en política, tendrían el derecho de promulgar la ley islámica y enviarían a sus hijos a escuelas francesas. Si es parte de dar al-Kufr, entonces los musulmanes estrictos deberían no solamente mantener las distancias sino luchar contra su país de adopción.
La red proporciona a los confundidos jóvenes musulmanes de Europa una comunidad virtual. Los que no se pueden adaptar a sus nuevos hogares descubren en la red un foro interesado y comprensivo. "La red representa la idea de la ummah, la mitificada comunidad musulmana", dijo Marc Sageman, el psiquiatra y antiguo agente de la CIA. "La red transforma esta comunidad ideal en algo tangible, porque se puede interactuar". Compara esta ummah virtual al concepto romántico de patriotismo, que inspira a la gente no sólo a amar a su país, sino también a morir por él.
"La red es clave", me dijo hace poco Gilles Kepel, un eminente profesor árabe en el Instituto de Altos Estudios, de París. "Borra las fronteras entre dar al-Islam y dar al-Kufr. Permite la propagación de normas universales, con un sistema de sharia y fatwa en la red". Kepel se refería al código penal islámico, que es manejado por el clero. Ahora nadie necesita estar en Arabia Saudí o Egipto para vivir bajo la ley islámica. "Todo el mundo puede buscar un dictamen de su jeque favorito en la Meca", dijo Kepel. "En los viejos días, uno pedía una fatwa al jeque con más conocimiento. Ahora se la pide al que tiene la mejor página en la red".
En gran parte, dice Kepel, la red ha remplazado los canales árabes de televisión como un conducto de información y comunicación. "Uno puede decir que esta guerra contra el Occidente empezó con la televisión", dijo, "pero, por ejemplo, con la decapitación de esos desdichados rehenes en Iraq y Arabia Saudí, esas imágenes se propagaron a través de cámaras web y de la red. Se ha creado una subcultura de la guerra santa que no existía antes del 11 de septiembre".
Debido a que la red es anónima, los disidentes islamitas son menos susceptibles a la presión de los gobiernos. "No hay firmas", dijo Kepel. "Para algunos de nosotros que tenemos formación clásica, el mundo cyber se parece mucho a la época anterior a Gutenberg. Los copistas agregaban sus propias notas al texto, de modo que nunca sabías quién era el verdadero autor".
Gabriel Weimann, catedrático del Instituto de la Paz norteamericanos ha estado siguiendo las páginas terroristas de la red durante siete años. "Cuando comenzamos había sólo doce páginas", me dijo. "Ahora hay más de cuatro mil". Todos los principales grupos terroristas tienen una página en la red, y a menudo están en diferentes idiomas. "Puedes bajas música, videos, donar dinero, recibir adiestramiento", dijo Weimann. "Es un campo de adiestramiento virtual". Hay dos revistas online asociadas a Al Qaeda: Sawt Al-Jihad (Voz de la Yihad) y Muaskar Al-Battar (Campo Al-Battar), que han publicado artículos sobre el secuestro, envenenamiento y asesinato de rehenes. Ahí se discuten abiertamente blancos específicos, como el Centro de Control de Enfermedades, de Atlanta, o el Fed Wire, el sistema de liquidaciones utilizado por Federal Reserve Board. "Hay un aumento del interés en Estados Unidos", me dijo Weimann. "Pero una parte de esto es falso, es sólo una campaña de miedo".
Una de las páginas ha sido relacionada directamente a actos terroristas. En editor de Sawt Al-Jihad, Issa Bin Saad Al-Oshan, murió en un tiroteo con la policía saudí el 21 de julio, durante un allanamiento de un chalet en Riyadh, donde se descubrió la cabeza de Paul M. Johnson Jr., el rehén norteamericano, en la nevera.
Los expertos discuten la importancia de la red en el caso de Madrid. "Sí, la red ha creado una ummah virtual", me escribió hace poco Olivier Roy, un estudioso de las políticas del islam en el Centro Nacional para la Investigación Científica francés. "La red parece atraer al musulmán cibernauta solitario, que permanece en un mundo virtual. Pero los terroristas de Madrid usaron la red como una herramienta de comunicación. Sus cabecillas tenían lazos personales con otros miembros de Al Qaeda, que no eran virtuales".
Thomas Hegghammer, el investigador noruego, divide la comunidad yihadista de la red en tres categorías. "Primero, tienes los foros", explicaba en un e-mail reciente. "Ahí encuentras discusiones políticas y religiosas entre simpatizantes y reclutas potenciales. Los foros más importantes para los simpatizantes de Al Qaeda son Al Qal´ah (La Fortaleza), Al Sahat (Los Campos) y Al Islah (Reforma)". Estos foros, escribió Hegghammer, proporcionan enlaces a "ejes de información" donde se publican textos, declaraciones y grabaciones islamitas radicales. "A menudo se encuentran entre las ´comunidades´ de Yahoo, Lycos, etc.", continuó Hegghammer. "Hay muchas páginas como esas, pero el más importante es el Global Islamic Media". Fue en esta página que Hegghammer descubrió el documento ´Jihadi Iraq´. "Finalmente, tienes otros ´sitios matrices´, que son manejados por gente que obtiene materiales directamente de ideólogos y operativos. No han de confundirse con la miríada de páginas amateurs (habitualmente en inglés) montadas al azar por simpatizantes o chicos que se aburren".
Hegghammer indicó varios sitios claves asociados a Al Qaeda, incluyendo Al Faruq (Aquel Que Distingue la Verdad de lo Falso) y Markaz al-Dirasat, wal-Buhuth al-Islamiyyah (Centro de Estudios e Investigación Islámico). "Al Faruq es difícil de fijar geográfica y organizacionalmente, pero parece cercana a elementos de Al Qaeda con sede en Afganistán", escribió Hegghammer. Markaz al-Dirasat se concentra en Arabia Saudí. Estas páginas se mudan constantemente, escribió Hegghammer, a veces varias veces al día, para evitar ser cortados por las agencias de inteligencia o vigilantes de la red por cuenta propia. Uno de los primeros sitios de Al Qaeda, Al Neda, estuvo operando hasta julio de 2002 hasta que fue captada por un norteamericano que opera una página pornográfica. Los yihadistas en la red se protegen ahora robando espacio no vigilado de los servidores. Se han descubierto hace poco videos de la yihad en servidores de la Universidad de George Washington y del Departamento de Carreteras y Transporte de la Universidad de Arkansas.
En Paquistán en marzo pasado, Jamal Ismail, un reportero de Abu Dhabi TV, me mostró cómo vigilaba la página de Al Faruq. Como muchas páginas yihadistas, la de Al Faruq se anuncia a sí misma con un semental blanco cruzando sobre la pantalla, que es el logo de Al Qaeda. "Cada tantos días se anuncia bajo un nuevo nombre, pero es el mismo sitio de la red con una nueva imagen", me dijo. "Se concentran en Iraq, Arabia Saudí y Afganistán". A mediados de julio le pregunté a Ismail, por correo electrónico, si había alguna discusión sobre las próximas elecciones presidenciales norteamericanas; el Departamento de Seguridad Interior había precisamente anunciado planes de contingencia para aplazar las elecciones en caso de que Al Qaeda intentara interrumpirlas. "No hay ningún artículo como el español, pero se espera que la gente comience a hablar de ello", dijo Ismail. Sageman dijo que había visto "vagas declaraciones del estilo de ´Haremos en Estados Unidos lo que hicimos en España´", pero nada específico o convincente.

Entré a Grupos Yahoo y tipeé ´yihad´ (jihad). Había 992 grupos de chat registrados en esa categoría. Con mi ayudante de lengua árabe, Nidal Daraiseh, chequeé qal3ah.net, que tenía 7.939 miembros. El 12 de marzo, el día después de los atentados a los trenes, un escritor que se llama a sí mismo Gallant Warrior, publicó un mensaje titulado ´Los Objetivos de Al Qaeda con el Ataque en Madrid´. Haciéndose eco de un eco frecuentemente repetido en estas páginas, el escritor observaba que al llevar a cabo su amenaza contra España, Al Qaeda probaba que sus palabras iban seguidas por hechos: "Al Qaeda enviaba un mensaje a los cruzados: No penséis que la muerte y el temor sólo son para los débiles musulmanes... Aznar, el rabo norteamericano, ha perdido. Y se ha esparcido el temor entre la gente de los países aliados de Estados Unidos. Todos serán derrotados. Gracias a Dios por dejarnos vivir para ver los batallones de la yihad en Europa. Si alguien lo hubiese dicho hace tres años, uno habría dicho que estaba soñando".
Otro sitio que visité, ikhwan.net, tenía un número poco usual de corresponsales femeninas. Un escritor llamado Murad regañaba a los que condenaban los atentados de Madrid. "¡Vosotros lamentáis tan rápidamente la muerte de los no musulmanes! Si hubiesen muerto musulmanes de la manera que discute el escritor, ¿habría llorado por ellos?" Una mujer llamada Bint al-Dawa respondió: "Hermano Murad, el islam no permite el asesinato de inocentes". Un hombre que se llamó a sí mismo ´Salahuddeen2´ entró en la discusión: "Hemos dicho que estamos contra el asesinato de civiles en todas partes, pero los enemigos de Dios matan a civiles musulmanes todos los días y no se avergüenzan por ello. Ellos deben probar del mismo amargo cáliz".
Aunque estas páginas se han transformado en el hogar ideológico de muchos musulmanes, para la mayoría de los inmigrantes árabes en Europa han significado consuelo y apoyo, al mismo tiempo que les deja la libertad de conservar sus identidades islámicas. En los trenes del 11 de marzo murieron tres inmigrantes marroquíes. Uno de ellos era una devota chica de 13 años, Sanae Ben Salah, para la que la mezquita de la M-30 había sido su "segunda casa". Otro, Mohamed Itabien, 27, era un inmigrante ilegal que enseñaba árabe en la mezquita de Guadalajara. Era el único sustento de su familia, incluyendo a sus once sobrinos, la mayoría de los cuales vivían en una pequeña ciudad de Marruecos donde no había teléfonos. El tercero, Osama el-Amrati, era un albañil comprometido con una española. "Europa nos ha dado oportunidades que nuestros propios países nos niegan", me dijo Mustapha el-M´Rabet, director de la Asociación de Trabajadores e Inmigrantes Marroquíes, en Madrid. "Nuestros niños van a la escuela, y nosotros trabajamos. Miles de familias en Marruecos viven del dinero que ganamos aquí". Cuando le pregunté a M´Rabet si Al Andalus era parte de la seducción para los inmigrantes marroquíes, dijo: "Nadie con algo de sentido común puede hablar de volver a eso. Es una locura. Es una enfermedad".
Bajo Aznar las relaciones se deterioraron hasta el punto de que en 2002 los países rompieron relaciones diplomáticas a causa de una serie de problemas, incluyendo disputas territoriales, la inmigración y el transporte de drogas hacia Europa a través de España (de acuerdo a Naciones Unidas, Marruecos exporta un valor de 12 billones de dólares de marihuana al año). Finalmente, los gobiernos re-enviaron a sus embajadores, sin resolver las disputas que habían dado origen a la ruptura. Cuando los 12 terroristas kamikaze atacaron en Casablanca en mayo de 2003, matando a 45 personas, uno de sus objetivos fue un restaurante llamado Casa de España.
"España es el puente entre el mundo árabe y Occidente", dijo Haizam Amirah Fernández cuando nos encontramos en una sala de conferencias del madrileño Real Instituto Elcano, poco después de los atentados a los trenes. "Piensa en el otro puente al este, Turquía. Los dos han sido atacados por los yihadistas, en la misma semana". También en Estambul, el 9 de marzo, dos terroristas kamikaze atacaron un club judío, matando a una persona e hiriendo a cinco. "La idea es destruir esos puentes", dijo Amirah. "Si el objetivo es polarizar a la gente, a musulmanes e infieles, ese es el modo de hacerlo. Los yihadistas son los más fervientes defensores de la noción de un choque entre civilizaciones".
Una tarde entré a un bar donde había unos agentes españoles. "Existe la leyenda de que España y el mundo árabe son amigos", dijo un veterano detective. Asintió hacia la camarera y los parroquianos de varias mesas vecinas. "Aquí en el bar hay cinco árabes sentados a tu lado. Nadie pensaba que eso era extraño. Ahora la gente reacciona de manera diferente". Se detuvo y dijo: "Quieren oler el jazmín de Al Andalus y rezar otra vez en la mezquita de Granada. ¿Te puedes imaginar la mentalidad que tienen esos pedazos de mierda?"
Un espléndido día de abril en París almorcé con Gilles Kepel, el estudioso arabista, y Jean-Luouis Bruguière, el lanoso juez anti-terrorista francés . A pesar del tiempo maravilloso, el hombre tenía un ánimo sombrío. "Estoy muy preocupado por el futuro", dijo Bruguière mientras nos sentábamos a una mesa de esquina debajo de una pérgola de lilas que arrojaban flores sobre su chaqueta. Su Peugeot blindado estaba aparcado en la calle y sus guardaespaldas estaban discretamente distribuidos por el restaurante. "Comencé a trabajar en 1991, contra el Frente Popular para la Liberación de Palestina y el Grupo Islámico Armado de Argelia. Esos grupos eran bien conocidos y tenían estructuras comprensibles. La mayoría eran financiados por países -Siria, Libia, Iraq. Ahora nos enfrentamos a una organización desconocida, con un sistema suelto y conexiones ocultas, de modo que no es fácil entender su funcionamiento interno. Parece estar compuesta por células y redes repartidas en todo el mundo y cambiando constantemente de forma".
Bruguière indicó los atentados con bomba de Estambul de noviembre de 2003 y los atentados con bomba del 11 de marzo en Madrid como los salvos de apertura de un nuevo ataque contra Europa. "Han golpeado en el este y en el sur", dijo. "Creo que el próximo será en el norte".
"En Londres o París", dijo Kepel.
"El principal objetivo es Londres", declaró Bruguière.
Chechenia está jugando un papel cada vez más preocupante en la yihad mundial, dijo Bruguière. En estos momentos Al Qaeda y sus asociados operan a un nivel técnico más bien bajo, pero en Chechenia hay muchos reclutas que están siendo adiestrados para explotar las ventajas técnicas de los países desarrollados. "Algunos de esos grupos tienen la capacidad de secuestrar satélites", me dijo. Si captaran las señales enviadas desde el espacio, los terroristas podrían asestar golpes devastadores a la industria de la comunicación, cerraría las redes de energía y paralizaría la habilidad de los países desarrollados de defenderse a sí mismos.
"En 2001 todos los participantes islamitas de Madrid estaban identificados", dijo Bruguière. Sus propias pesquisas le condujeron ese junio a la capital española. Informó rápidamente a la policía española que Jamal Zougam, el propietario del locutorio, era un contacto importante de los reclutas yihadistas en Europa y Marruecos. Pero Zougam no fue detenido. Las autoridades francesas y españolas tienen una larga historia de desacuerdos sobre el enfoque del terrorismo, y los españoles acusan a los franceses de ofrecer santuario a los terroristas de ETA. Bruguière dijo que cuando llegó a Madrid se dio cuenta de que "la amenaza islamita había sido subestimada". La policía española lo hizo esperar un año antes de permitirle interrogar a Zougam. Después de que Bruguière volviera a París, la policía española puso a Zougam bajo vigilancia y allanó su apartamento, donde encontró casetes y videos yihadistas. Las autoridades renovaron brevemente su interés en él después de los atentados con bomba de Casablanca en 2003, pero una vez más no había suficientes pruebas para arrestarlo.
Le pregunté a Bruguière si acaso pensaba que los ataques de Madrid representaban una evolución de la capacidad operativa de Al Qaeda, o si sugería que la organización había perdido el control. Dijo que Al Qaeda era ahora poco más que "una marca, una marca comercial", pero admitió que se había sorprendido. "Fue un buen ejemplo de la capacidad y voluntad de esos grupos en adoptar un programa político. La derrota del último gobierno y la decisión del nuevo gobierno de retirar las tropas, fue un éxito de los terroristas, la primera vez que alcanzaban un resultado de esa magnitud".
Más tarde, Kepel y yo discutimos la razón por la que Europa estaba bajo ataque. "El futuro del islam está en Europa", dijo. "Tiene una enorme población musulmana. Así que o preparamos a nuestros musulmanes para que se transformen en ciudadanos modernos y globales, que viven en una sociedad democrática y pluralista, o al contrario los islamitas ganarán y conquistarán los electorados europeos musulmanas. Entonces tendremos problemas serios".

"Dudo que alguien pueda sugerir seriamente que España no ha actuado de una manera que sugiera apaciguamiento", me dijo Ramón Pérez-Maura, el editor de ABC, poco después de que Zapatero anunciara sus planes de retirar las tropas de Iraq en mayo, sin esperar si tropas de pacificación de Naciones Unidas serían o no enviadas. Pérez-Maura recordó un almuerzo reciente que había tenido con el embajador iraní en España, Mortez Alviri. De acuerdo a Pérez-Maura, Alviri dijo que Miguel Ángel Moratinos -la elección de Zapatero para el ministerio de Asuntos Exteriores- había aproximado a los iraníes para negociar con Moqtada Al-Sadr, el clérigo radical chií cuya milicia lleva a cabo una sangrienta guerrilla urbana contra las tropas de la coalición. (Moratinos lo ha desmentido). De acuerdo a Pérez-Maura, Alviri transmitió el mensaje y menos de un día después de que Zapatero anunciara la retirada, Sadr dijo desde Najaf que se permitiría que las tropas españolas abandonaran Iraq sin ser atacadas. Era una falsa promesa. Las tropas norteamericanas y españolas tuvieron que hacerse camino a tiros a través de la milicia de Sadr en Najaf, que las atacaron en repetidas ocasiones.
El 15 de abril volvió a sonar la voz de Osama Bin Laden. "Este es un mensaje a nuestros vecinos al norte del Mediterráneo, y contiene una propuesta de reconciliación como respuesta a sus reacciones positivas", dijo Bin Laden en el canal Al Arabiya. "Es del interés de ambos impedir los planes de aquellos que han derramado la sangre de nuestros pueblos por sus propios y estrechos intereses personales y obediencia a la banda de la Casa Blanca". Proponía un comité europeo que estudiara "la justicia" de la causa musulmana, especialmente palestina. "La reconciliación comenzará con la partida del último soldado de nuestro país", dijo Bin Laden, sin indicar si se refería a Iraq, Afganistán o todo el mundo musulmán. "La puerta de la reconciliación estará abierta durante tres meses a partir de la fecha de esta declaración... Aquellos que quieran la reconciliación tienen ahora esa posibilidad. Dejad de derramar nuestra sangre para conservar la vuestra. Está en vuestras manos aplicar esta fórmula difícil y sin embargo fácil. Sabéis que la situación se prolongará y aumentará si retrasáis las cosas... La paz sea con los que sigan el consejo".
Desde la perspectiva de Bin Laden ofrecía llevar a Europa a un campo medio inestable llamado dar al-Suhl. Este es el país de los tratados, en el que los musulmanes viven como una minoría pacífica. Los líderes europeos rechazaron la propuesta de Bin Laden casi de inmediato, ya que la vieron como un intento de agravar las tensiones dentro de la alianza occidental. "Es lo más raro del mundo", me dijo un alto cargo del FBI. "Demuestra que está contra las cuerdas, desesperado".
La tregua de Bin Laden se transformó de inmediato en un tema de discusión en los sitios islamitas de la red. "Esta iniciativa debe ser considerada una oportunidad de oro para el pueblo de Europa", se lee en una intervención colocada por Global Islamic Media en qal3ah.net. "No creas que es extraño si al cabo de un tiempo, un año o algo así, oyes hablar de negociaciones de uno de esos países y representantes de Al Qaeda... La organización representa ahora a la ummah musulmana y habla a nombre de ella. Parece que estamos volviendo a los días del califato".
En otra página, islag.tv, un escritor que se llama a sí mismo ´Ya Rab Shahada´ (Oh, Dios, Martirio) escribió sobre el tema: "El jeque dice esas palabras como el Califa de los musulmanes y no como el fugitivo... Este es la señal para comenzar el gran ataque contra Estados Unidos". Otro escritor dijo: "Aquí tenemos las tierras de Al Andalus donde se atacó a los trenes. El jeque está ahora aislando a Estados Unidos... y se verá quién escogerá la paz y quién el suicidio". Un escritor que se llama a sí mismo ´@adlomari@' agregó: "El jeque ha... probado al mundo que Europa no quiere la paz con los musulmanes, y que quiere ser una aliada de los crímenes del Cruzado contra los musulmanes. Los días venideros demostrarán que ocurrirán cosas en Europa si no se responde a la propuesta del jeque. Mañana está próximo".
El hecho de que Bin Laden se dirija a los países como un igual mostraba una nueva confianza de Al Qaeda en su habilidad para manipular el futuro político. Explotar este poder dependerá en parte de convencer a Occidente de que Al Qaeda y Bin Laden sigue en control de la yihad islamita mundial. Mientras Al Qaeda sea vista como un culto irracional e inflexible de la muerte, la única respuesta será destruirla. Pero si Al Qaeda -amorfa como es- se ha transformado en algo como un estado islamita virtual que está tratando de hacerse un lugar permanente en el mundo actual, entonces las perspectivas de negociaciones futuras no están fuera de lo posible, por más improbable o repelente que suene a oídos de los norteamericanos. Después de todo, el gobierno español ha negociado treguas con ETA, que ha matado a cuatro veces más españoles que Al Qaeda, y la apresurada de las tropas españolas de Iraq después de los atentados a los trenes sentó un precedente para el acomodo, que fue seguido prontamente por la República Dominicana, Honduras y Nicaragua. El año pasado, Alemania pagó un rescate de seis millones de dólares a terroristas argelinos, y los filipinos retiraron de Iraq recientemente a sus cincuenta soldados para salvar a un rehén que iba a ser decapitado.
El 21 de julio, inmediatamente después de que el rehén filipino fuera liberado, aparecieron nuevas amenazas en la red, de un cuerpo llamado Grupo Islámico Tahiw que prometía ataques terroristas contra Polonia y Bulgaria a menos que retiraran sus tropas de Iraq. Aunque los presidentes de ambos países rechazaron de inmediato las exigencias, los sondeos de opinión demostraron que la opinión popular se estaba volviendo contra la presencia del país en Iraq. Otra amenaza, supuestamente del grupo de Abu Musab al-Zarqawi, Tawhid y Jihad, advirtió a Japón que había "hileras de coches cargados de explosivos" esperando, a menos que las tropas humanitarias japonesas abandonaran Iraq. También en julio, las Brigadas de Abu Hafs al-Masri colocaron un comunicado en la red ordenando a los italianos a derrocar a su primer ministro Silvio Berlusconi. "Estamos en Italia y nadie está a salvo mientras se rechace la propuesta del jeque", decía el mensaje. "Deshaceos de ese incompetente de Berlusconi o incendiaremos Italia". Los guerreros de la red se han envalentonado, aunque es imposible lo serio que han de tomarse sus amenazas. El apaciguamiento es una estrategia absurda para tratar con Al Qaeda. El año pasado muchos saudíes se asombraron cuando el grupo terrorista atacó un recinto occidental en Riyadh, poco después de que Estados Unidos anunciara que retiraría sus tropas de Arabia Saudí, satisfaciendo una de las principales exigencias de Bin Laden. Los saudíes se dan cuenta ahora de que Al Qaeda no se aplacará sino cuando sean expulsados todos los extranjeros de la Península Arábiga y se imponga una rígida teocracia. Sin embargo, algunos de los países en la lista de blancos de Al Qaeda sin duda tratarán de aplacar a los terroristas como una solución rápida a una crisis.
Oficiales de la inteligencia están tratando ahora de determinar quién es el próximo blanco, y están filtrando la ‘cháchara' a la búsqueda de una amenaza genuina. "Vemos a gente que se sube a internet y luego cogen el teléfono y hablan sobre eso", me dijo un funcionario del FBI. "Ahora estamos respondiendo a la amenaza a las elecciones norteamericanas". La idea de un ataque antes del día de las elecciones, dijo el funcionario, "nació en Madrid". A comienzos de año una fuerza internacional llamada ‘Operación Grieta' detuvo a miembros de una banda de terroristas en Londres. Durante las pesquisas los agentes escucharon que había yihadistas en México esperando entrar a Estados Unidos. Eso coincidía con vagas amenazas de imanes en Europa acerca de ataques antes de las elecciones. Como resultado de estas informaciones se intensificó la vigilancia del tráfico de fronteras desde México.
Incluso si Al Qaeda ha sido debilitada por la captura de operativos claves tales como Khalid Sheikh Mohammed, el arquitecto de los ataques del 11 de septiembre, no está de ningún modo difunta. "Hay un remplazo para Mohammed llamado Abu Faraj", dijo el oficial del FBI. "Si hay un ataque contra Estados Unidos, su representante Hamza Rabia será el responsable. Es el jefe de las operaciones en el extranjero de Al Qaeda, un tipo arrogante y vicioso". El oficial continuó: "Lo más peligroso ahora es que no hay nadie al mando. Esos tipos no tienen que volver que Bin Laden o Zawahiri les de su aprobación".

Una de las piezas de información más aleccionadora que emergió de la investigación de los atentados del 11 de marzo es que la planificación de los ataques puede haber comenzado casi un año antes del 11 de septiembre. En octubre de 2000 varios de los sospechosos se reunieron en Estambul con Amer Azizi, que llevaba el nombre de guerra de Othman Al Andalusi -Othman de Al Andalus. Más tarde Azizi dio a los conspiradores permiso para actuar en nombre de Al Qaeda, aunque no está claro si autorizó su financiamiento u otro tipo de asistencia -o, en realidad, de si Al Qaeda tenía mucho que ofrecer. En junio, la policía italiana dio a conocer un video de vigilancia de uno de los supuestos planificadores de los atentados a los trenes, un pintor de brocha gorda egipcio llamado Rabei Osman Sayed Ahmed, que dijo que la operación "me llevó dos años y medio". Ahmed sirvió como experto en explosivos en el ejército egipcio. Parece que algún tipo de ataque habría ocurrido incluso si España no se hubiese unido a la colación -o incluso si la invasión de Iraq no hubiese ocurrido nunca.
"El verdadero problema de España para Al Qaeda es que somos vecinos de países árabes -Marruecos y Argelia- y somos un modelo de economía, de democracia y de laicismo", me dijo Florentino Portero, un analista político del Grupo de Estudios Estratégicos, en Madrid. "Apoyamos la transformación y occidentalización de Oriente Medio. Defendemos la transición de Marruecos de una monarquía a una monarquía constitucional. Somos aliados de los enemigos de Al Qaeda en el mundo árabe. El punto no siempre es entendido por los españoles. Somos una amenaza para Al Qaeda simplemente por lo que somos".

27 de julio de 2004
©traducción mQh
©newyorker

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