MILICIANOS ABANDONAN FALUYA - edward wong y eric schmitt
Según informes, los principales líderes de la resistencia abandonaron la ciudad para continuarla en otras ciudades. Insurrección puede extenderse hacia zonas chiíes en el sur.
Bagdad, Iraq. Los líderes insurgentes en Faluya probablemente abandonaron la ciudad antes de la ofensiva y pueden estar coordinando los atentados en Iraq de los últimos días, que han causado cientos de muertos, dijeron aquí oficiales norteamericanos.
Se da casi por descontado que Abu Musab al-Zarqawi, el militante jordano que es el hombre más buscado de Iraq, ha salido de la ciudad, dijeron oficiales. Los norteamericanos dicen que su grupo es responsable de las emboscadas, atentados con bomba y decapitaciones que han terminado con la vida de cientos de personas en más de un año.
Antes de que empezara la ofensiva algunos oficiales dijeron que Zarqawi podía estar operando fuera de Faluya, pero desconocían su paradero.
"Creo, personalmente, que algunos de los líderes más importantes han huido", dijo el teniente general Thomas F. Metz, comandante de las fuerzas multinacionales en Iraq, en una video-conferencia con periodistas el martes.
"Espero que no", agregó, "pero asumo que ese tipo de jefes conocen el poder de fuego que tenemos".
Los ataques de los insurgentes continuaron este martes cobrándose un pesado número de bajas en todo Iraq. Dos soldados norteamericanos murieron tras un ataque con morteros en Mosul, donde el control del gobierno parece estar derrumbándose.
Unos pistoleros asesinaron en Samarra a un importante funcionario de gobierno. Milicianos lanzaron morteros contra comisarías de policías en el centro de Bagdad mientras cientos de milicianos se reunieron en el centro de la capital provincial de Ramadi, unos 50 kilómetros al oeste de Faluya.
Un sospechoso atentado con coche-bomba en las afueras de la base de la Guardia Nacional Iraquí en Kirkuk mató a tres personas y dejó heridas a otras dos, informó Reuters. Los atentados del martes continuaron una ola de sangrientos ataques el fin de semana, tanto en Bagdad como en el Triángulo Sunní.
Los militares norteamericanos informaron 130 ataques el martes, muy por arriba del promedio de 80 por día durante la mayor parte del verano.
Militares norteamericanos dijeron el martes que seis personas fueron matadas por un atentado con coche-bomba el lunes por la noche en las afueras del Hospital de Yarmouk en Bagdad. Cinco de ellas eran agentes de policía iraquíes, y la sexta un civil, dijeron los militares. En los dos atentados con bomba contra iglesias esa misma noche, murió un iraquí y varios quedaron heridos; uno de los perpetradores iba disfrazado de agente de policía iraquí, de acuerdo a un informe de un contratista privado occidental.
Este estallido de lo que parecen ser ataques coordinados, así como la dispersión de los más importantes líderes insurgentes, sugiere que la ofensiva de Faluya por sí sola no aplastará la resistencia, que empieza a tomar nuevos bríos. Y hace posible que los insurgentes traten de reagruparse e infiltrar nuevamente Faluya una vez que termine el asalto, como hicieron antes en Samarra.
Oficiales norteamericanos dijeron que habían previsto un resurgimiento de la violencia en relación con la invasión de Faluya y el ramadán, el mes musulmán de ayuno que es supuestamente favorable al martirio. Dicen que no tienen la ilusión de que el ataque contra Faluya rompa la espina dorsal de la resistencia, o de que la captura de Zarqawi sea un objetivo realista. Los objetivos de la ofensiva son privar de un refugio a los insurgentes, reafirmar la presencia del gobierno iraquí en la ciudad y asegurarse de que los habitantes se sientan seguros para votar libremente en las elecciones próximas, dijo el general Metz.
"La idea importante es considerar que esta no es una operación contra Zarqawi o su red", dijo un oficial de alta jerarquía en Washington, que ha estado supervisando la batalla. "Es solo uno más de los muchos pasos que son necesarios que deben ser dados para derrotar a una resistencia compleja y diversa, de la que la red de Zarqawi no es sino un elemento".
Pero otros oficiales en Bagdad y Washington expresaron su preocupación de que la operación pueda transformarse en un desastre de las relaciones públicas y en un revés estratégico si algunos líderes importantes no son capturados.
"Esto está provocando preocupación porque si Faluya resulta ser una madriguera vacía' después de todas estas operaciones, tendremos que dar una explicación", dijo un oficial en Bagdad. "Si esto pasa, tendremos un problema. Si no logramos detener a algún miembro importante de la dirigencia, puede causarnos algún tropiezo".
Un insurgente que dijo que su nombre de guerra era Abu Khalid y que se identificó a sí mismo como un comandante de nivel medio dijo en una conferencia telefónica que los líderes habían decidido abandonar la ciudad dos días antes de la ofensiva y dejaron sólo a la mitad de los insurgentes detrás para defenderla.
"Desde un punto de vista militar, si una ciudad está sitiada y es bombardeada, el resultado de la batalla se sabe de antemano", dijo Abu Khalid, un mayor del antiguo ejército iraquí. "No es una batalla equilibrada. Así que dijimos a la mitad de nuestros combatientes que abandonaran la ciudad, y a la otra mitad que permanecieran para defenderla".
El general Metz dijo que la ausencia de líderes insurgentes podría explicar por qué la defensa de Faluya parecía carecer de cohesión militar. Aunque algunas tropas fueron atacadas en furiosos combates de casa en casa, varios comandantes de la Marina en el terreno dijeron que les había sorprendido la relativa falta de resistencia de los guerrilleros. En la mañana del miércoles, unidades de la Marina y del Ejército que se infiltraron a través de las barricadas del norte de la ciudad al inicio del asalto habían avanzado hasta la principal carretera este-oeste.
Los asaltos que llevaron al primer ministro Ayad Allawi a declarar el estado de emergencia parecen haber formado parte de un contraataque flojamente coordinado ante la ofensiva norteamericana, dijeron oficiales de alta jerarquía. Los guerrilleros han mostrado que pueden atacar con gran facilidad en las afueras de Faluya, e incluso cuando la ciudad está sitiada.
Desde el último sábado, cientos de iraquíes, muchos de ellos agentes de seguridad han muertos en ataques que van desde bombas y morteros lanzados contra comisarías de policía en Samarra, a atentados con coche-bombas kamikaze contra iglesias cristianas en Bagdad. Al menos seis soldados norteamericanos y un británico han muerto en enfrentamientos en las afueras de Faluya.
Otros agentes de alto rango tanto enWashington como en Bagdad dijeron que un número desconocido de los estimados 2.000 a 3.000 insurgentes en Faluya, han escapado, pero no necesariamente todos sus líderes. Los militares norteamericanos no sellaron Faluya completamente sino el domingo por la noche, cuando los soldados tomaron por asalto un hospital y dos puentes en los bordes occidentales de la ciudad.
Comandantes norteamericanos en el terreno en Iraq dicen que hasta un 90 por ciento de los habitantes de la ciudad han huido durante la preparación de la ofensiva, y los guerrilleros pueden haberse escabullido con ellos.
Abu Kahlid, el miliciano, dijo que los líderes de la resistencia debatieron sobre cuántos hombres dejar en la ciudad.
"Tenían opiniones diferentes sobre ese punto", dijo. "Hablaron de porcentajes como dejar un 20 por ciento en la ciudad y un 80 por ciento en las afueras, para salvar la mayor cantidad posible de hombres para operaciones futuras. Al final, quedaron en un 50-50".
"Dijimos a los combatientes que aquellos que quisieran seguir vivos y pelear, debían dejar la ciudad, y a los que querían transformarse en mártires en esta batalla, que se quedaran", dijo.
Abu Khalid sostuvo que incluso si los norteamericanos toman la ciudad, a largo plazo perderán porque "los norteamericanos allanarán casas y arrestarán a un montón de gente, y esto incrementará el resentimiento y el odio y dará a la resistencia más apoyo en la ciudad".
Los astutos insurgentes rara vez se presentan de frente a pelear y a menudo sacan ventaja de su capacidad para fundirse con los civiles y desaparecer. Y para ellos la campaña de propaganda es tan importante, si no más, que la estrictamente militar.
En la mañana del lunes cuando las fuerzas norteamericanas e iraquíes atacaron Faluya desde el norte, los insurgentes retrocedieron.
Incluso en los laberintos de callejones en el barrio de Jolan al oeste, el escenario de algunos de los enfrentamientos más violentos en abril, cuando los marines intentaron una primera y fatídica invasión, los comandantes norteamericanos dijeron que habían encontrado menos resistencia de la que habían esperado.
En la reciente ofensiva contra Samarra, las fuerzas norteamericanas atravesaron territorio rebelde, pero la insurgencia volvió poco después.
El sábado, cuando se hacían las preparaciones finales para el asalto de Faluya, los insurgentes en el área de Samarra montaron ataques coordinados con coches-bomba y morteros que causaron al menos 30 muertos, muchos de ellos agentes de policía.
Ahora los insurgentes están presentando Samarra, así como otras ciudades dominadas por la violencia en todo Iraq, como un modelo de su propia tenacidad.
""Los norteamericanos se equivocan si creen que van a terminar con la resistencia con la ocupación de Faluya", dijo Abu Khalid. ¿Qué harán con Samarra? ¿Baquba? ¿Tal Afar? Y quizás otras ciudades en el futuro, y en el sur. La resistencia no se limita a Faluya".
Edward Wong informó desde Baghdad; Eric Schmitt desde Washington. Thom Shanker contribuyó dese Washington, y James Glanz y un empleado iraquí del New York Times desde Baghdad.
10 de noviembre de 2004
©new york times
©traducción mQh
Se da casi por descontado que Abu Musab al-Zarqawi, el militante jordano que es el hombre más buscado de Iraq, ha salido de la ciudad, dijeron oficiales. Los norteamericanos dicen que su grupo es responsable de las emboscadas, atentados con bomba y decapitaciones que han terminado con la vida de cientos de personas en más de un año.
Antes de que empezara la ofensiva algunos oficiales dijeron que Zarqawi podía estar operando fuera de Faluya, pero desconocían su paradero.
"Creo, personalmente, que algunos de los líderes más importantes han huido", dijo el teniente general Thomas F. Metz, comandante de las fuerzas multinacionales en Iraq, en una video-conferencia con periodistas el martes.
"Espero que no", agregó, "pero asumo que ese tipo de jefes conocen el poder de fuego que tenemos".
Los ataques de los insurgentes continuaron este martes cobrándose un pesado número de bajas en todo Iraq. Dos soldados norteamericanos murieron tras un ataque con morteros en Mosul, donde el control del gobierno parece estar derrumbándose.
Unos pistoleros asesinaron en Samarra a un importante funcionario de gobierno. Milicianos lanzaron morteros contra comisarías de policías en el centro de Bagdad mientras cientos de milicianos se reunieron en el centro de la capital provincial de Ramadi, unos 50 kilómetros al oeste de Faluya.
Un sospechoso atentado con coche-bomba en las afueras de la base de la Guardia Nacional Iraquí en Kirkuk mató a tres personas y dejó heridas a otras dos, informó Reuters. Los atentados del martes continuaron una ola de sangrientos ataques el fin de semana, tanto en Bagdad como en el Triángulo Sunní.
Los militares norteamericanos informaron 130 ataques el martes, muy por arriba del promedio de 80 por día durante la mayor parte del verano.
Militares norteamericanos dijeron el martes que seis personas fueron matadas por un atentado con coche-bomba el lunes por la noche en las afueras del Hospital de Yarmouk en Bagdad. Cinco de ellas eran agentes de policía iraquíes, y la sexta un civil, dijeron los militares. En los dos atentados con bomba contra iglesias esa misma noche, murió un iraquí y varios quedaron heridos; uno de los perpetradores iba disfrazado de agente de policía iraquí, de acuerdo a un informe de un contratista privado occidental.
Este estallido de lo que parecen ser ataques coordinados, así como la dispersión de los más importantes líderes insurgentes, sugiere que la ofensiva de Faluya por sí sola no aplastará la resistencia, que empieza a tomar nuevos bríos. Y hace posible que los insurgentes traten de reagruparse e infiltrar nuevamente Faluya una vez que termine el asalto, como hicieron antes en Samarra.
Oficiales norteamericanos dijeron que habían previsto un resurgimiento de la violencia en relación con la invasión de Faluya y el ramadán, el mes musulmán de ayuno que es supuestamente favorable al martirio. Dicen que no tienen la ilusión de que el ataque contra Faluya rompa la espina dorsal de la resistencia, o de que la captura de Zarqawi sea un objetivo realista. Los objetivos de la ofensiva son privar de un refugio a los insurgentes, reafirmar la presencia del gobierno iraquí en la ciudad y asegurarse de que los habitantes se sientan seguros para votar libremente en las elecciones próximas, dijo el general Metz.
"La idea importante es considerar que esta no es una operación contra Zarqawi o su red", dijo un oficial de alta jerarquía en Washington, que ha estado supervisando la batalla. "Es solo uno más de los muchos pasos que son necesarios que deben ser dados para derrotar a una resistencia compleja y diversa, de la que la red de Zarqawi no es sino un elemento".
Pero otros oficiales en Bagdad y Washington expresaron su preocupación de que la operación pueda transformarse en un desastre de las relaciones públicas y en un revés estratégico si algunos líderes importantes no son capturados.
"Esto está provocando preocupación porque si Faluya resulta ser una madriguera vacía' después de todas estas operaciones, tendremos que dar una explicación", dijo un oficial en Bagdad. "Si esto pasa, tendremos un problema. Si no logramos detener a algún miembro importante de la dirigencia, puede causarnos algún tropiezo".
Un insurgente que dijo que su nombre de guerra era Abu Khalid y que se identificó a sí mismo como un comandante de nivel medio dijo en una conferencia telefónica que los líderes habían decidido abandonar la ciudad dos días antes de la ofensiva y dejaron sólo a la mitad de los insurgentes detrás para defenderla.
"Desde un punto de vista militar, si una ciudad está sitiada y es bombardeada, el resultado de la batalla se sabe de antemano", dijo Abu Khalid, un mayor del antiguo ejército iraquí. "No es una batalla equilibrada. Así que dijimos a la mitad de nuestros combatientes que abandonaran la ciudad, y a la otra mitad que permanecieran para defenderla".
El general Metz dijo que la ausencia de líderes insurgentes podría explicar por qué la defensa de Faluya parecía carecer de cohesión militar. Aunque algunas tropas fueron atacadas en furiosos combates de casa en casa, varios comandantes de la Marina en el terreno dijeron que les había sorprendido la relativa falta de resistencia de los guerrilleros. En la mañana del miércoles, unidades de la Marina y del Ejército que se infiltraron a través de las barricadas del norte de la ciudad al inicio del asalto habían avanzado hasta la principal carretera este-oeste.
Los asaltos que llevaron al primer ministro Ayad Allawi a declarar el estado de emergencia parecen haber formado parte de un contraataque flojamente coordinado ante la ofensiva norteamericana, dijeron oficiales de alta jerarquía. Los guerrilleros han mostrado que pueden atacar con gran facilidad en las afueras de Faluya, e incluso cuando la ciudad está sitiada.
Desde el último sábado, cientos de iraquíes, muchos de ellos agentes de seguridad han muertos en ataques que van desde bombas y morteros lanzados contra comisarías de policía en Samarra, a atentados con coche-bombas kamikaze contra iglesias cristianas en Bagdad. Al menos seis soldados norteamericanos y un británico han muerto en enfrentamientos en las afueras de Faluya.
Otros agentes de alto rango tanto enWashington como en Bagdad dijeron que un número desconocido de los estimados 2.000 a 3.000 insurgentes en Faluya, han escapado, pero no necesariamente todos sus líderes. Los militares norteamericanos no sellaron Faluya completamente sino el domingo por la noche, cuando los soldados tomaron por asalto un hospital y dos puentes en los bordes occidentales de la ciudad.
Comandantes norteamericanos en el terreno en Iraq dicen que hasta un 90 por ciento de los habitantes de la ciudad han huido durante la preparación de la ofensiva, y los guerrilleros pueden haberse escabullido con ellos.
Abu Kahlid, el miliciano, dijo que los líderes de la resistencia debatieron sobre cuántos hombres dejar en la ciudad.
"Tenían opiniones diferentes sobre ese punto", dijo. "Hablaron de porcentajes como dejar un 20 por ciento en la ciudad y un 80 por ciento en las afueras, para salvar la mayor cantidad posible de hombres para operaciones futuras. Al final, quedaron en un 50-50".
"Dijimos a los combatientes que aquellos que quisieran seguir vivos y pelear, debían dejar la ciudad, y a los que querían transformarse en mártires en esta batalla, que se quedaran", dijo.
Abu Khalid sostuvo que incluso si los norteamericanos toman la ciudad, a largo plazo perderán porque "los norteamericanos allanarán casas y arrestarán a un montón de gente, y esto incrementará el resentimiento y el odio y dará a la resistencia más apoyo en la ciudad".
Los astutos insurgentes rara vez se presentan de frente a pelear y a menudo sacan ventaja de su capacidad para fundirse con los civiles y desaparecer. Y para ellos la campaña de propaganda es tan importante, si no más, que la estrictamente militar.
En la mañana del lunes cuando las fuerzas norteamericanas e iraquíes atacaron Faluya desde el norte, los insurgentes retrocedieron.
Incluso en los laberintos de callejones en el barrio de Jolan al oeste, el escenario de algunos de los enfrentamientos más violentos en abril, cuando los marines intentaron una primera y fatídica invasión, los comandantes norteamericanos dijeron que habían encontrado menos resistencia de la que habían esperado.
En la reciente ofensiva contra Samarra, las fuerzas norteamericanas atravesaron territorio rebelde, pero la insurgencia volvió poco después.
El sábado, cuando se hacían las preparaciones finales para el asalto de Faluya, los insurgentes en el área de Samarra montaron ataques coordinados con coches-bomba y morteros que causaron al menos 30 muertos, muchos de ellos agentes de policía.
Ahora los insurgentes están presentando Samarra, así como otras ciudades dominadas por la violencia en todo Iraq, como un modelo de su propia tenacidad.
""Los norteamericanos se equivocan si creen que van a terminar con la resistencia con la ocupación de Faluya", dijo Abu Khalid. ¿Qué harán con Samarra? ¿Baquba? ¿Tal Afar? Y quizás otras ciudades en el futuro, y en el sur. La resistencia no se limita a Faluya".
Edward Wong informó desde Baghdad; Eric Schmitt desde Washington. Thom Shanker contribuyó dese Washington, y James Glanz y un empleado iraquí del New York Times desde Baghdad.
10 de noviembre de 2004
©new york times
©traducción mQh
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