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don quijote habla con el lector


Obra fundadora de la literatura moderna, Don Quijote, de cuya primera publicación se cumplen 400 años el 16 de enero, es un clásico entre los clásicos porque su universalidad hace que siga siendo una obra actual, que siga dialogando con el lector del siglo XXI.

París, Francia. Los especialistas son unánimes: si se excluye la Biblia, no hay libro que tenga más presencia en la vida de todos los días.
Para todo el mundo, en todos los idiomas, "el Quijote evoca algo y se recuerda alguno de sus episodios, como el de los molinos de viento". Y todo el mundo entiende lo que significa comportarse de manera quijotesca o ser un Sancho Panza o la Dulcinea de alguien, dice en entrevista con la AFP Agustín Redondo, catedrático emérito de la Universidad de París y presidente de la asociación internacional de hispanistas.
Aún más ¿Quién tiene una estatuilla con la imagen de Edipo, un cenicero con la de Orlando el Furioso o una jabonera con la de Lady Macbeth? ¿Alguien ha visto a Ana Karenina en azulejos de baño, o sujetapapeles con los hermanos Karamazov?
"¿Cuántas de estas figuras de la literatura reconoceríamos a primera vista sin que nos dijeran de quién se trata?", plantea José Manuel Martín Morán, profesor de la Universidad de Piamonte en Milán, que participó esta semana en París en un coloquio sobre la obra de Miguel de Cervantes.
A Don Quijote se lo puede ver en todo tipo de objetos y se lo identifica inmediatamente.
¿Cómo se explica esa universalidad, esa presencia en la imaginería popular y el hecho de que El Quijote sigue siendo uno de los libros más leídos del mundo?
"El Quijote es hoy un texto con el cual todos podemos dialogar. Un texto escrito en el siglo XVII, pero que contesta a una serie de preocupaciones de la época actual, que se amolda a los códigos culturales que nosotros tenemos", responde Redondo.
Están en él problemas de total actualidad, como "la lectura y la censura, lo que significa el buen gobierno y la justicia y la cuestión de la alteridad y la convivencia", problema candente en nuestros países de fuerte inmigración.
Don Quijote es la primera novela moderna "porque rompe con todos los cánones y es al mismo tiempo un crisol en el que todos los géneros anteriores vienen a remodelarse, es un proceso muy complejo de intertextualidad", explica Redondo.
En la literatura actual, su influencia sigue siendo grande. En toda la literatura latinoamericana, de Gabriel García Márquez a Carlos Fuentes, pasando por Augusto Roa Bastos. En la literatura española, basta citar a Francisco Ayala. "Son casos llamativos de compenetración con la obra de Cervantes", dice Redondo.
Pero no sólo en el mundo hispánico.
"En la literatura francesa, alguien que ha hecho una lectura muy profunda del Quijote es Gustave Flauvert ¿Qué es Madame Bovary? Es una especie de Quijote femenino, vive, transporta a la realidad, lo que los libros le proporcionan. Claro que no lucha de la misma manera pero, como en la obra de Cervantes, se trata de la proyección de la literatura en la vida, y eso es lo que le da la fuerza vital para poder ir más allá", sostiene.
Y es que El Quijote abre nuevas perspectivas literarias, el problema de autoría y las relaciones entre literatura y vida se plantean en él de otra manera. Hay además una autonomía de los personajes que se salen de su propio marco para juzgar sus propias aventuras.
"Es un texto en el cual se mezclan la literatura y la vida, y que permite ir más alla de lo que son nuestras contigencias habituales cotidianas, lanzando la imaginación hacia otros dominios y liberándonos de todo lo que nos impone la vida real. Permite soñar. Soñar con otra vida, con otras posibilidades, con otros mundos, ver la realidad de otra manera, plantearse un sinfín de problemas: ¿Qué es lo que nos empuja, lo que nos hace ir adelante, cómo se pueden compaginar la libertad, la justicia, lo que llamamos los ideales?", explica el cervantista francés.
Don Quijote y Sancho Panza constituyen un complejo mítico que va mucho más allá de España y de Europa, que es universal y atemporal.
Sus imágenes remiten a la esencia humana. Cada uno de nosotros tiene algo de Sancho Panza, práctico y prosaico, pero también cada uno de nosotros proyecta en la imagen del Ingenioso Hidalgo esa parte de imaginación, de ideal, de utopía o de sueño, sin la cual la vida sería imposible.

15 de enero de 2005
©mi punto

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