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murió christopher logue


Poeta y dramaturgo célebre por su versión de ´La Ilíada´ de Homero.


[George Ramsden] Christopher Logue –llamado también ocasionalmente ´Homero´ Logue por sus extraordinarias versiones de ´La Ilíada´- dejó su impronta por primera vez a fines de los años cincuenta. Inventó el poema-cartel y grabó ´Red Bird´, el más famoso disco de jazz y poesía británica, escribió letras de canciones para la cantante Annie Ross en el Establishment Club y dos guiones para el director Lindsay Anderson en el Royal Court Theatre. Editó ´True Stories´ para Private Eye, que se publicaron continuamente durante casi treinta años, y ´Pseuds Corner´. También escribió el guión para ´El Mesías salvaje´ [Savage Messiah], de Ken Russell y actuó en dos de sus películas (incluyendo al cardenal Richelieu en ´Los demonios´ [The Devils].
Logue se destacaba cuando realizaba su propio trabajo. Cuando leía poesía en público –una práctica que introdujo y recomendaba como el modo más seguro de transmitir significación- su voz suave y ligeramente áspera cautivaba al público.
Christopher Logue era el hijo único de un oficinista encargado de los salarios en la oficina de correos. Estudió en internados católicos en su nativo Southsea y en Bath (Prior Park College, donde el poeta Peter Levi era uno de sus compañeros de clase), y en el Instituto Portsmouth. El instituto fue trasladado a Southbourne, cerca de Bournemouth, al estallar la guerra. En 1944 se enroló en el 4o Batallón de la Black Watch y fue enviado a Oriente Medio, pero en Palestina tuvo problemas por hurtar cartillas de racionamiento y pasó algunos meses en una cárcel militar.
Tras la muerte de su padre en 1951, Logue se fue a vivir a París y se quedó allá durante cuatro años. Trabó amistad con Alexander Trocchi, el decadente poeta, novelista y editor de la revista literaria Merlin (bautizada así por Logue, que en esa época tenía un gran interés en la heráldica medieval). Maurice Girodias, de Olympia Press, le encargó una novela pornográfica, ´Lust´, que fue publicada con el seudónimo de Conde Palmiro Vicarion.
Desanimado en Roma, donde había solicitado un trabajo que no existía, se topó con el poeta escocés WS Graham, el que le aconsejó que un poeta sin un libro no era un poeta en absoluto. Completamente abatido en Perpignan , se apareció por ahí milagrosamente Trocchi y, tras desviar su atención del suicidio, lo condujo de regreso a París. El primer libro de poemas de Logue, ´Wand and Quadrant´, fue publicado por Olympia Press en 1953. Le envió un ejemplar a Ezra Pound, que le contestó: “No está mal. Puedo leer bastante de su libro”.
De regreso en Londres llegaría a publicar muchos pequeños libros de poesía, publicados a menudo por editoriales privadas y distribuidos por su amigo Bernard Stone, de la Librería Turret en Kensington antes de que aparecieran en antologías: ´Songs´ (1959), ´New Numbers´ (1969) y ´Ode to the Dodo´ (1981). Faber and Faber publicaron sus ´ Selected Poems´ (1996) y ´Prince Charming; a Memoir´ (1999), libro que es despiadadamente honesto acerca de sus defectos y del aprecio que sentía por sus amigos.
Le agradaba trabajar sobre materiales de otros, y era feliz cuando tenía un guía. Tuvo éxito con los poemas de amor de Pablo Neruda y con Brecht. Se embarcó en sus versiones de Homero en 1959, las que le fueron encargadas por Donald Carne-Ross, de la BBC. Al principio, sin saber nada de griego, estudió las versiones literales de Carne-Ross del texto de ´La Ilíada´ y otras traducciones más antiguas. Se aprendió la trama de memoria, seleccionó los episodios clave y escribió su propia versión en verso.
La intención era convertir en asequibles “inmediatamente” los clásicos antiguos al lector moderno. ´Patrocleia´ apareció en 1962 y fue seguida por ´War Music´, ´Cold Calls´, ´Kings´, ´The Husbands´ y ´All Day Permanent Red´. Vívidos incidentes, colorido, seguridad lingüística, energía y frescor son la tónica. ´War Music´ (1981) obtuvo el primer Premio Wilfred Owen a la poesía sobre la guerra. Logue a menudo dramatizaba su Homero con el actor Alan Howard y grabó toda su obra con sus ´Selected Poems´ en un elegante set de siete CDs, ´Audiologue´ (2001).
Aunque adoraba los libros –“portables, duraderos, baratos, una maravilla tecnológica que no necesita más intermediarios que las gafas”- y le interesaban todas las fases de la producción de libros, a Logue le encantaba recurrir a otros formatos: tazas, posavasos, camisetas, espejos, o la Tele. Uno de sus poemas más populares, ´Come to the Edge´, está realizado en tres dimensiones en concreto en un jardín visible a los excursionistas del Lake District. También fue escrito en filigrana en el forro de seda de la toga de Mary McAleese para su investidura como presidente de la República de Irlanda. Más conspicuamente sus poemas aparecieron en carteles en los años sesenta. Se vendían en la tienda Gear, en Carnaby Street. En un caso, el momento decisivo para los clientes indecisos ocurría cuando llegaban a los versos: “Votaré por el partido laborista porque si no lo hago / se me van a caer las bolas”. De este cartel se vendieron diez mil ejemplares a cinco dólares cada uno.
Poeta ´comprometido´ toda la vida, Logue marchó con una pancarta en la Campaña por el Desarme Nuclear en Aldermaston. En 1961, como uno de los Comité de los Cien de Bertrand Russell que se negó a negociar para mantener la paz (vale decir, no participar en manifestaciones), fue sentenciado a dos meses de cárcel. A menudo se mostraba agitado por algún acontecimiento político mundial. Su padre, cansado de sus “disparatadas chácharas políticas” lo hacía callar o lo mandaba a su cuarto.
Lindsay Anderson observó que la fuerza y claridad del discurso de Logue (y lo mismo era válido en su caligrafía) eran engañosas. Al final de su libro de memorias Logue admite: “Creo que mis opiniones sobre casi todo, excepto cuando se trata de poemas, mi tema número uno, no tiene mucho valor”.
De un metro 73, justo algo más alto que Napoleón –sobre el que reunió una enorme colección de libros-, Logue parecía un pirata, tras quedar ciego de un ojo cuando se golpeó con una rama haciendo ejercicios con la Black Watch. Se pavoneaba, hablaba hasta por los codos (o colapsaba en prolongados silencios) y reía ruidosamente.
Cuando Louis MacNeice, un admirador de ´War Music´ escribió: “Me gustaría conocer a un poeta físicamente apto, que le guste hablar, que lea los diarios, que se sea capaz de sentir piedad y de reír, que sepa de economía, que aprecie a las mujeres, que viva alguna relación personal, que esté activamente interesado en política…”, uno piensa inevitablemente en MacNeice mismo. Pero Christopher Logue también era de ese tipo de poeta.
John Christopher Logue, escritor y actor, nació en Southsea, Hampshire, el 23 de noviembre de 1926. Se casó con Rosemary Hill en 1985. Murió el 2 de diciembre de 2011.
14 de diciembre de 2011
6 de diciembre de 2011
©independent


murió christa wolf


Escribió sobre las dos Alemanias. Polémica autora, a menudo se sospechó de sus lealtades políticas.
[David Binder y Bruce Weber] Murió el jueves en Berlín la renombrada escritora de la ex Alemania del Este, Christa Wolf, cuyas novelas, cuentos y ensayos exploraron el peso de la historia sobre individuos corrientes, especial y polémicamente incluyendo sus propios desvelos con el legado del nazismo y la vida en una sociedad comunista. Tenía 82 años.
Su deceso fue anunciado por la editorial Suhrkamp, que no reveló la causa.
Wolf, que creció en Alemania durante el régimen nazi, llevó una vida llena de angustias filosóficas, las que se revelaron en su obra. En novelas como ‘El cielo dividido’ [Divided Heaven], ‘Reflexiones sobre Christa T.’ [The Quest for Christa T.], ‘Cassandra’ y ‘Muestra de infancia’ [A Model Childhood], escribió sobre personajes, por lo general mujeres, cuyas vidas diarias fueron profundamente influidas por los sistemas políticos de sus épocas.
Fuertemente autobiográficos y gravemente moralistas, sus libros fueron ampliamente leídos tanto en Alemania Federal como en Alemania Democrática, y con los años llegó a ser respetada como una especie de conciencia pública de un pueblo dividido durante largo tiempo. Sin embargo, fue criticada por mostrarse insuficientemente indignada por la represión impuesta por el régimen en Alemania del Este y su reputación sufrió por su oposición a la disolución de la República Democrática Alemana, como era conocida Alemania del Este oficialmente, incluso en momentos en que se estaba derrumbando el muro de Berlín.
Otro golpe a su prestigio se produjo en 1993, con la revelación de que fue brevemente informante de la policía secreta de Alemania del Este a principios de los años sesenta.
Era difícil de clasificar: disidente leal, crítica del régimen, pero seguía creyendo en ideales socialistas. Argumentaba que de los alemanes de su generación se requería un "enfrentamiento intenso y radical" con el pasado nazi.
Creía que el comunismo proporcionaba los medios para que el país limpiara a su pueblo del residuo del fascismo, y siguió viviendo en Alemania del Este incluso cuando los aspectos represivos de la vida allá la desilusionaban cada vez más del sistema socialista.
"Nosotros en nuestra parte de Alemania enfrentamos incondicionalmente al fascismo alemán", dijo en 1989. "Hoy muchos de nosotros vemos que estamos en peligro de simplemente substituir una doctrina de salvación por otra".
En su obra, Wolf presentaba dramas de la vida cotidiana contra el trasfondo de fondos angustiantes como la guerra o la represión o, como en el caso de la novela ‘Accident/A Day’s News’, apocalipsis medioambiental. El libro cuenta la historia de una mujer que espera noticias sobre la operación al cerebro de su hermano el mismo día que se rompe el reactor nuclear de Chernobil.
Estudiaba temas de identidad individual, expresión artística y responsabilidad bajo gobiernos totalitarios. Tocaba el tema de la dominación masculina y los roles sociales de la mujer, la culpa nacional, el conformismo cultural y el significado de la memoria.
Su prosa, descrita por la novelista Mary Gordon como "extremadamente densa; su estructura es una red de asociaciones intrincadamente conectadas" era sin embargo capaz de expresar emoción.
‘Christa T.’, por ejemplo, gira sobre una joven y corriente esposa y su madre que sienten repulsión por el hueco materialismo de Berlín Occidental, pero más tarde se atrofian y enajenan en el árido colectivismo de la República Democrática Alemana.
En un temprano pasaje de la novela, el narrador, un amigo de la universidad, empieza una búsqueda de la significación en la vida de su amigo después de que Christa muriera de leucemia:

"Está desapareciendo. No tiene oídos para oír quejas; no tiene ojos para ver las lágrima; no tiene boca con la que responder reproches. Las quejas, las lágrimas y los reproches todavía los tenemos, y son inútiles. Finalmente se nos muestra la puerta y tratamos de consolarnos en el olvido que la gente llama memoria".

El libro fue criticado por el Partido Comunista como "un intento pesimista de remplazar a Marx por Freud" y publicó sólo una edición limitada en Alemania del Este antes de su publicación en Alemania Occidental. Con esto Wolf cayó en desgracia. Su libro previo, ‘El cielo dividido’, sobre una familia escindida por la división de Alemania, ganó un premio nacional.
Su trabajo en los años setenta y ochenta le ganaron la reputación de una disidente sutil pero confirmada, que utilizó su fama y la libertad que viene con esta para trabajar dentro del sistema. Además de ‘Accident/A Day’s News’, entre sus libros de aquellas décadas se encuentran ‘Muestra de infancia’ (también conocido como ‘Patterns of Childhood’), una versión de cómo adoctrinaban los nazis a los niños; ‘Cassandra’, una historia de las Guerras Troyanas vistas a través de los ojos de una profetiza condenada; y ‘En ningún lugar’ [No Place on Earth], una meditación sobre la libertad artística ambientada en el siglo diecinueve.
Después de la caída del Muro de Berlín en 1989, sin embargo, sus credenciales como disidente fueron puestas en duda. Fue una de las intelectuales alemanas que argumentó a favor de la perpetuación de la República Democrática Alemana -fue atacada como "poetisa del estado"- y en 1993, cuando se publicaron los archivos secretos de la policía, conocida como Stasi, se supo que entre 1959 y 1962 Wolf había sido una colaboradora informal -hablando con la Stasi sobre otros escritores y sus tendencias "burguesas" o "inestables".
Para adelantarse a la publicación de la información, confesó ella misma, escribiendo en un artículo en un diario que no tenía "ninguna esperanza" de aclarar a la opinión pública lo que era su vida en esa época.

Christa Margarete Ihlenfeld nació el 18 de marzo de 1929 en Landsberg, una ciudad silesiana que fue rebautizada como Gorzow cuando fue incorporada en Polonia después de la Segunda Guerra Mundial. Su padre, Otto Ihlenfeld, un tendero de abarrotes que había sido social demócrata antes de que Hitler subiera al poder, se unió al Partido Nazi. Ella misma fue miembro de la versión femenina de la Juventud Hitleriana.
Después de la guerra, la familia fue expulsada de su casa. En ‘Muestra de infancia’, Wolf describió su vida como refugiada, durmiendo a la intemperie o en áticos o siendo rescatada de ese destino por comunistas rusos y alemanes que se habían apoderado de Alemania del Este.
Se incorporó al Partido de Unidad Socialista en 1949 y estudió literatura alemana en universidades en Jena y en Leipzig.
Entre los ataques en su contra en los años noventa, Wolf se retiró y guardó silencio, el que mantuvo durante casi tres años. Pasó más de un año en California, donde el Centro Getty para la Historia del Arte y las Humanidades le otorgó una beca que resultó en su libro ‘Medea’, una defensa feminista de la protagonista de Eurípides.
Se casó con el escritor Gerhard Wolf, con el que tuvo dos hijas, Annette y Katrin.
‘What Remains’, una novela breve escrita a fines de los años setenta, lleva la crónica de un día pasado por la novelista bajo la vigilancia de la Stasi. Wolf no publicó el libro sino en 1989, y fue criticada por la tardanza, esperando hasta que el estado comunista estuviera claramente tambaleando, dijeron sus detractores, antes que publicarlos cuando habría sido un acto de disidencia.
Sin embargo, en 1994 vivió una suerte de renacimiento y cuando dio su primera lectura pública desde la caída del Muro de Berlín, en una atiborrada Casa de la Ópera Semper en Dresden, mencionó el título de la polémica novela. El tema de su charla era la identidad nacional. Los alemanes comparten tres preguntas:
"¿Qué fue qué? ¿Qué es lo que queda? ¿Qué ocurrirá?"
7 de diciembre de 2011
1 de diciembre de 2011
©new york times
cc traducción c. lísperguer

murió anne mccaffrey


Escritora de literatura de fantasía. Autora de dos docenas de novelas de ‘Dragonriders of Pern’.
Murió en Irlanda la escritora de ficción de fantasía Anne McCaffrey, cuya visión de una alianza interestelar entre humanos y dragones engendró dos docenas de novelas de ‘Dragonriders of Pern’. Tenía 85 años.
Su editor, Random House, informó que McCaffrey murió a causa de un derrame el lunes en su casa en el campo al sur de Dublín, su hogar en las últimas cuatro décadas. Bautizó su casa, que diseñó ella misma, Dragonhold.
McCaffrey se interesó en el mundo de la literatura de ciencia ficción (generalmente dominado por los hombres) después de probar como cantante y actriz aficionada.
"Siempre he usado la emoción para escribir", dijo McCaffrey a la revista de ciencia ficción Locus en una entrevista en 2004. "La cosa es la emoción -si es visiblemente sentida por el escritor- que estará presente en todos los procesos que implica publicar un cuento y todavía impactar al lector. Pero tienes que quererlo realmente".
Fue la primera mujer en ganar los dos más importantes premios en literatura de ciencia ficción, el Hugo y el Nebula, en 1968 y 1969 respectivamente, después de la publicación de sus primeras dos novelas cortas ambientadas en el planeta imaginario de Pern.

McCaffrey nació en Cambridge, Massachusetts, el 1 de abril de 1926 y egresó del Radcliffe College en 1947. Se mudó a Irlanda en 1970 después de pedir el divorcio del que fue su marido durante veinte años. Tenía lazos ancestrales con Irlanda, que recién había iniciado un programa único para seducir a novelistas a vivir allá sin pagar impuestos a la renta.
Su popularidad surgió con la publicación en 1978 de ‘The White Dragon’, con la que completó la trilogía original empezada a fines de los años sesenta. Fue su única novela en llegar a la lista de éxitos de ventas del New York Times.
Pero mantuvo un ritmo prolífico, escribiendo veintiuna novelas más ambientadas en Pern en varios periodos de su historia imaginaria.
Durante la última década, a medida que se deterioraba su salud, colaboró cada vez más con su hijo Todd, con el que escribió cinco de las novelas Pern y escribió otras tres de su propia pluma. La novela 23, ‘Dragon’s Time’, fue publicada en junio y madre e hijo compartieron los créditos. La novela 24, ‘Sky Dragons’, debe aparecer el próximo año.
Le sobreviven dos hijos y una hija.
27 de noviembre de 2011
25 de noviembre de 2011
©los angeles times
cc traducción c. lísperguer

murió piri thomas


Escritor latino.
[Elaine Woo] Murió Piri Thomas, cuyo libro de memorias de 1967, ‘Por estas calles bravas’ [Down These Mean Streets],  contó su ruda infancia en El Barrio (el Harlem Español) y sus años como delincuente que le siguieron. Tenía 83 años.
Para Piri Thomas, como latino de piel oscura en los años treinta, Nueva York estaba lejos de ser el mejor de los mundos. Sus hermanos tenían la piel clara, como su madre portorriqueña, pero él salió a su padre, un negro cubano cuyos perturbados sentimientos sobre la raza dejó cicatrices en ambos. Thomas se hizo pandillero y se metió en el mundo de las drogas, disparó contra un agente de policía durante un asalto y terminó en prisión para cumplir una pena de siete años.
Emergió de prisión como escritor, cuyo viaje de auto-descubrimiento le reportó una permanente reputación como el autor de un clásico de la adolescencia, ‘Por estas calles bravas’. Las memorias de 1967, comparadas a menudo con ‘Los hombres de la tierra prometida’ [Manchild in the Promised Land] y ‘La autobiografía de Malcolm X’ [The Autobiography of Malcolm X], de Claude Brown, siguen siendo reeditadas y son ampliamente leídas en las escuelas como un logro estilístico y testamento del espíritu humano.
Thomas, que murió el lunes de neumonía en su casa en la Bay Area de El Cerrito, influyó en generaciones más jóvenes de escritores latinos, tales como el novelista dominicano-estadounidense Junot Díaz, cuya ‘La breve y maravillosa vida de Óscar Wao’ [The Brief Wondrous Life of Oscar Wao] ganó el Premio Pulitzer de narrativa de 2008.
"Thomas fue una de mis influencias más importantes", dijo Díaz al Times en un email. "Fue el primer escritor caribeño que conocí que incluía la experiencia latina en Estados Unidos en el encuentro con la cultura estadounidense que incluía tanto la supremacía blanca como la experiencia afroamericana.
"Era brillante como escritor de memorias, y pocos podían igualar su lirismo o su demoledora y transparente honestidad".
Thomas fue pionero de la literatura ‘nuyoricana’, la poesía y prosa producida tras la masiva inmigración de portorriqueños en Nueva York en los años cincuenta.
"Estaba a la vanguardia de los logros literarios portorriqueños en Estados Unidos, junto con Esmeralda Santiago, Miguel Algarin, Pedro Pietri y Jesús Colón", dijo Daniel Gallant, director ejecutivo del Nuyorican Poets Cafe, una organización de artistas de Nueva York que Thomas ayudó a fundar en 1973. "Su trabajo ayudó a abrir las puertas de los mundos editorial y académico a numerosos autores latinos, y ayudó a abrir los ojos de lectores estadounidenses a las a veces crudas realidades de la vida nuyoricana en los años sesenta y posteriores".
Aunque mejor conocido por sus memorias, Thomas era también un poeta que brindaba exuberantes lecturas de sus trabajos en ciudades universitarias y en cárceles, donde ayudaba en talleres literarios y compartía con los reos las duras lecciones que le había dado la vida.
Cuando ingresó en la cárcel de Sing Sing, "descubrí que la cárcel más cruel es tu propia mente", dijo Thomas al diario Alameda Times-Star en 2004. "Empecé a encontrar mi libertad a través de la escritura... Recogí los sonidos de las calles donde crecí, los sonidos de mi corazón, plasmándolas en las páginas".

Hijo primogénito de los siete hijos de Dolores Montánez y Juan Tomás de la Cruz, nació como Juan Pedro Tomas en East Harlem (el Harlem Español) el 30 de septiembre de 1928. Su nombre fue más tarde traducido al inglés como John Peter Thomas. Su madre lo llamaba Piri.
Durante su juventud vivió la Depresión y el racismo, que tuvo que sufrir no solamente en el mundo exterior, sino también en casa con su padre, que favorecía a sus hijos de piel más clara. Cuando la familia se mudó a Long Island, los tormentos de Thomas empeoraron. Sus hermanos pasaban por blancos, pero él era "un grano de café en un mar de leche".
Enrabiado y confundido, abandonó la escuela y volvió a Harlem, donde vivió en la calle. Tenía quince años cuando su madre murió de cáncer. A los dieciséis se enroló en la Marina Mercante. A los veinte se agarró a tiros con la policía durante un asalto y terminó en la cárcel de Sing Sing.
En ese solitario y desolado lugar, recordó la "sabiduría" de su madre, una mujer espiritual que lo había alentado a quererse a sí mismo y a hacer el bien en el mundo. "Mami decía que nosotros tenemos todos los poderes", recordó en la entrevista en el Alameda Times-Star. "Uno es oscuro, el otro luminoso, y debemos escoger".
Decidió mejorar su mente. Terminó la secundaria con un grado de equivalencia. Era un ávido lector -leyó la Biblia, el Corán, a Confucio, Nietszche, Edgar Allan Poe, Ralph Ellison. Y reflexionó sobre los traumas y tragedias de su vida.
Cuando recuperó su libertad en 1956, había terminado un manuscrito que no fue a ninguna parte durante el periodo en que luchó por rehabilitarse, trabajando en todo tipo de oficios y criando a una familia.
Casado tres veces, le sobreviven su esposa, Suzanne Dod Thomas, dos hijos, cuatro hijas, siete nietos y dos biznietos.
Finalmente tuvo éxito ayudando en la rehabilitación de drogadictos y ex presidiarios, lo que llamó la atención de un editor de Knopf. Corrió a casa a recuperar su manuscrito sólo para descubrir que había sido arrojado a la basura e incinerado.
Pasó los siguientes cinco años de su vida reconstruyendo su libro. En 1967, sus esfuerzos fueron recompensados con elogiosas reseñas. "Piri Thomas le grita al mundo que pasó sobre él", escribió el sociólogo Lewis Yablonsky en Los Angeles Times, "y los sonidos son claros, nítidos y vale la pena oírlos".
Thomas también escribió dos novelas, ‘Savior, Savior, Hold My Hand’ (1972) y ‘Seven Long Times’ (1974), y una antología de cuentos, ‘Stories from El Barrio’ (1980). Fue tópico de dos películas, incluyendo el documental de PBS, ‘Every Child Is Born a Poet’.
Tras mudarse a la Bay Area en 1983, Thomas siguió dictando charlas sobre sus poemas, a veces con acompañamiento musical.
En las escuelas, centros de detención de delincuentes juveniles y cárceles, pregonaba la creación para superar la violencia y la alienación. Las palabras, decía a menudo, "pueden ser mariposas o balas" y cuando recitaba sus textos, hacía revolotear sus dedos en el aire.
6 de noviembre de 2011
23 de octubre de 2011
©los angeles times
cc traducción c. lísperguer

murió josé miguel varas


A los 83 años muere el escritor, periodista y locutor radial José Miguel Varas. Quien fuera Premio Nacional de Literatura, director del diario El Siglo, jefe de prensa de TVN y voz de Radio Moscú, entre muchas otras actividades, falleció en su casa en Ñuñoa.
Santiago, Chile. El destacado escritor, periodista y locutor radial José Miguel Varas, quien obtuviera el Premio Nacional de Literatura el año 2006, falleció a la edad de 83 años en su residencia en Ñuñoa, según confirmaron sus familiares a La Tercera.
Varas nació el 12 de marzo de 1928 en Santiago y era hijo del militar y también escritor José Miguel Varas Calvo y de Elvira Morel Hesketh.
Ya desde los 13 años comenzó a destacar como un precoz cuentista gracias a la versatilidad de su pluma, la que pulió durante sus estudios en el Instituto Nacional.
Posteriormente cursaría sus estudios superiores en la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile, donde sólo estuvo dos años, y el Instituto Pedagógico, donde fue alumno libre en las asignaturas de Literatura y Filosofía.
Su pasión, no obstante, ya estaba en la radio, donde trabajaba por las noches y en las no tardaría en convertirse en un locutor destacado tanto en Santiago como en Punta Arenas.
En ese medio desarrollaría su veta periodística, llegando a convertirse en director del diario comunista El Siglo en 1961. Para entonces, ya era un reconocido militante de ese partido.
Hacia 1967 vuelve a la radio, esta vez a la Radio Magallanes, aunque en 1971, con Salvador Allende en la presidencia, es nombrado jefe de prensa de Televisión Nacional.
Tras el 11 de septiembre de 1973, Varas partió a la Unión Soviética y se convirtió en una de las voces más destacadas de Radio Moscú en el programa ‘Escucha Chile’.
Regresaría finalmente del exilio con el retorno de la democracia, retomando en Chile su prolífica obra literaria, que comenzó en 1946 con ‘Cahuín’, un libro que publicó cuando sólo tenía 18 años y que le valió inmediatas críticas positivas.
Varas se paseó, como escritor, por una serie de géneros, desde los cuentos, las novelas y las crónicas periodísticas, destacando obras como ‘Historias de risas y lágrimas’, ‘Las pantuflas de Stalin’, ‘La novela de Galvarino y Elena’, ‘Nerudario’, ‘Neruda clandestino’ o ‘Los sueños del pintor’.
Por todo esto fue destacado como Premio Nacional de Literatura el año 2006.
27 de septiembre de 2011
24 de septiembre de 2011
©la tercera

murió michael stern hart


Pionero del e-book. Empezó el Proyecto Gutenberg para hacer disponibles libros a través del ordenador mucho antes de la propagación de internet.
[Elaine Woo] Murió Michael Stern Hart, el corpulento rebelde cuya visión de una sociedad instruida lo condujo a introducir el libro electrónico décadas antes de la difusión de la Internet. Tenía 64 años.
Fundador de la biblioteca online Proyecto Gutenberg, Hart había estado mal de salud y fue encontrado muerto en su casa en Urbana, Illinois, dijo el director ejecutivo de Proyecto Gutenberg, Gregory B. Newby. Una autopsia determinará la causa de su muerte.
Hart cursaba el primer año en la Universidad de Illinois en 1971 cuando le dieron acceso gratuito al enorme ordenador central del campus. No tuvo claro cómo usar el valioso tiempo en el ordenador sino cuando le llegó la inspiración bajo la forma de una reproducción de la Declaración de Independencia que le habían metido en su bolsa de las compras como parte de una promoción del Cuatro de Julio.
Tecleó el histórico texto en el sistema del ordenador, que enlazaba a cien usuarios en importantes instituciones como Harvard, UCLA y el ministerio de Defensa. Fue descargado por seis miembros de esta red pre-Internet, lo que fue suficiente para estimular a Hart a que continuara.
Transmitió la Declaración de Derechos, la Constitución, la Biblia y las obras de Shakespeare. Cuarenta años después, el Proyecto Gutenberg, bautizado así en homenaje al inventor de la imprenta, es una de las colecciones de literatura online más antiguas, ofreciendo más de 33 mil libros gratuitos en sesenta idiomas. La inmensa mayoría son de dominio público, y todos son digitalizados por voluntarios repartidos en todo el planeta.
Hart era "un ferviente tecnólogo y futurista", dijo Newby, un informático de la Universidad de Alaska. Mucho antes de la invención del ordenador personal y los lectores electrónicos, "predijo que la información contenida en libros y otros medios nos rodearían y estarían asequibles gratuitamente."
Otros lo compararon con pioneros de la edición, como Barney Rosset, paladín de la libertad intelectual a través de Grove Press, que publicaba a autores controvertidos, como D.H. Lawrence y Henry Miller. "Barney Rosset, el legendario fundador de Grove Press, era para el libro impreso lo que Michael Hart para el libro digital: animado por una incansable visión, idiosincrásico pero inmensamente capaz", dijo el editor independiente Richard E. Nash, por email el jueves.
Hart, el "hippie cyber" como se describía a sí mismo, nació en Tacoma, Washington, el 8 de marzo de 1947. Su padre era un académico de Shakespeare; su madre, matemática. Antes de estudiar en la universidad, fue músico callejero en San Francisco y sirvió un periodo en el ejército. Estudió brevemente en el Dartmouth College antes de matricularse en la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign en 1971. Un escandaloso estudiante que disfrutaba de retar a sus profesores, se graduó en dos años con las notas más altas.
Para sobrevivir y financiar el Proyecto Gutenberg, trabajó en una variedad de empleos, incluyendo la instalación y reparación de estéreos hi-fi. Su entusiasmo por el futuro de la edición electrónica le granjeó un nombramiento ad honorem en el Illinois Benedictine College, lo que le otorga prestancia para solicitar donaciones para su proyecto literario.
De acuerdo a Newby, que describió a Hart en un tributo online como "extremadamente frugal."
"Se recetaba medicinas caseras antes que visitar un doctor. Reparaba él mismo su casa y su coche. Construyó muchos ordenadores, estéreos y otros equipos, a menudo de componentes desechados", escribió Newby.
También fue un habilidoso buitre de ventas de garaje, cuya casa, de acuerdo a un amigo, era "un cruce entre museo y vertedero."
Casado brevemente, le sobreviven su madre, Alice, y su hermano Bennett.

El Proyecto Gutenberg creció lentamente durante sus primeros dieciocho años. Para agosto de 1989 había completado su décimo e-libro, la traducción de King James, de la Biblia. Algunos años después, subió ‘Alicia en el país de las maravillas’, de Lewis Carrol, que produjo una epifanía. Estaba hablando por teléfono con un amigo cuando su hijo de once invitó a unos amigos a leer ‘Alice’ en el ordenador. Cuando trataron todos de sentarse en una silla frente al televisor, esta se rompió en pedazos y ellos cayeron todos al suelo -pero querían seguir leyendo.
Cuando Hary se enteró del incidente, "se hizo la luz en mi cabeza." Empezó a concentrarse en convertir textos literarios en e-libros, convencido de que el futuro de la literatura era electrónica. Desde ese día, "toda vez que alguien me debía un favor", recordó en un artículo en Forth Star-Telegram en 1996, "le pedía que me tipeara un ‘Hamlet.’"
La colección online creció exponencialmente en las siguientes dos décadas, satisfaciendo un creciente rango de preferencias de lectura. El e-libro más leído es ‘The Kama Sutra of Vatsyayana’, con más de veinticinco mil descargas. El Proyecto Gutenberg también edita sus colecciones en CDs y DVDs.
En 1998, la revista Wired incluyó a Hart en su ‘Wire 25’, una lista de personas de todo el mundo que estaban "activamente, incluso hiperactivamente, inventando el mañana."
Hart tenía críticos. Era a menudo menospreciado por académicos que se quejaban de sus errores tipográficos y otros en los libros del Proyecto Gutenberg. No era estimado en el mundo editorial tradicional, que a menudo lo atacaba por sacar provecho de las obras de escritores muertos. Rechazaba las leyes de derechos de autor de Estados Unidos, que mantenían las obras populares fuera del dominio público durante décadas después de la muerte de un autor.
Hart desechaba los ataques de sus críticos.
"No estoy haciendo esto para contentar a la comunidad académica", dijo al Chicago Tribune en 1999. Su objetivo era servir a las masas. "Soy un revolucionario de esta revolución neo-industrial. Es por eso que tienen problemas conmigo. ¿Cómo puede alguien molestarse porque la información sea libre?"
22 de septiembre de 2011
9 de septiembre de 2011
©los angeles times
cc traducción c. lísperguer

murió susan fromberg schaeffer


Escribió ‘Buffalo Afternoon’.
[Julia Keller] Murió el viernes en Chicago la poetisa y novelista Susan Fromberg Schaeffer, cuya elogiada novela ‘Buffalo Afternoon’, de 1989, examinaba la Guerra de Vietnam y sus prolongadas y complejas repercusiones en Estados Unidos. Tenía 71 años.
Fromberg Schaeffer, que trabajó como catedrática visitante en la Universidad de Chicago, sufrió hace dos años y medio un derrame que la obligó a jubilarse y nunca recuperó ni el habla ni la movilidad. Un segundo derrame la semana pasada fue la causa de su muerte, informó su marido, Neil Schaeffer.
La autora dijo una vez que había sido una "pesimista radical" -hasta que pasó varios años hablando con veteranos de Vietnam como parte de su investigación para escribir ‘Buffalo Afternoon.’ Esa experiencia, contó, la convirtió en una "optimista algo vacilante, aunque no inestable."

Fromberg Schaeffer nació en Brooklyn, Nueva York, en 1940, y estudió en la Universidad de Chicago. Se licenció por esa universidad en 1963, doctorándose en 1966.
En 1967 volvió a su ciudad natal para enseñar en el Brooklyn College, donde conoció al hombre que se convertiría en su marido, un colega del departamento de inglés. Neil Schaeffer es autor de ‘The Marquis de Sade: A Life’ (1999). Tienen dos hijos adultos.
En el Brooklyn College, Fromberg Schaeffer fue mentor de la poetisa afroamericana Sapphire, a la que alentó a escribir su primera novela. Esa novela fue la aclamada ‘Push’ (1996).
Fromberg Schaeffer volvió a la Universidad de Chicago en 2004 y trabajó como catedrática invitada en los departamentos de inglés y escritura creativa.
Aparte sus catorce novelas, entre las cuales ‘The Madness of a Seduced Woman’ (1984) y ‘Poison’ (2006), publicó seis libros de poesía, dos libros para niños y numerosas reseñas bibliográficas y ensayos críticos.
Fromberg Schaeffer provocó resistencia cuando emprendió su novela sobre la Guerra de Vietnam, que sería ‘Buffalo Afternoon’. Alguien dijo que un escritor que no había estado en la guerra -y que, además, era mujer- no podría describirla.
Como escribió Fromberg Schaeffer en un ensayo sobre la gestación de la novela, "todo el mundo creía que una mujer no la podía escribir, como si los hombres, de cierto modo, fueran seres extraños para los miembros del sexo opuesto."
La novela gira sobre Pete Bravado, un joven de una familia de inmigrantes italianos que es enviado a la guerra en Vietnam y luego debe aprender a vivir con lo que vio y sintió. El libro es lírico, pero también lacerante y visceral.
"Lo hizo y lo hizo bien y de algún modo logró estrujar toda la experiencia de Vietnam y convertirla en una narrativa épica", escribió Nicholas Proffitt en su reseña del libro para el New York Times.
Fromberg Schaeffer pasó años investigando para la novela, entrevistando a veteranos de guerra durante cientos de horas.
Su investigación para otras novelas fue igualmente escrupulosa y meticulosa. Se sumergía en la vida de otros, en periodos históricos -‘Anya’ (1974) gira sobre una víctima polaca del Holocausto, y ‘The Snow Fox’ (2004) explora la vida de los amantes en el Japón medieval- y luego, una vez digeridas la información y la emoción, escribía en largas y frenéticas sesiones, recordó su marido.
La autora no era sentimental sobre su profesión, y llegó a escribir una vez, en un ensayo: "Probablemente los escritores deberían olvidar lo que es escribir la última novela, y la penúltima, y la antepenúltima; si no, deberíamos dedicarnos a la fontanería. Debe ser agradable ser fontanero. Todo el mundo se alegra de verte y nadie reseña tu trabajo."
7 de septiembre de 2011
1 de septiembre de 2011
©chicago tribune
vía los angeles times
cc traducción c. lísperguer

día de la historieta argentina


Hoy se celebra el día de la historieta argentina. La iniciativa nació en 2005 y cuatro años más tarde se oficializó mediante una ley nacional. La fecha se eligió porque es el día de 1957 en que salió a la calle el primer número de Hora Cero, de Editorial Frontera, donde aparecía El Eternauta.
Argentina. Si hubiera que ponerle rostros al sexto Día de la Historieta Argentina, seguramente aparecerían los de Francisco Solano López y Carlos Trillo, dos emblemas del noveno arte local que este año dijeron adiós. Pero, más allá de las pérdidas humanas, sus partidas dejan la puerta abierta al surgimiento de nuevas estéticas y formas de contar. Esas que, en parte, reflejan las páginas de la nueva Fierro –que publica Página/12–, en las contratapas de los periódicos nacionales y hasta en las redes sociales. La historieta producida en territorio nacional está en pie y tiene mucho para dar. Es que, entre los campos en los que se pone en evidencia la recuperación cultural que atraviesa la Argentina en los últimos ocho años, sin duda hay que mencionar al de la historieta. El afianzamiento de la identidad nacional que hoy es moneda sucede también en las viñetas.
Lejos quedaron los sombríos ’90: las ofertas de comics extranjeros habían copado el mercado a causa de la paridad cambiaria y los autores no tuvieron más remedio que autoeditarse (sucedió el llamado "Boom del fanzine") y terminaron encerrándose en un circuito de comiquerías para no morir ante lo que venía de afuera. Si antes no podían competir contra los precios de las historietas foráneas, ahora es tiempo de salir a la calle. Y el Día de la Historieta es símbolo de los tiempos que corren. Nació en 2005, de la cabeza de un grupo de autores, editores, lectores y críticos –nucleados luego en la Comisión Día H– que buscaban una excusa para homenajear este lenguaje gráfico. ¿Y por qué el 4 de septiembre? Porque necesitaban una fecha emblemática y, entre otras propuestas, ganó el día (de 1957) en que salió a la calle el primer número de Hora Cero, de Editorial Frontera, que contenía una obra que marcaría definitivamente la historieta nacional: El Eternauta, del guionista desaparecido Héctor Germán Oesterheld y el recientemente fallecido dibujante Francisco Solano López.
Alejandra Márquez, quien formó parte de ese grupo que ideó el Día H, le explica a Página/12: "Barajamos muchas fechas hasta llegar a la que quedó. Pero pensamos que El Eternauta logró algo que no lograban otros personajes de la historieta argentina. Hubo un antes y un después: en cuanto a la manera de contar, la manera de plantarse con la gente y esa idea del héroe colectivo. Sentimos que muchos se iban a sentir representados". Lo que renovó fue, según Márquez, "la expectativa de la gente por leer esa historieta". Es que en esa época todos los lectores esperaban ansiosos la salida de un nuevo capítulo del viajero del tiempo. "Como sucedió con Lost", compara. Hoy, esa obra es objeto de homenajes, como el que tuvo lugar el viernes en la Biblioteca Nacional. En lo formal, la idea del Día de la Historieta se oficializó primero en octubre de 2009 en la Legislatura porteña (con un proyecto impulsado por la diputada Diana Maffía) y más tarde fue constituida por ley en el Congreso de la Nación. Por eso, a lo largo y a lo ancho del país se sucederán los encuentros destinados a homenajear a este arte y a sus referentes.
Si bien en la actualidad los autores se ven casi imposibilitados de trabajar profesionalmente, como lo hacían en otras épocas quienes trabajaban "bajo órdenes" de editores, hubo un repunte del mercado editorial y nacieron revistas como Comic.ar y La Murciélaga. Aunque falta mucho por hacer, hay grandes editoriales que notaron su potencial y apuestan al mercado de la historieta (Sudamericana, Planeta, Clarín, Perfil, Página/12). Y también pequeñas, como es el novedoso caso de Llanto de Mudo, una editorial cordobesa que comenzó a copar un terreno abandonado en esa provincia. Según Diego Cortés, uno de los creadores del proyecto editorial, son tres los factores que incidieron en su crecimiento: "Por nuestro laburo ad honorem como editores, la ayuda de una distribuidora de comics que nos permite estar en todas las comiquerías del país, por los autores y la existencia de periodistas especializados en historieta, que hacen que lo que hacemos llegue a más gente". La difusión, entiende, es un factor fundamental. Aunque aún es escaso.
En el catálogo de Llanto de Mudo se encuentran Ordinario, de Gustavo Sala; El Señor y la Sra. Rispo, de Diego Parés, y Ruta 22, de Roberto Von Sprecher y Nacha Vollenweider. La diversidad, ante todo. "Tratamos de no buscar estilos ni estéticas, sino buenas historietas. Y la idea es nunca olvidarnos de que publicamos autores de Córdoba. O sea, podemos editar grandes autores como Parés, pero si vemos algo de acá que nos gusta mucho, lo vamos a editar sí o sí", apunta Cortés, quien comparte la editorial con Nicolás Brondo y Federico Massei. "La apuesta por la historieta es porque nosotros somos autores de historietas", confiesa el también guionista. "Al publicar nuestros libros, poco a poco pensamos en editar a otros. Al principio fueron un par de antologías, pero vimos que la forma de vender historieta de una forma más rentable era el libro autoconclusivo."
Sin duda, la reaparición de la revista Fierro trajo aires frescos y les dio un gran empujón a la historieta y a todos los vinculados con ella. Una larga lista de nuevos valores salieron de esas páginas: Lucas Varela, Salvador Sanz, Ignacio Minaverry, Fernando Calvi, Lucas Nine, Dante Ginebra, Federico Reggiani y Juan Sáenz Valiente, entre muchos otros. Entre ellos, también volvieron grandes como Carlos Trillo y Oscar Grillo. Lo novedoso de la Fierro fue que el lector se encontró con estéticas, temáticas y técnicas de lo más variadas. Humor, poesía, grotesco y absurdo son apenas algunas de las estéticas. Se trata de un rasgo de esta generación: crecieron sin un editor que les pidiera un estilo o contenido determinado. El dibujante Salvador Sanz destaca: "Todas las estéticas conviven en Fierro. Ese es un poco el espíritu de la revista: le da espacio a cosas muy diferentes. Es como un muestrario de muchas formas de hacer historieta".
"Que exista de nuevo Fierro mueve el avispero. Trajo un aire nuevo que al menos dio ganas de ver ‘qué onda’ con toda esta nueva generación de historietista. Y eso da cuenta de que la historieta sigue viva", repasa el joven guionista Luciano Saracino. "Fierro es lo visible, pero no es sólo una movida porteña: en todos lados está sucediendo algo. Es chico todavía, aún no salimos a la calle de manera masiva, pero se trata de un aire bueno. Por eso, que esta fecha exista (por el Día de la Historieta), no es poco. Porque se trata de una cultura popular. La historieta no era algo intelectual o bien vista cuando nació Hora Cero. Aunque la palabra ‘historieta’ suene a algo chiquito, haciéndola podemos hacer historia grande."
Aunque reconoce que aún no es una "revista masiva" como lo fue la primera versión, está seguro de que se trata de "algo grande". "Hoy, para llegar al mango hay que hacer otros laburos. Antes, los guionistas de historietas trabajaban de eso. Antes la gente leía historieta, ahora quienes las leemos somos los que la hacemos. Hay que construir un público", analiza el autor de ¡Hay que salvar a Tomate!, una novela gráfica para niños en compañía de Gerardo Baró. Por su parte, Sanz destaca: "Fierro recuperó el espacio en los kioscos que habíamos perdido. Y es una forma de que te traten como un profesional. Hay una demanda tan grande de guionista y dibujantes que esto se convierte en un pequeño espacio. Es un ejemplo de que puede hacer una revista de historieta y mantenerla en el tiempo".
[Producción: Sergio Sánchez.]
5 de septiembre de 2011
4 de septiembre de 2011
©página 12