murió michael stern hart
Pionero del e-book. Empezó el Proyecto Gutenberg para hacer disponibles libros a través del ordenador mucho antes de la propagación de internet.
[Elaine Woo] Murió Michael Stern Hart, el corpulento rebelde cuya visión de una sociedad instruida lo condujo a introducir el libro electrónico décadas antes de la difusión de la Internet. Tenía 64 años.
Fundador de la biblioteca online Proyecto Gutenberg, Hart había estado mal de salud y fue encontrado muerto en su casa en Urbana, Illinois, dijo el director ejecutivo de Proyecto Gutenberg, Gregory B. Newby. Una autopsia determinará la causa de su muerte.
Hart cursaba el primer año en la Universidad de Illinois en 1971 cuando le dieron acceso gratuito al enorme ordenador central del campus. No tuvo claro cómo usar el valioso tiempo en el ordenador sino cuando le llegó la inspiración bajo la forma de una reproducción de la Declaración de Independencia que le habían metido en su bolsa de las compras como parte de una promoción del Cuatro de Julio.
Tecleó el histórico texto en el sistema del ordenador, que enlazaba a cien usuarios en importantes instituciones como Harvard, UCLA y el ministerio de Defensa. Fue descargado por seis miembros de esta red pre-Internet, lo que fue suficiente para estimular a Hart a que continuara.
Transmitió la Declaración de Derechos, la Constitución, la Biblia y las obras de Shakespeare. Cuarenta años después, el Proyecto Gutenberg, bautizado así en homenaje al inventor de la imprenta, es una de las colecciones de literatura online más antiguas, ofreciendo más de 33 mil libros gratuitos en sesenta idiomas. La inmensa mayoría son de dominio público, y todos son digitalizados por voluntarios repartidos en todo el planeta.
Hart era "un ferviente tecnólogo y futurista", dijo Newby, un informático de la Universidad de Alaska. Mucho antes de la invención del ordenador personal y los lectores electrónicos, "predijo que la información contenida en libros y otros medios nos rodearían y estarían asequibles gratuitamente."
Otros lo compararon con pioneros de la edición, como Barney Rosset, paladín de la libertad intelectual a través de Grove Press, que publicaba a autores controvertidos, como D.H. Lawrence y Henry Miller. "Barney Rosset, el legendario fundador de Grove Press, era para el libro impreso lo que Michael Hart para el libro digital: animado por una incansable visión, idiosincrásico pero inmensamente capaz", dijo el editor independiente Richard E. Nash, por email el jueves.
Hart, el "hippie cyber" como se describía a sí mismo, nació en Tacoma, Washington, el 8 de marzo de 1947. Su padre era un académico de Shakespeare; su madre, matemática. Antes de estudiar en la universidad, fue músico callejero en San Francisco y sirvió un periodo en el ejército. Estudió brevemente en el Dartmouth College antes de matricularse en la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign en 1971. Un escandaloso estudiante que disfrutaba de retar a sus profesores, se graduó en dos años con las notas más altas.
Para sobrevivir y financiar el Proyecto Gutenberg, trabajó en una variedad de empleos, incluyendo la instalación y reparación de estéreos hi-fi. Su entusiasmo por el futuro de la edición electrónica le granjeó un nombramiento ad honorem en el Illinois Benedictine College, lo que le otorga prestancia para solicitar donaciones para su proyecto literario.
De acuerdo a Newby, que describió a Hart en un tributo online como "extremadamente frugal."
"Se recetaba medicinas caseras antes que visitar un doctor. Reparaba él mismo su casa y su coche. Construyó muchos ordenadores, estéreos y otros equipos, a menudo de componentes desechados", escribió Newby.
También fue un habilidoso buitre de ventas de garaje, cuya casa, de acuerdo a un amigo, era "un cruce entre museo y vertedero."
Casado brevemente, le sobreviven su madre, Alice, y su hermano Bennett.
El Proyecto Gutenberg creció lentamente durante sus primeros dieciocho años. Para agosto de 1989 había completado su décimo e-libro, la traducción de King James, de la Biblia. Algunos años después, subió ‘Alicia en el país de las maravillas’, de Lewis Carrol, que produjo una epifanía. Estaba hablando por teléfono con un amigo cuando su hijo de once invitó a unos amigos a leer ‘Alice’ en el ordenador. Cuando trataron todos de sentarse en una silla frente al televisor, esta se rompió en pedazos y ellos cayeron todos al suelo -pero querían seguir leyendo.
Cuando Hary se enteró del incidente, "se hizo la luz en mi cabeza." Empezó a concentrarse en convertir textos literarios en e-libros, convencido de que el futuro de la literatura era electrónica. Desde ese día, "toda vez que alguien me debía un favor", recordó en un artículo en Forth Star-Telegram en 1996, "le pedía que me tipeara un ‘Hamlet.’"
La colección online creció exponencialmente en las siguientes dos décadas, satisfaciendo un creciente rango de preferencias de lectura. El e-libro más leído es ‘The Kama Sutra of Vatsyayana’, con más de veinticinco mil descargas. El Proyecto Gutenberg también edita sus colecciones en CDs y DVDs.
En 1998, la revista Wired incluyó a Hart en su ‘Wire 25’, una lista de personas de todo el mundo que estaban "activamente, incluso hiperactivamente, inventando el mañana."
Hart tenía críticos. Era a menudo menospreciado por académicos que se quejaban de sus errores tipográficos y otros en los libros del Proyecto Gutenberg. No era estimado en el mundo editorial tradicional, que a menudo lo atacaba por sacar provecho de las obras de escritores muertos. Rechazaba las leyes de derechos de autor de Estados Unidos, que mantenían las obras populares fuera del dominio público durante décadas después de la muerte de un autor.
Hart desechaba los ataques de sus críticos.
"No estoy haciendo esto para contentar a la comunidad académica", dijo al Chicago Tribune en 1999. Su objetivo era servir a las masas. "Soy un revolucionario de esta revolución neo-industrial. Es por eso que tienen problemas conmigo. ¿Cómo puede alguien molestarse porque la información sea libre?"
22 de septiembre de 2011
9 de septiembre de 2011
©los angeles times
cc traducción c. lísperguer
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