murió christa wolf
Escribió sobre las dos Alemanias. Polémica autora, a menudo se sospechó de sus lealtades políticas.
[David Binder y Bruce Weber] Murió el jueves en Berlín la renombrada escritora de la ex Alemania del Este, Christa Wolf, cuyas novelas, cuentos y ensayos exploraron el peso de la historia sobre individuos corrientes, especial y polémicamente incluyendo sus propios desvelos con el legado del nazismo y la vida en una sociedad comunista. Tenía 82 años.
Su deceso fue anunciado por la editorial Suhrkamp, que no reveló la causa.
Wolf, que creció en Alemania durante el régimen nazi, llevó una vida llena de angustias filosóficas, las que se revelaron en su obra. En novelas como ‘El cielo dividido’ [Divided Heaven], ‘Reflexiones sobre Christa T.’ [The Quest for Christa T.], ‘Cassandra’ y ‘Muestra de infancia’ [A Model Childhood], escribió sobre personajes, por lo general mujeres, cuyas vidas diarias fueron profundamente influidas por los sistemas políticos de sus épocas.
Fuertemente autobiográficos y gravemente moralistas, sus libros fueron ampliamente leídos tanto en Alemania Federal como en Alemania Democrática, y con los años llegó a ser respetada como una especie de conciencia pública de un pueblo dividido durante largo tiempo. Sin embargo, fue criticada por mostrarse insuficientemente indignada por la represión impuesta por el régimen en Alemania del Este y su reputación sufrió por su oposición a la disolución de la República Democrática Alemana, como era conocida Alemania del Este oficialmente, incluso en momentos en que se estaba derrumbando el muro de Berlín.
Otro golpe a su prestigio se produjo en 1993, con la revelación de que fue brevemente informante de la policía secreta de Alemania del Este a principios de los años sesenta.
Era difícil de clasificar: disidente leal, crítica del régimen, pero seguía creyendo en ideales socialistas. Argumentaba que de los alemanes de su generación se requería un "enfrentamiento intenso y radical" con el pasado nazi.
Creía que el comunismo proporcionaba los medios para que el país limpiara a su pueblo del residuo del fascismo, y siguió viviendo en Alemania del Este incluso cuando los aspectos represivos de la vida allá la desilusionaban cada vez más del sistema socialista.
"Nosotros en nuestra parte de Alemania enfrentamos incondicionalmente al fascismo alemán", dijo en 1989. "Hoy muchos de nosotros vemos que estamos en peligro de simplemente substituir una doctrina de salvación por otra".
En su obra, Wolf presentaba dramas de la vida cotidiana contra el trasfondo de fondos angustiantes como la guerra o la represión o, como en el caso de la novela ‘Accident/A Day’s News’, apocalipsis medioambiental. El libro cuenta la historia de una mujer que espera noticias sobre la operación al cerebro de su hermano el mismo día que se rompe el reactor nuclear de Chernobil.
Estudiaba temas de identidad individual, expresión artística y responsabilidad bajo gobiernos totalitarios. Tocaba el tema de la dominación masculina y los roles sociales de la mujer, la culpa nacional, el conformismo cultural y el significado de la memoria.
Su prosa, descrita por la novelista Mary Gordon como "extremadamente densa; su estructura es una red de asociaciones intrincadamente conectadas" era sin embargo capaz de expresar emoción.
‘Christa T.’, por ejemplo, gira sobre una joven y corriente esposa y su madre que sienten repulsión por el hueco materialismo de Berlín Occidental, pero más tarde se atrofian y enajenan en el árido colectivismo de la República Democrática Alemana.
En un temprano pasaje de la novela, el narrador, un amigo de la universidad, empieza una búsqueda de la significación en la vida de su amigo después de que Christa muriera de leucemia:
"Está desapareciendo. No tiene oídos para oír quejas; no tiene ojos para ver las lágrima; no tiene boca con la que responder reproches. Las quejas, las lágrimas y los reproches todavía los tenemos, y son inútiles. Finalmente se nos muestra la puerta y tratamos de consolarnos en el olvido que la gente llama memoria".
El libro fue criticado por el Partido Comunista como "un intento pesimista de remplazar a Marx por Freud" y publicó sólo una edición limitada en Alemania del Este antes de su publicación en Alemania Occidental. Con esto Wolf cayó en desgracia. Su libro previo, ‘El cielo dividido’, sobre una familia escindida por la división de Alemania, ganó un premio nacional.
Su trabajo en los años setenta y ochenta le ganaron la reputación de una disidente sutil pero confirmada, que utilizó su fama y la libertad que viene con esta para trabajar dentro del sistema. Además de ‘Accident/A Day’s News’, entre sus libros de aquellas décadas se encuentran ‘Muestra de infancia’ (también conocido como ‘Patterns of Childhood’), una versión de cómo adoctrinaban los nazis a los niños; ‘Cassandra’, una historia de las Guerras Troyanas vistas a través de los ojos de una profetiza condenada; y ‘En ningún lugar’ [No Place on Earth], una meditación sobre la libertad artística ambientada en el siglo diecinueve.
Después de la caída del Muro de Berlín en 1989, sin embargo, sus credenciales como disidente fueron puestas en duda. Fue una de las intelectuales alemanas que argumentó a favor de la perpetuación de la República Democrática Alemana -fue atacada como "poetisa del estado"- y en 1993, cuando se publicaron los archivos secretos de la policía, conocida como Stasi, se supo que entre 1959 y 1962 Wolf había sido una colaboradora informal -hablando con la Stasi sobre otros escritores y sus tendencias "burguesas" o "inestables".
Para adelantarse a la publicación de la información, confesó ella misma, escribiendo en un artículo en un diario que no tenía "ninguna esperanza" de aclarar a la opinión pública lo que era su vida en esa época.
Christa Margarete Ihlenfeld nació el 18 de marzo de 1929 en Landsberg, una ciudad silesiana que fue rebautizada como Gorzow cuando fue incorporada en Polonia después de la Segunda Guerra Mundial. Su padre, Otto Ihlenfeld, un tendero de abarrotes que había sido social demócrata antes de que Hitler subiera al poder, se unió al Partido Nazi. Ella misma fue miembro de la versión femenina de la Juventud Hitleriana.
Después de la guerra, la familia fue expulsada de su casa. En ‘Muestra de infancia’, Wolf describió su vida como refugiada, durmiendo a la intemperie o en áticos o siendo rescatada de ese destino por comunistas rusos y alemanes que se habían apoderado de Alemania del Este.
Se incorporó al Partido de Unidad Socialista en 1949 y estudió literatura alemana en universidades en Jena y en Leipzig.
Entre los ataques en su contra en los años noventa, Wolf se retiró y guardó silencio, el que mantuvo durante casi tres años. Pasó más de un año en California, donde el Centro Getty para la Historia del Arte y las Humanidades le otorgó una beca que resultó en su libro ‘Medea’, una defensa feminista de la protagonista de Eurípides.
Se casó con el escritor Gerhard Wolf, con el que tuvo dos hijas, Annette y Katrin.
‘What Remains’, una novela breve escrita a fines de los años setenta, lleva la crónica de un día pasado por la novelista bajo la vigilancia de la Stasi. Wolf no publicó el libro sino en 1989, y fue criticada por la tardanza, esperando hasta que el estado comunista estuviera claramente tambaleando, dijeron sus detractores, antes que publicarlos cuando habría sido un acto de disidencia.
Sin embargo, en 1994 vivió una suerte de renacimiento y cuando dio su primera lectura pública desde la caída del Muro de Berlín, en una atiborrada Casa de la Ópera Semper en Dresden, mencionó el título de la polémica novela. El tema de su charla era la identidad nacional. Los alemanes comparten tres preguntas:
"¿Qué fue qué? ¿Qué es lo que queda? ¿Qué ocurrirá?"
7 de diciembre de 2011
1 de diciembre de 2011
©new york times
cc traducción c. lísperguer
0 comentarios