sudán abandonado
[Emily Wax] Víctimas apenas reciben ayuda del exterior.
Nueva Al-Jeer Sureaf, Sudán. El gobierno de Bush lo llamó genocidio. Otros gobiernos lo han calificado de limpieza étnica y la peor crisis humanitaria del mundo. Ha habido llamados a la acción colectiva y promesas de ayuda. Han habido solemnes recordatorios de la masacre hace una década en la diminuta Ruanda y votos solemnes de no dejar que ocurra de nuevo aquí, en el país más grande de África.
Pero meses después, los desplazados habitantes de Darfur, en Sudán occidental, apenas tienen más consuelo que palabras. Ningún país occidental se ha mostrado dispuesto a proporcionar tropas para la pequeña misión de paz montada por la Unión Africana, mientras que los donantes de ayuda se han distraído con el conflicto en Iraq y las sanciones de Naciones Unidas han sido congeladas por disputas diplomáticas.
La profundidad de la crisis se puede sentir en este caluroso y desolado campamento para desplazados donde la familia de Fatina Abdullah todavía huye de las merodeantes milicias árabes. Ella escapó de su aldea hace unas semanas, y su casa actual es debajo de un carro de madera. Su hijo Bakheit, 8, está debilitado por la diarrea, anemia y una infección bronquial, afecciones que han matado a decenas de niños aquí.
"A nadie le importa", dice Abdullah, 45, ocultando su cara en sus manos cicatrizadas por el trabajo. El niño enfermo está a su lado, luchando por respirar y transpirando fuertemente. "Nadie nos protege".
Desde el 9 de septiembre del año pasado, cuando el ex ministro de Asuntos Exteriores, Colin L. Powell, declarara que los sucesos en Darfur constituían genocidio, funcionarios de Naciones Unidas estiman que el número de bajas se ha casi duplicado a 70.000, en una región donde en los últimos 20 meses los rebeldes africanos han estado luchando contra tropas del gobierno y milicianos árabes conocidos como janjaweed.
La violencia y la criminalidad son galopantes, con informes casi diarios de agresiones contra socorristas y civiles, mientras las escuálidas ciudades de tiendas continúan hinchándose. Más de 1.4 millones de personas han abandonado sus granjas y aldeas.
En un reciente acuerdo con las fuerzas rebeldes, el gobierno accedió a fijar una zona prohibida y los combatientes prometieron permitir que los convoyes de alimentos lleguen a miles de familias desplazadas. Pero funcionarios de Naciones Unidas dijeron que ambos lados han violado repetidas veces la prolongada tregua, y algunos temen que el nuevo acuerdo pueda derrumbarse.
Entretanto, Jan Pronk, el enviado especial de Naciones Unidas a Sudán, ha advertido que Darfur "puede caer fácilmente en un estado de anarquía". Pronk dijo que había "fuertes indicios" de que se han cometido crímenes de guerra "a gran escala y sistemáticamente".
Además, de acuerdo a los funcionarios de Naciones Unidas, casi la mitad de las familias de Darfur todavía no tienen suficiente para comer, y 200.000 personas se ven imposibilitadas de recibir raciones de alimentos debido a los ataques armados en las rutas de los convoyes. En una turbulenta área conocida como Zalengi, unos 160.000 civiles no han podido acceder a alimentos desde el 25 de septiembre, debido a que los caminos están bloqueados.
"Necesitamos rápidamente una solución política", dijo Bettina Luscher, un funcionario de asuntos públicos del Programa Mundial de Alimentación. "Las cosas están empeorando y complicando con cada día que pasa. Estamos realmente preocupados de cómo alimentaremos a esa gente".
La continuada reluctancia internacional a tratar la crisis de Darfur ha llevado a los críticos -incluyendo a diplomáticos y ex funcionarios de misiones de paz- a quejarse de que Estados Unidos y otras potencias han substituido cínicamente acciones significativas por una retórica dramática. Uno de esos críticos es Romeo Dallaire, el general canadiense que comandó la frustrada misión de paz de Naciones Unidas durante las masacres de Ruanda en 1994.
"El uso de la palabra genocidio' no fue nada más que Estados Unidos haciendo política con un término que debería ser sacrosanto", dijo Dallaire, que dice que el gobierno norteamericano debería transformar sus palabras en hechos, en parte "ejerciendo más presión" en los esfuerzos por apoyar la misión de la Unión Africana.
Charles R. Snyder, el representante del ministerio de Asuntos Exteriores en Sudán, defendió el papel de Estados Unidos en Darfur diciendo que el gobierno de Bush tomó la iniciativa cuando ningún otro país estaba dispuesto a hacerlo y ha sido el más importante donante de ayuda.
"La palabra genocidio' no es una palabra de acción, sino de responsabilidad", dijo Snyder en una entrevista telefónica. "Había la obligación ética y moral, y utilizarla subrayaba lo serio que nos tomamos todo esto... Si yo no creyera que Estados Unidos está haciendo lo que puede, renunciaría".
Una Misión sin Fondos
Mientras Darfur se encamina hacia el caos y ningún país occidental se muestra dispuesto a enviar tropas, la carga de tratar de contener la situación ha recaído en las 700 fuerzas de observación africanas estacionadas aquí. La novata Unión Africana dice que necesita 220 millones de dólares para financiar la misión durante un año y todavía le faltan 80 millones de dólares.
A fines de octubre de 2004 Estados Unidos, en su primera y única operación regional hasta la fecha, trasladó por avión a varios cientos de soldados africanos desde Nigeria y Ruanda a Darfur como parte de un plan para incrementar las tropas hasta unos 3.000 soldados.
Pero algunos expertos afirman que se necesitan tropas diez veces mayor, y que las tropas deben contar con un mandato más amplio de modo que puedan intervenir en los conflictos y en la lucha contra la delincuencia. Algunos expertos y diplomáticos han expresado también preocupación de que los africanos, que carecen de vehículos militares y helicópteros, puedan no estar adecuadamente equipados para la tarea.
"Sudán es algo con lo que tienen que ver todos los miembros de la comunidad internacional", dijo Howard F. Jeter, que fue embajador de Estados Unidos en Nigeria de 2001 a 2003. "Los nigerianos... están dispuestos a arriesgar sus vidas para llevar estabilidad al continente. Tenemos que ayudarles a que lo hagan bien".
Dallaire dijo que Darfur necesitaba una fuerza de unos 44.000 soldados de paz, que instalarían puestos de control y corredores de seguridad, desarmarían a los combatientes y contarían con el poder de proteger a los civiles. Hasta la fecha, el gobierno de Sudán se ha negado a admitir en el país a una fuerza de pacificación.
"La misión de observación no hará nada, excepto destruir la credibilidad de las tropas de la Unión Africana", dijo Dallaire. Dijo que era injusto acusar de ineptitud a las tropas observadoras "cuando no es su culpa. Observar cómo se ataca a la gente y cómo muere la gente es inútil".
Las tropas africanas ya se han enfrentado a situaciones volátiles en las que han sido superadas y se han mostrado incapaces de ayudar. En noviembre pasado más de 100 agentes de policía sudaneses armados de pistolas, palos y gas lacrimógeno atacaron un campo de refugiados en un intento de obligar a los ocupantes a mudarse a otra locación. Algunos se negaron a abandonar el campo y se refugiaron en una mezquita, mientras los soldados recorrían el campamento en camiones, mostrando sus porras.
Dos funcionarios de la Unión Africana llegaron desde una base cercana a investigar, pero venían armados solamente de cuadernos de notas y cámaras. El teniente coronel Henry Mejah, nigeriano, dijo que había tratado de hablar con el comandante sudanés, pero el hombre le había gritado y partido violentamente. Otros agentes de policía gritaron al capitán Rex Adzagba Kudjoe, de Gana, cuando trató de tomar fotos del lugar. Poco después, los dos agentes se marcharon.
Dos días después, otra excavadora arremetió contra el campamento, aplastando casas que habían sido recién reconstruidas. Los residentes dijeron que fueron golpeados cuando se negaron a partir hacia un nuevo campamento en una locación remota y vulnerable. Una niña de 8 años, Manahula Jacob, fue herida de bala en un pie. Sadis Hamiss Adriss, 16, tenía un tajo en forme de zigzag en una mejilla.
"¿Por qué están derruyendo las casas y golpeando y disparándole a la gente?", preguntó indignada Matina Mydin, una enfermera que trata a las víctimas en una clínica cercana. ¿Dónde está la voluntad de la comunidad internacional?"
Cambiando Fechas Límite
Varios factores han contribuido a la falta de atención internacional sobre Darfur, de acuerdo a expertos y funcionarios.
El gobierno de Bush ha respaldado un acuerdo de paz en un conflicto anterior, separado, entre el gobierno de Sudán y los rebeldes en el sur. Incluso aunque acusó al gobierno de Kartum de genocidio, se muestra reticente a poner en peligro un acuerdo presionando demasiado sobre Darfur.
Las sanciones propuestas por Naciones Unidas han sido paralizadas debido a un veto de China, un miembro permanente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Sudán es el cuarto país más importante en el suministro de petróleo para China. Entretanto, las fechas límite para la imposición de sanciones siguen retrasándose.
Primero, el Consejo de Seguridad fijó el 30 de agosto del año pasado como fecha límite para que Kartum pusiera freno a los janjaweed. Un mes más tarde, el consejo votó para considerar sanciones no especificadas si la situación no mejoraba. En noviembre la Unión Europea advirtió a Sudán que impondría sanciones si no mejoraba la situación de seguridad en Darfur dentro de dos meses.
También existe un amplio desacuerdo internacional sobre si ha ocurrido genocidio.
El gobierno de Bush ha debilitado su posición, dijeron críticos, por su estrecha interpretación de la Convención para la Prevención y Castigo del Crimen de Genocidio de Naciones Unidas de 1948, que llama a los signatarios a prevenir y castigar el genocidio. La posición del gobierno es que la convención no exige que un gobierno actúe cuando se descubre genocidio.
"Es como llevar a tribunales a un asesino acusado", dijo Ted Dagne, analista africano del Servicio de Investigaciones del Congreso. "El juez lo declara culpable, pero entonces le dice: Lo lamento, pero no tenemos cárceles, así que se puede marchar'".
De acuerdo al informe de Pronk, tanto el gobierno de Kartum como la milicia janjaweed pueden estar implicados en crímenes de masas. El informe mencionó a observadores de derechos humanos que dijeron que las fuerzas de seguridad armadas excavaron 40 cuerpos de una fosa común al norte de Darfur.
Los grupos rebeldes africanos, a su vez, han incrementado los ataques contra los puestos de avanzada del gobierno. Un nuevo grupo llamado Movimiento Nacional para la Reforma y Desarrollo no ha firmado la tregua y se encuentra según informaciones peleando contra otra facción rebelde africana.
Funcionarios socorristas dijeron que no había fondos suficientes para alimentos y ayuda médica. Los donantes han sido muy lentos en responder a los llamados de ayuda y funcionarios de Naciones Unidas dijeron que las agencias de ayuda han recibido sólo un 75 por ciento de los 534 millones de dólares que necesitan para proporcionar alimentos, agua y suministros de emergencia para un año.
Sin una solución política, dijeron los funcionarios socorristas, la gente puede seguir encerrada en los campamentos y dependiendo de ayuda alimenticia durante años.
"Si la comunidad internacional continúa vacilando y dando respuestas ambiguas", dijo Sam Totten, experto estadounidense en genocidio, "no tengo ninguna duda de que de aquí a diez años la comunidad internacional estará pidiendo excusas a las víctimas de Darfur, como ya ocurrió con los tutsis de Ruanda".
16 de noviembre de 2004
10 de marzo de 2005
©washington post
©traducción mQh
Pero meses después, los desplazados habitantes de Darfur, en Sudán occidental, apenas tienen más consuelo que palabras. Ningún país occidental se ha mostrado dispuesto a proporcionar tropas para la pequeña misión de paz montada por la Unión Africana, mientras que los donantes de ayuda se han distraído con el conflicto en Iraq y las sanciones de Naciones Unidas han sido congeladas por disputas diplomáticas.
La profundidad de la crisis se puede sentir en este caluroso y desolado campamento para desplazados donde la familia de Fatina Abdullah todavía huye de las merodeantes milicias árabes. Ella escapó de su aldea hace unas semanas, y su casa actual es debajo de un carro de madera. Su hijo Bakheit, 8, está debilitado por la diarrea, anemia y una infección bronquial, afecciones que han matado a decenas de niños aquí.
"A nadie le importa", dice Abdullah, 45, ocultando su cara en sus manos cicatrizadas por el trabajo. El niño enfermo está a su lado, luchando por respirar y transpirando fuertemente. "Nadie nos protege".
Desde el 9 de septiembre del año pasado, cuando el ex ministro de Asuntos Exteriores, Colin L. Powell, declarara que los sucesos en Darfur constituían genocidio, funcionarios de Naciones Unidas estiman que el número de bajas se ha casi duplicado a 70.000, en una región donde en los últimos 20 meses los rebeldes africanos han estado luchando contra tropas del gobierno y milicianos árabes conocidos como janjaweed.
La violencia y la criminalidad son galopantes, con informes casi diarios de agresiones contra socorristas y civiles, mientras las escuálidas ciudades de tiendas continúan hinchándose. Más de 1.4 millones de personas han abandonado sus granjas y aldeas.
En un reciente acuerdo con las fuerzas rebeldes, el gobierno accedió a fijar una zona prohibida y los combatientes prometieron permitir que los convoyes de alimentos lleguen a miles de familias desplazadas. Pero funcionarios de Naciones Unidas dijeron que ambos lados han violado repetidas veces la prolongada tregua, y algunos temen que el nuevo acuerdo pueda derrumbarse.
Entretanto, Jan Pronk, el enviado especial de Naciones Unidas a Sudán, ha advertido que Darfur "puede caer fácilmente en un estado de anarquía". Pronk dijo que había "fuertes indicios" de que se han cometido crímenes de guerra "a gran escala y sistemáticamente".
Además, de acuerdo a los funcionarios de Naciones Unidas, casi la mitad de las familias de Darfur todavía no tienen suficiente para comer, y 200.000 personas se ven imposibilitadas de recibir raciones de alimentos debido a los ataques armados en las rutas de los convoyes. En una turbulenta área conocida como Zalengi, unos 160.000 civiles no han podido acceder a alimentos desde el 25 de septiembre, debido a que los caminos están bloqueados.
"Necesitamos rápidamente una solución política", dijo Bettina Luscher, un funcionario de asuntos públicos del Programa Mundial de Alimentación. "Las cosas están empeorando y complicando con cada día que pasa. Estamos realmente preocupados de cómo alimentaremos a esa gente".
La continuada reluctancia internacional a tratar la crisis de Darfur ha llevado a los críticos -incluyendo a diplomáticos y ex funcionarios de misiones de paz- a quejarse de que Estados Unidos y otras potencias han substituido cínicamente acciones significativas por una retórica dramática. Uno de esos críticos es Romeo Dallaire, el general canadiense que comandó la frustrada misión de paz de Naciones Unidas durante las masacres de Ruanda en 1994.
"El uso de la palabra genocidio' no fue nada más que Estados Unidos haciendo política con un término que debería ser sacrosanto", dijo Dallaire, que dice que el gobierno norteamericano debería transformar sus palabras en hechos, en parte "ejerciendo más presión" en los esfuerzos por apoyar la misión de la Unión Africana.
Charles R. Snyder, el representante del ministerio de Asuntos Exteriores en Sudán, defendió el papel de Estados Unidos en Darfur diciendo que el gobierno de Bush tomó la iniciativa cuando ningún otro país estaba dispuesto a hacerlo y ha sido el más importante donante de ayuda.
"La palabra genocidio' no es una palabra de acción, sino de responsabilidad", dijo Snyder en una entrevista telefónica. "Había la obligación ética y moral, y utilizarla subrayaba lo serio que nos tomamos todo esto... Si yo no creyera que Estados Unidos está haciendo lo que puede, renunciaría".
Una Misión sin Fondos
Mientras Darfur se encamina hacia el caos y ningún país occidental se muestra dispuesto a enviar tropas, la carga de tratar de contener la situación ha recaído en las 700 fuerzas de observación africanas estacionadas aquí. La novata Unión Africana dice que necesita 220 millones de dólares para financiar la misión durante un año y todavía le faltan 80 millones de dólares.
A fines de octubre de 2004 Estados Unidos, en su primera y única operación regional hasta la fecha, trasladó por avión a varios cientos de soldados africanos desde Nigeria y Ruanda a Darfur como parte de un plan para incrementar las tropas hasta unos 3.000 soldados.
Pero algunos expertos afirman que se necesitan tropas diez veces mayor, y que las tropas deben contar con un mandato más amplio de modo que puedan intervenir en los conflictos y en la lucha contra la delincuencia. Algunos expertos y diplomáticos han expresado también preocupación de que los africanos, que carecen de vehículos militares y helicópteros, puedan no estar adecuadamente equipados para la tarea.
"Sudán es algo con lo que tienen que ver todos los miembros de la comunidad internacional", dijo Howard F. Jeter, que fue embajador de Estados Unidos en Nigeria de 2001 a 2003. "Los nigerianos... están dispuestos a arriesgar sus vidas para llevar estabilidad al continente. Tenemos que ayudarles a que lo hagan bien".
Dallaire dijo que Darfur necesitaba una fuerza de unos 44.000 soldados de paz, que instalarían puestos de control y corredores de seguridad, desarmarían a los combatientes y contarían con el poder de proteger a los civiles. Hasta la fecha, el gobierno de Sudán se ha negado a admitir en el país a una fuerza de pacificación.
"La misión de observación no hará nada, excepto destruir la credibilidad de las tropas de la Unión Africana", dijo Dallaire. Dijo que era injusto acusar de ineptitud a las tropas observadoras "cuando no es su culpa. Observar cómo se ataca a la gente y cómo muere la gente es inútil".
Las tropas africanas ya se han enfrentado a situaciones volátiles en las que han sido superadas y se han mostrado incapaces de ayudar. En noviembre pasado más de 100 agentes de policía sudaneses armados de pistolas, palos y gas lacrimógeno atacaron un campo de refugiados en un intento de obligar a los ocupantes a mudarse a otra locación. Algunos se negaron a abandonar el campo y se refugiaron en una mezquita, mientras los soldados recorrían el campamento en camiones, mostrando sus porras.
Dos funcionarios de la Unión Africana llegaron desde una base cercana a investigar, pero venían armados solamente de cuadernos de notas y cámaras. El teniente coronel Henry Mejah, nigeriano, dijo que había tratado de hablar con el comandante sudanés, pero el hombre le había gritado y partido violentamente. Otros agentes de policía gritaron al capitán Rex Adzagba Kudjoe, de Gana, cuando trató de tomar fotos del lugar. Poco después, los dos agentes se marcharon.
Dos días después, otra excavadora arremetió contra el campamento, aplastando casas que habían sido recién reconstruidas. Los residentes dijeron que fueron golpeados cuando se negaron a partir hacia un nuevo campamento en una locación remota y vulnerable. Una niña de 8 años, Manahula Jacob, fue herida de bala en un pie. Sadis Hamiss Adriss, 16, tenía un tajo en forme de zigzag en una mejilla.
"¿Por qué están derruyendo las casas y golpeando y disparándole a la gente?", preguntó indignada Matina Mydin, una enfermera que trata a las víctimas en una clínica cercana. ¿Dónde está la voluntad de la comunidad internacional?"
Cambiando Fechas Límite
Varios factores han contribuido a la falta de atención internacional sobre Darfur, de acuerdo a expertos y funcionarios.
El gobierno de Bush ha respaldado un acuerdo de paz en un conflicto anterior, separado, entre el gobierno de Sudán y los rebeldes en el sur. Incluso aunque acusó al gobierno de Kartum de genocidio, se muestra reticente a poner en peligro un acuerdo presionando demasiado sobre Darfur.
Las sanciones propuestas por Naciones Unidas han sido paralizadas debido a un veto de China, un miembro permanente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Sudán es el cuarto país más importante en el suministro de petróleo para China. Entretanto, las fechas límite para la imposición de sanciones siguen retrasándose.
Primero, el Consejo de Seguridad fijó el 30 de agosto del año pasado como fecha límite para que Kartum pusiera freno a los janjaweed. Un mes más tarde, el consejo votó para considerar sanciones no especificadas si la situación no mejoraba. En noviembre la Unión Europea advirtió a Sudán que impondría sanciones si no mejoraba la situación de seguridad en Darfur dentro de dos meses.
También existe un amplio desacuerdo internacional sobre si ha ocurrido genocidio.
El gobierno de Bush ha debilitado su posición, dijeron críticos, por su estrecha interpretación de la Convención para la Prevención y Castigo del Crimen de Genocidio de Naciones Unidas de 1948, que llama a los signatarios a prevenir y castigar el genocidio. La posición del gobierno es que la convención no exige que un gobierno actúe cuando se descubre genocidio.
"Es como llevar a tribunales a un asesino acusado", dijo Ted Dagne, analista africano del Servicio de Investigaciones del Congreso. "El juez lo declara culpable, pero entonces le dice: Lo lamento, pero no tenemos cárceles, así que se puede marchar'".
De acuerdo al informe de Pronk, tanto el gobierno de Kartum como la milicia janjaweed pueden estar implicados en crímenes de masas. El informe mencionó a observadores de derechos humanos que dijeron que las fuerzas de seguridad armadas excavaron 40 cuerpos de una fosa común al norte de Darfur.
Los grupos rebeldes africanos, a su vez, han incrementado los ataques contra los puestos de avanzada del gobierno. Un nuevo grupo llamado Movimiento Nacional para la Reforma y Desarrollo no ha firmado la tregua y se encuentra según informaciones peleando contra otra facción rebelde africana.
Funcionarios socorristas dijeron que no había fondos suficientes para alimentos y ayuda médica. Los donantes han sido muy lentos en responder a los llamados de ayuda y funcionarios de Naciones Unidas dijeron que las agencias de ayuda han recibido sólo un 75 por ciento de los 534 millones de dólares que necesitan para proporcionar alimentos, agua y suministros de emergencia para un año.
Sin una solución política, dijeron los funcionarios socorristas, la gente puede seguir encerrada en los campamentos y dependiendo de ayuda alimenticia durante años.
"Si la comunidad internacional continúa vacilando y dando respuestas ambiguas", dijo Sam Totten, experto estadounidense en genocidio, "no tengo ninguna duda de que de aquí a diez años la comunidad internacional estará pidiendo excusas a las víctimas de Darfur, como ya ocurrió con los tutsis de Ruanda".
16 de noviembre de 2004
10 de marzo de 2005
©washington post
©traducción mQh
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