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srebrenica aún sin justicia


[Daniel Williams] Diez años después de la masacre de Bosnia, todavía no se hace justicia. Expertos dudan de que los principales acusados sean juzgados antes de que expire el tribunal de Naciones Unidas.
Srebrenica, Bosnia. Casi 10 años después de que tropas serbias masacraran a cerca de 8.000 prisioneros musulmanes en esta ciudad de montaña, los investigadores de crímenes de guerra han concluido todas sus pesquisas de las matanzas, pero expresan dudas de que los principales acusados sean llevados a justicia ante el tribunal de Naciones Unidas antes de su programada expiración en 2008.
Mientras los médicos forenses completan el examen de una nueva fosa común descubierta, los dos principales acusados de crímenes de guerra siguen fugitivos. Ratko Mladic, que comandó las fuerzas militares del separatista país serbo-bosnio durante la guerra de 1992-1995, Radovan Karadzic, su líder político, han sido hombres buscados durante una década.
Cerca de aquí, en Potocari, están ocupados con los preparativos el 11 de julio de una ceremonia conmemorativa del décimo aniversario de la peor atrocidad cometida en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.
El presidente serbio Boris Tadic ha anunciado que asistirá al evento, que se realizará en un cementerio donde yacen 2.000 víctimas. El primer ministro serbio Vojislav Kostunica emitió recientemente una declaración denunciando el "crimen en masa" de Srebrenica.
Serbia ha entregado este año a Naciones Unidas cerca de una docena de acusados al tribunal de crímenes de guerra, y este mes media docena de individuos en la parte de Bosnia dominada por los serbios étnicos fueron arrestados por su supuesta implicación en la masacre.
A pesar de gestos como estos, todavía subsisten profundas sospechas. El parlamento serbio se ha negado a condenar la masacre. Y algunos musulmanes bosnios han pedido a Tadic que se mantengan alejado de las ceremonias, diciendo que su presencia sería interpretada en el sentido de que Serbia considera a Srebrenica como parte de su territorio.
De momento, el tribunal de Naciones Unidas de La Haya ha condenado a varios participantes serbios, algunos de los cuales han recurrido las sentencias. El ex presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic, se encuentra en juicio y varios otros acusados esperan sus vistas. Los bosnios musulmanes también cometieron atrocidades, dicen los investigadores. Naser Oric, el comandante militar bosnio musulmán de Srebrenica, está en juicio por supervisar el asesinato y expulsión de civiles serbios en los años previos a la masacre.
Pero de momento continúa la espera de los dos principales acusados. Carla del Ponte, la fiscal jefe de crímenes de guerra de Naciones Unidas, dijo que asistirá al aniversario a menos que se capturara a Mladic y Karadzic.
El temor a que el tribunal pueda ser cerrado antes de que Mladic, Karadzic y otros sospechosos sean llevados a juicio han llevado al presidente de la corte, Theodor Meron, a pedir una prolongación. "Puedo predecir desde ya que los juicios seguirán en 2009", dijo en un informe ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
Hoy, Srebrenica parece tan espeluznante como hace una década. Edificios derruidos dominan la sinuosa carretera principal. Un par de mezquitas nuevas remplazan a las que arrasaron los serbios. En el pueblo y aldeas vecinas viven unos 6.000 serbios, junto a 4.000 musulmanes. Los miembros de los dos grupos apenas se hablan, dicen vecinos del pueblo.
La suma de información sobre Srebrenica indican que hubo una campaña sistemática de asesinatos. Las muertes no fueron el producto de una sola orgía de destrucción y sangre, sino un proceso paso por paso de captura, traslado, distribución y ejecución de miles de detenidos en diversos lugares en torno al pueblo durante 4 días, y según algunos informes, durante más tiempo.
Los asesinatos fueron cometidos dos meses antes del fin de la guerra. Naciones Unidas había declarado que el pueblo era un "área segura" y estacionó en el lugar tropas holandesas. Pero el 11 de julio de 1995, tropas serbias respaldadas por tanques desafiaron a Naciones Unidas y capturaron el pueblo.
Hussein Karic, musulmán y guardabosques jubilado, volvieron desde Sarajevo hace dos años. Recuerda haber estado en su casa arriba en Srebrenica el día que las fuerzas serbias empezaron a descender de las montañas. Se marchó con su abuela hacia el centro de la ciudad donde se habían reunido cientos de musulmanes. "Vi a Mladic a apenas unos metros. Estaba tratando de tranquilizar a la gente. Nadie le creía", dijo Karic.
Karic se unió a una columna de civiles que se dirigían hacia Potocari, más abajo en el valle. De vez en vez hombres musulmanes eran retirados de la multitud y encerrados en edificios; se oían gritos y disparos. "Me mantuve dando vueltas entre la gente, sin mirar a nadie a los ojos", recordó Karic.
Tomas de video durante la invasión muestran a Mladic dando un paseo, acariciando a niños en la cabeza y diciéndole a las madres que no se preocupen. Pero en un momento, dijo a la televisión serbia: "Ha llegado la hora de vengarnos de los turcos". Los serbios llaman peyorativamente ‘turcos' a los musulmanes de Bosnia.
El 13 de julio llegaron buses y empezó una evacuación de dos días. Guardias serbios separaron a los hombres de las mujeres y niños. Karic se subió a escondidas a un bus para mujeres y se mantuvo en silencio. Recuerda haber mirado al chofer a los ojos. El chofer no hizo nada. "No sé por qué. Hay que decir que entre los choferes serbios había algunos que sabían que habían subido hombres a los buses, pero no nos echaron. Fue la voluntad de Dios", dijo Karic.
En otros lugares, los guardias serbios sacaban a hombres y niños del camino, y llevaban a las mujeres hacia camiones y buses. Sabaheta Fejzic recuerda que trató de ocultar con su cuerpo a su hijo de 16. "Los guardias me dijeron que fuera a la derecha, hacia los buses blancos. ‘Tu hijo a la izquierda'... Lo cogieron. Yo no podía llorar ya, pero mi hijo si lloraba. Nunca olvidaré las lágrimas cayendo de sus ojos verde oliva", dijo, hablando lentamente y haciendo pausas para recuperarse de los sollozos.
"Me arrodillé y grité: ‘Matadme'. Uno me apuntó un rifle. Yo dije: ‘Matadme'. Pero dijeron: ‘¿Para qué gastar balas?' Y me empujaron hacia un camión. Todo fue muy rápido. Sólo veo sus ojos verdes".
Los capturados fueron transportados todos al este de Bosnia, dijeron los investigadores de los crímenes de guerra: algunos hacia más abajo en la carretera cerca del río Drina, otros hasta 72 kilómetros al norte, al oeste hasta casi las afueras de Sajarevo y varios kilómetros hacia el sur.
Hoy hay todavía vívidas huellas de la operación. Investigadores del tribunal dicen que en el almacén agrícola de Kravica, a unos kilómetros de Potocari, cientos de niños y hombres fueron encerrados en un inmenso edificio blanco y asesinados con balas y granadas. Los investigadores tienen una foto de los cuerpos apilados en las anchas puertas.
Hoy el edificio está vacío, excepto por una ocasional cabra. Los agujeros de bala y metralla en la parte exterior han sido cubiertos. En el interior, las paredes siguen ennegrecidas por el humo y las balas.
Restos similares son visibles en Pilica, a 64 kilómetros al norte, en un edificio llamado Dom Kultura. El ennegrecido piso debajo de un escenario y padres picadas indican que hubo tiroteos y fuego en su interior. Alla, el 16 de julio soldados serbios mataron a sus prisioneros, dicen los investigadores.
Drazen Erdemovic, un soldado del ejército serbio, confesó haber asesinado a decenas de hombres en Pilica. Dijo en su defensa: "Tuve que hacerlo. Si me hubiera negado, me habrían matado con ellos. Cuando me negué, me dijeron: ‘Si sientes piedad por ellos, levántate y colócate entre ellos, para matarte'". Fue sentenciado a cinco años de prisión, con una sentencia reducida por su disposición a ayudar a los investigadores.
Los investigadores han identificado numerosos otros lugares donde los prisioneros fueron reunidos y asesinados: una cancha de fútbol, una bodega y una escuela en Bratunac, una bodega en Konjevic Polje, junto al río en Drinjaca, una curva en el camino de Nova Kasaba y en una escuela y un embalse cercano en Petkovci. Una de las peores ejecuciones en masa tomó lugar en un lugar llamado la granja de Branjevo, donde las tropas serbias asesinaron a 1.200 niños y hombres en un campo.
Gracias al uso de la fotografía aérea los investigadores del tribunal han descubierto numerosos sitios llenos de cientos de cuerpos. Algunos de los cuerpos fueron enterrados primero en otros sitios, luego desenterrados y vueltos a enterrar en un intento de ocultar las evidencias al término de la guerra. Muchas víctimas tenían sus manos amarradas o estaban con los vendas en los ojos. Además de los 2.000 cuerpos enterrados en el cementerio de Potocari, unos 3.500 cuerpos siguen almacenados en Tuzla, Bosnia, donde los médicos forenses están tratando de identificarlos.
El mes pasado, la activista de derechos humanos serbia Natasa Kandic, que ha investigado los crímenes de guerra, proporcionó un video de una unidad de soldados serbios llamados los Escorpiones asesinando a seis hombres y niños musulmanes en una casa cerca de Sarajevo. No se ha encontrado ni visto nunca antes un relato tan vívido de una ejecución. Desencadenó brevemente una intensa reflexión dentro de Serbia.
Nura Alispahic, sobreviviente de las matanzas, miró el video en su casa en Sarajevo. Más tarde contó a periodistas que su hijo Azmir era uno de los prisioneros: "Reconocí su cara, sus zapatos. Ese era mi Azmir. Lo persiguieron, dieron vuelta su cuerpo. Vi cómo mis enemigos mataban a mi hijo".
Azmir había salido de casa de sus padres en Srebrenica en un intento de escapar del pueblo, pero volvió a los pocos minutos. "Olvidé darte un beso, madre", recordó Alispahic. Fue la última vez que lo vio, o supo qué había pasado con él, hasta la transmisión del video a principios de junio.

2 de julio de 2005
©washington post
©traducción mQh

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