chávez enciende mecha
[Monte Reel] Denuncia intervención de Estados Unidos en Venezuela.
Caracas, Venezuela. Después de que se apagara el estruendo de los tanques y el último soldado pasara frente al pabellón de espectadores, el presidente Hugo Chávez dijo a las miles de personas que asistían a la parada del Día de la Independencia de Venezuela el 5 de julio, que ningún ejército invasor podía compararse con las fuerzas de combate que acababan de marchar, "armadas hasta los dientes".
La hipotética invasión que invocó estaba claro: Dos días antes, Chávez anunció el hallazgo de evidencias de que Estados Unidos tiene planes para invadir Venezuela, un plan, dijo, cuyo nombre secreto era Operación Balboa'.
Funcionarios norteamericanos rechazaron la acusación como ficción, lo mismo que han negado repetidas veces las denuncias de Chávez de que la CIA está tratando de asesinarlo, o de que el gobierno de Bush estaba detrás del golpe militar que derrocó brevemente su gobierno en abril de 2002.
Sin embargo, hay pocas dudas de que las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela, tensas durante años, estaban llegando a nuevas profundidades.
Chávez ha sido siempre un declarado oponente de lo que llama el "imperialismo norteamericano", burlándose del presidente Bush y llamándolo "Mister Peligro" y "Mister Guerra" al ministro de Defensa, Donald H. Rumsfeld. Pero funcionarios venezolanos insisten en que sus recientes amenazas de cortar lazos con Washington -y suspendiendo con ello la exportación de 1.5 millones de barriles de petróleo al día- son más que retórica de un populista reuniendo apoyo público.
"Cuando el presidente habla, no es broma", dijo Mary Pili Hernández, una importante funcionaria del ministerio de Asuntos Exteriores. "El único país con el que Venezuela tiene malas relaciones, es Estados Unidos; con todos los demás nuestras relaciones son buenas o excelentes. Con sólo una palabra Washington podría resolver todos los problemas. Esa palabra es respeto".
Chávez dice que el equivalente en el siglo 21 de la Guerra Fría es la sed de petróleo del mundo desarrollado -y sus intentos de manipular a gobiernos más débiles para asegurar su control. Venezuela, rico en petróleo, vende un 60 a 65 por ciento de su crudo a Estados Unidos, lo que lo hace el cuarto proveedor del mercado norteamericano. Este año, precios casi récords del petróleo han ayudado a Chávez a financiar una serie de programas sociales que jura que harán que el país sea más independiente de la influencia de Estados Unidos.
Observadores han dicho que los ingresos del petróleo han alentado la estrategia de la política exterior de Chávez. Recientemente firmó acuerdos sobre el petróleo con Argentina, Brasil y sus vecinos caribeños, y ha impulsado esfuerzos para fortalecer lazos con China mediante acuerdos sobre el petróleo.
Rafael Quiroz, un analista de la industria petrolera, dijo que el gobierno de Chávez cree que el conflicto entre los países en desarrollo con recursos naturales y los países con altas demandas se intensificará en los años venideros. A Chávez le gustaría precipitar ese conflicto, dijo Quiroz.
"Creo que tiene razón en tratar de acelerar ese tipo de enfrentamiento, porque el mundo en desarrollo -donde están el 85 por ciento de las reservas mundiales- quedará en mejor posición después de eso", dijo Quiroz. "Todos los días se hace más evidente que es petróleo es fundamental para las relaciones internacionales de Venezuela, y es el principal ingrediente que usa Chávez para formar alianzas estratégicas".
Venezuela podría encontrar otros compradores de su petróleo y Estados Unidos podría encontrar otros abastecedores, pero ambos tienen sólidos incentivos financieros para continuar el actual acuerdo comercial. Si Venezuela corta los suministros, Estados Unidos tendría probablemente que pagar más para cerrar esa brecha, haciendo subir los precios domésticos del combustible.
Venezuela también sufriría las consecuencias debido a los costes más altos de embarque e infraestructura, dijeron funcionarios norteamericanos. Ahora hay cinco refinerías en Estados Unidos específicamente equipadas para procesar una variedad de crudos venezolanos; ningún otro país tiene equipos similares, dijeron los funcionarios.
"Sería una interrupción, pero a fin de cuentas, ningún país puede controlar el mercado internacional del petróleo", dijo William R. Brownfield, el embajador norteamericano en Venezuela.
Funcionarios norteamericanos también se han quejado de las tensiones en las campañas tradicionalmente de cooperación contra el tráfico de drogas. Antes este año, la Guardia Nacional venezolana requisó equipos del destacamento anti-narcóticos de Colombia, que trabaja estrechamente con Estados Unidos. Y el mes pasado, fue despedido el director de la brigada anti-drogas de Venezuela -que los agentes anti-narcóticos internacionales consideraban muy comprensivo.
Las autoridades venezolanas se erizan ante las sugerencias de que no están colaborando en materias policiales. Argumentan que el gobierno norteamericano aplica un doble rasero, indicando en particular el caso de Luis Posada Carriles, un ex operativo de la CIA que participó en la fracasada invasión de Bahía de Cochinos en 1961. Ahora un ciudadano naturalizado venezolano en una prisión de Tejas por cargos de inmigración, Posada, 77, ha sido acusado de atentar en 1976 contra un avión de pasajeros cubano, en el que murieron todos sus 73 ocupantes. Fue detenido en Venezuela por cargos de terrorismo, pero se escapó de la prisión en 1985.
Después de embrollarse en una red dirigida por el ex asesor de la Casa Blanca, Oliver L. North, para contrabandear armas a rebeldes anti-gubernamentales en Nicaragua, y en un supuesto intento de asesinar al presidente cubano Fidel Castro, por lo que estuvo en la cárcel en Panamá, Posada fue divisado en Miami antes este año. Funcionarios estadounidenses indicaron que no conocían su paradero, pero en mayo, después de que fuera entrevistado por el Miami Herald, fue arrestado y enviado a un centro de detención en El Paso. Ahora está pidiendo asilo para protegerse de una orden de extradición venezolana. Se enfrente a unas vistas en agosto.
El caso de Posada es tan complejo como una novela de espionaje, pero las autoridades venezolanas dicen que se reduce a esto: Si Estados Unidos es serio sobre la guerra contra el terrorismo, debería extraditar a Posada -al que comparan con Osama bin Laden- para enfrentarse a la justicia por el atentado contra el avión.
"Si tienes un presidente que habla todo el tiempo sobre la importancia de luchar contra el terrorismo", dijo Hernández, el funcionario del ministerio de Asuntos Exteriores, "no entendemos" la reluctancia norteamericana de entregar a Posada. "La principal razón es dar justicia a las familias de las 73 personas que murieron".
Los abogados de Posada dicen que él fue absuelto dos veces -la primera por un tribunal militar venezolano, y luego por un tribunal civil que no lo condenó. Su abogado aquí, un ex agente de inteligencia llamado Joaquín Chaffardet, fue acusado pero nunca condenado por la organización de la fuga de la cárcel de Posada.
"Justifico plenamente esa decisión", dijo Chaffardet sobre la fuga de Posada, agregando que estaba convencido de que Posada no recibiría en Venezuela nunca un juicio justo. "No es justicia hacer esperar a alguien nueve años, después de haber sido absuelto".
Las autoridades venezolanas dicen que la acusación civil contra Posada estaba todavía en tramitación cuando escapó. Los defensores de Posada insisten en que la extradición de Venezuela no tiene nada que ver con llevar al terrorista a la justicia; dicen que Chávez está simplemente usando el caso como una herramienta contra Estados Unidos.
Los opositores políticos de Chávez también critican las repetidas denuncias del presidente de que la CIA está apoyando una conspiración para asesinarlo. El 24 de junio, el gobierno canceló una parada militar anual mencionando informes sobre un intento de asesinato contra Chávez. El Día de la Independencia, revisó una parada de la recién formada fuerza militar de reserva que espera que llegue a los 2 millones de partidarios leales. Un grupo de parlamentarios de la oposición calcula que Chávez ha aumentado el financiamiento de su propia seguridad en un 673 por ciento en los últimos seis años.
Las preocupaciones del presidente por su seguridad no es sorprendente, ya que fue derrocado brevemente en un golpe de estado hace tres años. Antes este mes, un juez resolvió que el grupo de oposición Sumate -acusado de aceptar 31.000 dólares de la Fundación Nacional para la Democracia, financiada por el gobierno norteamericano- debe ser sometido a juicio por su supuesto papel en incitar al golpe.
Uno de los miembros del grupo, María Corina Machado, también está acusada de rebelión por su participación en el gobierno que remplazó a Chávez durante dos días, hasta que sus partidarios lo volvieron al poder. En mayo, Bush se reunió con Machado en la Casa Blanca, una decisión que enfureció a Chávez. Un portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores defendió este mes a Sumate, diciendo que el grupo se dedicaba a la educación de los votantes y fomentaba la democracia.
"Las acciones judiciales que se están tomando son, desde nuestro punto de vista, simplemente parte de una campaña del gobierno venezolano que está designada a intimidar a miembros de la sociedad civil e impedirles el ejercicio de sus derechos democráticos", dijo en una reunión informativa el 8 de julio, Tom Casey, el portavoz del ministerio de Exteriores.
Funcionarios estadounidenses dicen que la atmósfera entre los dos países está cargada de tanta mala sangre que ninguna solución sencilla la podrá limpiar.
"Vamos a estar constantemente molestándole", dijo un funcionario norteamericano sobre Chávez. "Estamos hablando de un hombre que se ha pasado toda su vida adulta peleándose. No es que tengamos una relación negativa con él".
20 de julio de 2005
©washington post
©traducción mQh
La hipotética invasión que invocó estaba claro: Dos días antes, Chávez anunció el hallazgo de evidencias de que Estados Unidos tiene planes para invadir Venezuela, un plan, dijo, cuyo nombre secreto era Operación Balboa'.
Funcionarios norteamericanos rechazaron la acusación como ficción, lo mismo que han negado repetidas veces las denuncias de Chávez de que la CIA está tratando de asesinarlo, o de que el gobierno de Bush estaba detrás del golpe militar que derrocó brevemente su gobierno en abril de 2002.
Sin embargo, hay pocas dudas de que las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela, tensas durante años, estaban llegando a nuevas profundidades.
Chávez ha sido siempre un declarado oponente de lo que llama el "imperialismo norteamericano", burlándose del presidente Bush y llamándolo "Mister Peligro" y "Mister Guerra" al ministro de Defensa, Donald H. Rumsfeld. Pero funcionarios venezolanos insisten en que sus recientes amenazas de cortar lazos con Washington -y suspendiendo con ello la exportación de 1.5 millones de barriles de petróleo al día- son más que retórica de un populista reuniendo apoyo público.
"Cuando el presidente habla, no es broma", dijo Mary Pili Hernández, una importante funcionaria del ministerio de Asuntos Exteriores. "El único país con el que Venezuela tiene malas relaciones, es Estados Unidos; con todos los demás nuestras relaciones son buenas o excelentes. Con sólo una palabra Washington podría resolver todos los problemas. Esa palabra es respeto".
Chávez dice que el equivalente en el siglo 21 de la Guerra Fría es la sed de petróleo del mundo desarrollado -y sus intentos de manipular a gobiernos más débiles para asegurar su control. Venezuela, rico en petróleo, vende un 60 a 65 por ciento de su crudo a Estados Unidos, lo que lo hace el cuarto proveedor del mercado norteamericano. Este año, precios casi récords del petróleo han ayudado a Chávez a financiar una serie de programas sociales que jura que harán que el país sea más independiente de la influencia de Estados Unidos.
Observadores han dicho que los ingresos del petróleo han alentado la estrategia de la política exterior de Chávez. Recientemente firmó acuerdos sobre el petróleo con Argentina, Brasil y sus vecinos caribeños, y ha impulsado esfuerzos para fortalecer lazos con China mediante acuerdos sobre el petróleo.
Rafael Quiroz, un analista de la industria petrolera, dijo que el gobierno de Chávez cree que el conflicto entre los países en desarrollo con recursos naturales y los países con altas demandas se intensificará en los años venideros. A Chávez le gustaría precipitar ese conflicto, dijo Quiroz.
"Creo que tiene razón en tratar de acelerar ese tipo de enfrentamiento, porque el mundo en desarrollo -donde están el 85 por ciento de las reservas mundiales- quedará en mejor posición después de eso", dijo Quiroz. "Todos los días se hace más evidente que es petróleo es fundamental para las relaciones internacionales de Venezuela, y es el principal ingrediente que usa Chávez para formar alianzas estratégicas".
Venezuela podría encontrar otros compradores de su petróleo y Estados Unidos podría encontrar otros abastecedores, pero ambos tienen sólidos incentivos financieros para continuar el actual acuerdo comercial. Si Venezuela corta los suministros, Estados Unidos tendría probablemente que pagar más para cerrar esa brecha, haciendo subir los precios domésticos del combustible.
Venezuela también sufriría las consecuencias debido a los costes más altos de embarque e infraestructura, dijeron funcionarios norteamericanos. Ahora hay cinco refinerías en Estados Unidos específicamente equipadas para procesar una variedad de crudos venezolanos; ningún otro país tiene equipos similares, dijeron los funcionarios.
"Sería una interrupción, pero a fin de cuentas, ningún país puede controlar el mercado internacional del petróleo", dijo William R. Brownfield, el embajador norteamericano en Venezuela.
Funcionarios norteamericanos también se han quejado de las tensiones en las campañas tradicionalmente de cooperación contra el tráfico de drogas. Antes este año, la Guardia Nacional venezolana requisó equipos del destacamento anti-narcóticos de Colombia, que trabaja estrechamente con Estados Unidos. Y el mes pasado, fue despedido el director de la brigada anti-drogas de Venezuela -que los agentes anti-narcóticos internacionales consideraban muy comprensivo.
Las autoridades venezolanas se erizan ante las sugerencias de que no están colaborando en materias policiales. Argumentan que el gobierno norteamericano aplica un doble rasero, indicando en particular el caso de Luis Posada Carriles, un ex operativo de la CIA que participó en la fracasada invasión de Bahía de Cochinos en 1961. Ahora un ciudadano naturalizado venezolano en una prisión de Tejas por cargos de inmigración, Posada, 77, ha sido acusado de atentar en 1976 contra un avión de pasajeros cubano, en el que murieron todos sus 73 ocupantes. Fue detenido en Venezuela por cargos de terrorismo, pero se escapó de la prisión en 1985.
Después de embrollarse en una red dirigida por el ex asesor de la Casa Blanca, Oliver L. North, para contrabandear armas a rebeldes anti-gubernamentales en Nicaragua, y en un supuesto intento de asesinar al presidente cubano Fidel Castro, por lo que estuvo en la cárcel en Panamá, Posada fue divisado en Miami antes este año. Funcionarios estadounidenses indicaron que no conocían su paradero, pero en mayo, después de que fuera entrevistado por el Miami Herald, fue arrestado y enviado a un centro de detención en El Paso. Ahora está pidiendo asilo para protegerse de una orden de extradición venezolana. Se enfrente a unas vistas en agosto.
El caso de Posada es tan complejo como una novela de espionaje, pero las autoridades venezolanas dicen que se reduce a esto: Si Estados Unidos es serio sobre la guerra contra el terrorismo, debería extraditar a Posada -al que comparan con Osama bin Laden- para enfrentarse a la justicia por el atentado contra el avión.
"Si tienes un presidente que habla todo el tiempo sobre la importancia de luchar contra el terrorismo", dijo Hernández, el funcionario del ministerio de Asuntos Exteriores, "no entendemos" la reluctancia norteamericana de entregar a Posada. "La principal razón es dar justicia a las familias de las 73 personas que murieron".
Los abogados de Posada dicen que él fue absuelto dos veces -la primera por un tribunal militar venezolano, y luego por un tribunal civil que no lo condenó. Su abogado aquí, un ex agente de inteligencia llamado Joaquín Chaffardet, fue acusado pero nunca condenado por la organización de la fuga de la cárcel de Posada.
"Justifico plenamente esa decisión", dijo Chaffardet sobre la fuga de Posada, agregando que estaba convencido de que Posada no recibiría en Venezuela nunca un juicio justo. "No es justicia hacer esperar a alguien nueve años, después de haber sido absuelto".
Las autoridades venezolanas dicen que la acusación civil contra Posada estaba todavía en tramitación cuando escapó. Los defensores de Posada insisten en que la extradición de Venezuela no tiene nada que ver con llevar al terrorista a la justicia; dicen que Chávez está simplemente usando el caso como una herramienta contra Estados Unidos.
Los opositores políticos de Chávez también critican las repetidas denuncias del presidente de que la CIA está apoyando una conspiración para asesinarlo. El 24 de junio, el gobierno canceló una parada militar anual mencionando informes sobre un intento de asesinato contra Chávez. El Día de la Independencia, revisó una parada de la recién formada fuerza militar de reserva que espera que llegue a los 2 millones de partidarios leales. Un grupo de parlamentarios de la oposición calcula que Chávez ha aumentado el financiamiento de su propia seguridad en un 673 por ciento en los últimos seis años.
Las preocupaciones del presidente por su seguridad no es sorprendente, ya que fue derrocado brevemente en un golpe de estado hace tres años. Antes este mes, un juez resolvió que el grupo de oposición Sumate -acusado de aceptar 31.000 dólares de la Fundación Nacional para la Democracia, financiada por el gobierno norteamericano- debe ser sometido a juicio por su supuesto papel en incitar al golpe.
Uno de los miembros del grupo, María Corina Machado, también está acusada de rebelión por su participación en el gobierno que remplazó a Chávez durante dos días, hasta que sus partidarios lo volvieron al poder. En mayo, Bush se reunió con Machado en la Casa Blanca, una decisión que enfureció a Chávez. Un portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores defendió este mes a Sumate, diciendo que el grupo se dedicaba a la educación de los votantes y fomentaba la democracia.
"Las acciones judiciales que se están tomando son, desde nuestro punto de vista, simplemente parte de una campaña del gobierno venezolano que está designada a intimidar a miembros de la sociedad civil e impedirles el ejercicio de sus derechos democráticos", dijo en una reunión informativa el 8 de julio, Tom Casey, el portavoz del ministerio de Exteriores.
Funcionarios estadounidenses dicen que la atmósfera entre los dos países está cargada de tanta mala sangre que ninguna solución sencilla la podrá limpiar.
"Vamos a estar constantemente molestándole", dijo un funcionario norteamericano sobre Chávez. "Estamos hablando de un hombre que se ha pasado toda su vida adulta peleándose. No es que tengamos una relación negativa con él".
20 de julio de 2005
©washington post
©traducción mQh
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