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la última víctima


[Arifa Akbar y Terri Judd] Ateeque Sharifi: Sus padres fueron asesinados por los talibanes. Huyó de Afganistán buscando la seguridad de Londres. Murió en el atentado de King's Cross.
Londres, Reino Unido. Ateeque Sharifi había tenido su cuota de tragedia siendo niño en Afganistán. Sus padres fueron asesinados por los talibanes antes de que cumpliera los 20, y era el único hombre de la familia que había escapado a la muerte.
A los 21, huyó de Kabul y buscó refugio en Gran Breyaña, donde ganó su guerra por aprender inglés y se transformó en un estudiante modelo. En su tiempo libre trabajaba en un local de pizzas a domicilio, y enviaba la mayor parte de su salario a su hermana menor en Afganistán.

Pero tres años después de huir del brutal régimen de los talibanes para reconstruir su vida en su ciudad adoptiva, el joven musulmán iba a morir en un atentado suicida cometido en nombre de su fe.
Ayer, casi dos semanas después de los atentados de Londres en los que murieron 56 personas, incluyendo a los terroristas, el afgano de 24 años se convirtió en la última víctima en ser formalmente identificada.
Sharifi, 24, que vivía en Hounslow, al oeste de Londes, había estudiado en el West Thames College desde septiembre de 2002, ocho meses después de llegar al Reino Unido, donde se transformó en uno de los alumnos más populares. Mientras se iniciaba ayer una investigación de su muerte, Thalia Marriott, la directora del instituto, dijo: "La profunda ironía de este trágico suceso es que Ateeque había dejado Afganistán buscando la seguridad del Reino Unido, sólo para encontrar la muerte a manos de extremistas de aquí".
Lo describió como un "estudiante popular, inspirador" que estaba "destinado a un futuro brillante", y dijo que el personal del instituto y sus 7.000 pupilos estaban profundamente conmovidos y entristecidos por su muerte.
El presidente de Afganistán, Hamid Karzai, pagó tributo ayer a Sharifi, depositando flores entre los cientos de tributos personales que se apilaban en la plaza frente a la estación de King's Cross. Dijo: "El pueblo afgano comparte el dolor de estas familias. Los que han cometido estos crímenes son enemigos de todos nosotros, en todo el mundo. En Afganistán han matado a viajeros, estudiantes, mujeres y mucha gente inocente".
Los detalles de la muerte de Sharifi emergieron a medida que continuaba la cacería de la red terrorista responsable de los atentados del 7 de julio. Un británico al que la policía quería interrogar sobre los atentados de Londres fue detenido ayer en Pakistán. En un desarrollo separado, el gobierno anunció nuevas atribuciones para deportar o expulsar de Gran Bretaña a gente que incite a otros a cometer actos terroristas.
Sharifi volvía de pasar una noche con unos amigos cuando murió en la explosión. Su tutor, Harminder Ubhie, que enseña inglés como segunda lengua en el West Thames College, se echó a llorar cuando lo describía como un "estudiante modelo". "Empezó a aprender inglés en el primer nivel, cuando llegó. Era un placer tenerlo en el grupo", dijo. "Siempre estaba presente. Estaba en la lista de mis mejores estudiantes de TI".
Ubhie dijo que era como un cómico entre sus compañeros. "Era el que hacía bromas. También ayudaba a los nuevos miembros del grupo mostrándoles el instituto, y ayudándolos con las lecciones. Era divertido y trabajador; no lo olvidaremos nunca".
Sharifi había alquilado el año pasado un apartamento a compartir con otros tres afganos en Hounslow. Para sus compañeros de piso, era un hombre sociable que se enorgullecía de su apariencia y era un entusiasta del gimnasio, con un grupo diverso de amigos, incluyendo a indios, paquistaníes e ingleses. Había llegado a Gran Bretaña sin hablar ni una sola palabra de inglés, pero hizo enormes avances en su país adoptivo. Sobresalía en clases, tenía que repetir el examen de conducción este mes -después de haber fracasado una vez- y soñaba con casarse en Gran Bretaña y eventualmente transformarse en un experto en informática.
Ocasionalmente asistía a una mezquita a las oraciones del viernes, pero era una cara más frecuente en un gimnasio en la cercana Hanwell. Sharifi había logrado ahorrar suficiente dinero para comprarse un ordenador y debía empezar en septiembre un nivel más alto de un curso de TI en el instituto.
Abdul Wahib, de la embajada afgana en Londres, dijo que aunque Sharifi tenía amigos y algunos parientes lejanos en el Reino Unido, su familia directa no estaba en el país. Agregó que su cuerpo sería retornado a Afganistán para su sepultura.

23 de julio de 2005
©independent
©traducción mQh


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