defienden fundamentalismo
[Jane Perlez] Reunión en Londres defiende interpretación radical del islam.
Londres, Gran Bretaña. Un partido islámico radical internacional que ha sido el centro de creciente preocupación en Gran Bretaña, lanzó un ataque frontal contra sus críticos en una conferencia cuidadosamente montada en Londres este fin de semana que atrajo a varios miles de musulmanes relativamente acomodados.
"Ellos dicen: ‘Vosotros predicáis el odio'", dijo el presidente del partido Abdul Wahid, doctor en Harrow, Inglaterra, a una comprensiva audiencia segregada por sexo. "Yo predico el odio contra las mentiras de individuos en este país que envían soldados a Iraq. Yo predico el odio contra la tortura".
El partido, Hizb ut-Tahrir, pide el retorno del califato en los países musulmanes, el fin de Israel y el retiro de todos los intereses occidentales en Oriente Medio. Tras los atentados terroristas fallidos en Londres y Glasgow, hubo renovados llamados en el parlamento a prohibir al grupo, sobre la base de que aunque oficialmente fomenta los cambios por medios pacíficos, sus pronunciamientos pueden alentar a los musulmanes a orientarse hacia el terrorismo.
La conferencia estuvo dedicada al retorno del Khilafah, califato, la organización política musulmana que mantuvo su influencia durante siglos después de la muerte del profeta Mahoma.
Titulada ‘Khilafah: La necesidad y el método' [Khilafah: The Need and the Method], la conferencia se llevó a cabo en el Palacio Alexandra, un parque de diversiones del siglo diecinueve en los grandes jardines al norte de Londres, y atrajo a una audiencia en gran parte profesional -administradores de IT, banqueros, profesores. Durante horas, los oradores arremetieron contra el gobierno británico por asociar al grupo con el terrorismo, y por tratar demasiado a menudo a los musulmanes como si fuesen terroristas, y defendieron la necesidad del dominio musulmán.
"Fuera del califato, no hay un modo de vida musulmán", dijo Kamal Abuzahra, un académico islámico de origen bangladesh, ganándose aullidos de aprobación y llamados de Allahu Akbar.
Hizb ut-Tahrir, fundado a principio de los años cincuenta por un juez palestino descontento con la Hermandad Musulmana, ha existido durante años en Gran Bretaña y sigue siendo legal en otros países occidentales, entre ellos Estados Unidos. Pero está prohibido en varios países musulmanes, especialmente aquellos que, como Egipto, Pakistán y Arabia Saudí, se sienten vulnerables ante los llamados a derrocar a sus gobiernos.
El grupo fue prohibido en 2003 por el ministerio alemán de Interior, por "fomentar el odio y la violencia", según un capítulo de la Constitución alemana que es a menudo usado para perseguir al antisemitismo. Hizb ut-Tahrir ha recurrido la prohibición.
En Gran Bretaña la popularidad del grupo ha tenido altibajos, llegando a disfrutar de considerable influencia a mediados de los noventa cuando, según recuerdan algunos miembros, atrajo a miles de personas a una reunión en el Wembley Stadium.
Una organización que funciona sobre la base de las células, el partido no hace pública su cantidad de miembros. Sigue siendo fuerte en las ciudades universitarias británicas, a menudo inserta a oradores en programas de conversación en televisión y lleva una página web que no se lleva demasiado bien con las leyes británicas.
Algunos analistas describen al grupo como "yihadistas blandos". Otros dicen que va mucho más allá. "La única diferencia entre islamitas de Hizb ut_Tahrir y los yihadistas es que los primeros están esperando fundar su estado y su califato antes de empezar la guerra santa, mientras que los últimos creen que ahora es el tiempo de la yihad", dijo Ed Husain, ex miembro de Hizb ut-Tahrir, que ha escrito contra el grupo en un libro publicado recientemente, ‘El islamita'.
Tony Blair, el año pasado cuando todavía era primer ministro, fue llamado por el presidente paquistaní, el general Pervez Musharraf, a prohibir al grupo sobre la base de que "le lava el cerebro a la gente, y eso conduce a actos violentos, dijo un alto funcionario paquistaní. Oficiales paquistaníes enviaron mensajes similares al ministerio de Exteriores británico el mes pasado.
El mes pasado, durante la primera sesión de preguntas del primer ministro Gordon Brown, el presidente del Partido Conservador, David Cameron, preguntó a Brown, el nuevo líder laborista, por qué Hizb ut-Tahrir no había sido prohibido.
Cameron dijo que el grupo estaba "envenenando la mente de la gente joven y ha dicho que los judíos deben ser exterminados donde quiera que se encuentren".
Brown replicó que sólo hace poco había asumido el cargo y examinaría el asunto. Pero John Reid, ex ministro del Interior, interrumpió, diciendo que no había suficientes evidencias, desde el punto de vista de las leyes británicas, para prohibir al grupo.
Durante una pausa de almuerzo en el asoleado patio del palacio, la gente en la conferencia habló de lo atractiva que era la ideología del califato.
"Si analizas la estructura política del mundo musulmán, concluirás que es un estado policial", dijo Mohammed Baig, 28, indio británico de segunda generación que es gerente de recursos especializado en multinacionales y ha sido miembro del partido de Tahrir durante siete años. "Tienes la opinión pública clandestina, y también la opinión pública montada en los medios de comunicación".
La mayoría de la gente en el mundo musulmán apoya la introducción de la shariah, el código legal islámico basado en el Corán, dijo.
"Lo que pensamos es: ¿Qué les da a los gobiernos occidentales el derecho a imponer un conjunto de valores a gente que no cree en ellos?", dijo, refiriéndose a la imposición, por Estados Unidos y Gran Bretaña, de valores democráticos en Oriente Medio.
Preguntado sobre Huz ut_Tahrir como cinta transportadora hacia el terrorismo, Baig dijo: "No voy a decir que Hizb ut-Tahrir ha sido una organización perfecta durante los últimos veinte años. En la organización hay gente que se va y gente que viene. Se creó el ambiente de la juventud a mediados de los noventa. Se cometieron errores".
Algunos de los partidarios más ardientes a las ideas del partido sobre el califato fueron mujeres.
Rubina Ahmed, 33, madre de cuatro hijos que viajó en un autobús alquilado desde Manchester, dijo: "Lo que me gusta es la profundidad del califato". Hizb ut-Tahrir no hace compromisos sobre los valores del islam, y no tiene miedo de decir lo que quiere", dijo.
¿Por qué no trabajaba ut-Tahrir por el objetivo del califato en Gran Bretaña, preguntó alguien en la audiencia durante la sesión de preguntas y respuestas.
"Nosotros concentramos nuestro trabajo donde podemos obtener resultados más rápidos", dijo Abuzahra, el académico.
"Ellos dicen: ‘Vosotros predicáis el odio'", dijo el presidente del partido Abdul Wahid, doctor en Harrow, Inglaterra, a una comprensiva audiencia segregada por sexo. "Yo predico el odio contra las mentiras de individuos en este país que envían soldados a Iraq. Yo predico el odio contra la tortura".
El partido, Hizb ut-Tahrir, pide el retorno del califato en los países musulmanes, el fin de Israel y el retiro de todos los intereses occidentales en Oriente Medio. Tras los atentados terroristas fallidos en Londres y Glasgow, hubo renovados llamados en el parlamento a prohibir al grupo, sobre la base de que aunque oficialmente fomenta los cambios por medios pacíficos, sus pronunciamientos pueden alentar a los musulmanes a orientarse hacia el terrorismo.
La conferencia estuvo dedicada al retorno del Khilafah, califato, la organización política musulmana que mantuvo su influencia durante siglos después de la muerte del profeta Mahoma.
Titulada ‘Khilafah: La necesidad y el método' [Khilafah: The Need and the Method], la conferencia se llevó a cabo en el Palacio Alexandra, un parque de diversiones del siglo diecinueve en los grandes jardines al norte de Londres, y atrajo a una audiencia en gran parte profesional -administradores de IT, banqueros, profesores. Durante horas, los oradores arremetieron contra el gobierno británico por asociar al grupo con el terrorismo, y por tratar demasiado a menudo a los musulmanes como si fuesen terroristas, y defendieron la necesidad del dominio musulmán.
"Fuera del califato, no hay un modo de vida musulmán", dijo Kamal Abuzahra, un académico islámico de origen bangladesh, ganándose aullidos de aprobación y llamados de Allahu Akbar.
Hizb ut-Tahrir, fundado a principio de los años cincuenta por un juez palestino descontento con la Hermandad Musulmana, ha existido durante años en Gran Bretaña y sigue siendo legal en otros países occidentales, entre ellos Estados Unidos. Pero está prohibido en varios países musulmanes, especialmente aquellos que, como Egipto, Pakistán y Arabia Saudí, se sienten vulnerables ante los llamados a derrocar a sus gobiernos.
El grupo fue prohibido en 2003 por el ministerio alemán de Interior, por "fomentar el odio y la violencia", según un capítulo de la Constitución alemana que es a menudo usado para perseguir al antisemitismo. Hizb ut-Tahrir ha recurrido la prohibición.
En Gran Bretaña la popularidad del grupo ha tenido altibajos, llegando a disfrutar de considerable influencia a mediados de los noventa cuando, según recuerdan algunos miembros, atrajo a miles de personas a una reunión en el Wembley Stadium.
Una organización que funciona sobre la base de las células, el partido no hace pública su cantidad de miembros. Sigue siendo fuerte en las ciudades universitarias británicas, a menudo inserta a oradores en programas de conversación en televisión y lleva una página web que no se lleva demasiado bien con las leyes británicas.
Algunos analistas describen al grupo como "yihadistas blandos". Otros dicen que va mucho más allá. "La única diferencia entre islamitas de Hizb ut_Tahrir y los yihadistas es que los primeros están esperando fundar su estado y su califato antes de empezar la guerra santa, mientras que los últimos creen que ahora es el tiempo de la yihad", dijo Ed Husain, ex miembro de Hizb ut-Tahrir, que ha escrito contra el grupo en un libro publicado recientemente, ‘El islamita'.
Tony Blair, el año pasado cuando todavía era primer ministro, fue llamado por el presidente paquistaní, el general Pervez Musharraf, a prohibir al grupo sobre la base de que "le lava el cerebro a la gente, y eso conduce a actos violentos, dijo un alto funcionario paquistaní. Oficiales paquistaníes enviaron mensajes similares al ministerio de Exteriores británico el mes pasado.
El mes pasado, durante la primera sesión de preguntas del primer ministro Gordon Brown, el presidente del Partido Conservador, David Cameron, preguntó a Brown, el nuevo líder laborista, por qué Hizb ut-Tahrir no había sido prohibido.
Cameron dijo que el grupo estaba "envenenando la mente de la gente joven y ha dicho que los judíos deben ser exterminados donde quiera que se encuentren".
Brown replicó que sólo hace poco había asumido el cargo y examinaría el asunto. Pero John Reid, ex ministro del Interior, interrumpió, diciendo que no había suficientes evidencias, desde el punto de vista de las leyes británicas, para prohibir al grupo.
Durante una pausa de almuerzo en el asoleado patio del palacio, la gente en la conferencia habló de lo atractiva que era la ideología del califato.
"Si analizas la estructura política del mundo musulmán, concluirás que es un estado policial", dijo Mohammed Baig, 28, indio británico de segunda generación que es gerente de recursos especializado en multinacionales y ha sido miembro del partido de Tahrir durante siete años. "Tienes la opinión pública clandestina, y también la opinión pública montada en los medios de comunicación".
La mayoría de la gente en el mundo musulmán apoya la introducción de la shariah, el código legal islámico basado en el Corán, dijo.
"Lo que pensamos es: ¿Qué les da a los gobiernos occidentales el derecho a imponer un conjunto de valores a gente que no cree en ellos?", dijo, refiriéndose a la imposición, por Estados Unidos y Gran Bretaña, de valores democráticos en Oriente Medio.
Preguntado sobre Huz ut_Tahrir como cinta transportadora hacia el terrorismo, Baig dijo: "No voy a decir que Hizb ut-Tahrir ha sido una organización perfecta durante los últimos veinte años. En la organización hay gente que se va y gente que viene. Se creó el ambiente de la juventud a mediados de los noventa. Se cometieron errores".
Algunos de los partidarios más ardientes a las ideas del partido sobre el califato fueron mujeres.
Rubina Ahmed, 33, madre de cuatro hijos que viajó en un autobús alquilado desde Manchester, dijo: "Lo que me gusta es la profundidad del califato". Hizb ut-Tahrir no hace compromisos sobre los valores del islam, y no tiene miedo de decir lo que quiere", dijo.
¿Por qué no trabajaba ut-Tahrir por el objetivo del califato en Gran Bretaña, preguntó alguien en la audiencia durante la sesión de preguntas y respuestas.
"Nosotros concentramos nuestro trabajo donde podemos obtener resultados más rápidos", dijo Abuzahra, el académico.
8 de agosto de 2007
6 de agosto de 2007
©new york times
©traducción mQh
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