Blogia
mQh

terroristas del ejército del cielo


[Louise Roug y Saad Fakhrildeen] Secta que anuncia el Juicio Final estaría en el centro de batalla iraquí.
Nayaf, Iraq. Las autoridades dicen que fuerzas iraquíes y estadounidenses han luchado contra los discípulos de un renegado líder musulmán que llamaba a matar a los peregrinos chiíes.
En una época abrumada por la guerra y la confusión, un supuesto mesías surge de las arenas del desierto, predicando el fin de los tiempos. Se reúne con sus combatientes por el apocalipsis en las afueras de una ciudad sagrada, pero lo traicionan.
Al amanecer, fuerzas del gobierno cercan al mesías y sus seguidores, matándolo a él y a cientos de otros.
El pretendido argumento del culto del Ejército del Cielo, y de su jefe, Dhyaa Abdul-Zahra, parecen provenir de una época remota.
Pero las tropas iraquíes y estadounidenses que libraron una intensa batalla contra cientos de discípulos del renegado líder musulmán en las cercanías de la antigua ciudad de Nayaf el domingo, se encontraron con un enemigo moderno. Estaban armados no solamente de un poco ortodoxo fervor religioso, sino también de armas de alta tecnología, dijeron oficiales iraquíes.
Los detalles del enfrentamiento siguen siendo sumarios y contradictorios. Pero la batalla del domingo ilustra el hecho de que Iraq se ha convertido en terreno fértil para extremistas de varias tendencias, antes que la incubadora regional de movimientos moderados imaginados por los arquitectos norteamericanos de la guerra.
El lunes, en su primer informe detallado del enfrentamiento, los militares norteamericanos dijeron que habían capturado a más de cien hombres armados. Un helicóptero se estrelló durante la batalla, muriendo dos miembros de la tripulación.
El informe norteamericano no proporciona detalles sobre la naturaleza de los misteriosos combatientes, diciendo solamente que se trataba de ‘milicias'.
Más de 36 horas después del asalto inicial, oficiales iraquíes calculan el número de bajas entre los combatientes de 150 a 400.
No quedó claro cómo habían llegado los oficiales a estas estimaciones.
Las autoridades religiosas de Nayaf, responsables de la sepultura de los cuerpos, dijeron que al lunes noche sólo habían recibido ocho muertos. Otros oficiales iraquíes dijeron que en el campo de batalla quedaban todavía muchos cadáveres.
Un asesor norteamericano de las fuerzas de seguridad iraquíes advirtió sobre los exagerados informes de bajas del gobierno iraquí.
"Hay rumores en todas partes", dijo. "La situación es muy anormal".
Oficiales iraquíes defendieron una extraordinaria historia que, de ser verdad, significaría que una numerosa unidad paramilitar bien armada se habría desarrollado debajo de la nariz de las fuerzas de seguridad del país.
"¿Cómo es que nadie la vio?", se preguntaba el asesor norteamericano.
Oficiales iraquíes dijeron que los militantes se habían escondido con sus mujeres y niños, reuniendo alimento y armas en la aldea de Zergha, al otro lado del río Eúfrates en Nayaf. De acuerdo a algunos informes, había mujeres y niños entre las bajas del intenso asalto por tierra y aire.
Abdul-Zahra era una figura carismática, dijeron funcionarios iraquíes, cuya historia evoca a los fanáticos religiosos norteamericanos Jim Jones y David Koresh.
Los funcionarios dijeron que Abdul-Zahra, también conocido como Thamir Abu Gumar, fue detenido dos veces durante el régimen de Saddam Hussein por haber declarado que era el imán Mahdi, el venerado santo musulmán chií que desapareció hace más de mil años y cuyo retorno, según se dice, anunciará una nueva justicia.
Tras el derrocamiento de Hussein con la invasión norteamericana de 2003, el grupo de Abdul-Zahra parecía ser un movimiento político legítimo "que crecía con las nuevas libertades cívicas", dijo Ali Jarew, el asesor provincial de seguridad.
Pero pronto, Abdul Zahra, en los treinta, empezó a decir a sus seguidores que él era la reencarnación del imán Ali bin Abi Talib, otro venerado santo chií.
Jared describió a Abdul-Zahra como un hombre alto, de piel clara, duro y guapo. Sus seguidores serían sunníes y chiíes, iraquíes y extranjeros, hombres y mujeres.
Aparentemente han llegado a creer que el hombre del pequeño pueblo chií de Hillah era Mahdi, y el caos de la disolución de Iraq un presagio del apocalipsis venidero.
En una declaración, el gabinete iraquí describió el Ejército del Cielo como un "grupo ideológicamente corrupto" dirigido por un hombre con "un pasado turbio".

Construyendo un bastión entre los huertos en las afueras de Nayaf, sus miembros excavaron trincheras, almacenaron alimentos, cosieron uniformes iraquíes falsos y asignar cambios de guardia mientras se preparaban para luchar contra los peregrinos que celebraban uno de días más sagrados del calendario chií, dijeron oficiales.
Oficiales iraquíes dijeron que la secta incluía a venerados clérigos chiíes en Nayaf, a los que llamaba farsantes e impostores que merecían la muerte.
Fuerzas iraquíes empezaron a vigilar al grupo hace unos diez días. Utilizaban infiltrados y recibieron datos de un inminente ataque.
Funcionarios iraquíes dijeron que dieron "al grupo la posibilidad de rendirse", pero sus miembros no reaccionaron. "Prefirieron enfrentarse a nuestras fuerzas", dice la declaración del gabinete.
Fuerzas de seguridad iraquíes dijeron que habían rodeado el bastión del grupo antes de atacar.
Atacando preventivamente, dijeron las fuerzas de seguridad iraquíes, desbarataron una bien armada y letal secta que iba a realizar devastadores ataques contra santuarios y clérigos de Nayaf.
Pero oficiales ofrecieron una versión bastante diferente de cómo empezó la batalla. Dijeron que el grupo, fuertemente armado, atacó primero utilizando granadas de mano y lanzagranadas en un ataque contra un convoy de soldados, policías y comandos iraquíes que habían sido enviados a investigar el dato sobre un inminente atentado contra peregrinos chiíes.
Los combatientes se habían refugiado en elaboradas trincheras, dijeron oficiales iraquíes.
"Era obvio que tenían una buena preparación militar y grandes cantidades de armas", dice la declaración del gabinete. "Estaban listos para la guerra".
Miembros de la secta lograron interrumpir la frecuencia de radio del ejército iraquí, dijo un soldado iraquí.
"Cuando empezamos a llamarlos por sus nombres y a que se alejaran del walkie-talkie, empezaron a decirnos: ‘Somos los mensajeros que hemos llegado para salvaros. Somos los seguidores de Mahdi", dijo el soldado.
El grupo también tenía sofisticados equipos médicos y dos quirófanos, dijo un oficial iraquí.
Durante la larga batalla, los combatientes del Ejército del Cielo capturaron a un soldado iraquí herido, dijo Jarew. Lo trataron en el recinto y lo devolvieron a sus compañeros con un mensaje.
Decía: "El imán volverá", de acuerdo a Jarew.
Oficiales iraquíes dijeron que ese tipo de sectas surgen en todas partes.
Ni Estados Unidos ha sido inmune a los lapsos de inteligencia y atentados terroristas, dijo Abdul Hussein Abtan, el gobernador de Nayaf, refiriéndose a los atentados del 11 de septiembre.
Dijo que había visto los restos del líder de la secta.
"Su cuerpo está a mi lado", dijo Abtan. "Gracias Dios, ese hombre es el que dice que es el imán que mataron".

roug@latimes.com

Roug informó desde Bagdad y Fakhrildeen desde Nayaf. Borzou Daragahi, Zeena Kareem y Saif Hameed en Bagdad contribuyeron a este reportaje.

30 de enero de 2007
©los angeles times
©traducción mQh

rss

0 comentarios