delincuencia femenina en santiago
[Carla Gallegos Moraga] Feminismo se impone en las bandas delictuales en población Santa Julia. Policía asegura que mujeres tienen bajo su poder el crimen organizado.
Dinero, droga, armas y un poder en las sombras, son el submundo en que habitaban los cerebros de una de las más poderosas redes de narcotráfico de la Región Metropolitana. Una de sus líderes cayó ayer: La Vieja Lucha.
"Aprendieron el negocio", "sus esposos están detenidos" o "son mucho más violentas y frías", son algunas de las afirmaciones hechas por distintos policías, para explicar el constante aumento de mujeres líderes de bandas organizadas.
Un ejemplo de ello, es el escenario detectado en uno de los vecindarios más peligrosos de la Región Metropolitana, la población Santa Julia de Ñuñoa, donde operaron durante años dos poderosas bandas de narcotráfico, lideradas por un grupo de féminas de temer.
La Historia
Cuando el reloj marcó las siete de la mañana de ayer, tres peligrosas mujeres de la Santa Julia, supieron que sus días de suerte habían terminado: la policía desbarató su red de narcotráfico.
El procedimiento logró -luego de tres años- dar caza a la matriarca y a sus dos delfines, quienes sin escatimar en gastos, tenían comprado al vecindario para su protección y servicio.
La historia se remonta a comienzos de 2004, cuando por una orden de investigar del 30º Juzgado del Crimen de Santiago, detectives allanaron diversos domicilios, luego que se detectara una compleja red de tráfico.
En la época, se incautaron armas y cinco mil dosis de cocaína, y cuatro detectives resultaron lesionados, después de que un auto policial fuera estratégicamente baleado.
La banda estaba compuesta en su mayoría por familiares, que cumplían roles determinados, y que también eran pagados por un 'líder sin rostro'. Había gente dedicada al transporte, venta y acopio de la droga, además de un grupo de guardianes.
Los guardianes eran embarazadas que se apostaban en la puerta del domicilio del ‘jefe' para escudarlo de balas policiales, además de un grupo de pistoleros de elite, que no sólo protegían a la banda de posibles ataques de narcos rivales y aseguraban el óptimo desarrollo de las transacciones, sino que además tenían la función de memorizar los carros del cuartel de Investigaciones, para dispararle en cuanto intento hicieran por acercarse a la casa del 'patrón'.
Según el comisario Francisco Lapolla, la sorpresa fue mayor cuando se descubrió que el poder entre las sombras y sus dos brazos derechos eran mujeres.
"Aunque resultara difícil de creer era una ‘patrona'. Una mujer peligrosa, con el poder adquisitivo para gobernar la población entera. Sin embargo, en la época tenía una rival tan peligrosa como ella: La Vieja Lucha, cuya banda aún opera debilitada", recordó el policía.
De acuerdo al comisario Lapolla, sólo las mujeres tienen la posibilidad de "hacerse las víctimas", y de generar dudas respecto de su capacidad de liderazgo.
"Se muestran débiles, pero aprenden rápido. Son frías, agresivas, y pueden lograr dominar por el poder o por una amplia gama de recursos para persuadir", dijo el comisario.
Así, luego de ocho meses de investigación, los efectivos del Grupo de Operación Táctica de la Bicrim Ñuñoa, dieron ayer un nuevo golpe: con evidencias en mano, era posible darle caza a la matriarca.
El primer domicilio allanado fue el de Mayor Abe 4053, residencia de la líder máxima de la red, Raquel Marambio Avendaño (69) y de su hijastra Jacqueline Albornoz (41). Minutos más tarde y a sólo un par de casa de distancia, caía en manos de la policía la segunda mano derecha de la 'patrona', Eva Escalona (46).
"Aprendieron el negocio", "sus esposos están detenidos" o "son mucho más violentas y frías", son algunas de las afirmaciones hechas por distintos policías, para explicar el constante aumento de mujeres líderes de bandas organizadas.
Un ejemplo de ello, es el escenario detectado en uno de los vecindarios más peligrosos de la Región Metropolitana, la población Santa Julia de Ñuñoa, donde operaron durante años dos poderosas bandas de narcotráfico, lideradas por un grupo de féminas de temer.
La Historia
Cuando el reloj marcó las siete de la mañana de ayer, tres peligrosas mujeres de la Santa Julia, supieron que sus días de suerte habían terminado: la policía desbarató su red de narcotráfico.
El procedimiento logró -luego de tres años- dar caza a la matriarca y a sus dos delfines, quienes sin escatimar en gastos, tenían comprado al vecindario para su protección y servicio.
La historia se remonta a comienzos de 2004, cuando por una orden de investigar del 30º Juzgado del Crimen de Santiago, detectives allanaron diversos domicilios, luego que se detectara una compleja red de tráfico.
En la época, se incautaron armas y cinco mil dosis de cocaína, y cuatro detectives resultaron lesionados, después de que un auto policial fuera estratégicamente baleado.
La banda estaba compuesta en su mayoría por familiares, que cumplían roles determinados, y que también eran pagados por un 'líder sin rostro'. Había gente dedicada al transporte, venta y acopio de la droga, además de un grupo de guardianes.
Los guardianes eran embarazadas que se apostaban en la puerta del domicilio del ‘jefe' para escudarlo de balas policiales, además de un grupo de pistoleros de elite, que no sólo protegían a la banda de posibles ataques de narcos rivales y aseguraban el óptimo desarrollo de las transacciones, sino que además tenían la función de memorizar los carros del cuartel de Investigaciones, para dispararle en cuanto intento hicieran por acercarse a la casa del 'patrón'.
Según el comisario Francisco Lapolla, la sorpresa fue mayor cuando se descubrió que el poder entre las sombras y sus dos brazos derechos eran mujeres.
"Aunque resultara difícil de creer era una ‘patrona'. Una mujer peligrosa, con el poder adquisitivo para gobernar la población entera. Sin embargo, en la época tenía una rival tan peligrosa como ella: La Vieja Lucha, cuya banda aún opera debilitada", recordó el policía.
De acuerdo al comisario Lapolla, sólo las mujeres tienen la posibilidad de "hacerse las víctimas", y de generar dudas respecto de su capacidad de liderazgo.
"Se muestran débiles, pero aprenden rápido. Son frías, agresivas, y pueden lograr dominar por el poder o por una amplia gama de recursos para persuadir", dijo el comisario.
Así, luego de ocho meses de investigación, los efectivos del Grupo de Operación Táctica de la Bicrim Ñuñoa, dieron ayer un nuevo golpe: con evidencias en mano, era posible darle caza a la matriarca.
El primer domicilio allanado fue el de Mayor Abe 4053, residencia de la líder máxima de la red, Raquel Marambio Avendaño (69) y de su hijastra Jacqueline Albornoz (41). Minutos más tarde y a sólo un par de casa de distancia, caía en manos de la policía la segunda mano derecha de la 'patrona', Eva Escalona (46).
27 de febrero de 2007
©la nación
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