fantasmas de londres
[Rosemary McClure] Jack el Destripador. La Torre de Londres. Ocurren cosas extrañas, y no solamente en la noche.
La calle de adoquines está oscura y resbaladiza por la llovizna; las nubes se ven cargadas y bajas, tragándose la aguja de la cercana Iglesia de Cristo de Spitalfields.
Pero la luz se difunde desde el Ten Bells. En el interior del bar de la esquina, se sirve cerveza rubia y malta, y hay una docena de parroquianos bebiendo, riendo, acomodados en andrajosos divanes y en la barra de madera oscura.
Hace más de cien años, durante lo que se llamó el Otoño de Terror, el asesino en serie Jack el Destripador merodeaba por este pequeño bar del East End de Londres. Se cree que dos de sus víctimas salieron de este bar en dirección a una noche de horror.
Hoy, el bar se ha convertido en el punto central de uno de los recorridos turísticos más populares de Londres: el tour de Jack el Destripador.
"He tratado de descubrir el porqué de la popularidad del tour", dice el autor y guía Richard Jones, que dirige los paseos nocturnos por la zona donde, en el siglo diecinueve, el Destripador cometió sus crímenes.
"Es una historia muy sórdida: cinco mujeres fueron brutalmente asesinadas", dice Jones. "¿Sabes lo que es realmente extraño? La mayoría de la gente que contrata el tour son mujeres".
Los espeluznantes crímenes de Jack el Destripador le ganan un sitial en cualquier museo de la infamia, incluso en Londres, una ciudad con espantosos crímenes y barrios embrujados. Con su larga historia de crímenes, matanzas y macabros incidentes, Londres tiene la terrible distinción de ser la ciudad capital con más fantasmas del mundo.
Yo recorrí las siniestras calles de la ciudad una noche de la primavera pasada en un tour de Haunted London. Me habría gustado haberme unido al tour de Jack el Destripador de Jones, o al tour London Walks, que me fueron, ambos, recomendados por mis amigos. Pero cuando empezó a llover, pensé que los suspenderían, de modo que lo cambié por un recorrido en minibús. No fue una decisión inteligente. Más tarde me enteré de que los tours se hacen de todos modos, con o sin lluvia. Y el chofer del minibús (que era también el guía de la expedición) no sabía demasiado.
Sin embargo, con las oscuras y estrechas calles y antiguos callejones de Londres como telón de fondo, no se requería demasiada imaginación para oír a fantasmas lamentándose en el viento; ver a soldados sin cabeza entre las sombras; sentir un escalofrío en la espalda cuando te cuentan historias sobre palacios, teatros, cárceles y catedrales embrujadas.
El tour del minibús picó mi interés en la colorida historia de la ciudad, así que hice algunas visitas. Una de las primeras fue a la Torre de Londres, lúgubre escenario de ejecuciones y torturas y la fuente de innumerables leyendas e historias de fantasmas.
De casi de mil años de antigüedad, el Palacio y Fortaleza Real de Su Majestad -ese es su título completo- es un símbolo del país, destacándose durante siglos sobre el horizonte de Londres. Su historia llena de altibajos, combinada con las joyas de la corona británica que se exhibe allí, atraen a casi 2.5 millones de visitantes cada año. La mayoría de ellos quieren oír historias sobre famosos prisioneros de la Torre, tales como Ana Bolena, Guy Fawkes y Sir Walter Raleigh, y sobre las decapitaciones que tomaron lugar ahí.
"Se llama descabezar", dice Chris Morton, guardia de la Torre, corrigiéndome cuando usé la palabra ‘decapitar'. Morton es el sargento de la guardia a cargo de los celadores, que vigilan la Torre por las noches.
"Les cortaban la cabeza con un hacha sobre un bloque de madera", dijo. "Los descabezamientos continuaron hasta 1747, cuando se los declaró una costumbre bárbara. Entonces el método favorito de ejecución pasó a ser la horca".
Los guardias como Morton -conocidos por sus coloridas chaquetas azul y rojo- han custodiado la Torre desde el siglo catorce. Actualmente 35 de ellos se encargan de la tarea, viviendo con sus familias en apartamentos y casas de la Torre -120 residentes de tiempo completo de uno de los domicilios más espeluznantes de Londres.
"Es como vivir en Disneyland", dijo Morton. "Nunca te alejas de tu trabajo".
"Pero ¿qué me dices de los fantasmas?", le pregunté.
"Alguna gente ha vivido aquí durante años y nunca ha visto nada; otros no llevan más que un corto tiempo y dicen que sienten y ven cosas. Pero yo no he visto nada", agregó rápidamente. "Nunca he visto nada".
Entre los que han sentido presencias sobrenaturales se encuentra Janice Field, esposa del alcaide residente de la Torre, Geoffrey Field. Se dice que es la casa de la pareja -llamada la Casa de la Reina- la que está embrujada.
"Puede ser una mujer fantasma", dice Morton. "Porque si una mujer entra en algunas habitaciones, se aparece un fantasma y la arroja fuera. Le ha pasado varias veces a Janice".
Algunos cuentacuentos dicen que Bolena, decapitada en 1536 por orden de su marido Enrique VIII -no la ‘descabezaron' porque, aparentemente, fue matada con una espada-, fue encerrada en la casa hasta su muerte y se aparece por aquí a menudo. Otros dicen que ella ronda por la Capilla de San Pedro ad Vincula de la Torre, donde fue sepultada.
Nuestra conversación sobre los fantasmas de la Torre fue demasiado para Morton.
"Un montón de esas historias fueron inventadas por los victorianos", dijo. "Querían que la gente viniera a la Torre".
"¿Historias para turistas?", pregunté.
"Exactamente".
Creyentes en lo Paranormal
Londres tiene su cuota de escépticos que aparecen en la tele y dan charlas desacreditando las actividades paranormales y haciendo comentarios despectivos sobre los que creen en fantasmas, duendes y cosas que merodean en la noche. Pero por cada escéptico, también hay un creyente, y organizaciones, como el Instituto de Investigaciones Paranormales, ayudan a fomentar esas historias. El instituto, con sede en Londres, investiga los objetos voladores no identificados, actividades sobrenaturales y encantamientos en toda Gran Bretaña.
Jones, que ha escrito 11 libros de guía -el último sobre el tour de Jack el Destripador será publicado en 2007-, también es popular en la tele y en el circuito de conferencias. Su esotérico conocimiento sobre uno de los residentes más infames de Londres ha demostrado ser valioso. "Jack el Destripador me pagó mi casa", dice, riendo.
Pero guiar a turistas en la ciudad no fue siempre una empresa lucrativa. "Cuando empecé hace 24 años mi especialidad era Charles Dickens. Ahora nadie quiere hacer el tour de Dickens".
Ahora dirige un tour cinco noches a la semana, introduciendo a miles de turistas a los sórdidos crímenes de Jack el Destripador. Se especializa en el Destripador y otros recorridos espeluznantes; otras compañías manejan una gama de tópicos más amplia.
London Walks, el abuelito de las visitas a pie de la capital, ofrece docenas para explorar la ciudad. El guía de Jack el Destripador más popular de London Walks es Donald Rumbelow, el ex curador del Museo del Crimen de Londres y autor de ‘The Complete Jack the Ripper'.
El tour del Destripador es de lejos el más popular de la ciudad. "Es inmensamente competitivo", dice Jones. "Más de un millón de personas contrata el tour cada año. Cada noche salen entre veinte y treinta grupos guiados".
Londres es una de las mejores ciudades para explorar a pie. Las visitas guiadas a pie agregan el conocimiento de un guía y la seguridad de visitar una zona en grupo -el East End de Londres todavía puede ser un algo peligroso de noche, como lo era en la época del Destripador. Las visitas duran generalmente dos horas y cuestan unos 12 dólares.
Mi tour de Haunted London, que ya no se hace, era un híbrido. Empezamos en un minibús, paramos en un par de zonas históricas, luego nos trasladamos al East End, donde hicimos un recorrido a pie abreviado. Pero el guía no podía responder mis preguntas, y sus explicaciones eran aburridas y apenas audibles.
Ruidos en la Noche
Pero nuestras paradas no fueron aburridas. Empezamos en Southwark, al otro del Támesis. Ahora la zona hace alarde del reconstruido Globe Theatre de Shakespeare, que abrió sus puertas en 1997. Pero en general, las calles y edificios son antiguos, históricos y espeluznantes, especialmente por las noches.
Llegamos al atardecer y dimos un rápido paseo por la zona hacia Clink Street, donde pasamos por debajo de una maqueta de patíbulo y un cuerpo en descomposición. ¿No está acostumbrado a las horcas? Yo no lo estaba, pero un transeúnte explicó que es un patíbulo con un viga transversal encima: De ahí se colgaba a los criminales encadenados, y se dejaba ahí sus cuerpos para que se descompusieran.
Esta horca en particular marcaba la ubicación de la Cárcel de Clink. La Clink -de ahí la frase ‘in the Clink'- era una infame prisión que se incendió a fines del siglo dieciocho. Ahora funciona ahí el museo de la cárcel.
Nos montamos en el minibús y volvimos a la ciudad, parando en la Iglesia de San Bartolomé el Grande. Fundada en 1123, es la parroquia más antigua de Londres y se dice que pena en ella un monje al que a veces se ve con su cogulla en el púlpito, otras veces acechando entre las sombras. No vi al fraile, pero tuve miedo de mirar demasiado cerca.
Incluso sin la leyenda, la iglesia apenas iluminada es tenebrosa y espeluznante. Es una locación que apreciarían los cineastas: la Iglesia de San Bartolomé fue el escenario de la cuarta boda de la película ‘Cuatro bodas y un funeral' [Four Weddings and a Funeral] y de algunas escenas de ‘Shakespeare enamorado' [Shakespeare in Love].
La última parada fue en el East End, donde el Destripador mató a cinco de sus víctimas. Pasaban grupos de turistas por las calles cuando nuestro conductor detuvo la furgoneta y habló brevemente sobre las mujeres asesinadas. Algunas de ellas todavía penan en el barrio, dijo. Luego nos dio instrucciones para un paseo de tres cuadras y dijo que nos esperaría con la furgoneta al final del recorrido.
Caminamos hacia la Iglesia de Cristo de Spitalfields, con su aguja dando hacia la zona donde el Destripador cometió sus crímenes.
Me pregunté por qué se habían hecho tan conocidos los crímenes de Jack el Destripador. Quizás porque nunca capturaron al asesino.
La teoría de Jones es que Jack el Destripador fue el primer asesino en serie de la prensa. Sus asesinatos fueron reportados en diarios de todo el mundo. Durante diez semanas de 1888, reinó el terror.
Llegamos al Ten Bells. Afuera, la noche estaba fría y había empezado a llover. Dentro, nos esperaba una birra tibia.
Pero la luz se difunde desde el Ten Bells. En el interior del bar de la esquina, se sirve cerveza rubia y malta, y hay una docena de parroquianos bebiendo, riendo, acomodados en andrajosos divanes y en la barra de madera oscura.
Hace más de cien años, durante lo que se llamó el Otoño de Terror, el asesino en serie Jack el Destripador merodeaba por este pequeño bar del East End de Londres. Se cree que dos de sus víctimas salieron de este bar en dirección a una noche de horror.
Hoy, el bar se ha convertido en el punto central de uno de los recorridos turísticos más populares de Londres: el tour de Jack el Destripador.
"He tratado de descubrir el porqué de la popularidad del tour", dice el autor y guía Richard Jones, que dirige los paseos nocturnos por la zona donde, en el siglo diecinueve, el Destripador cometió sus crímenes.
"Es una historia muy sórdida: cinco mujeres fueron brutalmente asesinadas", dice Jones. "¿Sabes lo que es realmente extraño? La mayoría de la gente que contrata el tour son mujeres".
Los espeluznantes crímenes de Jack el Destripador le ganan un sitial en cualquier museo de la infamia, incluso en Londres, una ciudad con espantosos crímenes y barrios embrujados. Con su larga historia de crímenes, matanzas y macabros incidentes, Londres tiene la terrible distinción de ser la ciudad capital con más fantasmas del mundo.
Yo recorrí las siniestras calles de la ciudad una noche de la primavera pasada en un tour de Haunted London. Me habría gustado haberme unido al tour de Jack el Destripador de Jones, o al tour London Walks, que me fueron, ambos, recomendados por mis amigos. Pero cuando empezó a llover, pensé que los suspenderían, de modo que lo cambié por un recorrido en minibús. No fue una decisión inteligente. Más tarde me enteré de que los tours se hacen de todos modos, con o sin lluvia. Y el chofer del minibús (que era también el guía de la expedición) no sabía demasiado.
Sin embargo, con las oscuras y estrechas calles y antiguos callejones de Londres como telón de fondo, no se requería demasiada imaginación para oír a fantasmas lamentándose en el viento; ver a soldados sin cabeza entre las sombras; sentir un escalofrío en la espalda cuando te cuentan historias sobre palacios, teatros, cárceles y catedrales embrujadas.
El tour del minibús picó mi interés en la colorida historia de la ciudad, así que hice algunas visitas. Una de las primeras fue a la Torre de Londres, lúgubre escenario de ejecuciones y torturas y la fuente de innumerables leyendas e historias de fantasmas.
De casi de mil años de antigüedad, el Palacio y Fortaleza Real de Su Majestad -ese es su título completo- es un símbolo del país, destacándose durante siglos sobre el horizonte de Londres. Su historia llena de altibajos, combinada con las joyas de la corona británica que se exhibe allí, atraen a casi 2.5 millones de visitantes cada año. La mayoría de ellos quieren oír historias sobre famosos prisioneros de la Torre, tales como Ana Bolena, Guy Fawkes y Sir Walter Raleigh, y sobre las decapitaciones que tomaron lugar ahí.
"Se llama descabezar", dice Chris Morton, guardia de la Torre, corrigiéndome cuando usé la palabra ‘decapitar'. Morton es el sargento de la guardia a cargo de los celadores, que vigilan la Torre por las noches.
"Les cortaban la cabeza con un hacha sobre un bloque de madera", dijo. "Los descabezamientos continuaron hasta 1747, cuando se los declaró una costumbre bárbara. Entonces el método favorito de ejecución pasó a ser la horca".
Los guardias como Morton -conocidos por sus coloridas chaquetas azul y rojo- han custodiado la Torre desde el siglo catorce. Actualmente 35 de ellos se encargan de la tarea, viviendo con sus familias en apartamentos y casas de la Torre -120 residentes de tiempo completo de uno de los domicilios más espeluznantes de Londres.
"Es como vivir en Disneyland", dijo Morton. "Nunca te alejas de tu trabajo".
"Pero ¿qué me dices de los fantasmas?", le pregunté.
"Alguna gente ha vivido aquí durante años y nunca ha visto nada; otros no llevan más que un corto tiempo y dicen que sienten y ven cosas. Pero yo no he visto nada", agregó rápidamente. "Nunca he visto nada".
Entre los que han sentido presencias sobrenaturales se encuentra Janice Field, esposa del alcaide residente de la Torre, Geoffrey Field. Se dice que es la casa de la pareja -llamada la Casa de la Reina- la que está embrujada.
"Puede ser una mujer fantasma", dice Morton. "Porque si una mujer entra en algunas habitaciones, se aparece un fantasma y la arroja fuera. Le ha pasado varias veces a Janice".
Algunos cuentacuentos dicen que Bolena, decapitada en 1536 por orden de su marido Enrique VIII -no la ‘descabezaron' porque, aparentemente, fue matada con una espada-, fue encerrada en la casa hasta su muerte y se aparece por aquí a menudo. Otros dicen que ella ronda por la Capilla de San Pedro ad Vincula de la Torre, donde fue sepultada.
Nuestra conversación sobre los fantasmas de la Torre fue demasiado para Morton.
"Un montón de esas historias fueron inventadas por los victorianos", dijo. "Querían que la gente viniera a la Torre".
"¿Historias para turistas?", pregunté.
"Exactamente".
Creyentes en lo Paranormal
Londres tiene su cuota de escépticos que aparecen en la tele y dan charlas desacreditando las actividades paranormales y haciendo comentarios despectivos sobre los que creen en fantasmas, duendes y cosas que merodean en la noche. Pero por cada escéptico, también hay un creyente, y organizaciones, como el Instituto de Investigaciones Paranormales, ayudan a fomentar esas historias. El instituto, con sede en Londres, investiga los objetos voladores no identificados, actividades sobrenaturales y encantamientos en toda Gran Bretaña.
Jones, que ha escrito 11 libros de guía -el último sobre el tour de Jack el Destripador será publicado en 2007-, también es popular en la tele y en el circuito de conferencias. Su esotérico conocimiento sobre uno de los residentes más infames de Londres ha demostrado ser valioso. "Jack el Destripador me pagó mi casa", dice, riendo.
Pero guiar a turistas en la ciudad no fue siempre una empresa lucrativa. "Cuando empecé hace 24 años mi especialidad era Charles Dickens. Ahora nadie quiere hacer el tour de Dickens".
Ahora dirige un tour cinco noches a la semana, introduciendo a miles de turistas a los sórdidos crímenes de Jack el Destripador. Se especializa en el Destripador y otros recorridos espeluznantes; otras compañías manejan una gama de tópicos más amplia.
London Walks, el abuelito de las visitas a pie de la capital, ofrece docenas para explorar la ciudad. El guía de Jack el Destripador más popular de London Walks es Donald Rumbelow, el ex curador del Museo del Crimen de Londres y autor de ‘The Complete Jack the Ripper'.
El tour del Destripador es de lejos el más popular de la ciudad. "Es inmensamente competitivo", dice Jones. "Más de un millón de personas contrata el tour cada año. Cada noche salen entre veinte y treinta grupos guiados".
Londres es una de las mejores ciudades para explorar a pie. Las visitas guiadas a pie agregan el conocimiento de un guía y la seguridad de visitar una zona en grupo -el East End de Londres todavía puede ser un algo peligroso de noche, como lo era en la época del Destripador. Las visitas duran generalmente dos horas y cuestan unos 12 dólares.
Mi tour de Haunted London, que ya no se hace, era un híbrido. Empezamos en un minibús, paramos en un par de zonas históricas, luego nos trasladamos al East End, donde hicimos un recorrido a pie abreviado. Pero el guía no podía responder mis preguntas, y sus explicaciones eran aburridas y apenas audibles.
Ruidos en la Noche
Pero nuestras paradas no fueron aburridas. Empezamos en Southwark, al otro del Támesis. Ahora la zona hace alarde del reconstruido Globe Theatre de Shakespeare, que abrió sus puertas en 1997. Pero en general, las calles y edificios son antiguos, históricos y espeluznantes, especialmente por las noches.
Llegamos al atardecer y dimos un rápido paseo por la zona hacia Clink Street, donde pasamos por debajo de una maqueta de patíbulo y un cuerpo en descomposición. ¿No está acostumbrado a las horcas? Yo no lo estaba, pero un transeúnte explicó que es un patíbulo con un viga transversal encima: De ahí se colgaba a los criminales encadenados, y se dejaba ahí sus cuerpos para que se descompusieran.
Esta horca en particular marcaba la ubicación de la Cárcel de Clink. La Clink -de ahí la frase ‘in the Clink'- era una infame prisión que se incendió a fines del siglo dieciocho. Ahora funciona ahí el museo de la cárcel.
Nos montamos en el minibús y volvimos a la ciudad, parando en la Iglesia de San Bartolomé el Grande. Fundada en 1123, es la parroquia más antigua de Londres y se dice que pena en ella un monje al que a veces se ve con su cogulla en el púlpito, otras veces acechando entre las sombras. No vi al fraile, pero tuve miedo de mirar demasiado cerca.
Incluso sin la leyenda, la iglesia apenas iluminada es tenebrosa y espeluznante. Es una locación que apreciarían los cineastas: la Iglesia de San Bartolomé fue el escenario de la cuarta boda de la película ‘Cuatro bodas y un funeral' [Four Weddings and a Funeral] y de algunas escenas de ‘Shakespeare enamorado' [Shakespeare in Love].
La última parada fue en el East End, donde el Destripador mató a cinco de sus víctimas. Pasaban grupos de turistas por las calles cuando nuestro conductor detuvo la furgoneta y habló brevemente sobre las mujeres asesinadas. Algunas de ellas todavía penan en el barrio, dijo. Luego nos dio instrucciones para un paseo de tres cuadras y dijo que nos esperaría con la furgoneta al final del recorrido.
Caminamos hacia la Iglesia de Cristo de Spitalfields, con su aguja dando hacia la zona donde el Destripador cometió sus crímenes.
Me pregunté por qué se habían hecho tan conocidos los crímenes de Jack el Destripador. Quizás porque nunca capturaron al asesino.
La teoría de Jones es que Jack el Destripador fue el primer asesino en serie de la prensa. Sus asesinatos fueron reportados en diarios de todo el mundo. Durante diez semanas de 1888, reinó el terror.
Llegamos al Ten Bells. Afuera, la noche estaba fría y había empezado a llover. Dentro, nos esperaba una birra tibia.
rosemary.mcclure@latimes.com
27 de febrero de 2007
29 de octubre de 2006
©los angeles times
©traducción mQh
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