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la corrupción policial en chile


[Carolina Rojas] Cabos sueltos. El crimen organizado de la policía corrupta.
En las últimas semanas, varios ex carabineros y otros aún en servicio han sido implicados en hechos delictivos, como en un guión de un filme de Scorsese. Y mientras algunos policías incluso mantienen relaciones afectivas con miembros de las bandas, la versión oficial es que se trata de ‘casos aislados'.
Esta vez no fueron los clásicos ‘patos malos' los que coparon la pantalla de televisión, sino tres carabineros que, en vez de proteger a la población, aumentaron los índices de criminalidad en dos hechos que quedarán en los negros registros de la policía uniformada. Uno fue el violento asalto al Banco Santander de Peñalolén, y otro el de la casa de cambio Costa Brava, ubicada en el centro de Santiago. Esta semana, los tres funcionarios que colaboraron con ese robo realizado en pleno centro (Agustinas), identificados como Óscar Carrillo Ascencio, Bernardo Alarcón y José González, de la Primera Comisaría de Santiago, fueron dados de baja. Ellos ayudaron a perpetrar la sustracción de 500 millones de pesos la noche del 31 de diciembre de 2006. E hicieron 'la vista gorda' mientras los delincuentes saqueaban la casa de cambio. Pero nunca supieron que los ex policías fueron grabados por una cámara de seguridad de un banco cercano en que se veía el número 1233 en el techo de la patrulla, y el preciso momento en que el automóvil llegaba a las 3:44 de la madrugada para quedarse durante 40 minutos sin hacer nada. No había coartada. En la grabación se ve como González Roa baja apaciblemente del auto, sin mover un dedo por denunciar el robo.
La investigación de la Birom (Brigada de Robos Metropolitana) tomó declaración a uno de los delincuentes, de donde se desprendió la participación de los uniformados. El subprefecto Trevor Oyarzún recuerda los detalles: "Cuando los delincuentes llegaron hasta la casa de cambio procedieron, como se dice, ‘dateados' sobre la suma de dinero que había en la casa de cambio. Reventaron los candados de la cortina metálica y rompieron una mampara de vidrio a punta de destornilladores y diablitos; luego, descerrajaron las dos cajas fuertes con un esmeril". La Fiscalía Centro Norte los acusó de proteger a los delincuentes durante el robo.

El Dinero o Tus Hijos
El 21 de febrero de este año, cinco delincuentes entraron al Banco Santander de Peñalolén de avenida Consistorial. Allí intimidaron al personal para robar los 120 millones y 30 mil dólares. Dos días después se probó la participación de un carabinero en el atraco. Era nada menos que el sargento Óscar Alegría, de la 43ª Comisaría de Peñalolén. A pesar de las pruebas, quedó libre con arraigo nacional y la exigencia de firmar en la fiscalía. El martes 13, el fiscal Anatole Larrabeiti respiró tranquilo, la corte revocó la primera medida y Alegría quedó con prisión preventiva como autor intelectual del asalto. Juan Carlos Riffo y José Caamaño, ex carabineros, fueron aprehendidos.
El modus operandi de los asaltantes fue cinematográfico, al más puro estilo del filme ‘Los infiltrados', de Scorsese. Las sospechas fueron confirmadas por el video que mostraba como el trío se cuadraba con las botas y dejaban pasado el cambio de la moto (acciones distintivas de uniformados). Esto, sumado a los crueles métodos extorsivos hacia los funcionarios, descartaban la posibilidad de un asalto cometido por simples delincuentes. Rociaron con spray negro, y mientras la pintura se corría se veía a un hiperventilado Riffo desdoblando una foto para enrostrársela a una mujer. Ella, aterrorizada, abrió la bóveda, comenta el fiscal Larrabeiti. El papel era nada menos que la foto de los hijos de la funcionaria, datos que Alegría investigó gracias al acceso que le daba su unidad en línea con el Registro Civil. Después del asalto, Alegría volvió al sitio del suceso y no alcanzó a tomar las declaraciones, sólo porque se requirió personal especializado para el procedimiento, recuerda el fiscal.
Larrabeiti cree que estos hechos delictivos no tienen relación con los bajos sueldos de los carabineros. "El mejor día de un carabinero es que una bala no los mate. Su sentido de vocación es muy alto, se trata de hecho aislados", asegura.

Riffo, el Más Peligroso de Todos
El ex funcionario de Carabineros Juan Carlos Riffo, finalmente fue formalizado por más de 30 delitos en varias regiones. En el Juzgado de Garantía de Temuco, el Ministerio Público presentó las pruebas para investigarlo con la Fiscalía de la IX Región. Allá fue conocido por liderar un asalto a una sucursal de Lipigas en Temuco. Riffo quedó en prisión preventiva. Una vecina de la población La Legua Emergencia reconoció a Juan Carlos Riffo como el carabinero de la 50ª comisaría, famoso en la población por su actuar al margen de la ley: "Riffo era conocido por ser un ‘coimero', como se dice acá; es decir, el que dejaba traficar tranquilo a cambio de plata".
Fuentes ligadas a la investigación descartan que exista un fenómeno de "contacto criminógeno". Aseguran que hay policías que han hecho excelente carrera. Y advierten que "cuando un carabinero se ‘moja', no tiene que ver con drogas, sino con plata".
A juicio del general director de Carabineros, José Bernales, no se puede estar controlando a cada carabinero en las calles". Y a pesar de las inspecciones que se realizan dentro de la institución, reconoció la falta de los funcionarios de la Primera Comisaría. "Si una patrullera no está en el lugar donde debe estar, debe dar explicaciones", sostuvo.

Los Infiltrados
Los policías que participaron en la banda de narcotraficantes ‘Los Cara de Pelota' enfrentaron esta semana el juicio oral más grande de la historia judicial chilena. Los rostros de los dos carabineros, entre los otros 16 inculpados, evidenciaban el pánico, mientras el fiscal Alejandro Peña, de la Fiscalía Metropolitana Sur, leía una por una las acusaciones. La banda trabajaba en la casa conocida como La Mansión, en el pasaje Venecia de La Legua Emergencia. La droga era adquirida por Pedro González Díaz, su hijo Moisés González, y Margarita Berríos Aguilera, alias ‘Chabela', pareja de Pedro. La historia dio un giro cuando en el allanamiento se encontró en el mismo lugar a uno de los carabineros. Ahí se descubrió la participación de los dos uniformados –hoy dados de baja–. Uno es Octavio Torres Alballay, que prestó servicios en la 50ª Comisaría de San Joaquín hasta el año 2003 y después se fue a Quillota. El uniformado tenía como ‘pololo' proteger a la organización. Así, ‘Los Cara de Pelota' se adelantaban a los movimientos de quienes los perseguían, en la conocida operación Danubio.
Estos favores eran pagados con sumas que superaban los diez millones de pesos al año, recibiendo cinco millones en giros y dinero de manos de Margarita Berríos, con quien tendría una relación amorosa. Otro uniformado implicado es Sergio González Mena, otro eslabón en la cadena de informantes. Éste consultaba en Carabineros acerca de los operativos policiales que se harían en La Legua. Con esos datos clave les avisaba si existían escuchas o monitoreos telefónicos a ‘Los cara de pelota', y otras informaciones obtenidas de otros detenidos de la organización. Como era de esperar, el ‘trabajo sucio' fue retribuido con dinero, especies y otros servicios. Una trama perfecta para un nuevo filme de Scorsese.

25 de marzo de 2007
©la nación
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