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serie sobre stalin divide a rusia


[David Holley] Los críticos ven en la serie un intento de exonerar al dictador soviético. Sus partidarios dicen que construyó un gran país.
Moscú, Rusia. José Stalin está hablando con su hijo Yakov, que acaba de telefonear para decir que pronto irá a la guerra a hacer frente a los invasores nazis.
"A veces no fui justo contigo. Perdóname. Te dediqué muy poco tiempo", se disculpa el dictador soviético. "Hijo, márchate y pelea. Es tu deber". Entonces se pasa el georgiano, la lengua de su infancia, y agrega con todavía más solemnidad: ‘Si debes morir, hazlo con dignidad. Y ten la certeza de que tu padre, Stalin, hará todo para brindarte la victoria".
La patética escena -para los espectadores que lo pueden digerir- hace parte del controvertido episodio número cuarenta de la serie dramática de televisión ‘Stalin vive', que se transmite ahora en una red nacional aquí. El elemento estructural del programa es un viejo Stalin en las últimas semanas de su vida, recordando episodios de cuando era joven, presentándolo por lo general desde una óptica favorable.
Para los admiradores de Stalin, de los que hay muchos en Rusia, la serie ofrece una visión entretenida y educativa del hombre que convirtió a la Unión Soviética en una superpotencia. Para los críticos, es una peligrosa distorsión de la historia que amenaza con engañar a las generaciones jóvenes sobre un líder que fue responsable de la muerte de millones de personas, y reforzar la tendencia hacia un mayor autoritarismo en la vida política.
Entre los fans de la serie hay un mecánico de coches, Viktor Kurenkov. "Durante el régimen de Stalin teníamos las mejores armas, los mejores aviones, los mejores tanques", dijo Kurenkov. "Stalin construyó el país que envió por primera vez un hombre al espacio. En cuanto a las represiones que se le atribuyen, han sido siempre muy exageradas".
Las estimaciones sobre las víctimas de Stalin varían ampliamente, pero la mayoría de los historiadores dicen que murieron a diez a veinte millones de personas, mediante purgas, hambrunas, deportaciones y campos de trabajos forzados como resultado de sus políticas desde que asumiera el poder a mediados de los años veinte hasta su muerte en 1953. Además, la Unión Soviética sufrió al menos veinte millones de bajas civiles y militares durante la Segunda Guerra Mundial. Entre las bajas se encuentra su hijo Yakov, que murió en un campo de prisioneros de guerra alemán.
Los críticos dicen que ‘Stalin vive' ignora los peores crímenes del dictador y lo trata con demasiada simpatía.
"En la serie, Stalin es retratado como el salvador del pueblo, del país y de la civilización, el líder que destruyó al fascismo", se quejó Daniil Dondurey, editor jefe de la revista mensual Cinema Art. "Ni por un segundo vemos a Stalin empapado en sangre hasta los codos, como realmente estuvo".
Las opiniones están fuertemente divididas.
Encuestas realizadas hace dos años con ocasión del 60 aniversario de la victoria sobre la Alemania nazi, mostró un país claramente dividido entre los campos pro- y anti-estalinistas, con el campo de partidarios de Stalin con una ligera ventaja. En una encuesta del Centro Ruso de Investigación de la Opinión Pública, el 20 por ciento de los encuestados describió el papel de Stalin como "muy positivo", y el 30 por ciento lo llamó "generalmente positivo". Sólo un 12 por ciento lo describió como "muy negativo".
Los admiradores de Stalin insisten en que sus logros superan sus errores. Entre ellos se encuentra David Giorgobiani, el actor georgiano que hace de Stalin en la serie.
"Muchos años habrán de pasar todavía antes de que podamos juzgar sin prejuicios a ese gran hombre", dijo. "De aquí a cien años, nadie prestará atención al hecho de que muriera tanta gente y a que los costes fueran tan terriblemente altos. Pero todos recordarán que salvó a nuestro gran país".

Un Obstáculo Importante
Los críticos dicen que la incapacidad de muchos rusos de juzgar honestamente los crímenes de Stalin es uno de los principales obstáculos para el desarrollo de la democracia.
Dondurey observó que la NTV, la red que trasmite la serie, que se prolongará hasta el 4 de abril, es de propiedad de la empresa estatal (monopólica) del gas, Gazprom. Episodios anteriores alcanzaron un alto puntaje en el rating, llegando a un 19 por ciento de los telespectadores, de acuerdo a cifras reportadas por la revista Itogi.
Dondurey dijo que al pasar la serie, el gobierno quería estimular las tendencias autoritarias en el mundo político de hoy.
"El mensaje es claro: Rusia necesita un líder sabio", dijo. "El principal objetivo de esta serie es preservar y nutrir en el pueblo el deseo de obedecer a un líder supremo, a enorgullecerse de tener un líder supremo, a no ver alternativas a este modelo de desarrollo de la sociedad".
Alexander Prokhanov, editor jefe del diario nacionalista Zavtra, ve también implicaciones políticas en la serie, aunque positivas. La serie fomenta "un nuevo mito de Stalin que remplace los feos mitos de la desestalinización, que redujo el papel de este gran personaje a la burda imagen de un canalla, un delincuente de poca monta y un asesino paranoico", dijo.
Prokhanov expresó su esperanza de que la serie pueda contribuir a la rehabilitación de la imagen de Stalin, y que ese desarrollo refuerce el poder del presidente ruso Vladimir V. Putin de un modo que anime a una represión contra la corrupción en la elite económica y política rusa.
Grigory Lyubomirov, productor y director de la serie, dijo que esta intenta retratar tanto al Stalin histórico, que nació como Josef Dzhugashvili, y el mito de Stalin que fue propagado durante la vida del dictador. "Nuestro Stalin no es solamente Josef Dzhugashvili", dijo. "Nuestro Stalin es el Camarada Stalin. Es el mito que todavía vive en la mente de los ciudadanos rusos".
Incluso los críticos de Lyubomirov reconocen que no es estalinista. Adquirió renombre y las credenciales democráticas en los años noventa, cuando era director de ‘Kukly', un espectáculo satírico de títeres, increíblemente popular que fastidiaba a importantes políticos del país. En lugar de eso, Dondurey dijo que Lyubomirov "simplemente es un cínico".

Juego Más Sofisticado
Pero Lyubomirov insiste en que está jugando un juego más sofisticado y que quiere que Rusia rechace, no al Stalin que mataba a gente impulsado por la paranoia, el ansia de poder o porque se deleitaba en la crueldad, sino más bien el Stalin que se hizo con el poder dictatorial en nombre de objetivos aparentemente válidos: la supervivencia de la Unión Soviética".
"Me niego categóricamente a mostrar a Stalin como un chacal paranoico y sediento de sangre, porque todo lo que hacía Stalin era de una lógica de fierro", dijo. "Stalin no era estúpido. Quiero mostrar al Stalin que, pese a ser responsable de millones de bajas en la Unión Soviética, hizo todo eso por razones lógicas. Este es el Stalin que debemos superar".
Lyubomirov se negó a decir si veía a Stalin como un personaje positivo o negativo. "Stalin fue, hasta cierto punto, responsable de todo lo que ocurrió en la Unión Soviética después de la muerte de Lenin en 1924", dijo. "Yo lo diría así: Stalin era completamente bueno y completamente malo".
"Quién sabe, pero si no fuera por Stalin, el destino de Europa habría sido diferente. Es posible que entonces Hitler ganara la guerra. Por otro lado, quizá no habríamos tenido a Hitler si no hubiese habido Stalin. Estas son las preguntas cruciales con las que entramos en el siglo 21".

david.holley@latimes.com

Sergei L. Loiko contribuyó a este reportaje.

2 de abril de 2007
©los angeles times
©traducción mQh
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