cuatro mujeres pobres
Cuatro dueñas de casa cuentan cómo sobreviven a la pobreza y el desempleo.
San Antonio, Chile. No creen en el Chile Solidario ni en las cifras que indican una baja de la tasa de desocupación. Todos los días luchan para conseguir un paquete de fideos y alimentar a sus hijos. Estas son sus historias
Abrumadas por la falta de trabajo, cuatro mujeres sanantoninas llegaron ayer a las oficinas de Diario El Líder. Dijeron que venían a ver si podían recibir ayuda para conseguir un trabajo, pero terminaron entregando su testimonio de pobreza, desilusión y hambre.
No usan maquillaje, pero se las arreglan para estar con la cara alegre pese a sus duras necesidades. No creen en el programa Chile Solidario y dudan de que sean reales las cifras que indican que el desempleo bajó.
Estas son las historias de cuatro dueñas de casa que esperan que a partir de este testimonio en primera persona, alguien pueda ofrecerles una oportunidad laboral.
Sin Marido y sin Trabajo
Mirta Pereira Aguayo, 53 años, dos hijos: "Vivo en la población Viuda 3 con dos hijos, Valeska y Claudio. Todos estamos cesantes y yo soy separada hace 14 años. Hoy (ayer) no tenemos qué echarle a la olla; siempre le echamos lo que haya nomás. Estuve trabajando en Cartagena, pero el turno era de las siete de la mañana hasta la nueve de la noche por cinco mil pesos; me dolían las piernas porque tengo varices. Tampoco me puedo jubilar porque no tengo la edad. Estoy en manos de la doctora Calderón, porque tengo depresión y por eso hace 14 años que tomo remedios. De alguna manera una cuñada me ayuda para parar la olla con un paquete de tallarines y eso se hace durar dos días. Compramos pan duro a 200 pesos el kilo en la panadería El Maná y eso nos sirve para comer algo. Soy familia Puente, pero nadie me ayuda y mi casa está muy mala; tengo una ventana de nylon y ahí vivo con mucho frío".
Un Trabajo para la Hija
Luisa Pereda Sánchez, 47 años, dos hijas: "Vivo en La Campiña 2 y no tenemos trabajo. Quiero una pega para mí y otra para mi hija Luisa que está estudiando y necesita pagar su mensualidad de 45 mil pesos; si no lo hace no va a poder seguir. Ella se aflige por todo esto. Siempre trabajé en forma particular en el muelle. Estoy dispuesta a trabajar en lo que sea, porque hay que ponerle el hombro nomás".
Cinco Hijos
Nancy Montanares Campos, 50 años, cinco hijos: "Vivo en la calle Bruselas, en Bellavista. Todos mis hijos están estudiando, pero ninguno trabaja. Yo estoy cesante y mi esposo hace turnos eventuales en el puerto, pero hace 45 días que no hace un solo turno. Me cortaron la luz y hoy (ayer) me van cortan el agua. No tengo nada para darle a los niños. Hago tejidos a crochet, pero aunque me ofrecieron un cono de hilo, no lo he podido conseguir, porque vale siete mil pesos. Necesito que alguien me ayude y me dé trabajo, porque mis hijos necesitan comer bien. Trabajé con un coronel de Carabineros, pero él se fue de la zona y quedé sin pega; en todo caso era una muy buena persona. Quiero trabajar aunque sea mediodía o haciendo el aseo. Hasta ahora me he salvado vendiendo en la feria la ropa que me consigo en las casas. Vendo tejidos a crochet para comprar pan o pagar un pasaje".
Secretaria y Cesante
Paulina Bravo, tres hijos: "Vivo en Villa Miramar, en San Antonio, con mi esposo y mis tres hijos. Hace tres meses que ando buscando trabajo, porque tenemos muchos gastos y a mi marido le rebajaron el sueldo de 200 mil a 130 mil pesos. Yo estudié secretariado administrativo y tengo un curso de computación, pero me ha costado mucho encontrar trabajo. La última vez trabajé sin contrato en un negocio donde vendían sandwich y la dueña cerró de un día para otro y me dejó de brazos cruzados. Me acerqué a la oficina del diputado Edmundo Eluchans, y ahí he recibido harto apoyo para buscar un trabajo; de hecho estoy esperando si de algún lado me llaman. Antes, cuando tenía buena situación, a mis hijos los tenía en un colegio particular, pero este año opté por educarlos en una escuela municipal. Me encontré con otras mujeres cesantes y me di cuenta de que lo mío no es nada comparado con lo que les pasa a ellas. Analizo las propuestas que han hecho la Presidenta Bachelet, el alcalde y los concejales, sobre que se iba a acabar la cesantía en San Antonio, pero he visto miles de personas sin empleo. Dónde está lo que dijo la Presidenta, especialmente para algunas mujeres que viven en casas que se están cayendo. Aquí no se cumplen los acuerdos y por eso estamos disconformes con eso. A los PGE los pasaron a otras empresas e incluso les bajaron los sueldos. Antes pagaban 61 mil pesos, pero hoy sólo les dan 54 mil. Dicen que bajó el índice de cesantía, pero es una vil mentira".
Solidaridad
Quienes tengan alguna oferta de trabajo para estas cuatro mujeres, pueden llamar al fono 286108 de Diario El Líder o dirigirse a nuestras oficinas, ubicadas en avenida Barros Luco 2170.
Abrumadas por la falta de trabajo, cuatro mujeres sanantoninas llegaron ayer a las oficinas de Diario El Líder. Dijeron que venían a ver si podían recibir ayuda para conseguir un trabajo, pero terminaron entregando su testimonio de pobreza, desilusión y hambre.
No usan maquillaje, pero se las arreglan para estar con la cara alegre pese a sus duras necesidades. No creen en el programa Chile Solidario y dudan de que sean reales las cifras que indican que el desempleo bajó.
Estas son las historias de cuatro dueñas de casa que esperan que a partir de este testimonio en primera persona, alguien pueda ofrecerles una oportunidad laboral.
Sin Marido y sin Trabajo
Mirta Pereira Aguayo, 53 años, dos hijos: "Vivo en la población Viuda 3 con dos hijos, Valeska y Claudio. Todos estamos cesantes y yo soy separada hace 14 años. Hoy (ayer) no tenemos qué echarle a la olla; siempre le echamos lo que haya nomás. Estuve trabajando en Cartagena, pero el turno era de las siete de la mañana hasta la nueve de la noche por cinco mil pesos; me dolían las piernas porque tengo varices. Tampoco me puedo jubilar porque no tengo la edad. Estoy en manos de la doctora Calderón, porque tengo depresión y por eso hace 14 años que tomo remedios. De alguna manera una cuñada me ayuda para parar la olla con un paquete de tallarines y eso se hace durar dos días. Compramos pan duro a 200 pesos el kilo en la panadería El Maná y eso nos sirve para comer algo. Soy familia Puente, pero nadie me ayuda y mi casa está muy mala; tengo una ventana de nylon y ahí vivo con mucho frío".
Un Trabajo para la Hija
Luisa Pereda Sánchez, 47 años, dos hijas: "Vivo en La Campiña 2 y no tenemos trabajo. Quiero una pega para mí y otra para mi hija Luisa que está estudiando y necesita pagar su mensualidad de 45 mil pesos; si no lo hace no va a poder seguir. Ella se aflige por todo esto. Siempre trabajé en forma particular en el muelle. Estoy dispuesta a trabajar en lo que sea, porque hay que ponerle el hombro nomás".
Cinco Hijos
Nancy Montanares Campos, 50 años, cinco hijos: "Vivo en la calle Bruselas, en Bellavista. Todos mis hijos están estudiando, pero ninguno trabaja. Yo estoy cesante y mi esposo hace turnos eventuales en el puerto, pero hace 45 días que no hace un solo turno. Me cortaron la luz y hoy (ayer) me van cortan el agua. No tengo nada para darle a los niños. Hago tejidos a crochet, pero aunque me ofrecieron un cono de hilo, no lo he podido conseguir, porque vale siete mil pesos. Necesito que alguien me ayude y me dé trabajo, porque mis hijos necesitan comer bien. Trabajé con un coronel de Carabineros, pero él se fue de la zona y quedé sin pega; en todo caso era una muy buena persona. Quiero trabajar aunque sea mediodía o haciendo el aseo. Hasta ahora me he salvado vendiendo en la feria la ropa que me consigo en las casas. Vendo tejidos a crochet para comprar pan o pagar un pasaje".
Secretaria y Cesante
Paulina Bravo, tres hijos: "Vivo en Villa Miramar, en San Antonio, con mi esposo y mis tres hijos. Hace tres meses que ando buscando trabajo, porque tenemos muchos gastos y a mi marido le rebajaron el sueldo de 200 mil a 130 mil pesos. Yo estudié secretariado administrativo y tengo un curso de computación, pero me ha costado mucho encontrar trabajo. La última vez trabajé sin contrato en un negocio donde vendían sandwich y la dueña cerró de un día para otro y me dejó de brazos cruzados. Me acerqué a la oficina del diputado Edmundo Eluchans, y ahí he recibido harto apoyo para buscar un trabajo; de hecho estoy esperando si de algún lado me llaman. Antes, cuando tenía buena situación, a mis hijos los tenía en un colegio particular, pero este año opté por educarlos en una escuela municipal. Me encontré con otras mujeres cesantes y me di cuenta de que lo mío no es nada comparado con lo que les pasa a ellas. Analizo las propuestas que han hecho la Presidenta Bachelet, el alcalde y los concejales, sobre que se iba a acabar la cesantía en San Antonio, pero he visto miles de personas sin empleo. Dónde está lo que dijo la Presidenta, especialmente para algunas mujeres que viven en casas que se están cayendo. Aquí no se cumplen los acuerdos y por eso estamos disconformes con eso. A los PGE los pasaron a otras empresas e incluso les bajaron los sueldos. Antes pagaban 61 mil pesos, pero hoy sólo les dan 54 mil. Dicen que bajó el índice de cesantía, pero es una vil mentira".
Solidaridad
Quienes tengan alguna oferta de trabajo para estas cuatro mujeres, pueden llamar al fono 286108 de Diario El Líder o dirigirse a nuestras oficinas, ubicadas en avenida Barros Luco 2170.
17 de abril de 2007
©líder de san antonio
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