mandó a matar a sor dorothy
[Michael Astor] Hacendado ganadero brasileño condenado a treinta años por ordenar el asesinato de una monja norteamericana.
Belén, Brasil. Un hacendado ganadero brasileño fue condenado ayer por haber ordenado el asesinato de una monja norteamericana y defensora de la selva en un caso que es considerado una importante prueba para la justicia en una región del Amazonas donde impera el caos. Un juez lo sentenció a treinta años de cárcel.
Vitalmiro Bastos de Moura "exhibe una personalidad violenta que lo incapacita para la vida en sociedad", dijo el juez al sentenciarlo a la pena máxima por el asesinato en 2005 de Dorothy Stang, de 73 años.
El "asesinato fue llevado a cabo de una manera violenta y cobarde", dijo el juez Raymond Moises Alves Flexa.
El hermano de Stang, que viajó a Brasil para el juicio de dos días, temblaba y lloraba después del veredicto. "Se ha hecho justicia", dijo, agregando que ahora piensa que el otro hacendado que está también acusado de ordenar el asesinato de su hermana, puede ser condenado cuando vaya a juicio más tarde este año.
Stang, una nativa de Dayton, Ohio, naturalizada brasileña, ayudaba a construir escuelas y era una de las activistas que trabajaba en defensa de los derechos de los campesinos pobres y explotados que eran atraídos a la región amazónica.
También intentó detener la descarada explotación de hacendados madereros y ganaderos que ha destruido casi el veinte por ciento de la selva.
El veredicto de ayer se produce después de que otros tres hombres condenados en relación con el asesinato -un asesino a sueldo, su cómplice, y un intermediario- se retractaran de declaraciones anteriores de que Moura les había ofrecido 25 mil dólares por el asesinato de Stang, con la que estaban en conflicto sobre unas tierras que quería talar y desarrollar.
Activistas de derechos humanos dijeron que el juicio era una prueba clave de si los poderosos hacendados que están detrás de los asesinatos en relación con conflictos de tierras, podían ser llevados a justicia en el estado amazónico de Pará. De los casi ochocientos homicidios de este tipo durante los últimos treinta años, sólo cuatro criminales han sido condenados, y ninguno de ellos se encuentra en prisión.
Poco después del asesinato de Stang, el presidente Luiz Inacio Lula da Silva ordenó la intervención del ejército en la región, revocó los permisos de explotación maderera y prohibió el desarrollo de extensos terrenos en la selva.
Moura negó haber ordenado el asesinato durante el juicio, y su abogado montó una larga diatriba antinorteamericana en su alegato final, llamando a Stang "el fruto de un árbol ponzoñoso".
Vitalmiro Bastos de Moura "exhibe una personalidad violenta que lo incapacita para la vida en sociedad", dijo el juez al sentenciarlo a la pena máxima por el asesinato en 2005 de Dorothy Stang, de 73 años.
El "asesinato fue llevado a cabo de una manera violenta y cobarde", dijo el juez Raymond Moises Alves Flexa.
El hermano de Stang, que viajó a Brasil para el juicio de dos días, temblaba y lloraba después del veredicto. "Se ha hecho justicia", dijo, agregando que ahora piensa que el otro hacendado que está también acusado de ordenar el asesinato de su hermana, puede ser condenado cuando vaya a juicio más tarde este año.
Stang, una nativa de Dayton, Ohio, naturalizada brasileña, ayudaba a construir escuelas y era una de las activistas que trabajaba en defensa de los derechos de los campesinos pobres y explotados que eran atraídos a la región amazónica.
También intentó detener la descarada explotación de hacendados madereros y ganaderos que ha destruido casi el veinte por ciento de la selva.
El veredicto de ayer se produce después de que otros tres hombres condenados en relación con el asesinato -un asesino a sueldo, su cómplice, y un intermediario- se retractaran de declaraciones anteriores de que Moura les había ofrecido 25 mil dólares por el asesinato de Stang, con la que estaban en conflicto sobre unas tierras que quería talar y desarrollar.
Activistas de derechos humanos dijeron que el juicio era una prueba clave de si los poderosos hacendados que están detrás de los asesinatos en relación con conflictos de tierras, podían ser llevados a justicia en el estado amazónico de Pará. De los casi ochocientos homicidios de este tipo durante los últimos treinta años, sólo cuatro criminales han sido condenados, y ninguno de ellos se encuentra en prisión.
Poco después del asesinato de Stang, el presidente Luiz Inacio Lula da Silva ordenó la intervención del ejército en la región, revocó los permisos de explotación maderera y prohibió el desarrollo de extensos terrenos en la selva.
Moura negó haber ordenado el asesinato durante el juicio, y su abogado montó una larga diatriba antinorteamericana en su alegato final, llamando a Stang "el fruto de un árbol ponzoñoso".
16 de mayo de 2007
©boston globe
©traducción mQh
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